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viernes, 21 de marzo de 2014

Con la luz, faltos de luces

Y aquí deseo salir al paso de una costumbre actual aconsejada por los médicos y pedagogos, de que son víctimas muchas candorosas jovencitas. Aludo a la exposición al sol directo, al frío y al aire libre. (…)
Nuestros higienistas, inspirados sin duda en sabias autoridades extranjeras, parecen haber olvidado algunas verdades triviales: Que casi todos los españoles vivimos entre el paralelo 38 y 42, y que la mayor parte del suelo patrio se alza en meseta elevada, casi anhidra, donde alterna un sol africano con un frío glacial; muy al revés de lo ocurrido en el Norte de Europa, donde el astro rey es pálido (cuando aparece, cosa rara), las tierras son bajas, verdes y mojadas y la atmósfera, aun en los escasos días claros, muéstrase velada por neblina suspendida a ras de tierra, moderadora de la acción nefasta de los rayos de onda breve y eliminadora de los terribles rayos ultravioleta. (…)
Las precedentes verdades, ostensibles y vulgares no han impresionado por lo visto la sensibilidad de nuestros higienistas. Ni han repercutido tampoco en la práctica, un tanto rutinaria, de muchos arquitectos, empeñados en copiar los amplios edificios oficiales, con enormes ventanas, de Holanda . Inglaterra y Alemania (1). Y es lo curioso que los musulmanes y antiguos españoles conocían de sobra los efectos letales del calor y de la luz. Patentízalo elocuentemente las calles angostas de Sevilla, Córdoba, Valencia y Murcia y las blasonadas moradas de amplio patio provistas de escasas ventanas y celosías abiertas hacia el arroyo. Parecían adivinar nuestros mayores el peligro de las anchas vías, francas al polvo y a los gérmenes epidémicos, entonces desconocidas, pero acaso presentidas.

(1) Hablo por experiencia. Nuestros edificios públicos son, a causa de las enormes vidrieras, casi inhabitables en primavera y verano; en cambio en invierno exigen una calefacción pródiga y onerosísima.

Créditos:
Extracto del apartado Inconvenientes del aire libre y el abuso de la luz solar (incluso nota a pie de página), en el capítulo VI Las costumbres, en la parte segunda Los cambios del ambiente físico y moral, de la obra de Santiago Ramón y Cajal El mundo visto a los ochenta años. Impresiones de un arteriosclerótico, tomado de la segunda edición realizada por Tipografía Artística en Madrid, en 1934 (pp. 85-88), de la biblioteca del autor.
Fotografía del vestíbulo principal del Palau de la Música de Valencia, acristalado y al sol del mediodía y de poniente, una tarde de mayo de 2010, del autor.

jueves, 12 de julio de 2012

Uso eficiente de la energía… o no

El pasado primero de diciembre fui agraciado con una indicación (no propiamente invitación) para asistir a una jornada más sobre el cambio cambiante del clima climático. El atractivo de la Jornada, como suele ser habitual, Manuel Toharia Cortés.

Demostró buena memoria, pues se acordaba de que en la charla del año anterior había tenido que llamar la atención por que el agua para los ponentes fuera embotellada en plástico, y alabó que en esta ocasión estuviera dispuesta directamente en unas jarritas de cristal; eso sí, torció el gesto cuando le dijeron que no se hiciera tantas ilusiones porque el agua no era del grifo, sino embotellada. Además, el local, esta vez, era una sala cerrada con su correspondienbte consumo de iluminación y ventilación forzada.

Nos insistió, como el año anterior, en que el clima no se mide, y es que no existe físicamente: el clima es el resultado de un cálculo o estimación; en definitiva, el clima es pura estadística.

Lo que se mide es la meteorología, y esta vez, aprendí una palabra nueva: temperie, que sí hace referencia a un estado concreto de la atmósfera, y por tanto, se puede medir y cuantificar, y que, además, cambia con el tiempo y el espacio, sedún el momento y el lugar.

