jueves, 30 de septiembre de 2010

Saber usar la mano izquierda

D. Antonio Ripoll Sauvalle, nació en Cartagena el 22 de enero de 1881. Ingresado con la edad mínima permitida en la Academia de Infantería, es promovido a Alférez y destinado a Cartagena desde donde marcha voluntariamente a Filipinas, y en Manila se le destina al mando de una sección indígena, a la defensa de la plaza. El 13 de agosto de 1898 a las 8 de la mañana empezó la Escuadra americana el bombardeo…
(...)
Solicita el Capitán Ripoll una audiencia con Su Majestad la Reina Regente. No sólo consigue de la Señora que se le permita seguir en activo, sino que le encarga un brazo y una mano articulada, de aluminio.
(...)
Surge en el verano de 1909 la campaña de Melilla, y el Capitán Ripoll pide inmediatamente un destino en alguna de las unidades que iban a tomar parte de ella, y lo consigue. Los compañeros le despiden de Cartagena con una comida que él acepta como anticipio de la que le darán cuando regrese con la Laureada, pues sin ella, no volverá.
(...)
Llega el 30 de septiembre del año 1909 y el mando decide un reconocimiento desde Zeluán hacia el Zoco de Senis de la Kábila de Beni-Bu-Ifrur, en las faldas del norte del Macizo del Gurugú. Esta acción se ejecuta con toda la columna al mando del General Díaz Vicario, que muere en el avance. Detenido éste, hacia las tres de la tarde, con la caballería que ha llegado al Zoco, pero ha encontrado mucho enemigo, se ordena el repliegue escalonado. La compañía de Ripoll queda la última para retirarse, en el lugar que había alcanzado, terreno llano, con ligera pendiente hacia la vanguardia, cerrado en campo por la ligera altura donde se ve una casa entre chumberas, y algunos arbolillos sobre el alto de la loma. Todo esto es ocupado por el enemigo, que hace mucho fuego, sobre todo desde la casa. El Capitán Ripoll decide desalojarlo de allí, manda armar la bayoneta y ordena que la compañía desplegada le siga cuando él lo ordene. Se avanzan varios pasos hacia el enemigo y ordena la carga, pero él cae acribillado, y la compañía no le sigue y retrocede. Hay alguno que se destaca y quiere llegar hasta el cuerpo del Capitán pero el fuego enemigo se lo impide.


Las tentativas que venía realizando el batallón de Cazadores de Figueras para encontrar el cadáver del heroico Capitán Ripoll, muerto gloriosamente el 30 de septiembre en el combate del zoco El Jemis, han tenido el éxito apetecido.
(…)
Anteanoche los guías indígenas hallaron un esqueleto, casi descarnado ya, que conservaba el uniforme de nuestras tropas.
Seguros de que se trataba de los restos que se buscaba, los depositaron en una camilla , conduciéndolos por sitios resguardados de todo peligro á la alcazaba de Zeluán.
El médico de Figueras identificó en el acto los restos del capitán Ripoll, destruyendo toda duda el brazo amputado, en el que ajustaba la mano artifical de aluminio.
En la mañana de hoy han recibido cristiana sepultura los heroicos restos en el cementerio inmediato á la alcazaba.


Le faltaba una mano y el antebrazo de aluminio, en substitución del que le fue amputado al bravo oficial en la campaña de Filipinas.
Se supone que los moros le quitaron el guante que tenía puesto para ver si llevaba sortijas, y al ver brillar la mano de metal creyeron que sería de plata y se la llevaron.


La famosa “mano de plata” fue recuperada tiempo después, a cambio de un rescate, según parece. Donada por su sobrino D. Juan Ripoll, tras un periodo en el Museo del Ejército de Madrid, ahora se encuentra en el Museo Histórico Militar de Valencia.

El seis de octubre, S.M. el Rey firmó un decreto concediendo al Capitán Ripoll, junto al Capitán Bermejo Sánchez-Caro y al Segundo Teniente Odoriz Domínguez, “el empleo superior inmediato por el bizarro comportamiento que observaron en el combate sostenido el día 30 de septiembre último en las inmediaciones de Zeluán, encontrando gloriosa muerte en el campo de batalla.

Sin embargo, para la Laureada, el Capitán Ripoll tuvo que esperar un poco más.

Con otros Rey y Gabinete distintos a aquéllos, en cambio, posiblemente hubiera sido juzgado en Consejo de Guerra por traidor a la Alianza de las Civilizaciones.

Créditos:
Planchas del episodio dedicado al Capitán Ripoll, de la serie La paga del soldado, con textos y dibujos de Antonio Hernández Palacios, publicada en el número 50, del 15 de noviembre de 1972, de la revista Trinca.
Transcripción parcial de la ficha que se ofrece en el Museo Histórico Militar de Valencia, relativa al Capitán Ripoll.
Transcripción parcial de la noticia publicada en ABC el 15 de noviembre de 1909, aunque fechada el 14 a las 11 de la noche, bajo el título El cadáver de un héroe.
Transcripción parcial de la noticia publicada en ABC el 16 de noviembre de 1909, aunque fechada el 15 a las 5 de la tarde.
Transcripción parcial de la noticia publicada en ABC el 7 de octubre de 1909.
Imagen de la noticia publicada el 7 de junio de 1911 en ABC acerca de la concesión al Capitán Ripoll de la Laureada de San Fernando.
Imagen que figura en la guía del Museo Histórico Militar de Valencia.
Las noticias de ABC han sido tomadas de su hemeroteca en intenet.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Una general sin tropa

Según parece, este miércoles ha sido una jornada de huelga. No digo que no, porque de hecho he visto gente haciendo huelga y formando parte de grupos informativos y reivindicativos. Sin embargo, lo que estaba convocada era una “huelga general”, y a ésta, como a aquel, no se la esperaba, y efectivamente, no ha estado.

