domingo, 31 de octubre de 2010

Del designio divino al diseño

Después del Puente del Ángel Custodio, tras socavar los cimientos del puente del tren a Barcelona, el río dejaba atrás a la ciudad herida y se enseñoreaba del espacio, camino del Mar: Alquería de Tatay, Senda Carmona, Fray Galiana y Poeta Sanmartín. Arrabales en la huerta, frente al Camino de las Moreras. Los destrozos fueron gravísimos y el río se cobró varias vidas. El subdirector de la fábrica Cross murió: se dijo que dio su vida por salvar a dos personas que murieron ahogadas cerca de él.
(…)
Vivir en Senda Carmona, en 1957, era como vivir fuera de Valencia. La colonia de casas, próxima a la gran curva que el Turia hacía antes de emprender su trayecto final, tenía en la vecindad la inmensa fábrica de Cross, el cementerio del Grao, los depósitos de combustible de la Campsa y el parque de mercancías de Renfe que comunicaba con el puerto. Pepa [Revert Román] sostiene que, con todo y con eso, pese a la presunta agresividad industrial, vivían sanos y felices:
«Yo jugaba en las montañas de piritas de la Cross como en un parque. (…)»
(…)
Mientras en el casco urbano de Valencia hay claramente delimitada en la memoria una primera y una segunda riada, en la Senda de Carmona, tan cerca del río y del mar, la impresión de los vecinos es la de un solo desastre continuado. Aunque hubiera dos puntas de inundación, no tuvieron muchas ganas de medirlas: el peligro, el encierro en el piso alto que les salvaba, duró desde la noche del 13 de octubre hasta prácticamente la mañana del día 15. (…) Fueron no menos de treinta horas de angustia, viendo el agua subir y subir, mirando los escalones cubiertos y destapados en la escalerilla interior. En la fábrica Cross, en Campsa y en Renfe, hubo enormes destrozos y situaciones de grave peligro. Y también víctimas.
«Con cuerdas, con las cuerdas que usábamos las niñas para saltar a la comba, salvaron a un camionero, yo creo que era asturiano, que estaba a punto de ser arrastrado con su vehículo. Lo trajeron a casa, agotado y muerto de frío. Él es el que informó que había visto pasar a un hombre arrastrado por las aguas. ‘Me parece que se ha podido salvar agarrándose entre dos vagones de tren’, dijo. Era el subdirector de la Cross, un químico, un hombre buenísimo. Era horrible, horrible. Y luego, más tarde, es cuando supimos que había muerto mi primo Toni, en la cuadra, al querer salvar sus caballos.»
Al fin bajaron las aguas. Todos los vecinos de Senda Carmona, Pepa y sus hermanas, (…) habían sufrido en sus carnes un acontecimiento que cambió sus vidas por completo. (…)
El viernes 18 de octubre la niña Pepa Revert Román, siempre acompañada por su fiel perro Llandeta, jugaba con su amiga Reme en las inmediaciones de la Senda Carmona. La riada, cuando se tienen ocho años, puede llegar a ser algo muy parecido a unas vacaciones.
«Nos colamos por la verja, nos metimos a jugar dentro del recinto de la Renfe. Los vagones estaban aún llenos de barro. Y mi amiga reme, Meitos que le decía yo, que iba por delante, me llama y me dice: ‘Pepa, que aci hi ha un home mort…’ Yo no quise seguir, me entró terror. Nos fuimos y avisamos a Ricardo, el jardinero, que cuidaba las plantas y los macizos de la Cross. (…) Vino la Guardia Civil y Meitos y yo vimos cómo se llevaban al señor, envuelto en una manta.»
El caminonero asturiano salvado por los pelos en la Senda de Carmona lo había visto arrastrado por las aguas. Y confió, como todos los vecinos, que pudiera haberse salvado asiéndose entre dos vagones. Pero pasaron días, nadie le vio y la prensa le citó como uno de los perdidos. El sábado, 19 de octubre,
Las Provincias publicaba una sucinta nota: «Han sido hallados otros tres cadáveres, que arrastraron las aguas de la riada. Uno de ellos ha sido identificado, el de don José Antonio de la Vega y de la Zarzuela, subdirector de la empresa Cross, a quien sorprendió la avalancha en su propia oficina, siendo encontrado en los alrededores de la factoría de la Campsa.»
(…) Pepa Revert sólo pone el énfasis en el recuerdo de una persona que admiró y llegó a querer:
«Por lo que dijeron, el subdirector de la Cross se golpeó en la cabeza con uno de los vagones y perdió el conocimiento. Fue una gran lástima, porque era un hombre fabuloso, muy buena persona. A mí me dejaba jugar siempre en las montañas de pirita.»


