El día 10 de mayo de 1933 empezó a cumplirse la sentencia contenida en unos versos que algo más de un siglo antes, dictó Heinrich Heine, y que viene a decir que donde se queman los libros, se acaban quemando a los hombres.
«Dort wo man Bücher verbrennt, // verbrennt man auch am Ende Menschen»
Ese día, en la entonces Opernplatz de Berlín, junto a la Unter den Linden, organizado por los nacionalsocialistas, recién llegados al poder, se realizó un acto público y masivo de quema de libros “no afectos” al régimen, o peligrosos para él.
Actualmente, la Opernplatz se llama Bebelplatz, y en ella se “erige” un monumento, obra de Micha Ullman, que recuerda aquella tragedia. He puesto las comillas porque en realidad el monumento es subterráneo, pudiéndose ver a través de un panel transparente en el suelo. Con motivo de mi reciente viaje a Berlín no pude verlo, ya que el día que nos acercamos a la plaza, sospechábamos que estaría bajo un palmo de nieve, antes de saber que si en Berlín se quita la nieve de algún sitio, es precisamente de aquellos cuya función es recordarnos, especialmente, las tragedias vividas en el ciudad.
Hoy tengo conocimiento de que, nuevamente, hay quien echa de menos aquellos tiempos y actos, y, tristemente, como a todos los de su naturaleza, les sigue saliendo gratis.
Por cierto, estoy buscando la obra en la que figura la cita antedicha de Heine, más interesante aún, pues se trata de la tragedia… Almansor.
Créditos:
Retrato de Heinrich Heine, obra de Moritz Daniel Oppenheim
Foto del Bücherverbrennung del 10 de mayo de 1933, obtenida en internet (no recuerdo dónde)
Foto de la Bebelplatz, del autor (enero de 2010)
Foto del Denkmal Bücherverbrennung 1933, tomada de Panoramio.
«Dort wo man Bücher verbrennt, // verbrennt man auch am Ende Menschen»
Ese día, en la entonces Opernplatz de Berlín, junto a la Unter den Linden, organizado por los nacionalsocialistas, recién llegados al poder, se realizó un acto público y masivo de quema de libros “no afectos” al régimen, o peligrosos para él.
Actualmente, la Opernplatz se llama Bebelplatz, y en ella se “erige” un monumento, obra de Micha Ullman, que recuerda aquella tragedia. He puesto las comillas porque en realidad el monumento es subterráneo, pudiéndose ver a través de un panel transparente en el suelo. Con motivo de mi reciente viaje a Berlín no pude verlo, ya que el día que nos acercamos a la plaza, sospechábamos que estaría bajo un palmo de nieve, antes de saber que si en Berlín se quita la nieve de algún sitio, es precisamente de aquellos cuya función es recordarnos, especialmente, las tragedias vividas en el ciudad.
Hoy tengo conocimiento de que, nuevamente, hay quien echa de menos aquellos tiempos y actos, y, tristemente, como a todos los de su naturaleza, les sigue saliendo gratis.
Por cierto, estoy buscando la obra en la que figura la cita antedicha de Heine, más interesante aún, pues se trata de la tragedia… Almansor.
Créditos:
Retrato de Heinrich Heine, obra de Moritz Daniel Oppenheim
Foto del Bücherverbrennung del 10 de mayo de 1933, obtenida en internet (no recuerdo dónde)
Foto de la Bebelplatz, del autor (enero de 2010)
Foto del Denkmal Bücherverbrennung 1933, tomada de Panoramio.
Hoy está de perversa moda la relativización del Holocausto. Como bien apuntas, sale gratis, y los cobardes y miserables se suben todos al mismo carro.
ResponderEliminarPor otro lado, tu post me trajo a la mente un estupendo libro de Lion Feuchtwanger; "La familia Oppenheim". Yo tengo un ejemplar editado en Bs.As., en 1943, por Editorial Futuro.
Un saludo
Me olvidaba; no viene mucho a cuento pero, te aporto una información que acaso pueda ser de algún interés para ti: En la calle Comandante Fontanes (Metro Urgel), hay un viejo cementerio británico con curiosas tumbas. Varias de ellas son judías (como la monumental de Ignacio Bauer) y también las hay con simbología masónica. Hay curiosos personajes allí enterrados, como el fundador de Lhardy, el Circo Price, algún Loewe, Boetticher, la madre de Hermann Terscht, aristócratas del Este, etc. Las visitas están limitadas a las mañanas de Martes, Jueves y Sábados.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, Guido, por las sugerencias.
ResponderEliminarEl cementerio cae un poco fuera de mis rutas habituales cuando voy a Madrid, pero sabiéndolo ya...
¡Ah, primicia!Tengo localizada una edición de la obra de Heine, editada en Berlín, en... 1930.
Enhorabuena por el hallazgo ¡
ResponderEliminarSupongo que ya en esa fecha, no debían editarlas en muchas otras ciudades alemanas además de Berlín...