miércoles, 31 de marzo de 2010

Nos, mandamos echar y echamos…

En Valencia, en la Plaza de los Pinazo, estratégicamente situada junto a la calle Colón, que sigue el trazado de la antigua muralla cristina de Valencia, se encuentra el principal acceso a la estación de Metro, llamada “Colón”, construida allá por el entorno del año 1995.

Durante el proceso de excavación necesario, aparecieron los restos arqueológicos correspondientes a parte de la muralla. Estos restos más o menos reconstruidos, más o menos en su sitio, más o menos recreados, configuran como una plazuela y se pueden apreciar junto al antedicho acceso a la estación, siempre y cuando no lo impidan las prisas de quienes por ahí transitan o, por el contrario, la ausencia de inquietud de quienes quedan y esperan en esa plazuela.

Para paliar esta ignorancia, en su momento se pusieron unos paneles informativos, que han acabado siendo el soporte de otra información muy diferente, periódicamente removida del sitio, y siempre regresando, como en un continuo retorno.


La muralla cristiana de Valencia fue mandada construir en 1356 por el rey Pedro el Ceremonioso y recogía la antigua Valencia musulmana (con el trazado de su muralla marcado en rojo), y todos los arrabales que durante un siglo se habían ido edificando extramuros. En este punto en concreto, se construyó una de las puertas de la muralla, que, debido a la cercanía con la judería de Valencia y, en concreto, con el cementerio de ésta, recibió el nombre de Puerta de los Judíos, o Portal dels Jueus.

Muy posiblemente, fuera por esta puerta por donde salieran, en la primavera de 1492, los escasos judíos entonces residentes en Valencia como consecuencia de un edicto promulgado el día 31 de marzo de ese mismo año.

Nos, don Fernando, etc. Al illustrisimo principe don Johan, nuestro muy caro e amado primogénito e universal successor en nuestros reynos y tierras, salud e paternal bendiction, e a los lugartenientes generales nuestros, arçobispos, obispos y otros cualesquiere prelados, y a los duques, marqueses, condes e vizcondes, nobles, barones e a qualesquiere que se digan señores de vasallos, e a los governadores, justicias, bayles, merinos e otros qualesquiere officiales nuestros e de nuestros reynos e sensorios, e de las ciudades, villas y logares dellos y de cada uno dellos, mayores y menores, e a las dichas ciudades, villas y logares, e a los concejos dellos y dellas y a todos y qualesquiere subditos y naturales nuestros de qualesquiere stado, grado y sexo, dignitat e condicion sean salud e dilection. E a las aljamas de judios e a cada una dellas y a qualesquiere judios, hombres y mujeres, en qualquiere edat constituydos e constituydas en nuestros reynos y senyorios, assi de acqua mar como de alia mar stantes y habitantes, notificamos y vos fazemos saber (…)
por este nuestro real edicto perpetuo para siempre valedero, mandamos echar y echamos de todos nuestros reynos y senyorios occiduos y orientales a todos los dichos judios y judias, grandes y pequenyos, que en los dichos reynos y senyorios nuestros stan y se fallan, asi en las tierras realengas como de la yglesia y en otras de qualesquiere subditos y naturales nuestros y en qualesquiere otras en los dichos nuestros reynos y senyorios contenidas, los quales judios e judias hayan e sean tenidos sallir e salgan de todos los dichos reynos y senyorios nuestros daqui e por todo el mes de julio primero viniente, de manera que, passado el dicho tiempo, algún judio un judia, ni grande ni pequenyo de qualquiere edad que sea, no pueda star ni ste en parte alguna de los dichos reynos y senyorios nuestros, ni puedan bolver a aquellos para star ni pas-sar por alguna parte dellos so pena de muerte y de perdición de bienes a cámara y fisco aplicaderos, la qual pena sea incorrida ipso facto e sin processo o declaración alguna.
(…)
E porque de los sobredicho ignorancia no se pueda allegar, mandamos lo contenido en la presente sea preconizado por vos de crida publica en las ciudades de los dichos reynos y senyorios nuestros por los logares acostumbrados dellas. En testimonio de lo cual mandamos fazer la presente con nuestro sello secreto en el dorso sellada.
Dada en la nuestra ciudad de Granada, a XXXI dias del mes de marco del nacimiento de nuestro Senyor, Mil cuatrocientos noventa dos.
Yo el Rey.


Vigente o no desde hace 518 años, lo cierto es que dicho “real edicto perpetuo para siempre valedero” todavía tiene resultados, aun cuando ‘sólo’ sea en la memoria y conocimiento del común de las gentes, en particular, de quienes transitan junto a los restos de la antigua Puerta de los Judíos y, especialmente, de quienes debieran tener más en consideración, al menos, los paneles informativos.