Se dijo que dio su vida por salvar a dos personas que murieron ahogadas cerca de él.

¿Es, tal vez, una muestra de la justicia divina respecto de don José Antonio, que hoy, en una de las naves industriales de la antigua fábrica de la Cros en Valencia, se consagre un nuevo templo católico valenciano?

Descanse en paz.

Créditos:
Textos tomados de Hasta aquí llegó la riada, de Francisco Pérez Puche con fotografías de Francisco Pérez Aparisi, editado en 1997, con motivo del cuadragésimo aniversario de la riada de Valencia de 1957.
Foto aérea de Valencia, zona industrial de Peñarrocha, junto margen izquierda del río Turia, comprendiendo la fábrica de Cros, el ferrocarril a Barcelona, los depósitos de Campsa y los terrenos y estación de Renfe del Grao, de 1980, tomada d ela página del Ayuntamiento de Valencia.
Fotografías de las naves de antigua fábrica de Cros, de cemento, y de madera de mobila, de agosto de 2007, del autor.
Fotografía del frente de la nave de cemento de la antigua fábrica de Cros, ya parcialmente rehabilitada, de agosto de 2010, del autor.

viernes, 29 de octubre de 2010

Cuestión de luces

La tarde del pasado día ocho aproveché que mi hijo y dos amigos habían quedado en casa de uno de éstos para jugar, y me acerqué al Ayuntamiento, donde, con motivo de la celebración al día siguiente, del Nueve de Octubre, estaba expuesta la Real Señera, pudiéndose visitar además, sin problemas, el Museo Histórico así como el Hemiciclo del Ayuntamiento.

Un problema que me encontré en el Museo fue el de poder apreciar los planos y grabados que existían. Se encontraban enmarcados, con un cristal protector, colgados de una pared, frente a la cual estaban… las ventanas. Consecuencia: reflejos por todos los lados (y cuando no, la iluminación)

Hoy ha quedado mi hijo con otro amigo, y también he aprovechado la ocasión para acercarme al MuVIM, o sea, Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad.

En la primera exposición de entre las temporales que he visitado, me he encontrado algo similar. En este caso, tiene más delito, pues el problema está generado por la iluminación, por un lado (no hay ventanas en ese local), y por la disposición de una vitrina que contiene unos daguerrotipos totalmente inapreciables, en el sentido literal, es decir, que no hay quien los aprecie pues apenas se pueden ver.

Como dentro de la exposición no permiten fotografías (aunque se trate de una exposición de fotografías), me limitaré a ilustrar el Museo de la Ilustración, con unos reflejos en una de sus cristaleras.

Créditos:
Fotografía del exterior del Ayuntamiento de Valencia, engalanado la víspera del Nueve de Octubre, del autor.
Fotografía de la exposición de grabados en el Museo Histórico del Ayuntamiento de Valencia, con reflejos, de octubre de 2010, del autor.
Fotografía de la placa con el nombre del MuVIM y de los reflejos en una cristalera exterior, sobre la visión del interior, de octubre de 2010, del autor.

Y ahora, ¿dónde los pongo?: Digerir un almuercito

Entre las tradiciones gastronómicas de Valencia figura el almuerzo. No lo que en otras zonas de España se conoce como ‘almuerzo’, que tiene lugar a partir de las dos de la tarde, más o menos, que por aquí es, simple y llanamente, la comida. El almuerzo es a media mañana, a partir de las diez de la mañana (nueve y media si se trata del sector de la construcción), y sirve de un refuerzo energético, y sobre todo, psicológico, especialmente si se tiene una jornada intensiva, y la propia comida no tendrá lugar hasta las tres y media o las cuatro de la tarde.

Esta tradición gastronómica es la que utilicé como excusa hace unos días para poder visitar, digamos que ‘de paisano’, por fin, BiblioCafé. Aunque eso supusiera hacer tomar un segundo café a con quien había quedado para una reunión.



