“Como personas de bien que somos, no podemos aceptar que aquí en nuestra tierra se haya cubierto de pasada un hecho tan terrorífico, mostrando un claro doble rasero en función de si las víctimas son de un lado o de otro.”
Ocultada bajo una placa tectónica, ha pasado muy desapercibida la noticia de que el pasado día 11, viernes por la noche, es decir, siendo ya Shabbat, hubo un atentado terrorista en el poblado de Itamar, en la Franja Occidental del Jordán, es decir, Cisjordania. Como consecuencia del atentado, cinco personas murieron.
Si ya resulta intrínsecamente despreciable un atentado terrorista, y en particular aquéllos, como los que utilizan coches bomba, con cuya ejecución se busca causar víctimas indiscriminadamente las víctimas, en el caso concreto del atentado del pasado día 11 el desprecio es, si cabe, aún mayor.
Y es que el atentado fue, directamente, contra una familia israelí que estaba… durmiendo en su casa, y que fue acuchillada y degollada, sin discriminar, con las propias manos de los asesinos, a los tres de los hijos que estaban en casa, el menor de ellos, un bebé de meses.
Este pasado viernes, día 18, Juan Carlos Girauta recordaba en la tertulia de La Linterna, en COPE, este atentado, y comentaba que en Barcelona se había producido una concentración en recuerdo de las víctimas, convocada por la comunidad isrelita de Barcelona (a partir del minuto 26:06).
Ha leído el final del comunicado, con cuyo primer párrafo se inicia esta anotación, y que finaliza así:
“Los judíos de Cataluña no estamos acostumbrados a participar en concentraciones. Pues bien, hoy nos hemos concentrado aquí para mostrar con la cara alzada que nos da igual que nos vean, nos da igual que digan esto o aquello, nos es indiferente lo que opinen de nosotros porque hoy clamamos a una voz el derecho de recordar, narrar y orar por el alma de Udi, Ruth, Hadas Yoav y Elad.”
Fogel, el apellido de la familia, es como se pronuncia en alemán ‘Vogel’, es decir, pájaro.
Un pequeño recuerdo y una oración por quienes, especialmente los tres niños, pequeños pajarillos, han ascendido ya al Seno de Abraham. Shalom.
Ocultada bajo una placa tectónica, ha pasado muy desapercibida la noticia de que el pasado día 11, viernes por la noche, es decir, siendo ya Shabbat, hubo un atentado terrorista en el poblado de Itamar, en la Franja Occidental del Jordán, es decir, Cisjordania. Como consecuencia del atentado, cinco personas murieron.
Si ya resulta intrínsecamente despreciable un atentado terrorista, y en particular aquéllos, como los que utilizan coches bomba, con cuya ejecución se busca causar víctimas indiscriminadamente las víctimas, en el caso concreto del atentado del pasado día 11 el desprecio es, si cabe, aún mayor.
Y es que el atentado fue, directamente, contra una familia israelí que estaba… durmiendo en su casa, y que fue acuchillada y degollada, sin discriminar, con las propias manos de los asesinos, a los tres de los hijos que estaban en casa, el menor de ellos, un bebé de meses.
Este pasado viernes, día 18, Juan Carlos Girauta recordaba en la tertulia de La Linterna, en COPE, este atentado, y comentaba que en Barcelona se había producido una concentración en recuerdo de las víctimas, convocada por la comunidad isrelita de Barcelona (a partir del minuto 26:06).
Ha leído el final del comunicado, con cuyo primer párrafo se inicia esta anotación, y que finaliza así:
“Los judíos de Cataluña no estamos acostumbrados a participar en concentraciones. Pues bien, hoy nos hemos concentrado aquí para mostrar con la cara alzada que nos da igual que nos vean, nos da igual que digan esto o aquello, nos es indiferente lo que opinen de nosotros porque hoy clamamos a una voz el derecho de recordar, narrar y orar por el alma de Udi, Ruth, Hadas Yoav y Elad.”
Fogel, el apellido de la familia, es como se pronuncia en alemán ‘Vogel’, es decir, pájaro.
Un pequeño recuerdo y una oración por quienes, especialmente los tres niños, pequeños pajarillos, han ascendido ya al Seno de Abraham. Shalom.