
La travesura de los duendes o similares se solucionó pasando página, es decir, poniendo la hoja en blanco sobre el nombre espúreo, como puede verse en la siguiente foto.
El acto resultó interesante a fuer de curioso el tema de la obra, de cuyos casos tratados el autor nos comentó algunos (por ejemplo, una casa poseída por espíritus).
Al final de su intervención, el editor manifestó que sobre los volúmenes de la obra que se habían llevado al acto, se había realizado un conjuro para que los poseedores de alguno de ellos tuvieran 800.000, o no sé cuántos, días de indulgencia plenaria, lo que fue acogido con las naturales sonrisas de esta época
Como no disponíamos de tanto tiempo, no compramos ningún ejemplar, por lo que tardaré en leerlo. Sed indulgentes conmigo.
En el turno de ruegos y preguntas, nadie se atrevió a averiguar cómo conseguía guardar tanto libro.