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miércoles, 26 de marzo de 2014

Y ahora, ¿dónde los pongo?: Ein Buch, zwei Bücher, drei Bücher…

En línea con aquello de «donde fueres, haz lo que vieres», en cuestión de libros siempre trato de picar un poco de los que me puedan ilustrar sobre la ciudad que visito.




En el caso de Fráncfort del Meno, este pasado mes de enero, éstos son algunos de los libros con los que “piqué”.






Aunque para conseguir el provecho completo tarde sólo un poco más que en… entender el alemán.






Créditos:
Cubiertas de los libros en cuestión.

miércoles, 10 de julio de 2013

La Sala de… Lectura

- Quiero pasar un par de horas en el Museo Dupayne de Hampstead. ¿Por qué no vienes comigo? Conocerás el Dupayne, claro…
- He oído hablar de él, pero nunca lo he visitado.
- Pues deberías, deberías. Es un lugar fascinante. Dedicado al período de entreguerras, entre 1919 y 1938; pequeño, pero exhaustivo. Tienen algunos buenos cuadros: Nash, Wyndham Lewis, Ivon Hitchens, Ben Nicholson… A ti te interesaría sobre todo la biblioteca: primeras ediciones, hológrafos y, por supuesto, los poetas de entreguerras. Ven, anda.

- Estoy escribiendo una serie de artículos sobre el asesinato como símbolo de su época, o el asesinato como historia social, si lo prefieres. Nellie cree que con esto sí podría obtener el éxito de mi vida, Adam. Está muy entusiasmada. Mira los famosos crímenes victorianos, sin ir más lejos; no podrían haber ocurrido en ningún otro siglo: esos salones atestados de objetos claustrofóbicos, la respetabilidad de cara a la galería, la sumisión ciega de la mujer… (…) Sin embargo, ésos son los años más fáciles; los de entreguerras resultan más interesantes. En el Dupayne hay una sala dedicada a los casos de asesinato más famosos de las décadas de los veinte y los treinta, no para despertar el interés del público, te lo aseguro, pues no se trata de esa clase de museos, sino para demostrar lo que quiero poner de relieve: el asesinato, el crimen por excelencia, es un paradigma de su época. –Hizo una pausa y miró fijamente a Dalgliesh por primera vez–.

Ackroyd hablaba con pesadumbre. Dalgliesh se preguntó si su siguiente entretenimiento sería escribir novelas policíacas. En ese caso, habría que disuadirlo. El asesinato, real o ficticio, y en cualquiera de sus manifestaciones, era aparentemente un entretenimiento poco probable para Ackroyd, pero la curiosidad de éste siempre había abarcado muchos temas, y, una vez seducido por una idea, la perseguía con el entregado entusiasmo de un experto obsesionado con ella durante toda su vida.
(…)
-Mejor será que te ciñas al asesinato como paradigma de su época. ¿Qué esperas encontrar en el Dupayne?
- Inspiración, quizá, pero sobre todo información. La Sala del Crimen es excepcional. Ése no es su nombre oficial, por cierto, pero así es como todos nos referimos a ella. (…) Y por supuesto, el interés del museo en los asesinatos coincide con el mío. La única razón por la que el anciano creó la Sala del Crimen fue para relacionar el crimen con su época.

Leí La Sala del Crimen, posiblemente, en el verano de 2007, y desde entonces tengo como referente de los museos pequeños y especializados el ya famoso Museo Dupayne.

Recientemente, en esta época actual, veo que ha cogido nueva y contagiosa presencia (gracias, a pesar de todo, a El Corte Inglés), curiosamente, o no, como adelanto del nuevo Colegio Oficial de Criminólogos de esta nuestra Comunidad.

Confío en no convertirme en un case study, pero en todo caso, mejor me despido por hoy.

Se alegró de haber visitado el museo; había disfrutado de una nueva experiencia y admirado buena parte de cuanto había visto, pero decidió que no volvería allí.

Buenas noches.

Créditos:
Cubierta y extracto de La Sala del Crimen, de P.D. James, según traducción de Ana Alcaina, tomados de la primera reimpresión, de octubre de 2005, realizada por Ediciones B en su sello Byblos (pp. 17-18, 21, 22-23 y 52), de la biblioteca del autor.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Y ahora, ¿dónde los pongo?: «Opciones, Kowalski»

Es cierto que en Londres pude visitar diversos locales donde creo que pueden tener acomodo algunos de los libros, aunque no sé si me autorizarían a hacerlo.

Porque tal vez los museos se dediquen a otra cosa.


O la casa del Duque de Wellington tenga una biblioteca de temática diferente.

Y quizá en las iglesias reserven el sitio para otra modalidad de libros.
 
Habrá que preguntar la próxima vez. Siempre hay que dejar algo para la próxima vez.

Aunque, en parte, ya tengo una solución: hacer un regalo.

Muchas felicidades por el cumpleaños.

