El día 21, pero de hace ocho meses, aterrizábamos en Berlín, y una de las primeras cosas que pudimos apreciar fue que, en comparación con el Berlín de hace casi cincuenta años, hay algunas cosas de las que se sigue haciendo publicidad, aunque sea con otros formatos o técnicas.
Una de las cosas que atrae de ver una película, no ya rodada, sino desarrollada en una ciudad, en la que se haya estado, es reconocer los edificios y lugares que aparecen, especialmente si existe una importante diferencia de años entre unas imágenes y otras. Un poco en el estilo de los libros de fotografías de la serie Then and now, pero con un toque personal.
Naturalmente, lo primero que aparece en la película Uno, dos, tres es la Puerta de Brandemburgo, que vemos aquí, en una postal, según era en 1960, un año antes de la película. Por eso, los carteles están en alemán, y no traducidos (salvo el Achtung!, que todo el mundo entiende).
Curiosamente, en nuestro caso, no diré que no estuvimos junto a ella, sino que siempre era de noche, y además, para pasar del Este al Oeste (no como MacNamara en su operación rescate). De día, sólo estuvimos cerca, simplemente cerca, viéndola desde la nueva cúpula del Reichstag.
Otro caso similar, es el de la Unter den Linden. Al final, sólo pude consegui, por motivos derivados del tráfico, una fotografía desde la Puerta de Brandemburgo… de noche. Eso sí, se ven los focos publicitarios de la Fashionweek Berlin 2010, que se celebraba en una carpa montada al efecto en una de las explanadas que existen junto a la avenida. Como puede verse, de todas formas, las ruinas que había hace cincuenta años han pasado a mejor vida.
Y el caso es que el viaje empezó bien, también en este sentido, me refiero. Uno de los primeros sitios que visitamos fue la Potsdamer Platz, donde se encuentra el Museum für Film und Fernsehen. Aunque sólo estuvimos en la tienda, también puede visitarse una especie de taberna que hay en la planta baja, que se llama… Billy Wilder’s.
Lógicamente, en la tienda hice alguna compra relacionada con la película.
Volviendo a la película, cuando Otto regresa feliz y contento a su casa en Berlín Este, lo hace por la Strasse des 17. Juni, por lo menos tal como se llama ahora, atravesando pleno Tiergarten, todo recto hacia la Puerta de Brandemburgo. Al fondo, se aprecia la Siegessäule, columna triunfal erigida tras la guerra prusiano-danesa de 1864 y completada tras la victoria en 1871 en la franco-prusiana de 1871.
Tanto en la película como ahora, la columna está en la Grossen Stern, aunque originariamente estaba junto al Reichstag, cambiándose de se sitio en 1938, supongo que para acentuar una adecuada perspectiva, al quedar en perfecta línea recta la columna, la calle del 17 de junio, la Puerta de Brandemburgo y la Unter den Linden.
Una cosa curiosa, que llama mucho la atención, sobre todo a los españoles, es que, por lo menos en el Berlín Occidental, se ve en la película el mismo tipo de acera que ahora mismo. En concreto, porque es la única que se ve, la que existe delante del edificio de la Coca-Cola, sobre la que espera Otto apoyado en su motocicleta, la podemos comparar con la que hay en la Fasanenstrasse, afortunadamente, casi despejada de nieve, tal vez, para facilitarme esta anotación. Y mira que han tenido cincuenta años para cambios y recambios de aceras…
A quien no pudimos ver, o por lo menos, reconocer, fue al padre adoptivo de Otto. Y eso que las referencias estaban claras, según la película:
“He localizado al Conde von Droste-Schattenburg. Trabaja en los lavabos del Kempinski Hotel.”
En cambio, el otro hotel de la película, no lo pudimos ver. Y es que el Gran Hotel Potemkin nunca existió realmente. Gracias a la Wikipedia en su página en alemán de la película, me entero de que se rodó en las ruinas de la gran estación ferroviaria Anhalter Bahnhof, convertida en la segunda mayor de Europa al inaugurarse en 1880, y destruida, en 1943, por los bombardeos de la guerra. De las ruinas ya sólo queda el pórtico de acceso, aunque nosotros no lo vimos, y eso que estuvimos a unas tres manzanas de ella. Pero es bueno dejar cosas para así volver a Berlín.
