Una de las ventajas de estar (de turista) en Venecia es que te olvidas del tráfico al que estás habituado, con sus semáforos, coches llenando las calles, motos llenando también las aceras, y todo eso. Salvo que te acerques a la Estación de Santa Lucia, y a Piazzale Roma, donde se encuentra la Estación de Autobuses; pero viéndolos de lejos,… no perjudican.
Como vas andando todo el rato, no tienes ni siquiera señales de tráfico que te afecten. Sólo a los vaporetos y a las góndolas, para lo que viene muy bien la existencia de puentes, lo que permite ahorrar en soportes.
Pero ojo, que el ir andando no exime de riesgos, y ahí hay una señal (casera e improvisada) para avisar de ello.
Aunque eso sí, incluso hay ocasiones en que también las góndolas sufren embotellamientos.
Berlín es otra cosa, aunque tampoco sufrimos atascos y se pasea bien (tal vez la escasez de temperatura ambiente influyera en la escasez de transeúntes). En la Potsdammer Platz se encuentra una replica del primer semáforo de la ciudad, instalado en 1924. Tal invento era para descubrirse, lo que obligaba, naturalmente, a ir tocado de un sombrero.
Eso sí, me quité 35 años de encima: efectivamente, los semáforos en Berlín todavía tienen eso de “rojo, amarillo y… ¡verde!”.
Todo esto viene a cuento de que en Valencia ya es definitivo el caos de tráfico por las Fallas. La circulación está prohibida desde la ronda de las Grandes Vías hacia el centro, y en algún momento, desde la de Tránsitos (en particular, con motivo de la Ofrenda). Por no hablar de todas las calles que total o parcialmente se encuentran cortadas por el montaje de la falla o carpas festivas.
En la normativa emitida por el Ayuntamiento al respecto, lo primero que se dice es que “no se autorizarán en ningún caso por razón de la asistencia al puesto de trabajo”. ¡Incluso las valijas de los bancos necesitan autorización para circular en las zonas restringidas!
Así pues, desde mañana me tomo vacaciones. Yo, a lo que diga el Ayuntamiento…
Como vas andando todo el rato, no tienes ni siquiera señales de tráfico que te afecten. Sólo a los vaporetos y a las góndolas, para lo que viene muy bien la existencia de puentes, lo que permite ahorrar en soportes.
Pero ojo, que el ir andando no exime de riesgos, y ahí hay una señal (casera e improvisada) para avisar de ello.
Aunque eso sí, incluso hay ocasiones en que también las góndolas sufren embotellamientos.
Berlín es otra cosa, aunque tampoco sufrimos atascos y se pasea bien (tal vez la escasez de temperatura ambiente influyera en la escasez de transeúntes). En la Potsdammer Platz se encuentra una replica del primer semáforo de la ciudad, instalado en 1924. Tal invento era para descubrirse, lo que obligaba, naturalmente, a ir tocado de un sombrero.
Eso sí, me quité 35 años de encima: efectivamente, los semáforos en Berlín todavía tienen eso de “rojo, amarillo y… ¡verde!”.
Todo esto viene a cuento de que en Valencia ya es definitivo el caos de tráfico por las Fallas. La circulación está prohibida desde la ronda de las Grandes Vías hacia el centro, y en algún momento, desde la de Tránsitos (en particular, con motivo de la Ofrenda). Por no hablar de todas las calles que total o parcialmente se encuentran cortadas por el montaje de la falla o carpas festivas.
En la normativa emitida por el Ayuntamiento al respecto, lo primero que se dice es que “no se autorizarán en ningún caso por razón de la asistencia al puesto de trabajo”. ¡Incluso las valijas de los bancos necesitan autorización para circular en las zonas restringidas!
Así pues, desde mañana me tomo vacaciones. Yo, a lo que diga el Ayuntamiento…
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