Créditos:
Cubiertas de los libros en cuestión.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Ocurrencia, pero no original

Tomás Payne había compuesto, algunos meses antes, un libro intitulado Derechos del hombre, obra de la cual naturalmente se deducía (concediéndoles los principios en que la fundó) la necesidad de alterar la Constitución inglesa, organizar de otra manera los Parlamentos, despojar al Rey de su autoridad, a los nobles de sus privilegios, y alterar del todo el gobierno de este país. Publicóse este libro, y se extendió con asombrosa rapidez por todas partes, en un tiempo en que la revolución francesa ocupaba los ánimos. Temió el Gobierno la impresión que podrían hacer en el público las máximas de Tomás Payne, prohibió su libro, y fulminó una causa contra el autor (que se hallaba en Francia), como perturbador del orden y tranquilidad pública. Fue su abogado Mr. Erskine, miembro de la Cámara de los Comunes y uno de los del partido de la oposición; habló con grande elocuencia a favor de su cliente.

Hasta aquí, algo normal a finales del siglo XVIII y en Inglaterra. Pero la cosa sigue.

Los que asistieron a oír su alegato le colmaron de elogios y vítores, quitaron los caballos de su coche, y la gente le llevó en él hasta su casa, con grande alborozo y alegría.

Como vemos, lo de quitar los caballos y que la gente haga el tiro de la carroza no es algo propio de la estupidez española, como algunos se empeñan en hacernos creer.

Al menos, en España, el caso más publicitado, el de Fernando VII, fue al final de una guerra y a un Rey; en Londres, veinte años antes, lo fue tras un discurso y a un… ¡abogado!

A pesar de esto, la sentencia fue contraria a Tomás Payne, y se le impuso el castigo que debía sufrir, como libelista tumultuario, si alguna vez se restituyese a Inglaterra.

Créditos:
Extractos del artículo IX del Cuaderno primero de Apuntaciones sueltas de Inglaterra, de Leandro Fernández de Moratín, tomados de la edición realizada por Editorial Bruguera, como número 1.058 de su colección Libro Amigo, en noviembre de 1984 (pp. 12-13).
Fotografía de la berlina de gala de los Marqueses de Dos Aguas, conocida como Carroza de las Ninfas, tomada de la página del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, en Valencia.

viernes, 25 de mayo de 2012

De presencias vivas y otras ya pasadas

Hace tres semanas estuvimos en la Feria del Libro de Valencia









para unas firmas, y al día siguiente, para otras.

Aunque pudimos apreciar algo de la fauna cercana, conseguimos evitar otra, aunque estuviéramos cerca, por el día (fue el anterior) y el lugar (el edificio de la segunda foto, a la izquierda, es el Museo de Ciencias Naturales).

Museo que mantiene el estilo, pues, desde ayer, vuelve, en parte, a las andadas.

(Bueno, unos cuantos se han escapado hoy para ambientar la inauguración de la Feria del Libro de Madrid.)

Créditos:
Fotografías de las colas para la firma de libros de Blue Jeans y de Laura Gallego, en la reciente Feria del Libro de Valencia, del autor.

domingo, 23 de octubre de 2011

Hay guías y guías

Hace casi tres meses, al hilo de una entrada de Alawen ilustrándonos aspectos curiosos de Roma y de Edimburgo, dicha autora fue requerida para seguir deleitándonos con anotaciones similares. En línea con ello, en mi comentario, me ‘confundí’ de nombre, y la referí como Baedecker, en recuerdo de las famosas guías de viaje.

Hace dos meses, dando un pequeño garbeo por la Casa Museo de Benlliure, en Valencia, cuando ya estaban para cerrar, curioseando qué libros había en la biblioteca, me encontré con que había cuatro guías Baedecker, en su edición en francés, una para Alemania, y tres para Italia (norte, centro y sur).

Hace una semana nos despedíamos momentáneamente tras un encantador día en Toledo, en el que Alawen ejerció como digna guía a la altura de la Ciudad Imperial.

Y hay que decir que con guías como ella, las demás… que se vayan a los museos.

Créditos:
Fotografía de detalle de la biblioteca de la Casa Museo Benlliure, en Valencia, de agosto de 2011, del autor.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Volando alto con alas de plomo

La calle Caballeros de Valencia toma su nombre del hecho de que, más o menos, en ella se establecieron los caballeros que acompañaban al Rey Jaime I en su campaña para la conquista de Valencia. Consecuencia de ello es la existencia de numerosos palacetes, aunque un poco más tardíos.

En mayo de 2007, en dos de esos palacetes góticos, se inauguró un curioso museo, tanto por la temática, como por tratarse de un museo privado. Se trata de L’Iber-Museo de los soldaditos de plomo.

El hecho fue recogido en diversas ocasiones por varios de los periódicos editados o con edición en Valencia, como, por ejemplo, hizo ABC el domingo 12 de mayo, noticia de la que traigo algunos datos.

Los fondos del Museo se nutren del millón de soldaditos atesorados por Álvaro Noguera Giménez durante más de sesenta años, aunque en su inicio el Museo “sólo” dispuso de unas 600.000 piezas, entre las que también se incluían otros tipos de muñequitos, como por ejemplo, los que permiten mostrar escenas cotidianas europeas de principios del siglo XX.