Brevemente, mi experiencia personal ha sido que: el anticipo de huelga en la prensa escrita, realizado el martes, sí contó a primeras horas de la noche con un grupo de gente a la puerta del periódico Levante, pero incluso así, se pudo pasar con más fluidez que otros días (por cierto, al día siguiente, vi cómo varias furgonetas de mensajerías paraban a la puerta para dejar envíos – el periódico no estaba ya en huelga, y los mensajeros, tampoco); en el recorrido hacia el trabajo, había gente esperando en las paradas del autobús; sí es cierto que había algo menos de tráfico en las calles de Valencia; sí es cierto que había un grupo, cuyo comportamiento no he visto y por tanto no puedo calificar, en la zona de acceso a las obras del Hospital Nueva Fe; sí es cierto que he podido aparcar sin ningún problema, así como recoger el coche unas cuantas horas más tarde; sí es cierto que había un par de “lecheras” en una de las glorietas de acceso al Polígono industrial, y cuatro policías nacionales andando y charlando por la calle; según tengo entendido, uno de los grupos informativos, tenía encargados unos 80 panes para el almuerzo de media mañana, mientras nosostros fuimos a almorzar al bar de la esquina que no estaba en huelga, como supongo que tampoco lo estaría el hornero de los panes del almuerzo; y finalmente, sí es cierto que los teléfonos estuvieron bastante tranquilos, permitiendo que ese día la productividad se elevara de un modo importante.

Hasta aquí, lo que sería normal en un país civilizado. Ahora, algo de lo otro, según leo en prensa.

No entramos en lo de Barcelona, porque uno acaba calentándose. Dejemos sólo la foto.

Según publicó Las Provincias el día anterior, “Los servicios mínimos dejarán a Valencia sin conexión ferroviaria con Madrid y Barcelona”. Está claro que ni las matemáticas ni la lengua ni la lógica es el fuerte de este titular. Otra cosa es el pragmatismo, bueno, tampoco, la resignación. Por partes: un mínimo es un mínimo, no un máximo; y “dejarán” es una afirmación rotunda, nada hipotética, supuesta ni condicional. En resumen, el propio periódico asume la postura de los sindicatos de que un servicio mínimo es un servicio máximo, aunque eso ya se verá. Esto, ahora, se llama informar. Como los piquetes informativos.

Seguimos con el mismo periódico. Subtítulo de la noticia (en cuyo cuerpo, por cierto, no se menciona): “La calle La Paz está cortada en el cruce con Poeta Querol y los agentes no logran llegar para desalojar a los manifestantes”. ¿Cómo que la policía no logra llegar a un cruce de calles? ¿Se les ha estropeado el navegador del coche patrulla? ¿O es que precisamente es este día cuando tienen que respetar a rajabla la Ley de Seguridad Vial? No sé qué da más vergüenza, si que no haga nada la Policía o que se den explicaciones/excusas como éstas.

Cambiamos y nos pasamos a El Mundo, también en relación con Valencia. En lo que en su momento era un centro de saber y conocimiento, y que por motivos que no alcanzo a entender, se sigue haciendo llamar Universidad de Valencia, sucedió lo siguiente: “En el ámbito universitario, la normalidad sólo se ha roto por momentos en la Universitat de València, donde a lo largo de la mañana algunas personas han irrumpido en las clases "amenazando e insultando a alumnos y profesores", según denuncia Generació Universitaria de la Comunidad, desde donde indican que algunas de estas personas llevaban pasamontañas "al más puro estilo de la kale borroka", amenazando con dañar algunos inmuebles como las cafeterías "con piedras y ladrillos si no cerraban"”.

La noticia no nos informa de que hubiera ninguna reacción por parte de nadie, ni de que estos vándalos encontraran problemas para abandonar, no un cruce de calles, sino un edificio, con puertas, que se pueden cerrar. Por supuesto, tampoco se informa de que el Magnífico Rector pidiera apoyo y protección policial, porque, como todo el mundo sabe, la policía no puede entrar en el campus universitario sin autorización del Rector (salvo que el Presidente del Gobierno se llame Felipe González, y el Vicepresidente Alfonso Guerra, que entonces puede entrar incluso a caballo en los edificios, y golpear al Director de la Escuela, creo que de Industriales, en Recoletos, allá cuando las manifestaciones universitarias de 1990 – sí, en esos casos, sí puede entrar la policía sin permiso, y sin ninguna protesta universitaria, porque, claro, los que se quejaban eran los elitistas de las carreras técnicas superiores).

En resumen, que si no se informa de todo esto será porque no ha sucedido, lo cual, tristemente, es, más que probable, seguro. Y más triste aún es que se no-informe de ello como si se tratara de lo más normal del mundo, como si fuera lo que civilizada y democráticamente corresponde que suceda. Y la prensa, en general, tan contenta por haber conseguido distribuir, mejor o peor, algunos paupérrimos ejemplares, gracias a la ‘generosidad’ de los sindicatos.