Hizo un breve repaso a las condiciones climáticas de la Tierra, que nos lleva a lo siguiente:
- hace 600 millones de años, la Tierra era como una bola de nieva
- hace 100 millones de años, no había hielo ni en los polos, y campaban a sus anchas los dinosaurios.
- hace 10.000 años finalizó la última glaciación, como consecuencia de unos cambios muy acelerados, entrando en el periodo geológico del Holoceno, es decir, ahorita mismo.

Nos recordó nuevamente que gracias a los gases de invernadero y especialmente al vapor de agua, la temperatura media de la Tierra, en vez de ser de 18 grados bajo cero, es de 15 grados sobre cero. Por tanto, ¡bendito efecto invernadero!

Sin embargo, sí señaló que el CO2 se había incrementado en un 30%, lo que era preocupante; en cambio, del vapor de agua, no había datos al respecto. Señaló que lo más importante del crecimiento del CO2 es que es un indicador de algo que se hace mal, inútilmente.

Por tanto, lo fundamental no es tanto ahorrar sino mejorar la eficiencia en los procesos.

Hubo una segunda ponencia, acerca del consumo responsable, a cargo de Sandra Valdueza Iglesias.

Expuso algunos aspectos de la vida común que, tal vez de tan conocidos, son ignorados: la inmensa mayoría de vehículos tienen una ocupación inferior, incluso, a dos personas; una de cada tres personas los utiliza para desplazamientos menores de 2 kilómetros; los residuos generados suponen ya 3 bolsas de plásticos por 1 de orgánicos;… En cuanto a cuestiones de diseños y procesos de fabricación, por ejemplo, nos recordó que las bombillas tradicionales se retiran ya este próximo año 2013.

Habló de los conceptos «huella del carbono» y del binomio sostenibilidad – pro-actividad, y del lema de las «tres erres»: reduce-reutiliza-recicla.

Finalmente, insistió en la importancia de la educación y la responsabilidad en la sostenibilidad.

Y hasta aquí puedo decir de la Jornada, porque varias de las notas que tomé… sigo sin entenderlas. Mi letra es así, y no me excusaré en que sea producto de pequeños sobresaltos consecuencia de la cercanía de algunos ligeros ronquidos.

En todo caso, sí parece que, después de tantos meses, puede decirse que algo hay, pues no es normal que se (le) caliente tanto al ámbito doméstico, es decir, su economía. Y eso que, aunque julio sea el nombre de una unidad de energía, no es que la energía sea algo que caracterice estos últimos tiempos. Ni siquiera para acabar dejándonos a la intemperie.

Créditos:
Anverso del folleto del programa de la Jornada El cambio climático en el ámbito doméstico, organizada por el Ayuntamiento de Valencia, con la colaboración de la Asociación de Amas de Casa Tyrius.

domingo, 24 de junio de 2012

Frescos… del día

En estos momentos se cumplen tres días del inicio del verano en el hemisferio boreal. Justo en plena Noche de San Juan. (Curiosamente, en el enlace del Ministerio de Fomento no se habla de la duración de la noche, aunque supongo que muchos de los que ‘disfruten’ la de ahora, la prorrogarán mientras puedan.)

Lo que sí es cierto es que, al menos en Valencia, el verano entró con ganas: vamos, con una ponentá, que sin ser nada del otro mundo, lo brusco de su aparición descolocó a muchos.





La alerta por temperatura se cumplió en esta ocasión, y los termómetros de la calle así lo reflejaron.
Las gráficas oficiales no llegaron a tanto, pero el efecto del viento del oeste no pasó desapercibido.

Lógicamente, con estos comportamientos térmicos, mucha gente estuvo pidiendo favores, o echando de menos otros parajes (bueno, yo también lo hago a veces).

Pero tranquilos, que como digo en cuanto puedo, ya vamos de cara al invierno.