El diorama «estrella» es el correspondiente a la Batalla de Almansa, momento decisivo durante la Guerra de Sucesión, en la que “intervienen” unas diez mil figuritas.

Como bien se dice en el artículo, “en un momento en el que los conocimientos de humanidades parecen declinar en el ámbito escolar, este tipo de recreaciones son un buen método didáctico para conocer el pasado. Sin embargo, para recomponer estos fragmentos de la historia es necesaria una intensa labor de investigación previa, no exenta de polémica en tanto las interpretaciones en este campo son en ocasiones no sólo distintas, sino contradictorias.

El Museo no dispone de la clásica tienda; en realidad, se trata de una librería con todas las de la ley (incluso con una zona para descansar y tomar un cafelito), con una temática lógicamente especializada en historia en general y militar en particular, así como en novela histórica. Incluye también secciones dedicadas a maquetas, modalismo y manualidades. Por supuesto, hice efectiva mi visita.

Es además sede del Instituto Valenciano de Estudios Clásicos y Orientales.

Como bien recordarán muchos lectores, el famoso cuento de Andersen finalizaba con los corazones, juntos, del soldadito de plomo y de la bailarina. Ahora, es con el corazón de Álvaro Noguera Giménez como su familia ha empezado este nuevo cuento de hadas.

Un mes después de su inauguración lo visité con hijos, aunque no he vuelto al Museo hasta esta noche.

Créditos:
Folleto y tarjeta de L’Iber-Museo de los soldaditos de plomo.
Imagen con foto y titular, datos y transcripción parcial, de la noticia de Marta Moreira, con fotos de Mikel Ponce, publicada en ABC el 12 de mayo de 2007.
Portada de Cinco miradas sobre la novela histórica.
Fotografías del arranque de la escalera (junio de 2007) y general del patio (noviembre de 2010), del Palacete sede de L’Iber, del autor.

martes, 12 de octubre de 2010

Museos, con M de… Monday

A poco de estrenarse este diario, publiqué una anotación sobre la jornada habitual de los museos, con el hecho de que, más o menos, mundialmente, cerraran los lunes, y la circunstancia de que en Valencia, todos los años, siempre, hay dos días festivos que son lunes, con la consiguiente pérdida o perjuicio cultural. En agosto de 2009, lo recordé aunque por otro motivo. Con un retraso casi propio de este diario en la actualización del mismo, este tema ha sido de actualidad desde hace unas semanas.

El pasado lunes 27 de septiembre, en Valencia, con motivo de la ‘celebración’ del Día Mundial del Turismo, se anunció la apertura de ciertos locales museísticos. En las noticias publicadas al día siguiente, aunque se dio cuenta del acontecimiento, se prestó más atención a la reclamación de la Federación de Empresarios de Hostelería de Valencia, en el sentido de que los museos y actividades culturales en general abrieran también los lunes.

En la noticia de Las Provincias se puede leer un comentario de Alejandro Noguera: “Como director de L'Iber, Museo de los Soldaditos de Plomo y del Centro Cultural de la Fundación Libertas 7 sitos en la Calle Caballeros 20-22 quiero solidarizarme con el gremio de hosteleros. Nuestro centro y museo abrirá en los puentes de aquí a Navidad para que los turistas que vengan a Valencia tengan una opción cultural adicional y única entre las que elegir. No obstante deben entender que abrir todos los días es imposible por simples cuestiones de mantenimiento. Los valencianos debemos ser conscientes de que nos hemos convertido en una ciudad turística y que este es un sector que puede crear muchos puestos de trabajo e incrementar la riqueza de nuestra sociedad.

Y concluye diciendo: “Pero no es únicamente labor de los hosteleros y de los Museos: los medios de comunicación deben mejorar sus agendas culturales, las administraciones tienen que apoyar a los agentes culturales y los operadores turísticos incrementar su coordinación con los culturales. Sólo así mejoraremos como producto y los turistas satisfechos volverán.

El caso es que la polémica ya estaba servida, entrando ya en ella la Alcaldesa de Valencia. Aunque fijándonos en los titulares no nos aclararíamos: según Levante, “La alcaldesa aboga por abrir los museos los lunes”, mientras que según Las Provincias, “Barberá ve difícil abrir los museos todos los lunes”. El primer periódico sí señala que los locales dependientes del Ayuntamiento abren cuando los lunes son festivos, mientras que el segundo, es algo más extenso: “[en 2009] el Ayuntamiento decidió planificar los horarios de los trabajadores y determinar que durante los puentes festivos los museos se mantendrían siempre abiertos y sobre todo la Lonja, monumento patrimonio de la Humanidad y uno de los principales monumentos más visitados en la ciudad.

Total, que este mes el caso se ha planteado nuevamente al existir un pequeño un matiz: el lunes no es festivo pero ‘cae’ en puente. Y rápidamente ha salido el Ayuntamiento diciendo que sí, que al ser puente (y además el del Nueve de Octubre), que abren los centros culturales municipales. A continuación se subió al carro la Diputación. Al final, abrieron todos, firmando “«la paz de los lunes» con los turistas” (bueno, y con los aborígenes también, digo yo).