Así nos va. Menos mal que parece que aún queda algo de sociedad civil que no tiene reparos en defender sus ideas y principios.

P.S. Por cierto, recomendaría a los técnicos que no insistan en el tema del consumo eléctrico (si el descenso es relativamente escaso), porque con los diseños actuales de las oficinas, hay que encender casi todas las luces aunque sólo haya dos personas trabajando en una sala y todas las demás en huelga. Lo irrefutable es la liquidación de las bajas y altas por huelga y las consiguientes cotizaciones a la Seguridad Social. Pero claro, estas cifras se saben cuando se saben y eso si se quieren hacer públicas, con lo que para entonces, ya nadie se acuerda de la huelga.

Créditos:
Fotografía de un coche de la Guardia Urbana de Barcelona, ardiendo, tomada de la página de internet de El Mundo.
No hay más fotos. Y eso que ya han quedado muchos bastante retratados.

Un rayo de sol

D. Fernando de Aragon, duque de Calabria, despues de los infortunios que le arrancaron de las gradas del trono de Nápoles, y libre de su larga prision de diez años, en el castillo de Játiva, obtuvo gracia del rey Cárlos I que le casó con Doña Ursula Germana de Foix, viuda de D. Fernando el Católico, le confió el vireynato de Valencia, colmándole, para sostener su rango, de esquisitos presentes (…) se propuso invertir las cuantiosas riquezas que poseia en la fundacion de un monumento religioso, que dando lustre al pais, sirviese para depositar sus cenizas despues de muerto.
Decidióse, pues, á edificar éste con la invocacion de San Miguel y los Reyes, aunque el rango del fundador y su esposa y una fácil sustitucion le haya hecho llegar .á nosotros con el nombre vulgar de San Miguel de los Reyes.
(…)
A los lados del presbiterio están los nichos ricamente guarnecidos que hasta hace poco ocupaban las figuras yacentes de los augustos fundadores, correspondientes á los sepulcros de los mismos, que están en el hermoso panteon que hay debajo de dicho presbiterio, con una cómoda entrada por un corredor del claustro.

En la actualidad, como sabemos, el Monasterio de San Miguel de los Reyes (según parece, lo de ‘y’ se trató de un error de Cruilles), es la sede de la Biblioteca Valenciana:
De la cual apenas vimos nada porque no se muestra, salvo en la jornada de puertas abiertas que se realiza el día de San Miguel (o sea, el 29 de septiembre).
(…)
Así pues, hasta el próximo día de San Miguel (que es martes, por lo que habrá que organizarse bien).


Este año se ha celebrado la IV Jornada de Puertas Abiertas. Sin embargo, da la impresión de que los gestores de la Biblioteca tienen mejor cintura para organizar la agenda que otros, y, según el correo que me enviaron la semana pasada, la Jornada se celebraría “el próximo martes 28 de septiembre de 2010, víspera del día de san Miguel”.

En el mismo correo informan de que:
En los días próximos a San Miguel, un hecho peculiar tiene lugar en el monasterio de San Miguel de los Reyes: un rayo de sol incide durante un periodo de tiempo muy breve (entre las 09.30 h. y las 10.00 h.) sobre el punto de la cripta del monasterio donde reposan los restos de Germana de Foix. Para las personas que vengan después de las 10.00 h., este fenómeno natural se simulará mediante un foco de luz.

Y continúan:
Sin embargo, el verdadero móvil de la jornada es facilitar al público el conocimiento de los fondos, instalaciones y servicios de la Biblioteca. Por ello, se ha diseñado todo un sistema de visitas por el que los usuarios, en grupos y acompañados por un guía, podrán acceder a las principales dependencias y servicios: depósitos, salas de lectura, restauración, etc. En cada departamento, personal técnico de la Biblioteca Valenciana explicará el trabajo que allí se realiza.

Y así fue. Conseguimos entrar por las distintas dependencias de la Biblioteca, donde nos explicaron las funciones que desarrollaban en cada una de ellas. La más curiosa, esperanzadora y gratificante, en taller-laboratorio donde restauran incunables y libros antiguos. En concreto, una de las labores más sensibles es la recomposición del conjunto de la hoja del ejemplar, completando la forma de la misma y rellando huecos, para lo que elaboran ellos mismos la pasta de papel adecuada para las características del original, que se sumerge en ella para ir absorbiendo la cantidad necesaria en las zonas correctas.



En el resto de salas no me permitieron tomar fotografías, y a los robots ya los conocemos. Con lo que ya hemos acabado la visita… del año pasado.

Que sí fue el propio día de San Miguel, aunque la iluminación de la cripta tuvo que se en todo momento artificial porque, como ya se nos anunciaba desde el día anterior, hay que ver cómo llovía.