Me encontré con que tenían una oferta por la que se regalaba un libro de entres tres o cuatro, por una compra superior a no sé cuánto, pero que desde luego superé. Y éste es el libro del ‘premio’.

¡Ah, se me olvidaba! Almorcé muy a gusto.

Créditos:
Portadas de los libros adquiridos.

No solo la zona, sino también la Historia se queda árida


Los apaches aullaban como perros enjaulados.




Cae rendido el caballo, pero el apache salta como una serpiente para que su pierna no quede atrapada en la caída de la cabalgadura. Salta, se yergue y continúa corriendo como si para otra cosa distinta no hubiera nacido.
Corre, pero, ¿hacia dónde corre?
Corre, no lo dudes jamás, siempre hacia ti. Te matará si puede, violará a tus mujeres y robará tu ganado. Prenderá fuego a tu casa y pisoteará tu sembrado incluso cuando sepa que nadie quedará atrás para servirse de él. El apache destruye porque de la destrucción se alimenta. Bestia infernal.


- ¡Mis hijas! (…) ¡Esos diablos se las han llevado!
No era la primera vez que hacían una cosa así y no sería la última. (…) Los apaches se las habían llevado. Otra de sus incomprensibles costumbres tras la batalla: llevarse con ellos parte del enemigo. La parte más débil y jugosa del enemigo. La más difícil de defender y la más dócil a la hora de empujarla hacia las montañas: las niñas. (…) Los apaches tomaban una, dos, tres niñas, las que pudieran, y se las llevaban consigo. ¿Qué sucedía después con ellas? Lo que nadie querría nunca sufrir en sus propias carnes. El castigo más horrible que sólo hombres que, como los apaches, carecían de alma, podían infligir sin que les temblara el pulso. Esclavas. Convertían a las niñas en esclavas. En sirvientas para todo lo propio y necesario en un hombre. Para todo.


- ¡Conmigo! (…) ¡Nos vamos tras los salvajes! (…) ¡Cada uno sobre un caballo! (…) Los indios se han llevado a las niñas de un colono. Y vamos a traerlas de regreso.
¿Qué era lo lógico? Que los apaches corrieran a ocultarse en las montañas. ¿Qué sucedería si lo lograban antes de que les dieran alcance? Que a las niñas (…) no las volverían a ver jamás.
De modo que espolearon los caballos.


- Lo haremos como sea. (…)
Como sea y, sobre todo, rápido. Si tenían alguna oportunidad de salir con éxito de aquella, era actuando rápido y por sorpresa. Echándose encima de los apaches, penetrando en su columna, rogando a Dios que hallaran pronto a las niñas y recuperándolas sin dilación.

La suerte les había acompañado.
- ¡Las niñas! (…) ¡Cogedlas y larguémonos de aquí!
Antes de que fuera tarde. Porque puedes ser un tipo con suerte y puedes penetrar en una horda apache sin que nada te suceda. (…) Tú vas a galope tendido y confías en que la sorpresa los mantenga a raya durante un par de minutos. Confías en que Dios se apiade de ti y de tu causa justa y te permita enviar al infierno al hijo de la gran puta que pretendía convertir en esclavas a aquellas dos pobres niñas. Un trofeo de batalla. Un regalo, quizás, para alguien verdaderamente importante en la tribu. Quién sabe. Pero tú descabalgas y le hundes el filo de tu sable en el estómago. Adiós a todos tus planes, maldito salvaje.
Pero hasta aquí. Hasta aquí llega la suerte de los osados. A partir de ahora, hay que salir al galope porque ya no te queda ni una sola oportunidad más. Ni una sola.
(…) Cada uno asió con fuerza a una de las niñas y ya no las soltaron más.
- ¡Vamos! – gritó (…) volviendo a montar su caballo - ¡Vamos!
Un instante después volvían a cabalagar entre los apaches, pero esta vez rumbo a casa.