Sin embargo, siempre hay alguien insatisfecho. Sí, en efecto, los hosteleros. También se han quejado de que el lunes fuera lectivo. Se ve que no les preocupa que haya gente que ese día trabaje, y no tenga con quién dejar a sus hijos si no hay colegio (por ejemplo, supongo, bastantes de los empleados de la hostelería). Pero esto es otro tema.

En resumen, que este lunes de puente abrieron los museos, fue un gran éxito de crítica y público… y yo trabajaba y no pude ir a ninguno.

Créditos:
Cartel existente en el Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid, informando de que cierran… los martes, de octubre de 2007, del autor.
Cartel del Museo Fallero de Valencia, con indicación del horario, de agosto de 2010, del autor.

sábado, 9 de octubre de 2010

Con la bandera en lo alto, entró

8 Viéndose el Rey Zaen falto de víveres, sin esperanza de socorro, y que sus vasallos murmuraban la entrega, envió al Rey Don Jayme un Moro, por nombre, Halialbarat, privado suyo, y hombre entre ellos de sumo esplendor: tuvo ste con el Rey varias conferencias, y para su conclusion envió Zaen à un sobrino suyo por nombre Habulhamelit, con la proposicion de varios partidos, que se convinieron recíprocamente, quales eran, entregar la Ciudad y todos los castillos de esta parte del Júcar; y que à los Moros se les diese libertad, y seguridad para salir con todos sus bienes hasta Cullera y Denia, con tregua de ocho años (como con efecto salieron de la Ciudad, encaminados con todo resguardo, segun lo pactado, en número de 50. mil entre hombres y mugeres): y asegurada esta proposicion, salió el Rey de su tienda, à cuyo tiempo vió el estandarte real sobre la torre que ahora decimos del Temple, y fue de tanto regocijo para todos, especialmente para el Conquistador, que apeando del caballo, se arrodilló en el suelo, vertiendo muchas lágrimas de gozo y ternura.
9 Rendida esta Ciudad, entró victorioso nuestro Conquistador en ella, martes à 28 de Setiembre de 1238., víspera de aquel fuerte Caudillo que con la espada en la mano arrojó del cielo al soberbio Príncipe de las tinieblas y à quantos comn ciega arrogancia siguieron su partido; anuncio para acreditar la estabilidad que había de tener la fe católica, como hemos experimentado y experimentamos, tanto por sus naturales, como por el celo y diligencia, solicitud y fuerza con que los Católicos Monarcas han procurado è incesantemente procuran ahuyentar y castigar todo género de secta en su monarquía.





Sobre la fecha, ya hablaremos en otro momento. El caso es que es hoy, día nueve de octubre, cuando se celebra la entrada victoriosa del Rey Jaime I en Valencia, tras su reconquista en 1238.




Créditos:
Transcripción de los puntos 8 y 9 (parcial) del Capítulo II Conquista de esta Ciudad por el Rey Don Jayme I. de Aragon, y sus últimos crecimientos, de la obra Resumen historial de la fundación y antigüedad de la Ciudad de Valencia de los Edetanos ó del Cid. Sus progresos, ampliacion y fábricas insignes, con otras particularidades, de Pascual Esclapés de Guilló, según edición facsímil de 1979 de Editorial París-Valencia, de la edición de 1805 (edición original de 1738).

Fotografía del Pendón de la Conquista, y de la espada del Rey Jaime I, depositados en el Museo Histórico del Ayuntamiento de Valencia, de octubre de 2010, del autor.

Fotografía de la Real Señera (copia facsímil de 1927), custodiada por la Policía Local de Valencia, expuesta al público en general ayer día ocho en el Salón de Cristales del Ayuntamiento de Valencia, del autor.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Saber usar la mano izquierda