Créditos:
Transcripción parcial del capítulo dedicado al Monasterio de San Miguel de los Reyes, respetando la ortografía de la época, por el Marqués de Cruilles, en su obra Guia urbana de Valencia, antigua y moderna, impresa en Valencia, en 1876, en la Imprenta de José Rius (pp. 280 y 284).
Fotografías desde el claustro, de la cripta iluminada y del patio, del Monasterio de San Miguel de los Reyes, tomadas el 29 de septiembre de 2009, del autor.
Fotografías de los nichos existentes en el presbiterio de la iglesia del Monasterio de San Miguel de los Reyes, tomadas en mayo de 2009, del autor.
Fotografías del taller-laboratorio de restauración de papel de la Biblioteca Valenciana, tomadas el 29 de septiembre de 2009, del autor.

martes, 28 de septiembre de 2010

Una piedra… frente al camino del olvido

Con el inicio del día, S.Cid nos ha recordado el centenario del nacimiento de Ángel Sanz Briz, ilustre desconocido español… para los españoles.

Diplomático español que sirvió en Hungría entre junio y diciembre de 1944. Al ser conquistado el país por Alemania en marzo de 1944, los países neutrales no reconocieron al nuevo gobierno presidido por Dome Sztojay, y España sustituyó a su embajador por un encargado de negocios, A.S.B. (Ángel Sanz Briz), quien llegó a Budapest en junio de 1944. A.S.B. mantuvo continuamente informado a su ministerio en Madrid sobre el trato a los judíos y la legislación antisemita. En agosto de 1944 mandó una copia de los Protocolos de Auschwitz y describió los preparativos para sesinar al judaísmo húngaro. (…)
Durante ese verano, las organizaciones judías de Estados Unidos pidieron a los Aliados que tomaron medidas efectivas para salvar judíos. Uno de estos pedidos se refería a 1.684 judíos de Budapest, sobre cuya libderación estaba negociando con Adolf Eichmann el Comité de Ayuda y Salvamento de Hungría. Cuando se autorizó su salida, esos refugiados necesitaron obtener de inmediato visas para un país neutral. A.S.B. transmitió a Madrid la súplica de los líderes del Comité de Budapest, Otto Komoly y Rezso Kastner, de que España otorgase esas visas y el pedido fue aceptado. (…)
A.S.B. utilizó una disposición del gobierno nacionalista de Primo de Rivera (1923-1930), que otorgaba la ciudadanía española a los judíos sefaradíes (sic) descendientes de los que fueron expulsados de España en 1492, y obtuvo permiso para ampliar su protección sobre ellos y gestionar su ‘repatriación’. Al parecer se trataba sólo de 300 personas, pero una vez concedido los permisos y haber comprobado que se podía proteger a españoles que vivían en Hungría, amplió su protección a más de 2.000 personas. (…)
A.S.B. consiguió salvar a 30 de sus protegidos de la marcha de la muerte organizada por los nazis a fines de ese año, y los devolvió a Budapest.


Lo anterior es un extracto del artículo dedicado a Ángel Sanz Briz en Shoá. Enciclopedia del Holocausto, tomado de su edición en español de 2004, enciclopedia coordinada por Robert Rozett y Shmuel Spector, de Yad Vashem, Autoridad isaraelí de Recuerdo de los Mártires y Héroes del Holocausto.

Una de las actividades que desarrolla Yad Vashem es recordar a aquellos que trabajaron arduamente, con riesgo incluso de su vida, para salvar judíos del destino que les estaba esperando en esos años del Holocausto. La distinción oficial a los no judíos que así actuaron, lo es bajo la denominación de Justo de las Naciones.

El 21 de octubre de 1991, en el Museo de Yad Vashem, tuvo lugar el acto de homenaje a Ángel Sanz Briz, a quien se le había reconocido como Justo de las Naciones. Lo triste es que la noticia no tuvo gran repercusión en España, como se muestra en que al día siguiente ABC publicaba simplemente la noticia de la agencia Efe.

Más triste aún es que para entonces Ángel Sanz Briz ya había fallecido (en junio de 1980), y las referencias biográficas se centraron en su carrera diplomática, no mencionando siquiera su estancia en Budapest.

Sí tuvo más repercusión el homenaje que el 16 de octubre de 1994 se le hizo en dicha ciudad, coincidiendo con el cincuentenario de la mayor intensidad del Holocausto. ABC desplazó incluso un enviado especial, y además de la noticia publicada al día siguiente, dedicó una doble página el mismo día 16 en recuerdo de Ángel Sanz Briz.

Entre lo publicado estos días, podemos leer:
Sanz Briz había recibido órdenes desde Madrid de proteger a los judíos perseguidos. Aquel cometido se convirtió casi en una obsesión y los desvelos del diplomático español (que casi tres décadas después se convirtió en el primer embajador español en la China de Mao) para evitar las detenciones y deportaciones en el seno de la comunidad judía superaron los resultados esperados.
(…) Gracias a un grupo de sefardíes, consiguió adquirir en régimen de alquiler nueve edificios en los que el principal parapeto era el lema «Anejo a la Legación de España. Edificio extraterritorial». (…) Un teléfono, un coche, toneladas de valor y cientos de horas en vela hicieron el resto.
A cualquier hora del día o de la noche, en la misión diplomática española se recibía una llamada telefónica, breve, casi telegráfica, en la que se anunciaba una dirección y unos nombres. Inmediatamente, un coche partía de la sede hacia esa calle de Budapest, y tras tomar las precauciones obligadas, el vehículo se llenaba de personas.


Sanz Briz empezó a multiplicar los 200 permisos de protección arrancados al gobierno húngaro. Había sido su primer triunfo. El reconocimiento húngaro de que había sefardíes. Luego, «aquellos 200 permisos los convertí en 200 familias y, después, las familias se multiplicaron indefinidamente por el procedimiento de no extender ningún pasaporte con número superior al 200». Sólo las series cambiaban.