Créditos:
Trascripción del texto del edicto de expulsión (versión para la Corona de Aragón) y plano de la ciudad de Valencia, de La Valencia judía, de Marilda Azulay y Estrella Israel, publicado por el Consell Valencià de Cultura, en 2009, como número 65 de su colección Serie Minor.

Fotos de los restos/recreación de la Puerta de los Judíos, de julio de 2009, del autor.

martes, 30 de marzo de 2010

En el día de… pasado mañana

Una de las pocas escenas que recuerdo en estos momentos de Un millón de muertos, de José María de Gironella es cuando, al final de la novela y de la guerra, el protagonista, cuyo nombre ahora sí que no recuerdo, entra en Gerona con las tropas vencedoras entre la alegría de la población.

Tal vez no sea muy ‘políticamente correcto’ recordarlo, pero seguro que todavía hay en Gerona, con ‘e’, gente que estuvo en ese momento, al menos literario, pero seguro que también real. Respecto de otros puntos de España sí es así.

Mi padre, en concreto, era un zagal entonces, y cierto día estaba en la peluquería a donde había sido llevado o enviado por su madre. Tan digna intención no se pudo llevar a cabo, pues durante el proceso se produjo la llegada de las tropas nacionales en su pueblo, con lo que todos acudieron a verlos entrar, con alborozo y alegría, acrecentados por el hecho de que dichas tropas venían, encima, con comida. Tal día supongo que coincidiría con el de anteayer de hace 71 años, en que se entró en Madrid.

Durante mi estancia en septiembre pasado en Venecia pude ver la pintada de la foto. Como puede observarse, la famosa expresión (copiada según parece) de Dolores Ibárruri La Pasionaria, había llegado al Véneto.



Ahora, todo consiste en presentarles a Celia Gámez, y les cante eso de “¡Ya hemos pasao!



Por cierto, el famoso 1 de abril, ese año, fue Sábado de Gloria.



Créditos:

Foto del cartel de ¡No pasarán! y de la publicación en revistas del ¡Ya hemos pasao!, obtenidas en Internet.

Foto en Venecia (cerca de la Estación de Santa Lucía), en septiembre de 2009, del autor.

Página de ABC del día 29 de marzo de 1939, recogiendo la noticia de la entrada en Madrid.

Portada de ABC del día 20 de mayo de 1939, recogiendo el Desfile de la Victoria del día anterior.

lunes, 29 de marzo de 2010

Cuando la carga de la prueba es una carga

Por decirlo claramente: Lenin legó a sus sucesores un Estado policíaco que marchaba a toda máquina. La independencia de la prensa desapareció a los pocos días del golpe de Estado de octubre. El código penal se revisó en noviembre-diciembre (y ya tenemos la dúctil y maleable categoría de «enemigo del pueblo»: «todos los individuos sospechosos [sic] de sabotaje, especulación y oportunismo podrán ser detenidos inmediatamente»). Los embargos de provisiones comenzaron en noviembre. La Checa (policía política) estuvo lista en diciembre. Se abrieron campos de concentración a principios de 1918 (y empezaron a utilizarse los hospitales psiquiátricos como centros de reclusión). Luego llegó el terror sin rodeos: las ejecuciones por cupos; la «responsabilidad colectiva», por lo que la familia e incluso los vecinos de los enemigos del pueblo, o presuntos enemigos del pueblo, se tomaban como rehenes; y el exterminio, no sólo de los adversarios políticos, sino también de grupos sociales y étnicos, por ejemplo los kulaki, que eran los agricultores acomodados, y los cosacos (la «descosaquización»). Las diferencias entre el régimen de Lenin y el de Stalin fueron cuantitativas, no cualitativas. La única novedad original de Stalin fue el descubrimiento de otro estrato social al que había que purgar: los bolcheviques

Este tipo de régimen tenía como principal guía “jurídica”, podríamos resumirlo así, que cualquier ciudadano «sospechoso» debía demostrar su inocencia, ahorrándole al Estado el trabajo de demostrar la culpabilidad.

Está claro que esta práctica «jurídica» no es la que se encuentra implantada en España, ¿verdad? Sin embargo, la guía procedimental que la mueve sí ha tenido cierto asiento en estos lares.

Hace tiempo comenté sobre el hecho de que fuera un Ministro ¡del Interior! quien pidiera a un acusado que demostrara su inocencia. Ahora, en cambio, quien pide, “si puede”, que demuestre su inocencia a un acusado, es un ex Ministro ¡del Interior!

Ciertamente, podría decirse, como en la tierra de éste último, sobre las diferencias entre estos políticos de distintos partidos, que creer, no creo que haya diferencias, pero haberlas, haylas.

