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martes, 18 de junio de 2013

Escribo, escribo. ¿Cómo escribes?: Con intriga y misterio

Carlo's appointment marked a turning point in Christie's compositional methods and her success as a writer. "As soon as Rosalind [Christie's daughter] started school I began to prepare to start dictating a story. I was so nervous about it that I put it off from day to day. Finally the time came: Charlotte and I sat down opposite each other, she with her notebook and pencil. I stared unhappily at the mantelpiece, and began uttering a few tentative sentences. They sounded dreadful. I could not say more than a word without hesitating and stopping. Nothing I said sounded natural. We persisted for an hour. Long afterwards Carlo told me that she herself had been dreading the moment when literary work should begin. Although she had taken a shorthand-typing course she had never had much practise in it, and indeed had tried to refresh her skills by taking down sermons."
However hesitant the technique, both women found their stride together within the year and used the method to produce the first Christie masterpiece, The Murder of Roger Ackroyd, published in 1926 by her new publishers, Collins.

Miss Fisher from Agatha Christie May 1926. In memory of commas, colons & full stops!

(Complaciendo el gusto que tienen estas páginas por las maravillosas coincidencias, la de hoy es que la obra en cuestión es la primera que leí de Agatha Christie.)

Créditos:
Extracto del texto introductorio al catálogo Agatha Christie. Inscribed books from the library of Charlotte ('Carlo') Fisher (“Agatha Christie's secretary, amanuensis, and close personal friend”), editado por la librería Peter Harrington (100 Fulham Road, Chelsea – Londres).
Fotografía de Agatha Christie y reseña de la dedicatoria tomadas del referido catálogo.

sábado, 1 de junio de 2013

Escribo, escribo. ¿Cómo escribes?: Con un fuego chisporroteante en la cabeza

Mi salvación fue leer, leer los buenos libros, refugiarme en esos mundos donde vivir era exaltante, intenso, una aventura tras otra, donde podía sentirme libre y volvía a ser feliz. Y fue escribir, a escondidas, como quien se entrega a un vicio inconfesable, a una pasión prohibida. La literatura dejó de ser un juego. Se volvió una manera de resistir la adversidad, de protestar, de rebelarme, de escapar a lo intolerable, mi razón de vivir. Desde entonces y hasta ahora, en todas las circunstancias en que me he sentido abatido o golpeado, a orillas de la desesperación, entregarme en cuerpo y alma  a mi trabajo de fabulador ha sido la luz que señala la salida del túnel, la tabla de salvación que lleva al náufrago a la playa.
Aunque me cuesta mucho trabajo y me hace sudar la gota gorda, y, como todo escritor, siento a veces la amenaza de la parálisis, de la sequía de la imaginación, nada me ha hecho gozar en la vida tanto como pasarme los meses y los años construyendo una historia, desde su incierto despuntar, esa imagen que la memoria almacenó de alguna experiencia vivida, que se volvió un desasosiego, un entusiasmo, un fantaseo que germinó luego en un proyecto y en la decisión de intentar convertir esa niebla agitada de fantasmas en una historia. «Escribir es una manera de vivir», dijo Flaubert. Sí, muy cierto, una manera de vivir con ilusión y alegría y un fuego chisporroteante en la cabeza, peleando con las palabras díscolas hasta amaestrarlas, explorando el ancho mundo como un cazador en pos de presas codiciables para alimentar la ficción en ciernes y aplacar ese apetito voraz de toda la historia que al crecer quisiera tragarse todas las historias. Llegar a sentir el vértigo al que nos conduce una novela en gestación, cuando toma forma y parece empezar a vivir por cuenta propia, con personajes que se mueven, actúan, piensan, sienten y exigen respeto y consideración, a los que ya no es posible imponer arbitrariamente una conducta, ni privarlos de su libre albedrío sin matarlos, sin que la historia pierda poder de persuasión, es una experiencia que me sigue hechizando como la primera vez, tan plena y vertiginosa como hacer el amor con la mujer amada días, semanas y meses, sin cesar.

Créditos:
Extracto de Elogio de la lectura y la ficción, discurso ante la Academia Sueca de Mario Vargas Llosa, con motivo de la concesión del Premio Nobel de Literatura 2010, tomado de laedición no venal realizada por Alfaguara en enero de 2011 (pp.32-33), de la biblioteca del autor.

sábado, 4 de mayo de 2013

Escribo, escribo. ¿Cómo escribes?: Escribo y escribo

A los veintiún años ganó el Premio Barco de Vapor con «Finis Mundi». Era el primer libro que publicaba y el decimocuarto que escribía. ¿El que la sigue la consigue?
- El que la sigue tiene más posibilidades. Siempre he pensado que la literatura no es cuestión de talento, sino de vocación. Cuanto más escribo, mejor lo hago, más voy aprendiendo. Comparo mis primeras obras con las de ahora y no tienen nada que ver. Es cuestión de práctica, de haber escrito miles de páginas. No es algo que te suceda en dos días. Hay escritores a los que les funciona su primera novela, pero en la mayoría de los casos no es así. A base de practicar y practicar y practicar, al final aprendes.

Créditos:
Extracto de la entrevista realizada por Antonio Fontana a Laura Gallego, publicada en el número 1.091 del ABC Cultural, de fecha de hoy, de la hemeroteca del autor.
Fotografía de Laura Gallego, durante la firma de libros de la Feria del Libro de Valencia… de 2012.