Alguno de los edificios fueron alquilados con dinero propio de Ángel Sanz Briz. Tal vez lo fuera el del número 29 de la Ujpesti Rakpart, casa junto al Danubio y al Parque de San Esteban, en donde se colocó la placa conmemorativa de las acciones salvadoras de Ángel Sanz Briz.

Precisamente, el edificio en el que se refugiaron una madre y sus dos hijos que, arriesgando todo, se decidieron a cruzar las calles de Budapest para llegar hasta la legación de España para pedir protección. Once años tenía uno de los hijos, entonces llamado Helmut Jacques Vándor, y desde poco después, Jaime Vándor. “«Cuando los ‘hombres de negro’ irrumpían en aquella vivienda con el propósito de detenernos para deportarnos nuestra única esperanza era Ángel Sanz Briz», afirma Jaime Vándor (…) «Mi familia estará eternamente agradecida tanto a él como a su mujer, Adela»

Y cuando no llamaban a la Legación, o se presentaban ante sus puertas, salían a buscarlos: “«Por las noches se iba a las estaciones de tren y gritaba: ¿Hay alguien aquí que tenga algo que ver con España? Y los traía a estos edificios», declaró ayer a ABC uno de los supervivientes.

Como he dicho, con motivo de su fallecimiento, nadie recordó estas heroicas actuaciones de Ángel Sanz Briz. Curiosamente, ni su propia familia las reflejó en la esquela publicada en ABC. Tal vez, como eran los que mejor lo conocían, supieran que él no considerara mayor mérito el haber hecho aquello que Dios le indicó que era bueno hacer. Tal vez. Tal vez esas “otras condecoraciones”, aún faltando años a los reconocimiento ofciales, se refirieran, discretamente, a los recuerdos de esas 5.000 personas que consiguió salvar.

El Yad Vashem fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias a la concordia en 2007. En el acto estuvieron presentes, entre otros, Jaime Vándoz, y Zygmunt Rotter, en su momento, el número 610 de la más famosa lista de judíos salvados, la de Schlinder. Adela Quijano Secadas, viuda de Sanz Briz, no pudo acudir por encontrarse débil ya que un año antes había sufrido un infarto, aunque sí fueron sus hijos. Lamentablemente, poco más de un año después, el 18 de enero de 2009, fallecía con casi 91 años. Tampoco en sus recuerdos biográficos se hizo reseña de las actividades desplegada en Budapest.

Es una pena que mi marido no haya podido recoger en vida todo el agradecimiento que su valiente labor ha provocado en tanta y tanta gente”, había declarado en 1994 Adela Quijano Secades.

Al final de la película La lista de Schlinder, sobre su tumba, una sucesión de supervivientes de su lista depositan una pequeña piedra. Este detalle responde, según leo en Shoá. Enciclopedia del Holocausto, a la “ancestral tradición judía de colocar una pequeña piedra sobre una tumba que se visita”.

Hay un refrán que dice que “Toda piedra hace pared”. Aplicando el refrán español y la tradición judía, sirva esta anotación como recuerdo a Ángel Sanz Briz, y apoyo frente al olvido y desprecio del Holocausto.

Créditos:
Transcripción parcial del artículo dedicado a Ángel Sanz Briz, y fotografía de éste, tomadas de Shoá. Enciclopedia del Holocausto.

Imagen de la noticia publicada en ABC el 22 de octubre de 1991, dando cuenta del reconocimiento de Ángel Sanz Briz como Justo de las Naciones.

Transcripciones parciales de los artículos de Álvaro Martínez y de las crónicas de Ramiro Villapadierna, enviado especial a Budapest, publicados en ABC los días 16 y 17 de octubre de 1994, con motivo del homenaje del gobierno húngaro a Ángel Sanz Briz.

Fotografía de Ángel Sanz Briz, del Archivo de ABC, y del saludo a su viuda, publicadas esos mismo días; y de Adela Quijano Secadas, del Archivo de ABC, publicada con motivo de su fallecimiento.

Esquela de Ángel Sanz Briz publicada en ABC el 15 de junio de 1980.

Las imágenes y noticias de ABC están tomadas de su hemeroteca en internet.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Dejando huella ¿en la Historia?

Hace poco más de diez días empezó la campaña de empapelamiento de paredes, muros y tapias (y buzones, y papeleras, y farolas,…) con carteles convocando a la huelga general del próximo miércoles día 29 (en este caso de los de ceceoo-por cierto, doble signo de cierre de admiración para compensar la ausencia de su apertura, digo yo).

Una semana antes, ya había observado al cruzar el Jardín del Turia por el otro lateral del Puente de la Exposición, la existencia de una pegatinas con forma de huella con la misma intención (en este caso de la ugeté). El caso es que me quedé sorprendido sobre cómo, de repente, desaparecían, como levantando el vuelo.

Y el pasado jueves vi que sí, que era verdad, que habían levantado el vuelo. Y es que habían sido capaces de subir por la fachada de la sede del sindicato junto al Paseo de la Alameda.

Luego más tarde, volviendo a pasar por el mismo puente, pero por el otro lateral, pude observar que no sólo estaban que se subían por las paredes, sino que tenían una formar un tanto particular de abrazar las farolas.