Estas descripciones se corresponden con infinidad de narraciones que conocemos, como muchas otras cosas, por las películas. En este caso, películas del oeste, de indios y vaqueros, o western, todo un género. Los protagonistas, como en el caso de Centauros del desierto, se llaman Ethan Edwards, Martin Pawley, Laurie Jorgensen, Mose Harper o Capitán Reverendo Samuel Johnson Clayton, luchan contra los comanches, empezando todo en Tejas en 1868. La película estaba basada en la novela The Searchers (título original de la película), de Alan Le May.

Sin embargo, lo que por aquí está totalmente olvidado es que un siglo antes, en la frontera norte de Nueva España (ahora en Arizona), la lucha era contra los apaches, y los protagonistas, en este caso, también un relato, se llaman Sargento Sosa, Juan de Dios Marrujo o Capellán Fray Gabriel.

Y es que cuando se decide olvidar la Historia, hay que recurrir a la literatura.

Créditos:
Textos tomados del capítulo 1 1 de mayo de 1782, de la obra Resiste Tucson, de Alber Vázquez, publicado por Inédita Editores en julio de 2010.
Fotogramas de la película Centauros del desierto.

jueves, 28 de octubre de 2010

Kitín-Kitán

“La vida es ritmo es un espectáculo de Camut Band donde se mezclan la percusión africana, el tap-dance, la voz y el baile sobre arena. Durante más de una hora, seis intérpretes juegan con sus papeles, intercambian sus habilidades y mezclan sus ritmos para conseguir un espectáculo original, fresco, sorprendente y tan lleno de energía que hace que los espectadores tengan ganas de levantarse y ponerse a bailar, embriagados por la magia de lo que está sucediendo en el escenario. Fusionando las técnicas del claqué más moderno con la percusión de diferentes culturas y construyendo nuevos instrumentos sonoros, Camut Band creó en 1999 un espectáculo original y diferente, La vida es ritmo, cuya gira mundial ha cosechado aplausos y elogios de todos los públicos.

El pasado día 13 se estrenó (todo lo estrenable que es un espectáculo de hace diez años) en el Teatro Musical…, exacto, La vida es ritmo (era fácil adivinarlo, ¿verdad?). Gracias a que mi hermano es amigo o similar del Teatro a través del feisbuc, recibió un par de invitaciones para el estreno, y allá que nos fuimos.

El espectáculo, desde luego, es original, atractivo e interesante. Ritmo no puede decirse que le falte, ni en la ejecución de los diversos números musicales, ni en el desarrollo del propio espectáculo, ya que saben combinar oportunamente los momentos en que hacen participar al público, con lo que esa más de una hora (teóricamente, ochenta minutos), se pasan en un suspiro, dejando en el espectador ganas de más (parcialmente satisfechas con un par de bises).

Según se señala en la ficha del espectáculo, los intrumentos utilizados son: Tap agudo, tap medio, tap grave, djembe, thioungs, udu, cajón, bongos, piano, voz, arena y muxutxs. Ahí es ná.

La participación del público acompañó bien el espectáculo, especialmente en el habitual número en el que hay que llevar el ritmo con palmas, en que a pesar de todos los ensayos e intrucciones previos, siempre se escapa algunas (o bastantes) palmas fuera de la partitura. Incluso se pidió la colaboración mediante el canto, aunque la letra era sencilla, a fuer de rítmica: 'Kitín-Kitán' (aun así, hubo cantos, y... cantes). Estos fallos permitieron algunas chanzas en el sentido de que ya les habían avisado, cuando estuvieron en Castellón y Alicante, que en Valencia les resultaría difícil enseñar al público.

Personalmente, lo de “levantarse y ponerse a bailar” no es algo que resulte sencillo aplicárseme, pero al menos sí llevé (o intenté) llevar el ritmo con las palmas y voces.

En resumen, un espectáculo digno de ver tanto en su ejecución como en su curiosidad, entre la que no es menor, el uso de la arena como instrumento musical, bien por el sonido al caer, bien por el producido al deslizar los pies sobre ella.

Además, pudimos ver, por dentro, el Teatro Musical, rehabilitado hace unos seis años, aunque siguiendo no se sabe qué criterio exacto del Ayuntamiento, no estaba permitido hacer fotos del interior del edificio.

Créditos:
Texto e imagen promocional del espectáculo, tomada del librillo de programación del Teatro El Musical, para esta séptima temporada.
Entrada/invitación para el espectáculo La vida es ritmo.
Prospecto publicitario del espectáculo La vida es ritmo.
Fotografía de la fachada del Teatro El Musical, octubre de 2010, del autor.