D. Antonio Ripoll Sauvalle, nació en Cartagena el 22 de enero de 1881. Ingresado con la edad mínima permitida en la Academia de Infantería, es promovido a Alférez y destinado a Cartagena desde donde marcha voluntariamente a Filipinas, y en Manila se le destina al mando de una sección indígena, a la defensa de la plaza. El 13 de agosto de 1898 a las 8 de la mañana empezó la Escuadra americana el bombardeo…
(...)
Solicita el Capitán Ripoll una audiencia con Su Majestad la Reina Regente. No sólo consigue de la Señora que se le permita seguir en activo, sino que le encarga un brazo y una mano articulada, de aluminio.
(...)
Surge en el verano de 1909 la campaña de Melilla, y el Capitán Ripoll pide inmediatamente un destino en alguna de las unidades que iban a tomar parte de ella, y lo consigue. Los compañeros le despiden de Cartagena con una comida que él acepta como anticipio de la que le darán cuando regrese con la Laureada, pues sin ella, no volverá.
(...)
Llega el 30 de septiembre del año 1909 y el mando decide un reconocimiento desde Zeluán hacia el Zoco de Senis de la Kábila de Beni-Bu-Ifrur, en las faldas del norte del Macizo del Gurugú. Esta acción se ejecuta con toda la columna al mando del General Díaz Vicario, que muere en el avance. Detenido éste, hacia las tres de la tarde, con la caballería que ha llegado al Zoco, pero ha encontrado mucho enemigo, se ordena el repliegue escalonado. La compañía de Ripoll queda la última para retirarse, en el lugar que había alcanzado, terreno llano, con ligera pendiente hacia la vanguardia, cerrado en campo por la ligera altura donde se ve una casa entre chumberas, y algunos arbolillos sobre el alto de la loma. Todo esto es ocupado por el enemigo, que hace mucho fuego, sobre todo desde la casa. El Capitán Ripoll decide desalojarlo de allí, manda armar la bayoneta y ordena que la compañía desplegada le siga cuando él lo ordene. Se avanzan varios pasos hacia el enemigo y ordena la carga, pero él cae acribillado, y la compañía no le sigue y retrocede. Hay alguno que se destaca y quiere llegar hasta el cuerpo del Capitán pero el fuego enemigo se lo impide.


Las tentativas que venía realizando el batallón de Cazadores de Figueras para encontrar el cadáver del heroico Capitán Ripoll, muerto gloriosamente el 30 de septiembre en el combate del zoco El Jemis, han tenido el éxito apetecido.
(…)
Anteanoche los guías indígenas hallaron un esqueleto, casi descarnado ya, que conservaba el uniforme de nuestras tropas.
Seguros de que se trataba de los restos que se buscaba, los depositaron en una camilla , conduciéndolos por sitios resguardados de todo peligro á la alcazaba de Zeluán.
El médico de Figueras identificó en el acto los restos del capitán Ripoll, destruyendo toda duda el brazo amputado, en el que ajustaba la mano artifical de aluminio.
En la mañana de hoy han recibido cristiana sepultura los heroicos restos en el cementerio inmediato á la alcazaba.


Le faltaba una mano y el antebrazo de aluminio, en substitución del que le fue amputado al bravo oficial en la campaña de Filipinas.
Se supone que los moros le quitaron el guante que tenía puesto para ver si llevaba sortijas, y al ver brillar la mano de metal creyeron que sería de plata y se la llevaron.


La famosa “mano de plata” fue recuperada tiempo después, a cambio de un rescate, según parece. Donada por su sobrino D. Juan Ripoll, tras un periodo en el Museo del Ejército de Madrid, ahora se encuentra en el Museo Histórico Militar de Valencia.

El seis de octubre, S.M. el Rey firmó un decreto concediendo al Capitán Ripoll, junto al Capitán Bermejo Sánchez-Caro y al Segundo Teniente Odoriz Domínguez, “el empleo superior inmediato por el bizarro comportamiento que observaron en el combate sostenido el día 30 de septiembre último en las inmediaciones de Zeluán, encontrando gloriosa muerte en el campo de batalla.

Sin embargo, para la Laureada, el Capitán Ripoll tuvo que esperar un poco más.

Con otros Rey y Gabinete distintos a aquéllos, en cambio, posiblemente hubiera sido juzgado en Consejo de Guerra por traidor a la Alianza de las Civilizaciones.

Créditos:
Planchas del episodio dedicado al Capitán Ripoll, de la serie La paga del soldado, con textos y dibujos de Antonio Hernández Palacios, publicada en el número 50, del 15 de noviembre de 1972, de la revista Trinca.
Transcripción parcial de la ficha que se ofrece en el Museo Histórico Militar de Valencia, relativa al Capitán Ripoll.
Transcripción parcial de la noticia publicada en ABC el 15 de noviembre de 1909, aunque fechada el 14 a las 11 de la noche, bajo el título El cadáver de un héroe.
Transcripción parcial de la noticia publicada en ABC el 16 de noviembre de 1909, aunque fechada el 15 a las 5 de la tarde.
Transcripción parcial de la noticia publicada en ABC el 7 de octubre de 1909.
Imagen de la noticia publicada el 7 de junio de 1911 en ABC acerca de la concesión al Capitán Ripoll de la Laureada de San Fernando.
Imagen que figura en la guía del Museo Histórico Militar de Valencia.
Las noticias de ABC han sido tomadas de su hemeroteca en intenet.

domingo, 25 de julio de 2010

Cuando (gran parte de) la Historia es cosa (sólo) de Museos

El pasado jueves, al pasar por delante camino de una reunión, pude observar que estaban colocando una especie de banderola para mejor señalar la existencia del Museo Histórico Militar. Al salir de la reunión, decidí buscar un taxi, pero pasando antes por el Museo, al objeto de confirmar el horario, para cuando me fuera posible, y dada la triste actualidad de estos temas.

Hoy me he organizado suficientemente bien, y me he dirigido al Museo con mi hijo, el cual se resistía porque no le gustan los museos, y además, tampoco lo de la guerra y todo eso (en los videojuegos es otra cosa).