Hasta aquí, la gracia.

Junto a los carteles de la foto inicial, hay otro, manuscrito, podríamos decir, haciendo un llamamiento a la huelga, firmado por el P.C.E.

El otro día hacía una referencia a una calle de Berlín llamada del 17 de junio. No sé si será el motivo, pero el día coincide.

Una de las fotos que figuran en El libro negro del comunismo es la que acompaña este párrafo, y cuyo pie de foto transcribo:
Berlín oriental, 17 de junio de 1953. Para protestar contra la disminución de sus sueldos, los obreros se declaran en huelga el día 16 y se manifiestan. Los tanques soviéticos toman posiciones (aquí, en la Leipzigerstrasse). Dieciséis manifestantes son muertos, centenares resultan heridos y doce mil personas son condenadas a duras penas de cárcel. La insurrección de los berlineses es la primera gran fisura en el seno de una «democracia popular».

Lo siento, pero cuando el cinismo es tan abundante, me faltan las palabras. Aunque dicho queda.

Créditos:
Fotografías tomadas en Valencia, en septiembre de 2010, del autor.
Fotografía tomada de El libro negro del comunismo, VV.AA., editado por Ediciones B.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Sin móvil para avisar de la movilidad

El pasado día 15 se hicieron eco de los sucedido el día anterior, los periódicos locales Las Provincias y Levante, así como, naturalmente el Ayuntamiento de Valencia. El tema era la presentación de la Semana de la Movilidad, en relación con el Día Europeo sin coche, formalmente el día 22, pero para no molestar demasiado, en Valencia el domingo cercano, en esta ocasión, el 19.

Entre las actividades de ls Semana, figuraba una para el día 22. Según la nota del Ayuntamiento:
Por su parte, Mª Àngels Ramón Llin, ha anunciado que desde su Concejalía se va a realizar, el día 22, una jornada cuyo lema es ‘Movilidad y cambio climático’, donde el director del museo Príncipe Felipe, Manuel Toharia, realizará una charla sobre dicho tema.

Según el primer periódico:
La concejalía prepara una conferencia que pronunciará el próximo día 22 Manuel Toharia y disertará sobre el medio ambiente.

Mientras que el segundo nos dice que:
La concejala de Cambio Climático, Mª Angels Ramón-Llin anunció que el día 22 celebrarán una jornada en la que el Director del Museo Príncipe Felipe, Manuel Toharia, dará una charla sobre la movilidad y el cambio climático.

El caso es que no me había olvidado del asunto hasta que el día 21, bien tempranito, suena el teléfono en la oficina, y me informan de dicha Jornada. Naturalmente, dicha información no era para cubrir un hueco en mi infinita ignorancia, sino para que yo fuera a cubrir algún posible hueco entre el público.

En resumen. Fuimos nosotros (puntuales) y fueron los concejales (tarde). Hablaron los concejales mientras nosotros callábamos. Callaron los concejales mientras nosotros aplaudíamos. Se fueron los concejales y nosotros… nos quedamos. La nota del día siguiente en la página del Ayuntamiento se explaya algo más, pero el resumen es el que he dejado escrito.

Como el interés de la Jornada, a lo que se pudo leer la semana anterior era la charla de Manuel Toharia, quien siempre habla bien, de memoria y sin leer papeles, no consideré el tiempo especialmente desperdiciado. Incluso tomé apuntes.

Apuntes que me vienen muy bien, pues haciendo honor al nombre de la Semana, movieron la Jornada de fecha, pasando del 22 al 21, con el resultado (o no) de que ni en un periódico ni en otro haya salido publicado nada. Así pues, esto es una primicia. ¡Y sin carné de periodista!

Empezó la charla dando una de cal y otra de arena a la organización: muy bien el local, con luz natural tamizada y sin necesidad de luz artificial; muy mal el avituallamiento, con botellas de agua mineral en envase de plástico, en vez de una jarra normal con agua del grifo. Eso sí, las botellas tienen el cierre hermético, sencillamente conseguido con un simple giro de la muñeca, frente a los padecimientos de los antiguos romanos para lograrlo en sus ánforas.

Y pasó a hablar del cambio climático, sobre el que dijo que las informaciones que se publican sirven para dos cosas: para preocupar o para asustar. Y es que los ciudadanos, en ésta como en muchas materias, como tal conjunto, son unos ignorantes. Y pasó a exponer varias de las cosas que no se suelen publicar, empezando por el clima.

El clima, al contrario que el tiempo meteorológico con el que suele confundirse, no se mide: es simple y llanamente, estadística. El conjunto de las diversas variables meteorológicas dan unos valores estadísticos que, dentro de unos rangos, marcan un clima mediterráneo; en otros rangos, marcan otro clima. Y lo malo es que sólo disponemos de datos fiables con los que establecer la estadística desde hace un siglo y medio en el mejor de los casos. No obstante, para poder hacer algo, se ha convenido en establecer periodos de treinta años para evaluar algo, en algún momento.

Sin embargo, sí es cierto que por los registros arqueológicos, históricos y similares se sabe que entre los siglos X al XII hubo un periodo algo más caluroso de lo habitual, que permitió entre otras cosas, que los vikingos pudieran bautizar a Groenlandia con ese nombre tan curioso ahora; o que en el siglo XVII hubiera una miniedad glacial.

