miércoles, 22 de diciembre de 2010

Ni en colilla acaba

“(GERMÁN saca un cigarrillo de su pitillera de oro y lo enciende en uno de los candelabros)

GERMÁN.
(Mirando la lumbre del cigarrillo y con acento filosófico, hablando consigo mismo)
Lumbre de cigarro, lava
de un Vesubio en miniatura
cuya combustión perdura
hasta que en colilla acaba:
¡cómo, a mi modo de ver,
te pareces en tu esencia
al ser de hermosa presencia
conocido por mujer!
Puesto en opuesto platillo
el cigarro y la mujer,
se equilibran a mi ver
la mujer y el cigarrillo,
y en ese ejercicio sumo
queda en el fiel la balanza
porque de ambos la esperanza
en la realidad es humo.
Humo que a los dos evoca
fundiendo el nombre con nombre
por lo cual ansía el hombre
llevarse ambos a la boca;
idéntico de sencillo:
y el final siempre ha de ser
o fumarse el cigarrillo
o fumarse la mujer…


Tal vez sea más realista haber finalizado con un último verso que dijera “o esfumarse la mujer…”, manteniendo la métrica octosílaba general de la obra, pero el autor es el autor (y no entremos en lo que supiera o dejara de saber sobre estos aspectos de la vida humana).

Esta anotación está motivada, sin embargo porque en víspera del tradicional Día Nacional de la Salud, estos políticos que tanto nos quieren y saben mejor que nosotros lo que nos conviene, han decidido legislar intensamente a favor de nuestra Salud (aunque haya alguna curiosa excepción).

Eso sí, a los impuestos sobre el tabaco no parece que les hagan ascos.

Créditos:
Inicio de la obra de Enrique Jardiel Poncela, Angelina, o el honor de un brigadier (Un drama en 1880), según está publicado en el tomo I de las Obras completas de Enrique Jardiel Poncela, editado por AHR, según la séptima edición, de 1973.

Fotogramas de la película Sólo los ángeles tienen alas (película en la que continuamente están fumando).

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