Como es una costumbre, que no entenderé, no se permiten hacer fotos. Además, la guía del museo (que se vende en una tienda casi siempre cerrada porque no suelen tener cambio para devolver los pagos en efectivo por las posibles compras; solución: no se vende y ya está); la guía, decía, está anticuada y no se ajusta a la nueva disposición de las salas.

Esta vez coincidimos con un autobús de no sé dónde, por lo que había bastante gente no pudiendo estar solos mi hijo y yo; además, como ya he dicho, él no tenía mucho interés en el Museo. En definitiva, no pude verlo con tranquilidad y aparte de unas hojas impresas correspondientes a determinados objetos, colecciones o aspectos generales, no me di cuenta de si hay o no audiovisuales que ilustren mejor lo expuesto.

En todo caso, el Museo no deja de ser interesante. Encontramos lo que me esperaba (piezas de artillería, armas de fuego, armas blancas, banderas y enseñas, uniformes,…) y también hay bastante documentación (principalmente, planos y maquetas de fortalezas).

A pesar de todo, se me acabó haciendo un poco tarde, y nos tuvimos que ir: hoy es la festividad de Santiago Apóstol, y es el santo de mi padre, así que nos fuimos a celebrarlo.

Nota: Ya iré contando cosas del Museo, al hilo de lo que se tercie en cada momento.

Créditos:
Fotografía de la fachada del Museo Histórico Militar, de Valencia, de julio de 2010, del autor.
Portada del folleto del Museo.
Santiago el Mayor, cuadro del Taller de Pedro Pablo Rubens, en colección particular de Valencia, tomado del catálogo de la Exposición La Gloria del Barroco.

martes, 6 de julio de 2010

Echar un capote

Gracias a circunstancias que ya comentaré en su momento, hoy he podido pasar por delante del Museo Taurino de Valencia, ver que la puerta estaba abierta, y, como disponía de tiempo para ello, entrar para visitarlo.

Como hace unas semanas en el Palacio de Cervelló, mi hijo y yo éramos los únicos visitantes durante todo el periodo de tiempo que dedicamos al Museo, por lo que, como dice el título de la anotación, vamos a echarle un capote.

El Museo se dispone en una primera planta, en dos salas, a la izquierda creo que para unos audiovisuales, o algo así, y a la derecha, la exposición de diversos objetos y explicaciones. Junto a la entrada, gratuita, al menos hoy, dan unos folletos (en valenciano o similar, y en español si los pides así). Son cuatro: el propio del Museo Taurino, y tres por cada elemento básico de la Tauromaquia, es decir, el Toro, el Torero y la Plaza de Toros.

También hay una visita guiada a la Plaza, pero el horario de la visita ya no se me adaptaba a mis posibilidades, y lo he dejado para mejor ocasión.

Como se nos informa en el correspondiente folleto, el Museo ('el más antiguo del mundo' según se refleja en la entrada) “se fundó en 1929 con fondos procedentes de la donación de Luis Moróder Peiró y del picador de toros José Bayard Badila, dos coleccionistas taurinos que durante años habían recopilado un significativo número de materiales y objetos de la tauromaquia valencianda del siglo XIX y de principios del siglo XX”.

Tras una primera sección, Los orígenes del toreo, la estructura de la exposición está desarrollada, lógicamente, alrededor del toreo valenciano: Los precursores del toreo valenciano, Manuel Granero (años 20), Entre Barrera y el Choni (años 30 y 40), De azabache y plata (los subalternos), El toreo moderno (a partir de los 50), Los toreros cómicos (parodia bien hecha de la tauromaquia), y se cierra con dos secciones dedicadas a toreros valencianos actuales, Vicente Ruiz el Soro y Bajo el signo de Enrique Ponce.

La exposición de objetos tal vez resulte un poco fría (como en general en cualquier museo), y no sé si los audiovisuales resuelven el problema, pues como ya he dicho, no los vi.

En los folletos se documentan algunos aspectos (las distintas zonas de la Plaza, los numerosos elementos del Traje, los pelajes del Toro). En cambio, echo de menos información sobre las distintas suertes del toreo (salvo que se encuentren en los audiovisuales).

Una cosa útil es el color del pañuelo que se usa según la decisión de la presidencia. Como puede observarse, el pañuelo blanco es el que marca los distintos momentos de la corrida, e incluso los avisos y trofeos al torero. Sin embargo, los premios al toro tienen sus propios pañuelos: azul para la vuelta al ruedo, y naranja, para el premio máximo, el indulto.

También el toro tiene sus castigos: la devolución a los corrales, si no sirve para la lidia, y un castigo físico si no responde. Lo que se queda uno con ganas es poder aplicar estos pañuelos, verde y rojo, al gobierno y a los políticos. Pero ésta ya es otra lidia.

Créditos:
Entrada al Museo Taurino, folletos facilitados en el mismo y transcripción parcial del inicio del correspondiente al del propio Museo.
Fotografía de la puerta del Museo Taurino de Valencia, tomada hoy por el autor.

jueves, 6 de agosto de 2009

¿Abierto por vacaciones?