La cosa va rodando

El pasado fin de semana conseguí, por fin, que funcionara la vinculación entre la tarjeta del Bonobús y el abono a Valenbisi. También coincidió con que, tras una semana larga, la estación que hay cerca de casa volviera a funcionar, pues estaba más ‘out of order’ que el Gobierno en pleno.

Logrado el objetivo técnico-informático, el martes hice mi primer uso real con el abono. La estación funcionaba, pero a ratos, y con información errónea (ya digo, como el Gobierno). Aunque había tres bicicletas, sólo daba como buena una (que es la que me llevé), aunque a veces también identificaba otra (que sí estaba), pero debía ser del modelo ‘se ve pero no se toca’, porque al validarla, la estación se hacía la sueca. En resumen, diez minutos de paseo. Total, para ir a otro sitio a coger el autobús, que como lo perdí y llevaba prisa (la pequeña discusión con la estación), tuve que agenciarme un taxi.

La bicicleta era la número 727, como el avión, aunque no diré que iba volando en vuelo rasante, porque no era el caso. No tengo foto de ella, pero sí la tengo de esta nueva experiencia. La máquina parecía ya funcionar bien, porque era de día, y así ha salido. Aunque creo que debe haber algún error en el ángulo del encuadre, porque, insisto, no iba volando.

Eso sí, veo que he salido rejuvenecido.

(Para los despistados, soy el que va en la cesta).

Créditos:
Fotografía de una estación de Valenbisi, en Valencia, en agosto de 2010., del autor.
Fotograma de E.T.

Verba volant, censura manent

Ayer se publicó en El Mundo un artículo de Fernando Sánchez Dragó sobre “el tema”.

De Fernando Sánchez Dragó he leído lo justo, no de justicia, sino de ajustado. Tengo todavía en un estante (ahora ni siquiera sé cuál), su Gárgoris y Habidis, en los preceptivos dos tomos, de Argos-Vergara, comprados el día de San Esteban de 1983,… y ahí sigue. Aún no he podido hincarle el diente.

No voy a comentar aquí sobre la ‘literaturidad’ o no de un fragmento de un libro que no he leído y tampoco llevo intención de comprar. No voy a comentar aquí aspectos sobre si la supuesta realidad del tema es censurable o no, porque todo depende no de la acción, sino de quién cometa la acción, como se está viendo. Mi opinión es que el ser humano no es sólo (Bibi-)biología, y por tanto, que la civilización haya permitido la existencia en esta especie animal de la infancia y la adolescencia, es un éxito (en este caso, sí es un progreso) que no debería echarse a perder, como se empeñan en hacer precisamente quienes critican al mozo en cuestión. Y sin entrar en cuestiones de trascendencia y moral.

Esta anotación la traigo porque Bradbury estaría triste de ver que su novela lleva camino de convertirse en realidad.

Según publica El Mundo, un grupo (o banda, según se mire) de librerías de Valencia han decidido retirar de su fondo no sólo este libro, sino todos los de Sánchez Dragó. Me parece muy bien que cada uno haga de su capa un sayo, si le parece. Es su negocio, y lo gestionan como les alcanza su inteligencia.

El problema es el Gremi de Llibrers de Valencia: “La asociación como tal no ha emitido ningún comunicado ni ha dado ninguna directriz al respecto pero sí han invitado al resto de librerías a retirar 'Dios los cría...'”.

Esta asociación se ha cuidado muy mucho de dictar instrucciones censoras, pero el ramalazo le ha salido igual con su ‘invitación’. No obstante, también lo veo bien: se trata de una asociación, y llevan el negocio como les alcanza la inteligencia de sus socios, directivos, mandamases o lo que sea.

Eso sí, si para la Feria del Libro de Valencia que ellos organizan (por lo que creo que ya está claro el motivo por el que no la visito), no reciben todo el dinero público que quieren, son los primeros que hablan de censura.

Créditos:
Fotografía de Fernando Sánchez Dragó, tomada de la página de El Mundo de su artículo (27 octubre 2010).

martes, 26 de octubre de 2010

El arte, ¿refleja o se anticipa?