Créditos:
Imagen del aviso meteorológico en Valencia para el pasado jueves día 21, tomado de la página de AEMET.
Fotografía de un reloj publicitario en la calle, mostrando 40º, en Valencia, el pasado 21 de junio, a las 15:35, del autor.
Gráfico de temperatura, entre los días 17 y 23 de junio, tomado de la página del Ayuntamiento de Valencia.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Al fresco

Hoy, Fernando Díaz Villanueva, en las páginas de Libertad Digital, nos comenta diversos aspectos del fresco (meteorológico, quiero decir) de estos días.

El caso es que parece que sí se anunciaba estos frescos, pues el pasado viernes pudo verse en algún momento en la portada de ese mismo medio, Libertad Digital, que la previsión de frío y de provincias en alerta, figuraba no sólo dos veces, sino juntas, una al lado de la otra, para que quedar bien claro.

Volviendo al artículo de hoy, en mi opinión es algo sensacionalista, pero en el sentido contrario al habitual sobre el cambio climático. Recoger una conversación con un tal Juan Antonio, “aficionado al senderismo, quien cuenta que "hace años decían que antes nevaba más, pero creo que eso está cambiando, en vista de los últimos inviernos podemos decir que antes nevaba menos"”, no deja de ser una anécdota; lo que ya no lo es, es destacar en negrita lo de “antes nevaba menos”.

Por cierto, en su comentario al artículo, Pitufofi recuerda el refrán completo cuya primera parte enuncié en estas páginas hace dos años ya.

Viene muy a cuento lo que ya traje por aquí lo comentado en una conferencia por Manuel Toharia en el sentido de que la memoria personal no es fidedigna a la hora de confeccionar tablas históricas de datos científicos.

Y para ambientar un poco el tema, traigo aquí la foto de cómo caían los copos de nieve arrastrados por el aire, en Valencia ciudad, a las ocho menos cuarto de la mañana del pasado 8 de enero de este año.

Créditos:
Pantallazo parcial de la portada de Libertad Digital en algún momento del viernes 26 de noviembre de 2010.
Fotografía de la nevada en Valencia del 8 de enero de 2010, del autor.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Sin móvil para avisar de la movilidad

El pasado día 15 se hicieron eco de los sucedido el día anterior, los periódicos locales Las Provincias y Levante, así como, naturalmente el Ayuntamiento de Valencia. El tema era la presentación de la Semana de la Movilidad, en relación con el Día Europeo sin coche, formalmente el día 22, pero para no molestar demasiado, en Valencia el domingo cercano, en esta ocasión, el 19.

Entre las actividades de ls Semana, figuraba una para el día 22. Según la nota del Ayuntamiento:
Por su parte, Mª Àngels Ramón Llin, ha anunciado que desde su Concejalía se va a realizar, el día 22, una jornada cuyo lema es ‘Movilidad y cambio climático’, donde el director del museo Príncipe Felipe, Manuel Toharia, realizará una charla sobre dicho tema.

Según el primer periódico:
La concejalía prepara una conferencia que pronunciará el próximo día 22 Manuel Toharia y disertará sobre el medio ambiente.

Mientras que el segundo nos dice que:
La concejala de Cambio Climático, Mª Angels Ramón-Llin anunció que el día 22 celebrarán una jornada en la que el Director del Museo Príncipe Felipe, Manuel Toharia, dará una charla sobre la movilidad y el cambio climático.

El caso es que no me había olvidado del asunto hasta que el día 21, bien tempranito, suena el teléfono en la oficina, y me informan de dicha Jornada. Naturalmente, dicha información no era para cubrir un hueco en mi infinita ignorancia, sino para que yo fuera a cubrir algún posible hueco entre el público.