Lo que pasa es que yo no soy de aquella tierra, y por tanto, me quedo, sólo, con la primera parte de la famosa expresión.

Créditos:

Koba el Temible. La risa y los Veinte Millones, de Martin Amis, editado por Anagrama. Primera parte: El hundimiento de la vida humana. Apartado Diez tesis sobre Ilich, tesis VIII (pp.41-42)

Fotograma de Libertad Digital Televisión

domingo, 28 de marzo de 2010

Lo último de César Vidal

Es conocido lo prolífico que es César Vidal Manzanares en relación con la escritura y publicación de libros. Incluso hacen bromas los integrantes del Grupo RISA sobre este hecho.

Sin embargo, creo que todo lo que se diga es poco, en comparación con la solución que vi a principios de año, en mi librería habitual.

El cartel lo dice todo: ya no guardan en los cajones, para cuando llegue el momento de reponer en laas mesas o estanterías, los ejemplares del libro tal o del libro cual.

Simplemente, lo que guardan es “último César Vidal”

Lo que es todo un reconocimiento.

Nota: Llevo tiempo rumiando una anotación muy distinta a ésta, pero no acabo de conseguirla. La dejaré que repose un poco, y así, también, espero acontecimientos. De todas formas, el título de esta anotación, heredado de la otra, ya es una pista.

sábado, 27 de marzo de 2010

Ni pa’ ti ni pa’ mí. II: … y rural.

La otra ópera del programa estrenado el pasado jueves, es Caballería rusticana, de Pietro Mascagni, con libreto de Giovanni Targioni-Tozzetti y Guido Menasci.

Al igual que en el caso de La vida breve, la trama está impregnada de celos. Bueno, de celos, y de engaño, traición, honra, venganza,…

Aunque quizá lo más triste de la obra sean los celos de… la obra misma. Mascagni presentó la obra a un concurso que se había convocado para óperas de un acto, lo ganó, la ópera se representó el 17 de mayo de 1890, fue un gran éxito… y Mascagni nunca más volvió a tener éxito similar alguno.

La obra se desarrolla en un pueblo de Sicilia, y se inicia con Santuzza en escena, mientras suena la orquesta, y en seguida, fuera de escena, se oye a Turiddu, su amante, cantando líricamente las excelencias de una mujer. Al finalizar, la orquesta retoma la intensidad musical y dramática, en medio de la desesperación de Santuzza, pues la mujer alabada no es ella, sino Lola.

Todo el desarrollo de la obra es consecuencia de esos celos que tiene Santuzza, actuando, como detonante de la lógica tragedia final, el desprecio que en un determinado momento le muestra Turiddu, siendo por ello maldecido por Santuzza.

La producción presentada es la que preparó el Teatro Real de Madrid hace tres años, también con Giancarlo del Monaco, donde solo hay dos colores: el blanco de la escena y el negro del vestuario, lo que verdaderamente impresiona.

El momento musical más conocido de la obra es el Intermezzo, por lo que los enlaces que voy a poner tienen otros motivos, entre ellos, por supuesto, el, digamos, sentimental.

Por un lado, se trata de la alabanza de Lola que, como hemos dicho, se oye cantar a Turiddu al principio de la obra. En primer lugar, tenemos un enlace que realiza una comparación entre Plácido Domingo y el gran Mario del Monaco (efectivamente, padre de Giancarlo del Monaco); y en segundo lugar, otro español, éste, naturalmente, desconocido en general, y de los valencianos en particular, a pesar de ser de aquí y tener incluso una calle dedicada con su nombre artístico: Antonio Cortis.

Por otro lado, se trata del aria “Voi lo sapete”, con la que Santuzza le cuenta todos sus temores a Mamma Lucia, madre de Turiddu. Canta, en un recital, Maria Callas.

Como era de justicia, al finalizar la representación los esfuerzos fueron recompensados con sentidos aplausos, incluyendo a Lorin Maazel y Giancarlo del Monaco entre los intérpretes (aunque ‘de paisano’).

¡Ah, que se me olvidó el otro día! Finalizando la última bajada del telón, se pudo oír tal vez lo más gratificador del ensayo general: las voces de la gran alegría de todos los que estaban en el escenario.

Nota: tal vez alguien se haya dado cuenta de que no ‘todo’ el vestuario de los intérpretes era negro, pero de eso hablaremos en otro momento.


Créditos:
Escenografía en el Teatro Costanzi de Roma, y foto de Pietro Mascagni (en el centro, sentado) junto con los principales intérpretes y el director, ambas del día del estreno. Tomadas de Mascagni-Cavalleria rusticana. Leoncavallo-I pagliacci, en edición de 2007 de RBA Coleccionables, como número 10 de la colección Grandes óperas. Deutsche Grammophon.

