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lunes, 13 de agosto de 2012

Un anuncio… significativo

Este anuncio muestra, en su crudeza, lo rastrera que es mucha gente, por ejemplo, el gremio peridístico.

Sin embargo, coinciden en él unas cosas curiosas, o, si se quiere, significativas:
- como se sabe, la Proclamación de la II República tuvo lugar en abril de 1931, el día 14, en concreto.
- la dirección del comercio del anuncio es precisamente el número 14, en Madrid, en la calle… Desengaño.

Y por último, pero no en significado, el anuncio se publicó en ABC el día 10 de mayo de 1931…

Es decir, justo el día en que el Gobierno de esa recién proclamada República se incautaba de ABC (precisamente de los pocos medios que no se arrastraron), en una clara muestra de lo que se iba a entender por libertad en los años siguientes.

Créditos:
Imagen del anuncio en cuestión, tomada de la hemeroteca de ABC en internet.

martes, 5 de junio de 2012

Sin principios de libertad de expresión, o sea, sin ABC

Hace 81 años se publicaba el número 8.853 de ABC, y su editorial se titulaba «Decíamos ayer…».

El motivo de esa referencia histórica es sencillo: el número 8.852 no tenía fecha del 4 de junio sino del 10 de mayo.
Ese domingo de mayo, ABC llevaba un editorial titulado «Menos pasión y más consecuencia», en el que analizaba la disparidad de criterios en general, y en alguna prensa en particular, ante actuaciones similares realizadas durante la Dictadura de Primo de Rivera, y durante el escaso mes de la República:
Los que no opinan ni dicen lo mismo son aquellos a quienes repugnaba –con razón– el procedimiento de la ley por decreto cuando éste decía al pie: Miguel Primo de Rivera y les seduce hoy porque dice al pie: Fernando de los Ríos. Para ABC, tan dictatorial y rechazable es el sistema en manos de unos como de otros.

Dicho editorial finalizaba con el siguiente párrafo:
Es verdad, y lo declaramos recogiendo otra alusión, que este Gobierno no ha suspendido las libertades individuales, recurso nada recomendable y de efectos contraproducentes que empleó el general Primo de Rivera. Ya veremos –lo deseamos– cómo se respetan integramente esas libertades, y entre ellas la de libre opinión, especialmente en cuanto a los ciudadanos que tengan contacto con las esferas o servicios oficiales. Pero aunque ese respeto sea integral y absoluto, es ya de cuantía la contrapartida, porque en los pocos días que lleva el nuevo régimen, desde la instauración de la libertad de cultos por decreto a los que se han promulgado que afectan al derecho de propiedad, la lesión al orden jurídico resulta mucho mayor que la de siete años de Dictadura. Y aún estamos en el pórtico; todavía no han comenzado a frotarse las manos de gusto los ministros socialistas ni se ha aliviado de su malhumor su órgano en la Prensa.

Pues el ‘pórtico’ se cruzó ese mismo día 10 de mayo:
Hubo el 10 de mayo una reunión monárquica pública y numerosa, permitida y presenciada por la autoridad, y anunciada con bastante anticipación para elegir una Junta y acordar preparativos electorales [estaban convocadas elecciones a Cortes Constituyentes] (…) Al mismo tiempo que los monárquicos en su Círculo se reunían frente a él grupos mandados por personas conocidas y que cometieron los desmanes a que nos referimos en otro lugar. Nada se hizo en aquel momento contra los agresores. La autoridad actuó inmediatamente contra los agredidos, encarcelando y procesando a muchos de ellos. La misma turba, con los mismos arengadores y capitanes y en disciplinada formación, se trasladó sin el menor estorbo a la calle de Serrano, donde intentó el asalto y el incendio de la casa de ABC, defendida sólo por unas parejas de la Guardia civil. Este número había tenido su preparación en algunos editoriales de parte de la Prensa republicana, y la convocatoria para el acto se publicó la víspera en un órgano comunista. Aquí también actuaron las autoridades para averiguar si nos habíamos permitido resistir la agresión y si teníamos con qué defendernos; pero no sabemos de ninguna medida ni diligencia contra los inductores, organizadores, anunciadores y ejecutores del asalto. El Gobierno se incautó de nuestra casa y suspendió indefinidamente la publicación de ABC.

Consiente [el Gobierno], al fin, la reaparición de ABC, pero sin garantías; reservándose las "facultades extraordinarias" de que se ha investido. Conste que no hacemos ninguna concesión a la violencia; que, aunque hubiéramos de sucumbir, no claudicaríamos; y que tampoco sucumbiremos. Nuestra dignidad, nuestra razón y nuestro derecho, la fuerza que con esto significamos y el concurso de opinión que nos asiste es lo que prevalece.

El problema de la ‘Memoria Histórica’ es que nadie recuerda que hay hemerotecas cuya consulta resulta muy útil, aunque esperemos que no acabe siendo profética.

Créditos:
Cabeceras de ABC de los días 10 de mayo y 5 de junio de 1931, y extractos de los editoriales correspondientes a dichos días, tomados de la hemeroteca del periódico en internet.
Fotografías de la puerta del edificio de ABC -incautado por el Gobierno provisional de la República-, y de la Sala de Redacción del periódico, tras su devolución, tomadas de Medio siglo en la colección de ABC. 1905-1955, obra editada por Prensa Española en mayo de 1955.

lunes, 28 de mayo de 2012

Palabras… incendiarias

Apenas nacida la nueva etapa se sintieron en su propia casa demagogos extremistas y ateos rabiosos. Una ojeada a la prensa y a la oratoria política de aquellas calendas convence de inmediato al lector más neutral de los propósitos terroristas y la incapacidad de convivencia de la extrema izquierda.
La primera gran quema de conventos, porque incendios esporádicos no faltaron en todo el quinquenio, acaece antes de un mes de promulgada la República, exactamente el 11 de mayo de 1931. Casi un centenar, entre templos y casas religiosas, fueron pasto de las llamas en tres días de barbarie popular. No le quedan al historiador actas judiciales de un proceso que no llegó a iniciarse contra los autores de tales desmanes. Ya esta ausencia de formal intervención de la autoridad judicial denuncia de por sí que el gobierno rehuía aclaraciones excesivas de lo ocurrido. Consta también que la censura oficial impidió a los periódicos de orientación católica dar la versión justa de los hechos, mientras la prensa opuesta ofrecía a su clientela las más pintorescas interpretaciones.

Créditos:
Extracto del Apartado I. El pueblo quema y el Gobierno legisla, del Capítulo 2 El laicismo agresivo de la segunda República, en la Primera Parte, La Iglesia, fuera de la ley, de la obra de Antonio Montero Moreno Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939, tomado de la primera edición (1961) en la Biblioteca de Autores Cristianos (pág. 25)
Imagen de la fotografía de la iglesia de los Jesuitas, en la c/ Flor de Madrid, en llamas por la turba, y pie de foto, publicados en ABC el 18 de julio de 1957, tomada de la hemeroteca del periódico en internet.