Hace un tiempo, hice una anotación en relación con el hecho de que los museos cerraran los lunes (salvo el Reina Sofía, que lo hace el martes), con independencia de circunstancias especiales que, por lo menos en mi opinión, lo desaconsejaran.

Hace menos, con el “invento” del Día Internacional de los Museos, el Ayuntamiento de Valencia, a través de la Concejalía de Cultura, programóuna serie de actividades con motivo de la celebración, el próximo lunes, del Día Internacional de los Museos. Además de abrir gratuitamente las puertas de los museos municipales durante toda la jornada, está prevista la realización de diversas actividades, entre las que destacan las organizadas por el Museo de Ciencias Naturales y por el Museo de Historia de Valencia”. Estas actividades eran para el día 18 de mayo,… sí, efectivamente, este año ha sido lunes.

Estos días ha estado aquí en Valencia un cuñado mío que hace años se mudó a Canarias. Quedamos para vernos y comer por el centro, y como estábamos cerca, nos acercamos al lado de la Catedral para ver el Museo abierto hace poco de La Almoina, que sólo llegó a conocer en su versión de excavaciones arqueológicas a lo largo de años, años,… y más años.

Como en la comida nos ajustamos bastante al horario tempranero de los turistas, resultó que siendo agosto, miércoles, y poco más de las dos de la tarde, sólo los turistas de verdad y nosotros íbamos andando por las calles.

Todo decidido dirijo el grupo hacia la puerta del “Centro Arqueológico L’Almoina”, para… poder leer bien claramente el cartel del horario.

Con lo que sólo pudimos apreciar la alberca que cubre la estructura que protege las ruinas (principalmente, mezcla de romanas y visigodas), lo que tampoco resultó muy ilusionante, por mucho que al fondo viéramos parte de la Catedral y su cimborrio, o, asomando un poco por la derecha, la fachada trasera de la Basílica de la Virgen.



Sin muchas esperanzas nos acercamos al Museo de la ciudad, con el mismo resultado. Eso sí, pudimos apreciar que la cercana Iglesia de San Esteban se encontraba de obras.

En resumen, que mucho Día Internacional de los Museos, muchas Noches de los museos, gastos extraordinarios y fuera de tiesto, y cuando de verdad hay gente para verlos, sea mucha o poca gente, no hay servicio.

Y si los turistas extranjeros quieren ir a un museo, que aprendan a comer a las tres de la tarde y aprovechen así que están cerrados. Do fueres, haz lo que vieres, ¿no?

Pues no.

lunes, 20 de julio de 2009

Una historia y/de la inspiración de un artista

El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presenta como fondo más mediático y propagado un cuadro, un cuadro de encargo, adjudicación directa, digital que se dice ahora, por el que el gobierno de la II República pagó 150.000 francos (aunque seguro que hubiera preferido desprenderse sólo de un Franco).

En el suplemento “Los domingos de ABC”, a finales (creo) de 1980, Santiago Sebastián López, Catedrático (al menos entonces) de la Universidad Literaria de Valencia, publicaba un artículo titulado “La clave del «Guernica»” en el que exponía su hipótesis de que Picasso se inspiró para la estructura de su nuevo cuadro en “Los horrores de la guerra” de Rubens.

Pese a la fama e importancia del «Guernica», el cuadro no fue estudiado desde el punto de vista histórico-artístico, y las únicas excepciones son los trabajos de Anthony Blunt y de Reinhold Hohl, que no dieron con el cuadro clave de Rubens. Ni estos autores, ni los «amateurs» politizados, que intentaron una lectura del cuadro partiendo de su título «Guernica», consiguieron explicar algo; carentes de una mínima formación iconográfica, dieron lecturas incorrectas, falsas, pueriles y arbitrarias. Ahora, con la clave del cuadro rubeniano: «Los horrores de la guerra», podemos establecer una lectura de las imágenes, pese a que el código barroco ha sido deliberadamente cambiado por el sentido creador de Picasso.

Con esta referencia artística y una simbología mitológica, se tiene, por ejemplo, que “el hombre muerto no es un soldado, sino el artista muerto, que lleva en su mano una rama de olivo, símbolo de la paz destrozada, y un escoplo, y no una espada rota, como se ha pretendido”, o bien, “Venus procede directamente del cuadro de Rubens y es la figura que adelanta con decisión un quinqué” (o sea, que no es la II República, como dicen otras interpretaciones). Hacia el final del artículo, dice que esa luz “significaría que el arte no muere, es un valor eterno y tras del caos pervive como señala el ave misteriosa que sale de la atroz herida del caballo, hacia arriba”.

Concluye diciendo que “es claro que uno de los ingredientes más importantes de la cultura humanística de Picasso fue la mitología, que le proporcionó un lenguaje plenamente válido para expresar su visión del mundo. Casi por regla general, cuantos historiadores y críticos se acercaron al arte de Picasso mostraron un gran desconocimiento de la mitología y del lenguaje simbólico, y naturalmente nos dieron «lecturas» incorrectas y viciadas en la base, limitándose a una descripción y a un comentario más o menos retórico, con inclusión de aspectos extra-estéticos”.

