martes, 3 de febrero de 2009

Cuando para lo eterno nos eternizamos

Hace un par de semanas, se habló del atentado al rey (de España, claro) D. Alfonso XIII sucedido el día de su boda en una anotación que caragüevo publicó en su diario.

En el sitio del atentado, Madrid erigió un pequeño monumento de recuerdo a las víctimas del atentado. Se tardó 60 años en manifestar el recuerdo, pero ahí está, y por lo que se ve, alguien se preocupa de renovar la corona tras el ángel.

[Tampoco se pasan, porque, aparte de la poco elegante forma de sujetar la corona, ésta, fotografiada en agosto de 2007 seguía todavía en el mismo sitio en octubre, dos meses después]

Aquí en Valencia también hay recuerdos a víctimas que fueron, en este caso, de una riada.

Recuerdo que la tarde/noche de la inauguración volvía a casa desde el centro, en autobús, y al pasar por la Plaza de Zaragoza, junto a la cual se ubica el monumento, al ver congregada a mucha gente, decidí bajar a ver de qué se trataba.

Además de la gente, me encontré al entonces alcalde de Valencia (Ricardo Pérez Casado, para los menos jóvenes, o más desmemoriados), presidiendo el acto.

Es de resaltar la llama eterna en recuerdo de las víctimas, la cual destaca inmensamente de noche, en un emotivo recuerdo a los fallecidos por la riada de 1957, tanto más en cuanto que la riada se produjo precisamente de noche.

Es pues el brillo, la luminosidad, el resplandor de esa llama..., esa llama..., llama...

¡Niño, llama a ver qué pasa con la llama!

1 comentario:

  1. La llama dio lo que dio la bombona a la que conectaron el sistema. La cuestión era que MP tenía que inaugurar algo y así se hizo. A los de la riada del 57 que les dieran, debieron pensar los del PSOE, como a los de la riada de 25 años después.

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