lunes, 22 de marzo de 2010

¡Qué breve fue mi estantería!

Gracias a un correo electrónico que había recibido, ella tuvo conocimiento de un concurso de narrativa breve. “¡Ésta es la mía!”, pensó totalmente ilusionada. Últimamente, en su círculo de amistades, le habían insistido en que diera el salto, que se presentara a concursos, y así, en breve, poder disfrutar todos esos amigos suyos, de un ejemplar de sus relatos, por fin editado, y, naturalmente, dedicado.

A veces dudaba, ante semejantes requiebros, sobre si en realidad la querían por su firma, pero en seguida, esas dudas fácilmente las desvanecía con un sonriente mohín, sabiendo certeramente de la sinceridad de sus amigos.

Sintió vergüenza, poco después, al recordar el impulso con el que había saltado sobre las bases del concurso. Alguien habría que, con cierta sorna, lo calificara incluso como lujurioso. Y la verdad, ese cartel, con todos esos micrófonos apuntando, abrumando, avasallando a las distintas mujeres que aparecían en varias de los monitores de televisión, tenía su aquel. Pero, no, se estaba desviando del tema.

Empezó a leer las bases, y empezaba bien: la cuantía de los premios era de 2.750 euros. Vamos, un apaño, tal como estaba el patio, de monipodio le hizo decir de seguido el subconsciente, que no inconsciente, reflexionó aliviada, aunque se estaba volviendo a desviar del tema.

Con grandes esfuerzos regresó a la lectura de las bases del certamen que le interesaba, sí, ya veía la utilidad del premio, tenía elegida la pared de casa donde poner esa estantería tan chuli, con todo un panel ajustado a la pared, y uno segundo, por delante, sobre unas guías que le permitían deslizarse, y de esta manera facilitar el acceso a los libros de detrás; porque la situación ya era desesperada, aunque no grave: había trabado conversaciones de paz con varios de sus amigos y establecido un sistema de extravío de libros de manera que casualmente éstos se encontraran en la casa correcta de sus amigos, en vez de en la suya (lo del extravío se le había ocurrido a uno de ellos, eficaz lector de Robin Hood, Quintin Durward, Rocambole y otros preclaros asesores fiscales, al objeto de evitar problemas con el cisco, digo, el fisco).

Sí, redirigió los pensamientos, ya conseguiría llegar a la segunda base, y eso que a ella nunca le había interesado el béisbol, no entendía esa enemistad entre el palo y la bola, ni cómo precisamente cuando ambos estaban separados, era cuando todos se ponían a correr.

Sí, por fin, estaba en ello, o eso esperaba. Porque conforme leía, menos entendía:
El/la objeto/intención del/de la presente certamen/convocatoria es la/el redacción de/escribir una/un narración/relato breve, original, inédita/inédito y no premiada/premiado en concursos/pruebas anteriores, cuyo/cuya contenido/historia sea la/el presencia/estar de las mujeres en los/las diferentes medios/formas de comunicación y los/las roles/actuaciones e imágenes/ esquemas asignadas/asignados a ellas en dichos/dichas medios/formas (informativos/informativas, programas/funciones de entretenimiento/diversión, publicidad, lenguaje, visibilización, etc).

Para cuando consiguió confirmar que ‘visibilización’ no figuraba en el diccionario de la Real Academia Española, y por tanto, se quedaba sin saber cuál era uno de los enfoques a reflejar en el trabajo (lo de ‘etcétera’ sí lo tenía claro), el paso del tiempo le hizo constatar, con coraje, que la tercera base marcaba un plazo, ya superado.

Había sido eliminada en la tercera base, y seguía sin saber cómo demontres se jugaba al béisbol.

Un amigo intentó consolarla diciéndole que gracias a esa ‘visibilización’, al menos, se había ahorrado la vergüenza de leer las bases sexta y séptima. Ante la curiosidad de ella, él procedió a aplicar, con carácter preventivo, la décima base también a las bases.

Y se fueron a tomar unas cervezas. Al cerrar la puerta, saliendo de casa, él se percató de cómo ella lanzaba una mirada furtiva a la pared de ‘su’ estantería.


P.S. Hasta tres fuentes bien informadas de la lucha antisensatez, nos confirman que las bases sexta y séptima contenían desatinos similares a éstos:

Uno de los tres premios ganadores tiene que ser para la mejor narración de una mujer o grupo, asociación o banda de mujeres.

El jurado valorará tanto la calidad literaria y la temática de los trabajos como la qorekzion hojtojrafika de laj hovras presentadas.

2 comentarios:

  1. Jajajajaja (bueno, y jojojojojo), ¡qué bueno (y buena)! Cómo me he reído (ah, y reída, claro...). Jajajaja

    Buenísimo, buenísimo, jajajajaja

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  2. Me alegro que te guste.
    Pero no sé por qué, creo que al jurado del concurso no le haría tanta gracia.

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