Cuando MacNamara, actuando de narrador al principio de la película, nos comenta que los berlineses occidentales estaban muy ocupados reconstruyendo, se nos muestra una visión general de la Bleitscheidplatz. Uno de los edificios , situado en la actual Budapester Strasse, aún está, visible tras la fuente que representa La Tierra, o algo así, en el Europa-Center, construido cuatro años después de la película.
El otro edificio, y lo segundo que se distingue en la película, y con ello acabamos, es la Kaiser Wilhelm Gedächtniskirche. En esta escena, la podemos ver al fondo, mientras MacNamara va en coche hacia la oficina, casi seguro que por la Tauentzienstrasse, por cómo se ven las ruinas de la iglesia, y, en particular, el nuevo campanario de la iglesia, construido precisamente el mismo año de la película. Curiosamente, en esta toma, ya está terminado, mientras que en la anterior, aún se está construyendo. En mi caso, no tengo la perspectiva desde esa calle, sino desde la que confluye en la plaza y que es la famosa Kufürstendamm (sí, la de la tienda del vestido de las pequeñas gabelas).
La iglesia fue consagrada en 1895, siendo Káiser Guillermo I, y destruida durante la guerra por los bombardeos, en 1943. Como ya he adelantado, en 1961 Egon Eiermann construyó una nueva iglesia, de planta octogonal, y un campanario, independiente, de similar planta y aspecto exterior, con la iglesia en medio, y en la que aún quedan restos de los mosaicos que la adornaron en su día.
Es cierto que tanto la película como nuestra estancia de escasos cinco días en Berlín no dejan de mostrar una visión muy rápida de Berlín. Sin embargo, a fuer de incompleta, lógicamente, no necesariamente tiene que ser errónea. Y si alguna duda queda, como ya se ha dicho más arriba, se soluciona regresando.
Porque sí hubo una cosa importante que no vimos: el edificio de la Coca-Cola.
En cambio, entre las escasas cosas que vimos ensuciando el nevado suelo, fue, junto a la Alexander-Platz, un vaso de un refresco muy especial. A pesar de todo, ¡bien hecho, Schlemmer!
Créditos:
Fotografías diversas de Berlín de enero de 2010, del autor.
Fotogramas y montaje de fotogramas, tomados de la película Uno, dos, tres.
Placa del cartel de la película Uno, dos, tres y postal promocional del rodaje de la misma.
Postal actual con la foto de la Puerta de Brandemburgo en 1960.
Una de las cosas que atrae de ver una película, no ya rodada, sino desarrollada en una ciudad, en la que se haya estado, es reconocer los edificios y lugares que aparecen, especialmente si existe una importante diferencia de años entre unas imágenes y otras. Un poco en el estilo de los libros de fotografías de la serie Then and now, pero con un toque personal.
Naturalmente, lo primero que aparece en la película Uno, dos, tres es la Puerta de Brandemburgo, que vemos aquí, en una postal, según era en 1960, un año antes de la película. Por eso, los carteles están en alemán, y no traducidos (salvo el Achtung!, que todo el mundo entiende).
Curiosamente, en nuestro caso, no diré que no estuvimos junto a ella, sino que siempre era de noche, y además, para pasar del Este al Oeste (no como MacNamara en su operación rescate). De día, sólo estuvimos cerca, simplemente cerca, viéndola desde la nueva cúpula del Reichstag.
Otro caso similar, es el de la Unter den Linden. Al final, sólo pude consegui, por motivos derivados del tráfico, una fotografía desde la Puerta de Brandemburgo… de noche. Eso sí, se ven los focos publicitarios de la Fashionweek Berlin 2010, que se celebraba en una carpa montada al efecto en una de las explanadas que existen junto a la avenida. Como puede verse, de todas formas, las ruinas que había hace cincuenta años han pasado a mejor vida.
Y el caso es que el viaje empezó bien, también en este sentido, me refiero. Uno de los primeros sitios que visitamos fue la Potsdamer Platz, donde se encuentra el Museum für Film und Fernsehen. Aunque sólo estuvimos en la tienda, también puede visitarse una especie de taberna que hay en la planta baja, que se llama… Billy Wilder’s.
Lógicamente, en la tienda hice alguna compra relacionada con la película.
Volviendo a la película, cuando Otto regresa feliz y contento a su casa en Berlín Este, lo hace por la Strasse des 17. Juni, por lo menos tal como se llama ahora, atravesando pleno Tiergarten, todo recto hacia la Puerta de Brandemburgo. Al fondo, se aprecia la Siegessäule, columna triunfal erigida tras la guerra prusiano-danesa de 1864 y completada tras la victoria en 1871 en la franco-prusiana de 1871.
