viernes, 31 de diciembre de 2010

Campanadas 2010. 04: ¿Elegir o no elegir? That’s the question

Tiempo hacía que la abrumadora idea de la predestinación había logrado cierta popularidad. Todo el mundo católico se apasionó vivamente en la polémica de los catedráticos de Coimbra y Salamanca, Molina y Báñez, polémica que por sutil que fuese, tenía un interés general y humano, pues abarcaba totalmente la concepción de la voluntad y libertad humanas, y de la justicia y misericordia divinas; por esto se explica, aparte odios personales, que en la disputa de los dos teólogos españoles comprometieran las dos Órdenes más importantes, las de los jesuitas y dominicos, todas sus fuerzas, su honor y su amor propio, que la contienda absorbiese la atención de tres pontificados, exigiese la creación de una Congregación romana sólo para su examen, hiciese terciar a los reyes de Francia y España, y que después de apaciguada aquí se recrudeciese allá en su forma de jansenismo. El vulgo se interesaba también en la disputa, tanto que la decisión final, o mejor dicho, la indecisión de la Congregación de Auxilio, se celebró por los jesuitas con festejos públicos, iluminaciones, músicas y corridas de toros. ¿Tiene algo de particular que el teatro, que entonces abarcaba toda la vida nacional, tomara parte en tales fiestas?

Fiestas, las de ahora, en que estamos predestinados a elegir, o no.



Créditos:
Fragmento del estudio El condenado por desconfiado, de Tirso de Molina, de Ramón Menéndez Pidal, tal como se recoge en Estudios literarios, editado como nº 28 de la Colección Austral, por Editora Espasa-Calpe Argentina, S.A., según la segunda edición, del 10 de junio de 1939 (pág. 49).
Fotografías de Zapatero-Rubalcaba y Rajoy-Cospedal, tomadas del ABC de ayer, día 30.

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