viernes, 5 de marzo de 2010

Un principio… que podía acabarse ya

Como ya anunció caragüevo hace unos días, en Valencia se está celebrando la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, ubicada, como desde hace mucho, en los parterres centrales de la Gran Vía Marqués del Turia. Aunque este lunes pasé por ella, lo hice a mediodía, cuando estaba cerrada, lo que me impidió curiosear en los mostradores.

Naturalmente, no siempre ha sido así.

Anteayer se cumplieron 25 años de la compra por mi parte del libro El principio de Peter, y aunque no lo puedo asegurar, debí de hacerlo en la edición de dicha Feria, pues no fue el único libro comprado ese día.

También me inclino a pensarlo porque la edición es la duodécima, de febrero del año 1979, en la famosa colección Rotativa de Plaza&Janés, como puede observarse, con portada de Álvaro y traducción de Adolfo Martín.

La obra del Dr. Laurence Peter y Raymond Hull se subtitula Tratado sobre la incompetencia o por qué las cosas van siempre mal (aunque tipográficamente esta última palabra se escribe boca abajo). Como parcial demostración del subtítulo, puede observarse cómo se escribe “por qué” en la portada.

El libro forma parte de la legión de aquéllos que están esperando su turno, aunque no sé cómo se las ha ingeniado para llegar a mis manos desde su puesto en la cola, lo que ha motivado una rápida hojeada. Y de ella, traigo a colación lo encontrado en el capítulo XII, en su apartado Hábitos de expresión reveladores:

Algunos empleados, en colocación final, dejan de pensar o, al menos, reducen drásticamente su actividad cogitativa. Para ocultarlo, desarrollan esquemas de conversación de uso general o, en el caso de figuras públicas, discursos de uso general. Se componen de frases que tengan aire solemne, pero que son lo suficientemente vagas para ser aplicables a todas las situaciones, cambiando en todo caso, unas pocas palabras cada vez para acomodarse al auditorio de que se trate.

Como es conocido, el principio establece que:

En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia.

Aunque las primeras exposiciones del principio son de septiembre de 1960, la obra se publicó en 1969, por lo que está claro que el autor no pensaba en ciertas “figuras públicas”.



Cada capítulo del libro va encabezado por una cita. La cita del capítulo I, que es donde se expone el principio, es la única de un autor español, Miguel de Cervantes.

No se quiera deducir de ello una muestra de la premonición de los autores (en cuanto vincular a algún español con la incompetencia), sino una mera coincidencia, signo en todo caso, de la capacidad de análisis del espíritu humano que tenía Cervantes.

La cita en cuestión es: “empiezo a pensar que hay gato encerrado”…

… lo que, tal vez, sí tenga su parte de premonición.

3 comentarios:

  1. Jajajaja, muy buena anotación en todos sus detalles: desde la portada, hasta la frase final pasando por las fotos (jajajajjajajaja... ¿dónde las has conseguido?)

    Muy buena, insisto. Me has hecho reír a base de bien.

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  2. Me alegro, mujer.
    Las fotos de los interfectos son de por ahí, tal vez de Libertad Digital, pero no puedo ahora asegurarlo.
    La de la moza tal vez incluso sirvió de base en una imagen de mi anotación sobre los brotes verdes y "La tienda de los horrores".

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  3. Veo que has actualizado tu diario esta mañana...

    Bueno, yo venía aquí a compartir mi sorpresa: en mi vida había oído hablar del principio de Peter (si alguien está pensando que soy una ignoranta..., tal vez tenga razón)y en menos de 24 horas (entre ayer por la noche y esta mañana) me encuentro con el tal principio mencionado en dos lugares que nada tienen que ver entre sí.

    Ahora me habéis picado: ¿me compro este libro, Posodo?

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