En resumen. Fuimos nosotros (puntuales) y fueron los concejales (tarde). Hablaron los concejales mientras nosotros callábamos. Callaron los concejales mientras nosotros aplaudíamos. Se fueron los concejales y nosotros… nos quedamos. La nota del día siguiente en la página del Ayuntamiento se explaya algo más, pero el resumen es el que he dejado escrito.

Como el interés de la Jornada, a lo que se pudo leer la semana anterior era la charla de Manuel Toharia, quien siempre habla bien, de memoria y sin leer papeles, no consideré el tiempo especialmente desperdiciado. Incluso tomé apuntes.

Apuntes que me vienen muy bien, pues haciendo honor al nombre de la Semana, movieron la Jornada de fecha, pasando del 22 al 21, con el resultado (o no) de que ni en un periódico ni en otro haya salido publicado nada. Así pues, esto es una primicia. ¡Y sin carné de periodista!

Empezó la charla dando una de cal y otra de arena a la organización: muy bien el local, con luz natural tamizada y sin necesidad de luz artificial; muy mal el avituallamiento, con botellas de agua mineral en envase de plástico, en vez de una jarra normal con agua del grifo. Eso sí, las botellas tienen el cierre hermético, sencillamente conseguido con un simple giro de la muñeca, frente a los padecimientos de los antiguos romanos para lograrlo en sus ánforas.

Y pasó a hablar del cambio climático, sobre el que dijo que las informaciones que se publican sirven para dos cosas: para preocupar o para asustar. Y es que los ciudadanos, en ésta como en muchas materias, como tal conjunto, son unos ignorantes. Y pasó a exponer varias de las cosas que no se suelen publicar, empezando por el clima.

El clima, al contrario que el tiempo meteorológico con el que suele confundirse, no se mide: es simple y llanamente, estadística. El conjunto de las diversas variables meteorológicas dan unos valores estadísticos que, dentro de unos rangos, marcan un clima mediterráneo; en otros rangos, marcan otro clima. Y lo malo es que sólo disponemos de datos fiables con los que establecer la estadística desde hace un siglo y medio en el mejor de los casos. No obstante, para poder hacer algo, se ha convenido en establecer periodos de treinta años para evaluar algo, en algún momento.

Sin embargo, sí es cierto que por los registros arqueológicos, históricos y similares se sabe que entre los siglos X al XII hubo un periodo algo más caluroso de lo habitual, que permitió entre otras cosas, que los vikingos pudieran bautizar a Groenlandia con ese nombre tan curioso ahora; o que en el siglo XVII hubiera una miniedad glacial.

Se confunde el cambio climático con las brusquedades en el tiempo. Y si los valores promedios no se ven sensiblemente alterados, entonces se argumenta que el cambio afecta a los valores extremos. El caso es que no falten ‘evidencias’. El cambio climático es un absoluto, es una verdad revelada, y cualquiera que lo critique es un hereje. Por ejemplo, él mismo.

Un problema en relación con el cambio climático (verdadero o no), es que las acciones que uno haga no tienen efectos inmediatos. En esta sociedad tan de titulares, esto no tiene, por tanto, ningún valor comunicativo, ni siquiera para concienzar. Tiene que haber cosas que impacten, para conseguir este propósito.

Por ejemplo, una experiencia personal suya. El dos de octubre de 1957 nevó en Madrid, pero nevar, un palmo. Fueron al colegio porque entonces estas cosas no impedían ir al colegio. Jugaron a lanzarse bolas de nieve, y como además, cambió de golpe a un anticiclón, la nieve se heló y tuvieron pruebas y comidilla durante unas cuantas semanas.

Titular: ya no nieva como entonces, fíjate, en octubre, a principios de octubre, nevaba en Madrid.
Realidad: En todos los octubres del siglo XX, en Madrid ha nevado… una sóla vez, ésa.