Se confunde el cambio climático con las brusquedades en el tiempo. Y si los valores promedios no se ven sensiblemente alterados, entonces se argumenta que el cambio afecta a los valores extremos. El caso es que no falten ‘evidencias’. El cambio climático es un absoluto, es una verdad revelada, y cualquiera que lo critique es un hereje. Por ejemplo, él mismo.

Un problema en relación con el cambio climático (verdadero o no), es que las acciones que uno haga no tienen efectos inmediatos. En esta sociedad tan de titulares, esto no tiene, por tanto, ningún valor comunicativo, ni siquiera para concienzar. Tiene que haber cosas que impacten, para conseguir este propósito.

Por ejemplo, una experiencia personal suya. El dos de octubre de 1957 nevó en Madrid, pero nevar, un palmo. Fueron al colegio porque entonces estas cosas no impedían ir al colegio. Jugaron a lanzarse bolas de nieve, y como además, cambió de golpe a un anticiclón, la nieve se heló y tuvieron pruebas y comidilla durante unas cuantas semanas.

Titular: ya no nieva como entonces, fíjate, en octubre, a principios de octubre, nevaba en Madrid.
Realidad: En todos los octubres del siglo XX, en Madrid ha nevado… una sóla vez, ésa.

Por otro lado, todas estas campañas deben demonizar a alguien, si no, no tienen gracia. En este caso, se trata del CO2. Que precisamente es el gas de la vida, es decir, siempre que hay vida, hay CO2. Y además, gracias al resultado de éste y otros gases de efecto invernadero como el vapor de agua, hay vida en la Tierra. Sin ellos, tendríamos (astronómicamente) una temperatura media del planeta de -18ºC, en vez de los 15ºC que realmente hay.

El problema con el CO2 no es su presencia, sino cómo se genera, y es un problema en sí, con independencia de que haya o no cambio climático. El CO2 proviene básicamente del uso de combustibles fósiles con cuya formación se consiguió fijar el CO2 en el suelo. Sin embargo, el ritmo de consumo actual es del orden de un millón de veces más rápido que el ritmo con el que fue fijado, por lo que el problema es este desequilibrio.

Y para agravar el problema, el uso mayoritario de los combustibles fósiles es en motores de combustión interna que, sea en ciclo Otto (los de gasolina) o ciclo Diésel (los de gasóleo), presentan unos rendimientos energéticos inferiores al 30 o al 35% respectivamente.

La solución en estos casos no es el ahorro. El ahorro es una alternativa a la idiocia (por ejemplo, es idiota dejar encendida una luz que no se utiliza). La solución es la eficiencia, como alternativa a la inutilidad intelectual, es decir, no saber resolver mejor un problema.

En resumen:
Mayor ahorro.
Mayor eficiencia.
Movilidad menos insostenible, pues por toda esta mezcla de cosas, no le gusta hablar de movilidad sostenible,

Si esto sirve para la lucha contra el cambio climático o no, el futuro lo dirá; de momento, estas actividades ya nos van arreglando, ahora, el problema. Por eso es más importante informar y convencer, que asustar.

Y por cierto, hay que tener siempre presente el impacto de la actividad ciudadana en el medio ambiente, que no es la Amazonia, sino la propia ciudad.

Pues más o menos, esto es lo que fue la charla. No he entrecomillado nada porque no lo hice así en los apuntes, pero las ideas creo que he conseguido reseñarlas fielmente.

Luego hubo otras dos ponencias más (tras una breve pausa-café, que suelen decir), pero aunque tomé también apuntes, como fueron más en la línea de lo que anticiparon los concejales, no me extenderé.

Créditos:
Lo siento, no hice fotos
Folletos de la Jornada Movilidad y Cambio Climático, organizada por el Ayuntamiento de Valencia.
Apuntes tomados en la charla de Manuel Toharia.

martes, 21 de septiembre de 2010

Tres, dos, uno: de entonces a ahora

El día 21, pero de hace ocho meses, aterrizábamos en Berlín, y una de las primeras cosas que pudimos apreciar fue que, en comparación con el Berlín de hace casi cincuenta años, hay algunas cosas de las que se sigue haciendo publicidad, aunque sea con otros formatos o técnicas.

Una de las cosas que atrae de ver una película, no ya rodada, sino desarrollada en una ciudad, en la que se haya estado, es reconocer los edificios y lugares que aparecen, especialmente si existe una importante diferencia de años entre unas imágenes y otras. Un poco en el estilo de los libros de fotografías de la serie Then and now, pero con un toque personal.

Naturalmente, lo primero que aparece en la película Uno, dos, tres es la Puerta de Brandemburgo, que vemos aquí, en una postal, según era en 1960, un año antes de la película. Por eso, los carteles están en alemán, y no traducidos (salvo el Achtung!, que todo el mundo entiende).

Curiosamente, en nuestro caso, no diré que no estuvimos junto a ella, sino que siempre era de noche, y además, para pasar del Este al Oeste (no como MacNamara en su operación rescate). De día, sólo estuvimos cerca, simplemente cerca, viéndola desde la nueva cúpula del Reichstag.