Es conocido el tema de conversación sobre si el arte refleja la realidad, o se anticipa a ella. Aquí traigo dos casos para ilustrar la discusión.

Allá por 1976 se completó la instalación en un extremo de playa de La Concha, en San Sebastián, de la obra de Eduardo Chillida conocida como Peine del viento.

Como todo buen arte, trasciende de lo inmediato. Por ejemplo, por el nombre, te queda la duda de si se trata de que ante ciertos vientos es inútil peinarte, de que aunque la ventolera te despeine, hay que volver a hacerlo, o que hagas lo que hagas, con el viento de la Historia se te va a caer el pelo.

El caso es que desde entonces, la obra es muy conocida, sobre todo por las fotografías, en especial una, la cual se nos presenta con una perspectiva insólita, que, desde luego, es para peinarse. Y seguir haciéndolo,… y seguir haciéndolo,…

El segundo caso, también de hoy, es la noticia de la portada de El Mundo.Según ella, por los resultados de una encuesta se plantea la posibilidad de que el nuevo y flamante vicepresidente sea candidato a la Presidencia de Gobierno en la próxima ocasión que se presente. Coincide la noticia con la reseña de un acto en el que el tal estuvo presente, y lógicamente, cualquiera diría que la fotografía es del acto de ayer.

Y la verdad es que sí lo parece. Hasta que recordamos que el arte ¿anticipa? Pues es que allá por el año 2006, ya vimos una imagen prácticamente igual en una película, V de Vendetta.

Y hasta aquí puedo escribir. El resto, como diría aquel, es historia,.. o arte. Porque, aunque no es cierto que el arte sea morirte de frío, sí me parece que es para quedarse helado, que no frío

Créditos:
Fotografía de una fotografía de Peine del Viento, de Eduardo Chillida, en una especie de aquelarre (en vasco, reunión), tomada de no sé qué sitio de internet.
Imagen de la portada de El Mundo de hoy.
Fotograma de la película V de Vendetta.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Así ‘IVA’ Estados Unidos

El 18 de octubre de 1867, los Estados Unidos compraron a Rusia el territorio de Alaska por un importe de 7,2 millones de dólares de la época.

El 20 de octubre de 1820, los Estados Unidos compraron a España la zona oriental de Florida por un importe de 5 millones de dólares de la época.

Y también un 20 de octubre, pero de 1803, el Senado de los Estados Unidos ratificó el Tratado de la Compra de Luisiana. Bajo el nombre de Luisiana, en realidad se hacía referencia a un vasto territorio de más de 800.000 millas cuadradas, que comprendía los actuales estados de Arkansas, Missouri, Iowa, la parte al oeste del río Mississippi de Minnesota, las dos Dakotas, Nebraska, Oklahoma, casi todo Kansas, las zonas de Montana, Wyoming y colorado al este de las Montañas Rocosas, y la zona de la propia Luisiana al oeste del río Mississippi, incluyendo la ciudad de Nueva Orleáns.

Ésta última (o primera) adquisición ha sido el mayor incremento de la extensión del país habido en la historia de Estados Unidos, con independencia de cuándo los diversos territorios se constituyeran propiamente como estados.

Lo que ahora no sé es el importe que se satisfizo, pero lo que sí me sospecho es la envidia de más de uno si pudiera, con efecto retroactivo, aplicar el IVA a todas estas compras. Porque para más oportunidad, dos de las compras fueron hechas el 20 de octubre, es decir, cuando corresponde presentar la declaración del tercer trimestre.

Créditos:
Entrada principal de la Delegación de Hacienda en Valencia, en octubre de 2010, del autor.

Muchos pelos que no gustan

Esta mañana se ha confirmado que los sucesivos desmentidos por parte de los interesados en relación con el cambio de gobierno eran eso, es decir, interesados.

Finalmente, los montes parieron, y la tectónica del resultado es para que la estudien los paleobiogeólogos, o similares. En todo caso, alguien con la documentación precisa (me vale, simplemente, el pasaporte en vigor).

De todas formas, yo ya tenía que haberme barruntado algo sobre lo sucedido. Porque, en esta ocasión, eso tan indefinido como ‘la red’ ya había avisado, o no. Justo hace una semana, recibía un correo electrónico de ésos a los que no haces caso, y ése fue el error. Muy sutilmente, en esa forma tan española del chiste, haber, decir,… sí, algo había, algo se decía entre líneas.