Fotos de diversos momentos del saludo final, del autor.

Actualización (30 de marzo):
Hoy se publica en el periódico Levante, aunque bajo la firma de G. García-Alcalde otra reseña sobre el estreno, donde sí hace mayor referencia a Caballería rusticana.

viernes, 26 de marzo de 2010

Por imperativo legal

Este viernes, el Consejo de Ministros ha aprobado una modificación de la reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General con el objetivo declarado de que aquellos cargos elegidos que formen parte de partidos ilegales, deban “retratarse”, y si lo hacen bien, seguirán en el puesto, perdiéndolo en el caso contrario.

Según se recoge en la noticia que enlazo, en la presentación de la reforma, el Ministro del Interior “tampoco aclaró qué fórmula jurídica se va a aplicar para el cumplimiento efectivo de esta premisa. Se limitó a decir que que los miembros de partidos ilegalizados tienen que realizar una «fórmula expresa de rechazo» y que ha de ser «público, notorio y fehaciente»”.

Igualmente, se recoge que “«creemos haber encontrado una solución para esta perplejidad y la fórmula correcta es aplicarles lo que llamaríamos incompatibilidad sobrevenida» insistió.
Sobre esta figura, el ministro se ha expresado así: «Un partido político ilegalizado no puede presentarse ni nadie presentarse en su nombre» con lo que «se establece la incompatibilidad»
”.

Debo reconocer que últimamente entiendo poco lo que dice el Ministro del Interior, por no decir que entiendo mucho lo que no dice. Por ejemplo: según el Diccionario de la Real Academia Española, ‘sobrevenir’ es, dicho de una cosa, “acaecer o suceder además o después de otra”. Es decir, se trata de algo que sucede, mayormente, con posterioridad a algo: lo que sobreviene se sitúa en el futuro. Sin embargo, el caso concreto, que parece que es el que le interesa, es que los ilegales no pueden “presentarse”, es decir, se trata de una acción (la de presentarse) relativa a alguien ya ilegal.

En mi opinión, la incompatibilidad sobrevenida será la de aquellas personas elegidas (legalmente), cuya formación, posteriormente, es declarada ilegal, y entonces sí sobreviene una situación anómala.

En mi opinión, por tanto, la frase que habría que haber dicho, hubiera sido, más o menos: “No puede mantener el cargo nadie que no renuncie a los motivos por los que la formación política por la que se presentó y fue elegido, haya sido declarada ilegal”.

Aunque larga, no resulta la frase muy complicada, por lo que, en mi opinión, hubiera sido perfectamente posible haberla dicho, y todo el mundo hubiera entendido lo mismo. Ergo, si no se ha dicho así,…

De todas formas, hay que recordar que para tomar posesión de estos cargos hay que jurar (o prometer) la Constitución. Y esta gente ya lo hace: o sea, que pueden declarar lo que les venga en gana, que luego ya harán lo que estimen oportuno.

En todo caso, no es una decisión (la de la reforma) que me entusiasme. Y eso es debido a que se están penalizando las ideas, anulando, directamente, la libertad de pensamiento. La acción de esas ideas es lo que habría que perseguir, vamos, en mi opinión.

Todo esto me recuerda un comentario que hizo Amando de Miguel hace tiempo (y que no tengo datos para localizar), entonces en la COPE, en una tertulia de La linterna, con César Vidal.

El comentario, a modo de pronóstico, aunque de momento no se ha cumplido, era que planteamientos similares (a éstos de hoy), podían perfectamente llevar a una Ley que declarara ilegales las formaciones, y por ende, sus cargos electos, que no hicieran una condena clara, rotunda y expresa (los calificativos son míos, pero el sentido es el original), de Franco y su régimen. Naturalmente, el objetivo directo de este planteamiento sería el Partido Popular.

Fue replicado con que no se atreverían a tanto los socialistas, y esa Ley sería inconstitucional, y tal y cual… Amando de Miguel djo que bueno, que ya veríamos.

De momento, nuevamente, Amando de Miguel está ahora en Estados Unidos, como hace casi treinta años, más que como emigrante, como exiliado.

¿Se estará moviendo el palito del siglo, desde el final, para ponerse en medio de las dos equis?

P.S. Por cierto, en el vídeo de la noticia enlazada, se plantea la disyuntiva de “o votos o bombas”, y se insiste a continuación, “o rompéis o convencéis”. Esto último, ¿no formaría parte, ambas acciones, de la opción general de ‘votos’?