Por otro lado, todas estas campañas deben demonizar a alguien, si no, no tienen gracia. En este caso, se trata del CO2. Que precisamente es el gas de la vida, es decir, siempre que hay vida, hay CO2. Y además, gracias al resultado de éste y otros gases de efecto invernadero como el vapor de agua, hay vida en la Tierra. Sin ellos, tendríamos (astronómicamente) una temperatura media del planeta de -18ºC, en vez de los 15ºC que realmente hay.

El problema con el CO2 no es su presencia, sino cómo se genera, y es un problema en sí, con independencia de que haya o no cambio climático. El CO2 proviene básicamente del uso de combustibles fósiles con cuya formación se consiguió fijar el CO2 en el suelo. Sin embargo, el ritmo de consumo actual es del orden de un millón de veces más rápido que el ritmo con el que fue fijado, por lo que el problema es este desequilibrio.

Y para agravar el problema, el uso mayoritario de los combustibles fósiles es en motores de combustión interna que, sea en ciclo Otto (los de gasolina) o ciclo Diésel (los de gasóleo), presentan unos rendimientos energéticos inferiores al 30 o al 35% respectivamente.

La solución en estos casos no es el ahorro. El ahorro es una alternativa a la idiocia (por ejemplo, es idiota dejar encendida una luz que no se utiliza). La solución es la eficiencia, como alternativa a la inutilidad intelectual, es decir, no saber resolver mejor un problema.

En resumen:
Mayor ahorro.
Mayor eficiencia.
Movilidad menos insostenible, pues por toda esta mezcla de cosas, no le gusta hablar de movilidad sostenible,

Si esto sirve para la lucha contra el cambio climático o no, el futuro lo dirá; de momento, estas actividades ya nos van arreglando, ahora, el problema. Por eso es más importante informar y convencer, que asustar.

Y por cierto, hay que tener siempre presente el impacto de la actividad ciudadana en el medio ambiente, que no es la Amazonia, sino la propia ciudad.

Pues más o menos, esto es lo que fue la charla. No he entrecomillado nada porque no lo hice así en los apuntes, pero las ideas creo que he conseguido reseñarlas fielmente.

Luego hubo otras dos ponencias más (tras una breve pausa-café, que suelen decir), pero aunque tomé también apuntes, como fueron más en la línea de lo que anticiparon los concejales, no me extenderé.

Créditos:
Lo siento, no hice fotos
Folletos de la Jornada Movilidad y Cambio Climático, organizada por el Ayuntamiento de Valencia.
Apuntes tomados en la charla de Manuel Toharia.

lunes, 21 de junio de 2010

El recuerdo que vino del frío




Hace exactamente cinco meses, aterrizábamos mi hermano y yo en Berlín. En el curso de los paseos que dimos por sus calles, avenidas y puentes, pudimos apreciar diversos ejemplos del momento en que estábamos.





Hoy ha entrado el verano, como bien nos ha recordado Google, y naturalmente, me he acordado del fresquillo que hacía en Berlín.

Créditos:
Fotografías tomadas entre el 21 y el 24 de enero de 2010, en Berlín, por el autor.
Logotipo de Google de hoy, 21 de junio de 2010, celebrando la entrada del verano en el hemisferio boreal.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Michael Crichton y el clima

El día 12 último pasado (como se decía antes), Rufus (bienvenido, ¿no serás Rufus T. Firefly, por un casual?), hizo un comentario a mi anotación sobre Michael Crichton, lamentando su pérdida, y recomendando un artículo suyo (cuya memoria yo ya había perdido, gracias), sobre el calentamiento global.

De acuerdo con el carácter de Michael Crichton, el título del artículo es ciertamente provocador: "Los extraterrestres causan el calentamiento global". En realidad, no se trata de un artículo sino de una conferencia pronunciada el 17 de enero de 2003, y no puede negarse que empieza fuerte:

"Mi asunto de hoy suena humorístico, pero desgraciadamente hablo en serio. Voy a argumentar que los extraterrestres están detrás del calentamiento global"

A lo largo del discurso de la conferencia, habla de la famosa ecuación de Drake, y de unos libros referentes a si estamos solos. El tal Drake no es Sir Francis, aunque se llama igual, pero como hay confianza, nos referiremos a él como Frank Drake.