La prueba documental es la siguiente:

«ZP va a un colegio para hablar de su mandato.
Después de hablar, les dice a los niños que le pregunten lo que quieran.
Un niño levanta la mano y ZP le pregunta:
- ¿Cómo te llamas?
- Luisito.
- ¿Y cuál es tu pregunta, Luisito?
- Tengo 3 preguntas:
1ª ¿Por qué España tiene la cantidad de parados que tiene?
2ª ¿Cree usted que sería presidente si no hubiese habido bombas?
3ª ¿Por qué prohíbe que se publiquen los SMS que envió el 13-M?

Justo entonces suena la sirena del recreo. ZP dice a los niños que continuarán después. Cuando acaba el recreo ZP pregunta:
- ¿Por dónde íbamos? ¡Ah!, es verdad, por el turno de preguntas. ¿Alguien quiere preguntarme algo?

Otro niño levanta la mano. ZP le pregunta:
- ¿Cómo te llamas?
- Manolito.
- ¿Y cuál es tu pregunta Manolito?
- Tengo 5 preguntas:
1ª ¿Por qué España tiene la cantidad de parados que tiene?
2ª ¿Cree usted que sería presidente si no hubiese habido bombas?
3ª ¿Por qué prohíbe que se publiquen los SMS que envió el 13-M?
4ª ¿Por qué la sirena del recreo sonó 20 minutos antes?
5ª ¿Dónde está Luisito?
»

lunes, 18 de octubre de 2010

Tenim que fer-ho i anem a fer-ho

«De cuanto ocurrió después de la riada lo que es inolvidable para mí y para muchos valencianos, es el programa que hizo Radio Juventud de Murcia. Hubo mucha solidaridad, mucha emoción. Y recuerdo aquel chico, aquel locutor… y vuelvo a sentir la misma emoción ahora mismo, cuarenta años después.»
Alicio Martínez Morillas, un valenciano entre otros miles, ha revivido aquellas emisiones de radio (…) Minutos después se lo recuerdo a «aquel chico», el locutor de Radio Juventud de Murcia Adolfo Fernández Aguilar (…) Tenía 19 años en 1957 y era locutor en Radio Juventud, una pequeña emisora de la Cadena Azul de Radiodifusión en Murcia..
«Yo era un locutor principiante en una emisora pequeña de una ciudad enclaustrada. Y, sí, la iniciativa de hacer una subasta benéfica en la radio fue enteramente mía. Se me ocurrió a mí, en mi programa, y empecé subastando algo pequeño, una cosa de mi hermano. Lo que pasa es que tomó cuerpo y creció, y pasó de ser ‘Murcia por Valencia’ a ‘España por Valencia’. Tomó una gran dimensión y con la subasta del burrito ‘Platero II’ y luego con el del anillo pastoral del arzobispo de Valencia, don Marcelino Olaechea, el programa llegó a una culminación extraordinaria, con una enorme audiencia.»
(…) Una de las necesidades primordiales que se planteó en Valencia fue la de la construcción de nuevas viviendas, urgente y evidente sin necesidad de que hubiera venido inundación alguna. (…) Nació allí
[junto a la Misericordia y el Hospital Provincial] el barrio de la Fuensanta, que lleva el nombre de la patrona de Murcia, obviamente por la gran labor que Adolfo Fernández hizo, a favor de Valencia, desde la emisora Radio Juventud de Murcia.
(…) Queda, finalmente, el Decreto de Adopción de Valencia y las inversiones que supuso. Acordado en la primera ocasión en que Franco reunió a su Gobierno para tratar sobre la catástrofe de valencia, el
[viernes] 18 de octubre, [en el Palacio de Pedralbes] en Barcelona, el decreto no fue dotado financieramente hasta el 23 de diciembre de 1957, cuando el alcalde de Valencia llegó a cotas de tensión muy elevadas y el malestar en Valencia ya se hacía patente. (…)
La dotación financiera final del Decreto de Adopción fue de 300 millones de pesetas, superior a la cifra global de toda la ayuda a Valencia, y fue decidida por el Gobierno aparte de ella y al margen también de las inversiones
[de varios Ministerios]. (…)
La ciudad de Valencia, desde luego, tuvo la mayor parte. Y con ella repuso todos sus jardines, las barandas de los puentes dañadas, numerosos colectores y alcantarillados, lo spavimentos levantados y las aceras destruidas. (…) Una parte fue para reconstruir con otra apariencia la Pasarela de la Exposición. (…) Es el saneamiento y el alcantarillado, como concepto, el que más inversiones recibió; singularmente en el Distrito Marítimo, que era donde tenía peores condiciones tradicionalmente.


