Al alba del 4 de junio de 1940, zarpaba el último de los buques que evacuaban las tropas aliadas de Dunquerque, totalmente cercadas por el ejército alemán, quien todavía pudo hacer en las playas 30.000 prisioneros entre los que no pudieron escapar.
Pocas horas después, Winston S. Churchill, ante la Cámara de los Comunes, hablaba sobre la situación recién planteada, y expuso su siguiente plan de batalla:
“Combatiremos en Francia, combatiremos en los mares y los océanos, combatiremos cada vez con mayor confianza y fuerza en el aire; defenderemos nuestra isla, a cualquier precio; combatiremos en las playas, en los lugares de desembarco, en los campos y en las calles, combatiremos en las montañas; no nos rendiremos jamás”
Casi ocho años después, y al otro lado del Atlántico, se oían unas frases parecidas, pero con la misma determinación:
“Quisiera acabar parafraseando uno de los grandes discursos que se han hecho durante la Segunda Guerra Mundial, con unas palabras de Churchill.
No exagero si os digo que la Yishuv en Palestina luchará en el Négev y luchará en Galilea, y que luchará en las afueras de Jerusalén hasta el final. No podéis decidir cuándo deberíamos luchar o no. Lucharemos. La comunidad judía de Palestina no levantará la bandera blanca ante el muftí. La decisión está tomada. Nadie puede cambiarla. Sólo podéis decidir una cosa: si saldremos victoriosos de esta lucha o si el muftí se alzará con la victoria. Ésa es la decisión que pueden tomar los judíos de Estados Unidos. Deben tomarse enseguida, en cuestión de horas, de días.”
Estas palabras se pronunciaban recién iniciado el año 1948. apenas un mes después de la aprobación por parte de las Naciones Unidas de la famosa resolución 181, mediante la cual se determinaba el establecimiento en el conjunto de Palestina, de dos estados, uno judío y otro árabe (sic -me refiero a la terminología).
Poco después, el 14 de mayo, se proclamaba el estado de Israel, un día antes de que finalizara el dominio británico en Palestina, sin otra intención que evitar el tener que hacerlo en pleno Sabbath.
Golda Meir pronunció esas palabras en relación con los continuos enfrentamientos que estaban teniendo lugar entre ambas comunidades, a pesar de la resolución en cuestión. Lo que no se podía imaginar es que esos enfrentamientos acabarían teniendo la categoría de guerra (la primera guerra árabe-israelí) que empezó, tan lejos, tan lejos, como la noche del mismo día 15 de mayo.
Y es que de esa manera, los estados árabes vecinos de Israel dejaron bien claro que no sólo no aceptaban la existencia de Israel (invadiéndolo), sino que tampoco aceptaban la existencia de un estado árabe palestino.
Más de sesenta años después, apenas ha cambido el planteamiento.
Actualización: En efecto, sesenta o setenta años después, apenas ha cambiado el planteamiento.
Actualización 2:
Este pasado viernes, día 21, pude ver durante un momento, en no sé qué canal de ONO, parte de la película Gandhi, y en concreto, la escena en que, en pleno proceso de consecución de la independencia de la India, le exigen a Gandhi la división del dominio en dos estados distintos, por motivos religiosos, es decir la India y el Pakistán (dividido geográficamente a su vez en occidental y oriental, quien treinta años después, mediante una guerra civil, proclamaría su independencia con el nombre de Bangla-Desh).
Quien, amenazando con violentos conflictos, exigía la división, dentro del grupo de líderes independentistas, era el líder musulmán.
Créditos:
Transcripción del discurso de W.S. Churchill según traducción de Alejandra Devoto para la edición de La esfera de los libros de ¡No nos rendiremos jamás! Los mejores discursos de Winston S. Churchill.
Portada, transcripción, según traducción de Ricardo Simpson, del discurso “Salvando Israel salvaremos al pueblo judío” pronunciado en Chicago el 2 de enero de 1948 ante la comunidad judeoamericana para recaudar fondos con destino a Israel, y fotografía del momento de la firma de la declaración de independencia de Israel, tomados de Golda Meir, editado en 2008 en la colección Las voces de la democracia. Así hablan los grandes políticos, de la Biblioteca El Mundo.