¿En qué estaría pensando? ¿Estaría, él o yo?

jueves, 25 de marzo de 2010

Ni pa’ ti ni pa’ mí. I: Breve…

Como ya se ha comentado, el pasado lunes acudimos al Palau de les Arts de Valencia al ensayo general de dos óperas, siendo la primera de ellas La vida breve, con música de Manuel de Falla y libreto de Carlos Fernández Shaw.

Al acomodarnos en la platea y mirar hacia el escenario (como ya señalé en la otra anotación, la Dirección de Escena era de Giancarlo del Monaco), pudimos apreciarlo dada la ausencia del telón. Esta iluminación intensa, mayoritariamente en tonos rojos, es la que nos iba a acompañar durante toda la representación de la obra.

Conforme las ‘ubicaciones’ de la trama, se orientaban en el escenario, dándole forma, los dos grandes paneles que, inicialmente, eran todo lo que veíamos, salvo, a la derecha, el único mobiliario de la escenografía, un conjunto de sillas que sería dispuesto, en su momento, por los intérpretes.

La ópera se abre con una copla que se repite en varias ocasiones a lo largo de la obra:

Mal haya el hombre, mal haya,
que nace con negro sino.
Mal haya quien nace yunque,
en vez de nacer martillo.

cuya trama principal, como puede verse, está constituida por… los celos.

Bueno, los celos, el engaño, la traición, la honra, la venganza, el abuso, el orgullo, el desprecio.

El protagonismo lo tiene Salud, una muchacha seducida por ‘su’ Paco, y por éste engañada y traicionada, al llevar en paralelo compromiso, culminando en boda, con otra mujer, de más alta clase social.

Salud, tras saber del engaño, nos mantiene en todo instante en el límite de su locura, visualmente reforzada con la iluminación, y su juego de colores y tonos, y de sombras, como por ejemplo, las generadas por los propios paneles y por las ondulaciones y resaltes en las superficies de ellos, y especialmente, la proyectada por la figura del abuelo de Salud, quien fuera del escenario, se hace así inquietantemente presente.

La vida breve fue la obra con la que se reinauguró el Teatro Real tras su restitución como teatro de ópera, bajo una Dirección de Escena de Francisco Nieva, y de ese momento, traigo dos enlaces a los otros tantos momentos de mayor popularidad de la obra (al menos para mí), como son los dos bailes que tienen lugar durante la celebración de la boda antes mencionada. En el primer enlace, el corte comienza con el baile ya iniciado (lo siento, pero navegando se puede encontrar el corte que contiene el principio), mientras que el segundo, sí es sólo el baile. Como puede verse, la escenografía es marcadamente distinta a ésta vista en el Palau de les Arts de Valencia.



Créditos:
Fotos del autor del ensayo general: inicio de la obra, y saludos finales, de Cristina Gallardo-Dômas (Salud) y del conjunto de intérpretes con Lorin Maazel.


Actualización (27 de marzo):
Hoy se publican dos crónicas sobre el estreno, ambas dedicando mucha mayor atención a La vida breve, cosa lógica ya que se trataba de una nueva producción del Palau de les Arts. Una es de nuestro ya conocido Alfredo Brotons Muñoz en el periódico Levante, y la otra, de Alberto González Lapuente, en ABC.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Feliz Año Nuevo

Dícese de mucha gente que no sabe en qué día vive. A todos nos ha pasado, en nuestra época de estudiante, encontrarnos en ese estado en el que sólo sabíamos del día de la semana en que estábamos, primero, para saber si había que ir o no a clase, y segundo, en caso afirmativo, para saber de qué asignaturas iban a ser las clases. Casos sé de gente que sólo se daba cuenta real del día del mes en el momento en que ponía la fecha en las hojas en que tomaba apuntes, y así, afortunadamente, percatarse de que era el cumpleaños de un familiar cercano. Ahora, con los nuevos planteamientos en la enseñanza, se han acabado todas estas ventajas del calendario.

De todas formas, no siempre resultó tan sencillo.

Ya he comentado en estas páginas parte de la historia de la reforma gregoriana del calendario. En su momento, no comenté algo, que hago ahora.

Uno de los motivos que impulsaron los numerosos intentos que hubo de revisión del calendario juliano fue el desajuste de las fechas de la Pascua de Resurrección. Vinculada ésta con el equinoccio de primavera, el desajuste de fechas pasaba por fijar el día del equinoccio. En su momento, incluso el rey de España (por entonces Felipe II), intercedió por que fuera el 21 de marzo, fecha en la que caía allá cuando el Concilio de Nicea del año 325.

Como ya dijimos, la reforma tuvo lugar en 1582, en el orbe católico, dando el salto del 4 al 15 de octubre. Estos diez días era la diferencia entre el antedicho 21 de marzo y el día en que realmente había tenido lugar el equinoccio, es decir, el día 11.

