Durante el proceso de excavación necesario, aparecieron los restos arqueológicos correspondientes a parte de la muralla. Estos restos más o menos reconstruidos, más o menos en su sitio, más o menos recreados, configuran como una plazuela y se pueden apreciar junto al antedicho acceso a la estación, siempre y cuando no lo impidan las prisas de quienes por ahí transitan o, por el contrario, la ausencia de inquietud de quienes quedan y esperan en esa plazuela.
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La muralla cristiana de Valencia fue mandada construir en 1356 por el rey Pedro el Ceremonioso y recogía la antigua Valencia musulmana (con el trazado de su muralla marcado en rojo), y todos los arrabales que durante un siglo se habían ido edificando extramuros. En este punto en concreto, se construyó una de las puertas de la muralla, que, debido a la cercanía con la judería de Valencia y, en concreto, con el cementerio de ésta, recibió el nombre de Puerta de los Judíos, o Portal dels Jueus.
Muy posiblemente, fuera por esta puerta por donde salieran, en la primavera de 1492, los escasos judíos entonces residentes en Valencia como consecuencia de un edicto promulgado el día 31 de marzo de ese mismo año.
“Nos, don Fernando, etc. Al illustrisimo principe don Johan, nuestro muy caro e amado primogénito e universal successor en nuestros reynos y tierras, salud e paternal bendiction, e a los lugartenientes generales nuestros, arçobispos, obispos y otros cualesquiere prelados, y a los duques, marqueses, condes e vizcondes, nobles, barones e a qualesquiere que se digan señores de vasallos, e a los governadores, justicias, bayles, merinos e otros qualesquiere officiales nuestros e de nuestros reynos e sensorios, e de las ciudades, villas y logares dellos y de cada uno dellos, mayores y menores, e a las dichas ciudades, villas y logares, e a los concejos dellos y dellas y a todos y qualesquiere subditos y naturales nuestros de qualesquiere stado, grado y sexo, dignitat e condicion sean salud e dilection. E a las aljamas de judios e a cada una dellas y a qualesquiere judios, hombres y mujeres, en qualquiere edat constituydos e constituydas en nuestros reynos y senyorios, assi de acqua mar como de alia mar stantes y habitantes, notificamos y vos fazemos saber (…)
(…)
Dada en la nuestra ciudad de Granada, a XXXI dias del mes de marco del nacimiento de nuestro Senyor, Mil cuatrocientos noventa dos.
Yo el Rey.”
Vigente o no desde hace 518 años, lo cierto es que dicho “real edicto perpetuo para siempre valedero” todavía tiene resultados, aun cuando ‘sólo’ sea en la memoria y conocimiento del común de las gentes, en particular, de quienes transitan junto a los restos de la antigua Puerta de los Judíos y, especialmente, de quienes debieran tener más en consideración, al menos, los paneles informativos.
Créditos:
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Fotos de los restos/recreación de la Puerta de los Judíos, de julio de 2009, del autor.
La vida tiene casualidades difíciles de creer. No sé si alguna vez en mi vida habré oído hablar de Pedro el Ceremonioso (quizá sí, allá por mis tiempos de estudiante..., pero si soy franca debo admitir que no recuerdo haberlo hecho nunca) y hoy, en un mismo día, he sabido de él por dos conductos diferentes: uno éste, tu diario; otro, un librito de texto sobre la Historia de España, Segundo Grado (publicado en Barcelona el 23 de abril de 1926) que me regaló mi madre este verano y que hoy al mediodía, después de comer, estaba leyendo justo por el capítulo en el que se habla de este rey (aunque sucintamente) y del que se dice: "A Alfonso IV, hijo de Jaime II, sucedió Pedro IV el Ceremonioso (1336-1587)*, quien unió Mallorca a sus dominios y ante las Cortes de Zaragoza rasgó con su puñal los insoportables privilegios de los Unionistas, y por ese motivo se le llama también el del Puñalet. Pedro IV ayudó a Enrique de Trastamara contra Pedro el Cruel."
ResponderEliminar*Doy por supuesto que en las fechas hay un errata.
Bueno, perdón por el rollo, pero es que me pareció curioso toparme dos veces el mismo día con Pedro el Ceremonioso