Pocas horas después, Winston S. Churchill, ante la Cámara de los Comunes, hablaba sobre la situación recién planteada, y expuso su siguiente plan de batalla:
“Combatiremos en Francia, combatiremos en los mares y los océanos, combatiremos cada vez con mayor confianza y fuerza en el aire; defenderemos nuestra isla, a cualquier precio; combatiremos en las playas, en los lugares de desembarco, en los campos y en las calles, combatiremos en las montañas; no nos rendiremos jamás”
Casi ocho años después, y al otro lado del Atlántico, se oían unas frases parecidas, pero con la misma determinación:
“Quisiera acabar parafraseando uno de los grandes discursos que se han hecho durante la Segunda Guerra Mundial, con unas palabras de Churchill.
No exagero si os digo que la Yishuv en Palestina luchará en el Négev y luchará en Galilea, y que luchará en las afueras de Jerusalén hasta el final. No podéis decidir cuándo deberíamos luchar o no. Lucharemos. La comunidad judía de Palestina no levantará la bandera blanca ante el muftí. La decisión está tomada. Nadie puede cambiarla. Sólo podéis decidir una cosa: si saldremos victoriosos de esta lucha o si el muftí se alzará con la victoria. Ésa es la decisión que pueden tomar los judíos de Estados Unidos. Deben tomarse enseguida, en cuestión de horas, de días.”
Estas palabras se pronunciaban recién iniciado el año 1948. apenas un mes después de la aprobación por parte de las Naciones Unidas de la famosa resolución 181, mediante la cual se determinaba el establecimiento en el conjunto de Palestina, de dos estados, uno judío y otro árabe (sic -me refiero a la terminología).
Poco después, el 14 de mayo, se proclamaba el estado de Israel, un día antes de que finalizara el dominio británico en Palestina, sin otra intención que evitar el tener que hacerlo en pleno Sabbath.
Golda Meir pronunció esas palabras en relación con los continuos enfrentamientos que estaban teniendo lugar entre ambas comunidades, a pesar de la resolución en cuestión. Lo que no se podía imaginar es que esos enfrentamientos acabarían teniendo la categoría de guerra (la primera guerra árabe-israelí) que empezó, tan lejos, tan lejos, como la noche del mismo día 15 de mayo.
Y es que de esa manera, los estados árabes vecinos de Israel dejaron bien claro que no sólo no aceptaban la existencia de Israel (invadiéndolo), sino que tampoco aceptaban la existencia de un estado árabe palestino.
Más de sesenta años después, apenas ha cambido el planteamiento.
Actualización: En efecto, sesenta o setenta años después, apenas ha cambiado el planteamiento.
Actualización 2:
Este pasado viernes, día 21, pude ver durante un momento, en no sé qué canal de ONO, parte de la película Gandhi, y en concreto, la escena en que, en pleno proceso de consecución de la independencia de la India, le exigen a Gandhi la división del dominio en dos estados distintos, por motivos religiosos, es decir la India y el Pakistán (dividido geográficamente a su vez en occidental y oriental, quien treinta años después, mediante una guerra civil, proclamaría su independencia con el nombre de Bangla-Desh).
Quien, amenazando con violentos conflictos, exigía la división, dentro del grupo de líderes independentistas, era el líder musulmán.
Créditos:
Transcripción del discurso de W.S. Churchill según traducción de Alejandra Devoto para la edición de La esfera de los libros de ¡No nos rendiremos jamás! Los mejores discursos de Winston S. Churchill.
Portada, transcripción, según traducción de Ricardo Simpson, del discurso “Salvando Israel salvaremos al pueblo judío” pronunciado en Chicago el 2 de enero de 1948 ante la comunidad judeoamericana para recaudar fondos con destino a Israel, y fotografía del momento de la firma de la declaración de independencia de Israel, tomados de Golda Meir, editado en 2008 en la colección Las voces de la democracia. Así hablan los grandes políticos, de la Biblioteca El Mundo.
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