Sin embargo, no fue el único salto que hubo como consecuencia de la bula “Inter gravissimas”.

El otro salto es menos impactante: llegó el 31 de diciembre de 1582, y tras esa noche, amaneció el 1 de enero de 1583.

Y es que en su día, para diferenciarse del calendario romano (que desde 158 a.C. establecía que el año se iniciaba el 1 de enero), la Iglesia Cristiana estableció el inicio del año coincidiendo con la festividad de la Anunciación, es decir, el 25 de marzo.

Por tanto, llega el momento de desear a todos mis lectores ¡un feliz Año Nuevo!

Y si alguien se ha perdido en todo esto, al menos que recuerde ajustar la hora este domingo por el cambio al horario de verano.

Créditos:
Información obtenida de la obra de E.G. Richards, Mapping Time. The Calendar and his History, editado por Oxford University Press.

Logo de Google con motivo del año nuevo 2009

martes, 23 de marzo de 2010

Représentation des couturières

Por fin, echando el bofe los actores; echando el bofe Serrano, y echando el bofe, el hígado, el quilo, el quimo y los jugos pancreáticos yo, que pasaba tarde y noche en el teatro ensayando, gritando en plena afonía gripal, mascando Aspirina, Panflavina, Piperacina y Algocratina y saltando cien veces a la torera del escenario a la sala y de la sala al escenario, llegó la comedia al ensayo general.
Era a últimos de abril. Jueves por la noche. Al día siguiente había de verificarse el estreno y casi todo el teatro estaba vendido ya.
Se me pasó el dar órdenes para que no se permitiera el excesivo acceso al ensayo, y la sala rebosaba de gentes cuya presencia distaba de resultar grata para mí. (…)
Se encendió la batería y me embutí en la butaca, a escuchar con la máxima atención posible.


De esta forma presenta Enrique Jardiel Poncela el inicio del ensayo general de su obra Un adulterio decente, la cual precisamente como consecuencia de dicho ensayo general vio suspendido su estreno, cambiado por ése su título original, cambiado el primer actor, modificado sustancialmente el tercer acto, aplazado el estreno un mes,… con el resultado final de ser un éxito más del autor, allá por los últimos años de la II República.

Por esas cosas de la vida, el “ensayo general” o “ensayo general con todo” es una expresión que recuerdo de cuando estudiaba francés allá en los primeros años de esta Monarquía: “représentation des couturières”, en referencia a que ese ‘todo’ incluye el vestuario confeccionado por las modistas, o ‘couturières’.

Ayer por la mañana recibí una llamada de un compañero de trabajo trasladándome que su hijo disponía de unas entradas (y me las ofrecía) para asistir esa misma tarde-noche al ‘ensayo general’ en el Palau de les Arts de las obras que se estrenarían tres días después: La vida breve de Manuel de Falla y Cavalleria rusticana de Pietro Mascagni.

Naturalmente, dije que gracias,… y que sí. Y de esta manera, mi hermano y yo pudimos asistir a nuestra primera “rerpreséntation des couturières” (mi padre, en cambio, frecuentaba en su época todos los estrenos teatrales en Madrid en el más puro estilo de los estudiantes de entonces: haciendo de claque).

Esta asistencia fue triplemente, por lo menos, afortunada.

En primer lugar, me permitía conocer dos obras cuyo argumento desconocía por completo, y de cuya música sólo sabía de algún momento que otro.

En segundo lugar, el destino quiso que acertáramos con los asientos elegidos (las entradas no eran numeradas): última fila del primer grupo de filas, casi junto al pasillo central (salvo dos butacas), encontrándonos que en esa misma fila, a nuestra derecha al otro lado del pasillo, y en la butaca que estaba junto a éste, tomó asiento para “escuchar con la atención máxima”, el Director de Escena, y junto a él su equipo.

Y bien que aprovechamos esta coincidencia.

Durante la representación de La vida breve, Giancarlo del Monaco era un manojo de nervios. Continuamente hacía comentarios con una muchacha que supongo sería su asistente, sentada delante de él a un lado, para así poder hablar sin ningún problema cuando él se adelantaba.

Hubo varios momentos, incluso, en que se levantó para dar instrucciones a quien directamente afectara; en uno de ellos, visiblemente enfadado, disparaba las instrucciones donde, a quien y en el idioma que, hiciera falta: “¡La luce, la luce!”, “Nicht!”,…

En cambio, en Cavalleria rusticana, estuvo totalmente calmo, con pocos y tranquilos comentarios, tanto que en numerosas ocasiones su asistente dejó la libreta sobre la butaca vecina, visto que no la necesitaba.