Este artículo se publicó en vísperas de la llegada del famoso cuadro a España, una vez ésta en democracia, y que fue expuesto en el Casón del Buen Retiro. Ahora, desde 1992, creo, luce en el MNCARS.

No tiene pérdida, está en la sala donde se junta todo el mundo. Además, en las salas vecinas, hay estudios, y otros documentos sobre el cuadro.

En mi caso concreto, esto tiene una ventaja: hay más tiempo para ver el resto del Museo (de hecho, se tarda más tiempo en leer esta anotación que el que estuve yo en la sala, ni siquiera viendo el cuadro).

¡Qué políticamente incorrecto, ¿no?!

domingo, 22 de febrero de 2009

Imaginación bien punt(e/u)ada

En el centro de Europa, en medio las montañas, entre Suiza y Austria, existe un pequeño país, apenas conocido salvo por aquellos antipatriotas que van a disfrutar de las montañas a los Alpes, por los patriotas que siguen (aunque sea en televisión) a la roja (antes Selección Nacional de Fútbol, y en breve Agencia Estatal de Escogidos para el Fútbol-Gobierno de España), y por algunos que reconocen el buen trabajo hecho por su dinero, dándole unas vacaciones (especialmente, respecto a los deberes fiscales).

Hay que elegir bien la escala del mapa, no sólo para poder apreciar, al menos, el contorno del país, sino también para poder escribir su nombre sin que se dé la sensación de invadir Austria.

Y a pesar de su tamaño, todavía da para, por lo menos, un museo, el Kunstmuseum Liechtenstein, situado en la capital, que como todo el mundo sabe, no se llama Liechtenstein.

En ese museo se encuentra la obra Magnifying glass, del año 1963, óleo sobre tela (o lienzo), de 16 x 16 pulgadas. Por una letra, no es el propio país el autor de la obra.

Aunque la letra en cuestión es la ‘e’, esta obra, como puede observarse, ayuda a poner los puntos sobre las ‘íes’. Y es que este modo de rellenar el color mediante puntos, caracteriza parte de la obra de Mr. Lichtenstein, así como, también, la presencia del cómic [tebeo], sus viñetas y sus bocadillos (t-tal vez no, s-seguro: M-Maybe, obra de 1965, óleo sobre tela, pero con Magna [que no sé qué es: oil and Magna on canvas, en el original], bastante más grande que el anterior: 60 x 60 pulgadas).

Sea en Vaduz, o sea en el Museo Ludwig, en Colonia, no dejamos de oír a Lichtenstein en alemán. Y el caso es que si nos venimos más cerca,… pues casi: en el número 8 del Paseo del Prado, en Madrid, con cierta indiscreción, podemos apreciar esta Woman in bath,… aunque éstos que acabo de poner, sean los únicos puntos.

No sólo hay un cambio de estilo en el relleno del color; si cambiamos de acera, y nos vamos al número 5 del mismo Paseo del Prado, también cambiamos de museo, y aun estando en Madrid, nos encontramos con el Museo Naval.



Y toda esta excursión sólo para poder enlazar con unos dibujos que forman parte de las ilustraciones de un libro publicado en 1966, en relación con una serie de televisión cuyo tema era el océano, y en particular, un submarino nuclear de investigación.



Para ambientarnos en la época, unos párrafos del principio del libro:
Corre el año 1977… la civilización avanza a pasos agigantados, las naciones se equipan con los últimos adelantos en armamentos y la Tierra se puebla aceleradamente, de forma tan vertiginosa que el número de sus habitantes aumenta a un ritmo de varias docenas de millones anuales.
La principal preocupación de todos los gobiernos es la búsqueda de nuevas reservas con que alimentar a la población mundial y el hallazgo de desconocidas y abundantes materias primas que sirvan de base a la industria y los adelantos de la ciencia. Las existencias terrestres han disminuido alarmantemente y hay que buscarlas en otros planetas o extraerlas del fondo de algunos mares.
(…)
De momento es el ‘Seaview’, el más moderno de los submarinos nucleares destinados a fines no militares, el único capaz de encargarse de la exploración e investigación del fondo de los mares


La serie se titulaba “Viaje al fondo del mar”, el submarino, como hemos visto, era el Seaview, y los oficiales al mando, el almirante Nelson y el capitán Crane. Como curiosidad, cabe decir que este submarino tenía grandes ventanales en la sala de mando (a proa), que, en caso necesario (ya se sabe, ataque de un calamar gigante y cosas de ésas), se cerraban mediante unas persianas deslizantes. Naturalmente, para que tuvieran su utilidad dichos ventanales, el submarino tenía también potentes focos a proa, para iluminar el camino (y de paso, evitar choques).

Y aunque los títulos de crédito que acabamos de ver sean en color, la serie empezó en blanco y negro (como se ve en la portada del libro), e incluso, con tomas falsas.

P.S. Gracias a caragüevo por ayudarme a localizar las referencias a Lichtestein