lunes, 8 de marzo de 2010

Un polaco que al piano no hablaba piano

En su momento, al hilo del septuagésimo aniversario del pacto entre los gobiernos nacionalsocialista alemán y comunista soviético, comenté, a modo de desagravio a Polonia, que en este diario “Falta música polaca: a ver si puedo acercarme al Palau de la Música en noviembre”.

Y efectivamente, pudimos acercarnos mi hermano y yo al Palau de la Música, para asistir a un concierto de piano con obras de Schumann y… Chopin.

El concierto no puedo decir que lo disfrutara, pues por el nombre creo que no conocía ninguna de las obras programadas, y eso quita parte del interés. De ahí que hubiera momentos en que constituyera más la música de fondo de unas someras reflexiones por mi parte.

Acompaño portada del programa. Puede observarse que la calidad del papel/tinta/impresión no era la más adecuada para un programa de mano, pues acaba uno dejando todas las huellas por ahí, para satisfacción de los servicios secretos.

No acompaño cuál era el programa en cuestión, sino la crítica aparecida dos días después en un periódico de Valencia, Levante-El Mercantil Valenciano, a cargo de Alfredo Brotons Muñoz, quien, sin más, se ‘carga’ el concierto.

De entrada, el programa no resultó ser el anunciado (lo que, no obstante, no justifica mis “someras reflexiones”), pero además, es que Emanuel Ax, el solista, ya apuntaba maneras (“Emanuel Ax apuntó en Beethoven unas durezas luego veladas por el Emerson en Schumann, pero que en el recital de la Iturbi han reaparecido con toda potencia”) - lo que tal vez sí las justificara.

El resto del vocabulario de la crítica no tiene desperdicio: “notas pifiadas”, “color mate”, “no fueron versiones ni mucho menos memorables”, “mala sorpresa”, “(no) se le sacó todo el partido expresivo posible”, “tampoco (…) convencieron”, “no hubo excusa para la ausencia, precisamente, de grandeza y brillantez”, “sobraron impurezas de digitación”, “faltó una planificación dinámica más acusada (que permitiera al menos distinguir entre piano y fortissimo)”, “enganchones”, “traición”.

Al menos, gracias a la crítica, pudimos enterarnos de que el regalo ofrecido fue el Vals op. 34, nº 2.

En resumen, olvidémonos de ese concierto, y aprovechando que aún estamos en la octava, conmemoremos que el pasado día 1 de marzo se celebraban los 200 años del nacimiento de Fryderyk Franciszek Chopin (Federico para los amigos), hecho del que no he oído comentarios por ahí, y desquitémonos un poco gracias a Arthur Rubinstein interpretando la Polonesa “Heroica”, op. 53 en La bemol mayor.

Créditos:
Portada del programa del concierto de Emanuel Ax en el Palau de la Música de Valencia, el día 18 de noviembre de 2009.
Foto de Emanuel Ax, tomada de la anotación de agenda del concierto, en la página del Ayuntamiento de Valencia

Primeros compases de la Polonesa “Heroica” de Chopin, y retrato de Chopin por Eugène Delacroix, tomados de la Wikipedia.

2 comentarios:

  1. Le pregunté a mi amigo Justo Romero, que antes era crítico musical de El Mundo y ahora trabaja de Dramaturgo para el Palcio de las artes de Valencia, que era lo fundamental para escribir de música, me dijo que leer mucho y saber escribir: -¿Y la música, las nociones, la teoria?:-eso queda en un plano secundario.
    Creo que al crítico que señalas y al que acabo de leer su crítica le falta lecturas.
    DE Chopin si tengo algo que escoger me quedo con sus Nocturnos, y el concierto para piano al que haces referencia es una obra maestra.

    Saludos

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  2. O sea, que la crítica es algo así como lo del maestro Ciruela...
    Lo tendremos en cuenta, gracias.

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