Tanto en la película como ahora, la columna está en la Grossen Stern, aunque originariamente estaba junto al Reichstag, cambiándose de se sitio en 1938, supongo que para acentuar una adecuada perspectiva, al quedar en perfecta línea recta la columna, la calle del 17 de junio, la Puerta de Brandemburgo y la Unter den Linden.
Una cosa curiosa, que llama mucho la atención, sobre todo a los españoles, es que, por lo menos en el Berlín Occidental, se ve en la película el mismo tipo de acera que ahora mismo. En concreto, porque es la única que se ve, la que existe delante del edificio de la Coca-Cola, sobre la que espera Otto apoyado en su motocicleta, la podemos comparar con la que hay en la Fasanenstrasse, afortunadamente, casi despejada de nieve, tal vez, para facilitarme esta anotación. Y mira que han tenido cincuenta años para cambios y recambios de aceras…
A quien no pudimos ver, o por lo menos, reconocer, fue al padre adoptivo de Otto. Y eso que las referencias estaban claras, según la película:
“He localizado al Conde von Droste-Schattenburg. Trabaja en los lavabos del Kempinski Hotel.”
En cambio, el otro hotel de la película, no lo pudimos ver. Y es que el Gran Hotel Potemkin nunca existió realmente. Gracias a la Wikipedia en su página en alemán de la película, me entero de que se rodó en las ruinas de la gran estación ferroviaria Anhalter Bahnhof, convertida en la segunda mayor de Europa al inaugurarse en 1880, y destruida, en 1943, por los bombardeos de la guerra. De las ruinas ya sólo queda el pórtico de acceso, aunque nosotros no lo vimos, y eso que estuvimos a unas tres manzanas de ella. Pero es bueno dejar cosas para así volver a Berlín.
Cuando MacNamara, actuando de narrador al principio de la película, nos comenta que los berlineses occidentales estaban muy ocupados reconstruyendo, se nos muestra una visión general de la Bleitscheidplatz. Uno de los edificios , situado en la actual Budapester Strasse, aún está, visible tras la fuente que representa La Tierra, o algo así, en el Europa-Center, construido cuatro años después de la película.
El otro edificio, y lo segundo que se distingue en la película, y con ello acabamos, es la Kaiser Wilhelm Gedächtniskirche. En esta escena, la podemos ver al fondo, mientras MacNamara va en coche hacia la oficina, casi seguro que por la Tauentzienstrasse, por cómo se ven las ruinas de la iglesia, y, en particular, el nuevo campanario de la iglesia, construido precisamente el mismo año de la película. Curiosamente, en esta toma, ya está terminado, mientras que en la anterior, aún se está construyendo. En mi caso, no tengo la perspectiva desde esa calle, sino desde la que confluye en la plaza y que es la famosa Kufürstendamm (sí, la de la tienda del vestido de las pequeñas gabelas).
La iglesia fue consagrada en 1895, siendo Káiser Guillermo I, y destruida durante la guerra por los bombardeos, en 1943. Como ya he adelantado, en 1961 Egon Eiermann construyó una nueva iglesia, de planta octogonal, y un campanario, independiente, de similar planta y aspecto exterior, con la iglesia en medio, y en la que aún quedan restos de los mosaicos que la adornaron en su día.
Es cierto que tanto la película como nuestra estancia de escasos cinco días en Berlín no dejan de mostrar una visión muy rápida de Berlín. Sin embargo, a fuer de incompleta, lógicamente, no necesariamente tiene que ser errónea. Y si alguna duda queda, como ya se ha dicho más arriba, se soluciona regresando.
Porque sí hubo una cosa importante que no vimos: el edificio de la Coca-Cola.
En cambio, entre las escasas cosas que vimos ensuciando el nevado suelo, fue, junto a la Alexander-Platz, un vaso de un refresco muy especial. A pesar de todo, ¡bien hecho, Schlemmer!
Créditos:
Fotografías diversas de Berlín de enero de 2010, del autor.
Fotogramas y montaje de fotogramas, tomados de la película Uno, dos, tres.
Placa del cartel de la película Uno, dos, tres y postal promocional del rodaje de la misma.
Postal actual con la foto de la Puerta de Brandemburgo en 1960.
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