La verdad es que me resultó curiosa la experiencia, las escenografías me gustaron (ya hablaremos de ellas al hilo del estreno) y me dejó con ganas de escuchar las obras completas en casa.

Por cierto, a pesar de las “couturières”, ni la Orquesta ni el Director de Escena, ni el Director Musical iban vestidos de estreno.

Director Musical, Lorin Maazel, de quien nos comentaron antes del inicio del ensayo que, siempre que el horno estuviera para estos bollos, prefería realizar el ensayo general con público, y que de hecho, la decisión se había tomado esa misma mañana (y con éxito, pues la platea estaba llena y casi el primer piso).

¡Ah! En tercer lugar, last but not least, pudimos ver, de un tirón, sin interrupciones, como una representación normal y corriente, ambas óperas…. gratis.



Actualización (25 de marzo):
Este mismo día del estreno, ABC publica noticia de la presentación a la prensa de la producción.

Créditos:

Extracto de la presentación de Un adulterio decente, con el título de “Segundo Intermedio. Circunstancias en que se imaginó, se escribió y se estrenó «Un adulterio decente»”, incluida en la edición que bajo el título general de 49 personajes que encontraron autor, recogía tres obras del autor, Usted tiene ojos de mujer fatal, la citada y Las cinco advertencias de Satanás. Tomado de la edición Obras completas de Enrique Jardiel Poncela, realizada por A.H.R. en seis tomos (Tomo I- pp.653-654)

Foto de Enrique Jardiel Poncela, en dicho tomo.

Fotos del atardecer y del edificio del Palau de les Arts, del autor.

Foto (desenfocada) de Giancarlo del Monaco, al final de la representación, camino de la escena para saludar, también del autor.

lunes, 22 de marzo de 2010

¡Qué breve fue mi estantería!

Gracias a un correo electrónico que había recibido, ella tuvo conocimiento de un concurso de narrativa breve. “¡Ésta es la mía!”, pensó totalmente ilusionada. Últimamente, en su círculo de amistades, le habían insistido en que diera el salto, que se presentara a concursos, y así, en breve, poder disfrutar todos esos amigos suyos, de un ejemplar de sus relatos, por fin editado, y, naturalmente, dedicado.

A veces dudaba, ante semejantes requiebros, sobre si en realidad la querían por su firma, pero en seguida, esas dudas fácilmente las desvanecía con un sonriente mohín, sabiendo certeramente de la sinceridad de sus amigos.

Sintió vergüenza, poco después, al recordar el impulso con el que había saltado sobre las bases del concurso. Alguien habría que, con cierta sorna, lo calificara incluso como lujurioso. Y la verdad, ese cartel, con todos esos micrófonos apuntando, abrumando, avasallando a las distintas mujeres que aparecían en varias de los monitores de televisión, tenía su aquel. Pero, no, se estaba desviando del tema.

Empezó a leer las bases, y empezaba bien: la cuantía de los premios era de 2.750 euros. Vamos, un apaño, tal como estaba el patio, de monipodio le hizo decir de seguido el subconsciente, que no inconsciente, reflexionó aliviada, aunque se estaba volviendo a desviar del tema.

Con grandes esfuerzos regresó a la lectura de las bases del certamen que le interesaba, sí, ya veía la utilidad del premio, tenía elegida la pared de casa donde poner esa estantería tan chuli, con todo un panel ajustado a la pared, y uno segundo, por delante, sobre unas guías que le permitían deslizarse, y de esta manera facilitar el acceso a los libros de detrás; porque la situación ya era desesperada, aunque no grave: había trabado conversaciones de paz con varios de sus amigos y establecido un sistema de extravío de libros de manera que casualmente éstos se encontraran en la casa correcta de sus amigos, en vez de en la suya (lo del extravío se le había ocurrido a uno de ellos, eficaz lector de Robin Hood, Quintin Durward, Rocambole y otros preclaros asesores fiscales, al objeto de evitar problemas con el cisco, digo, el fisco).

Sí, redirigió los pensamientos, ya conseguiría llegar a la segunda base, y eso que a ella nunca le había interesado el béisbol, no entendía esa enemistad entre el palo y la bola, ni cómo precisamente cuando ambos estaban separados, era cuando todos se ponían a correr.

Sí, por fin, estaba en ello, o eso esperaba. Porque conforme leía, menos entendía:
El/la objeto/intención del/de la presente certamen/convocatoria es la/el redacción de/escribir una/un narración/relato breve, original, inédita/inédito y no premiada/premiado en concursos/pruebas anteriores, cuyo/cuya contenido/historia sea la/el presencia/estar de las mujeres en los/las diferentes medios/formas de comunicación y los/las roles/actuaciones e imágenes/ esquemas asignadas/asignados a ellas en dichos/dichas medios/formas (informativos/informativas, programas/funciones de entretenimiento/diversión, publicidad, lenguaje, visibilización, etc).