Otro caso similar, es el de la Unter den Linden. Al final, sólo pude consegui, por motivos derivados del tráfico, una fotografía desde la Puerta de Brandemburgo… de noche. Eso sí, se ven los focos publicitarios de la Fashionweek Berlin 2010, que se celebraba en una carpa montada al efecto en una de las explanadas que existen junto a la avenida. Como puede verse, de todas formas, las ruinas que había hace cincuenta años han pasado a mejor vida.


Y el caso es que el viaje empezó bien, también en este sentido, me refiero. Uno de los primeros sitios que visitamos fue la Potsdamer Platz, donde se encuentra el Museum für Film und Fernsehen. Aunque sólo estuvimos en la tienda, también puede visitarse una especie de taberna que hay en la planta baja, que se llama… Billy Wilder’s.





Lógicamente, en la tienda hice alguna compra relacionada con la película.



Volviendo a la película, cuando Otto regresa feliz y contento a su casa en Berlín Este, lo hace por la Strasse des 17. Juni, por lo menos tal como se llama ahora, atravesando pleno Tiergarten, todo recto hacia la Puerta de Brandemburgo. Al fondo, se aprecia la Siegessäule, columna triunfal erigida tras la guerra prusiano-danesa de 1864 y completada tras la victoria en 1871 en la franco-prusiana de 1871.

Tanto en la película como ahora, la columna está en la Grossen Stern, aunque originariamente estaba junto al Reichstag, cambiándose de se sitio en 1938, supongo que para acentuar una adecuada perspectiva, al quedar en perfecta línea recta la columna, la calle del 17 de junio, la Puerta de Brandemburgo y la Unter den Linden.

Una cosa curiosa, que llama mucho la atención, sobre todo a los españoles, es que, por lo menos en el Berlín Occidental, se ve en la película el mismo tipo de acera que ahora mismo. En concreto, porque es la única que se ve, la que existe delante del edificio de la Coca-Cola, sobre la que espera Otto apoyado en su motocicleta, la podemos comparar con la que hay en la Fasanenstrasse, afortunadamente, casi despejada de nieve, tal vez, para facilitarme esta anotación. Y mira que han tenido cincuenta años para cambios y recambios de aceras…



A quien no pudimos ver, o por lo menos, reconocer, fue al padre adoptivo de Otto. Y eso que las referencias estaban claras, según la película:
He localizado al Conde von Droste-Schattenburg. Trabaja en los lavabos del Kempinski Hotel.

En cambio, el otro hotel de la película, no lo pudimos ver. Y es que el Gran Hotel Potemkin nunca existió realmente. Gracias a la Wikipedia en su página en alemán de la película, me entero de que se rodó en las ruinas de la gran estación ferroviaria Anhalter Bahnhof, convertida en la segunda mayor de Europa al inaugurarse en 1880, y destruida, en 1943, por los bombardeos de la guerra. De las ruinas ya sólo queda el pórtico de acceso, aunque nosotros no lo vimos, y eso que estuvimos a unas tres manzanas de ella. Pero es bueno dejar cosas para así volver a Berlín.

Cuando MacNamara, actuando de narrador al principio de la película, nos comenta que los berlineses occidentales estaban muy ocupados reconstruyendo, se nos muestra una visión general de la Bleitscheidplatz. Uno de los edificios , situado en la actual Budapester Strasse, aún está, visible tras la fuente que representa La Tierra, o algo así, en el Europa-Center, construido cuatro años después de la película.



El otro edificio, y lo segundo que se distingue en la película, y con ello acabamos, es la Kaiser Wilhelm Gedächtniskirche. En esta escena, la podemos ver al fondo, mientras MacNamara va en coche hacia la oficina, casi seguro que por la Tauentzienstrasse, por cómo se ven las ruinas de la iglesia, y, en particular, el nuevo campanario de la iglesia, construido precisamente el mismo año de la película. Curiosamente, en esta toma, ya está terminado, mientras que en la anterior, aún se está construyendo. En mi caso, no tengo la perspectiva desde esa calle, sino desde la que confluye en la plaza y que es la famosa Kufürstendamm (sí, la de la tienda del vestido de las pequeñas gabelas).

La iglesia fue consagrada en 1895, siendo Káiser Guillermo I, y destruida durante la guerra por los bombardeos, en 1943. Como ya he adelantado, en 1961 Egon Eiermann construyó una nueva iglesia, de planta octogonal, y un campanario, independiente, de similar planta y aspecto exterior, con la iglesia en medio, y en la que aún quedan restos de los mosaicos que la adornaron en su día.




Es cierto que tanto la película como nuestra estancia de escasos cinco días en Berlín no dejan de mostrar una visión muy rápida de Berlín. Sin embargo, a fuer de incompleta, lógicamente, no necesariamente tiene que ser errónea. Y si alguna duda queda, como ya se ha dicho más arriba, se soluciona regresando.

Porque sí hubo una cosa importante que no vimos: el edificio de la Coca-Cola.

En cambio, entre las escasas cosas que vimos ensuciando el nevado suelo, fue, junto a la Alexander-Platz, un vaso de un refresco muy especial. A pesar de todo, ¡bien hecho, Schlemmer!



Créditos:
Fotografías diversas de Berlín de enero de 2010, del autor.
Fotogramas y montaje de fotogramas, tomados de la película Uno, dos, tres.
Placa del cartel de la película Uno, dos, tres y postal promocional del rodaje de la misma.
Postal actual con la foto de la Puerta de Brandemburgo en 1960.