Y es que como cuenta el autor del libro:
Vicente Giner Boira nos relató otras muchas [anécdotas] y entre ellas destacó una:
«Fui acompañando a un ministro durante la primera visita, la del día 16 de octubre, y en la zona de huerta de Monteolivete, donde el daño había sido muy fuerte, estaba un agricultor retirando barro con lo que tenía, con una simple azada, y tirándolo en un carro. No había otros medios y su tarea no parecía muy eficaz. Pero llega el ministro y se lo hace ver: ‘Hombre, ¿pero no ve usted que eso no sirve para nada?’ El hombre se lo quedó mirando y yo creía que pasaba algo. Pero se limitó a decirle: ‘Tenim que fer-ho i anem a fer-ho’. Las frase me pareció admirable. Es una muestra de determinación, de tenacidad. No tenemos más medios, pero estamos trabajando; no podemos esperar.»


Aunque las ayudas vinieron, como es lógico, en primer lugar de los pueblos de la comarca, incluso de aquellos que, a su vez, también habían sufrido los efectos de las riadas (así, por ejemplo, el mismo día 15 ya se pudo repartir pan en Valencia procedente de estas poblaciones), la primera presencia de profesionales dedicados a los trabajos de auxilio fue la de una dotación de bomberos de Cartagena. También de Cartagena vino en pocas horas el grueso de la flota de guerra española con “lo esencial: hombres dispuestos, sistemas de comunicaciones, lanchas y alimentos”. Incluso “el Lake Champlain, un portaviones norteamericano que navegaba entre Barcelona y Palma de Mallorca, puso rumbo a Valencia y echó el ancla frente a la bocana sobre las seis de la mañana del día 16 de octubre. Los veinte helicópteros que transportaba en cubierta, más los que desde otros puntos hizo llegar a Valencia el Ejército español, fueron los que, a partir de del día 16 operaron en acciones de salvamento y avituallamiento.

La ciudad realizó en su momento, un monumento a las víctimas de la riada, del que ya hablamos aquí. Sin embargo, curiosamente, en las propias calles de Valencia, salvo alguna placa como las mostradas, no existe recuerdo expreso de la gran riada del 14 de octubre de 1957, ni de los que la padecieron o ayudaron en ella (o al menos, yo no las he visto). Aunque alguna hay, eso sí, no está fácil de ver. Como esta placa de la calle, artísticamente rehecha por la Comisión de la Falla, como recuerdo de la ayuda procedente de la ciudad en cuestión.

Créditos:
Textos y fotografía de Francisco Pérez Aparisi tomados de Hasta aquí llegó la riada, de Francisco Pérez Puche con fotografías de Francisco Pérez Aparisi, editado en 1997, con motivo del cuadragésimo aniversario de la riada de Valencia de 1957.

Fotografías de Francisco Pérez Aparisi, tomadas de dicha obra:
-Adolfo Fernández y Carmen Sevilla en una de las ediciones de la “Gran Subasta” en Radio Juventud de Murcia (oct-nov de 1957).
-Reparto de bocadillos con pan procedente de los pueblos de la comarca (octubre de 1957).
-Tropas del Ejército retirando barro en una calle de Valencia (oct-nov de 1957).

Fotografías del autor:
Iglesia y placa del Barrio de la Fuensanta (enero y noviembre de 2009)
Trapa de alcantarillado en la c/ Astilleros, en el Distrito Marítimo (agosto de 2009)
Placa de la c/ Requena, en recuerdo por su ayuda tras la riada, promovida por la Comisión de Falla (noviembre de 2008).

sábado, 16 de octubre de 2010

365,24219 más









Pues aquí estamos, 365,24219 días, es decir, un año, más, desde el inicio.