Para cuando consiguió confirmar que ‘visibilización’ no figuraba en el diccionario de la Real Academia Española, y por tanto, se quedaba sin saber cuál era uno de los enfoques a reflejar en el trabajo (lo de ‘etcétera’ sí lo tenía claro), el paso del tiempo le hizo constatar, con coraje, que la tercera base marcaba un plazo, ya superado.

Había sido eliminada en la tercera base, y seguía sin saber cómo demontres se jugaba al béisbol.

Un amigo intentó consolarla diciéndole que gracias a esa ‘visibilización’, al menos, se había ahorrado la vergüenza de leer las bases sexta y séptima. Ante la curiosidad de ella, él procedió a aplicar, con carácter preventivo, la décima base también a las bases.

Y se fueron a tomar unas cervezas. Al cerrar la puerta, saliendo de casa, él se percató de cómo ella lanzaba una mirada furtiva a la pared de ‘su’ estantería.


P.S. Hasta tres fuentes bien informadas de la lucha antisensatez, nos confirman que las bases sexta y séptima contenían desatinos similares a éstos:

Uno de los tres premios ganadores tiene que ser para la mejor narración de una mujer o grupo, asociación o banda de mujeres.

El jurado valorará tanto la calidad literaria y la temática de los trabajos como la qorekzion hojtojrafika de laj hovras presentadas.

domingo, 21 de marzo de 2010

Zapatinglish

Siempre se ha comentado que las canciones de Frank Sinatra, mejor dicho, las cantadas por él, eran muy útiles para ir cogiendo oído con el inglés por lo bien que vocalizaba, esa cualidad en el mundo del escenario que en España hace tiempo pasó a mejor vida.

Hace dos meses nos fuimos mi hermano y yo a Berlín, y como no dispongo de canciones de Sinatra en alemán, iba con un poco de temor al idioma. Sin embargo, justo embarcando en el avión, se me disiparon todas las dudas cuando pude ver que en el fuselaje del mismo figuraba la gran noticia de que estamos en la presidencia española de la U.E.; se disiparon las dudas y llegaron las certezas, quiero decir.

Pero no, Berlín es mucho Berlín para ZP: no sólo es Alemania, sino que es la capital de Prusia, y eso es mucho decir: sólo con recordar que el de Prusia es una tonalidad del azul, no del rojo…

El caso es que en este viaje, además de traer (como ya hemos visto), me llevé libros: uno lo usé mucho, otro bastante, y del tercero puedo decir que le quité el polvo. Pero con voluntad y la amabilidad de los naturales de allí, mezclando los idiomas que haga falta, se resuelve todo.


A poco de regresar, me encuentro en los paneles publicitarios de la ciudad, una campaña de vuelos baratos (¡ahora!), naturalmente en inglés. Sólo que… yo diría que algo cutre, porque este y otros calificativos se merece una campaña en la que en el lema principal figura todo en inglés menos una preposición en medio de la frase.

Se ve que esta gente no ha oído a Sinatra, así que les ayudaré un poco: hablando de vuelos, tenemos Fly me to the moon y Come fly with me.

Y con tanto ‘fly’ al final me voy a mosquear.

sábado, 20 de marzo de 2010

Acabar quemados

La medianoche del 19 al 20 de marzo marca el momento cumbre y principal de las fiestas de Fallas en Valencia. Salvo la falla del primer premio (categoría especial), la del Ayuntamiento y aquéllas por cuyas características es el cuerpo de bomberos quien decide el momento; a medianoche, más minutos arriba que abajo, llega la cremá, llega el fuego al monumento fallero, que en realidad, es para lo que se construye, para quemarlo.

Atrás quedan las ilusiones, y dudas, ante la plantá de la falla, tanto la ‘adulta’ como la infantil, en la que se reúnen las ilusiones de los que más las tienen, los niños de la comisión.

Salvo los que viven más de los resultados que de las ilusiones, los premios, grandes o pequeños, aunque los dé la Alcaldesa, son una satisfacción, no el objetivo.



Sí, esta noche ha llegado el fuego, y atrás quedan muchos esfuerzos e ilusiones.



Y también quedan atrás, sobre todo para los moteros, los controles policiales en la antesala de las mascletaes, y sobre todo, sobre todo, en todos los formatos y presentaciones, los carteles que, con una literatura u otra, en román paladino podrían traducirse como:





«La calle es para la fiesta»







Y el que no esté de acuerdo, que reviente. Como los petardos.