Como tal (en realidad, Frank D. Drake) dió una conferencia con el título "Los problemas de un contacto por radio" (en la que no hace referencia a su ecuación), que junto con otras 10 conferencias de otros tantos científicos, fueron transmitidas por la Süddeutsche Rundfunk, formando una serie con el título ¿Estamos solos en el Cosmos? El conjunto de estas conferencias fue publicado en Alemania en 1970 en forma de libro (Sind wir allein im Kosmos?), y cinco años después, aquí en España, por Plaza&Janés, según traducción de Ángel Sabrido, en su famosa colección Rotativa, incorporándose a mi biblioteca muy poco después.

También Crichton habla en su conferencia del proyecto SETI, del invierno nuclear, de la Agencia Federal para la Protección del Medio Ambiente (EPA), y de Bjorn Lomborg, su libro "El ecologista escéptico" y de cómo fue científicamente tratado.

Michael Crichton no permaneció callado sobre esta forma de hacer ciencia, y, dos años después, insistió en estos temas con el discurso La predicción imposible.

Finalmente, como ejemplo de cómo está el patio en estos temas, sólo apuntar que el libro de Lomborg fue publicado en Dinamarca en 1998, traducido al inglés en 2001, y publicado en España por Espasa, en 2003 (como puede observarse, una cosa es el interés por la disidencia y otra muy distinta, las prisas) y, merced a una reseña publicada en octubre, finalmente lo compré en 2004.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Por Todos los Santos...

El refranero, es conocido, ilustra o previene sobre una circunstancia, y su contraria.

En realidad, se trata de que el refranero, de tan veterano, es plenamente actual, y cuando algo se compadece poco de la realidad, ante lo que nos encontramos, simplemente, es que "la frase ha sido sacada de su contexto", ha habido una malinterpretación de sus palabras, que el refrán lo es sólo a título personal, o algo similar.

Estos días se ha comentado entre el vulgo, el frío, sí, sí, frío que ha habido durante un par de días, y lo extraño de esta circunstancia meteorológica, sobre la que, además, se añade la "pertinaz" lluvia.

El gráfico de la derecha está tomado de la página de internet del Ayuntamiento de Valencia, y muestra que, efectivamente, durante este mes de octubre ha llovido, más que mucho, muchos días. Esto, realmente, es una molestia para el sector de la construcción, y ambivalente para el sector agrario (ayuda en el riego de los campos y mejora el fruto (por ejemplo, las aceitunas crecen más), pero impide, o al menos, dificulta, la recogida de la cosecha (por ejemplo, la actual temporada de cítricos)

Por otro lado, el gráfico de la izquierda (la fuente es la misma), muestra la evolución de la temperatura ambiente (junto a la estación meteorológica, claro). Se observa la importante variación de esta magnitud fundamental (también están, por ejemplo, la longitud, la masa, el tiempo, pero el otro tiempo, queridos niños de la LOGSE).



En resumen, algo más de ocho grados, en algún momento con un poco de viento (que es lo que molesta).


Y por esto, y como ha nevado en varios sitios, ya se está hablando de invierno. Cuando estamos en otoño, como fue celebrado en su día.


Abreviando, que el refrán bien que avisa de que "Por Todos los Santos, nieve en los altos", y sencillamente, esto es lo que ha sucedido.

Por cierto, mientras escribía esto, ha habido una ligera llovizna, en línea con las últimas lluvias "con conocimiento".

Pura y simple meteorología. Ni desajustes, ni cambio climático.

Y encima, esta mañana, en el kiosco me encuentro esto. Será por eso tan incuestionable, que la foto es desde abajo: este mozo ya flota.

Como se acerca la hora de merendar, ya continuaremos en otro momento.