En estos tiempos que corren ahora de solidaridad, fraternidad, promesas de que nadie será olvidado por el gobierno (forma agradable de "sé quién eres y dónde vives"), y cosas similares, es costumbre por parte de quienes interesadamente estas actuaciones jalean, omitir que no las inventaron ellos (de hecho y básicamente, las utilizaron y corrompieron), sino otros. Digo omitir porque no olvidan, sino que tienen muy claro y presente, que todas estas actividades tienen firmemente asentadas sus raíces en fundamentos no solo religiosos, sino, encima, cristianos, y además, los más cercanos a nosotros, católicos. Tres argumentos que no justifican pero sí explican el motivo de las continuas omisiones y ocultaciones.
Bueno, pues seamos total y absolutamente incorrectos, y recordemos que estos días se está celebrando la cincuagésima Campaña contra el Hambre promovida por Manos Unidas.
En 1960 se celebró la primera campaña, auspiciada en España por un grupo de mujeres de Acción Católica (según mi apreciación y experiencia personal, esta presencia abrumadora de mujeres en los grupos de empuje de Manos Unidas es una seña casi identificativa, previa a toda excusa paritaria, de la organización). Entonces no se llamaba todavía así (el nombre y carácter propiamente asociativo es de 1978), y tampoco necesitaba publicitarse como ONG (que es lo que vende ahora).
En su sitio de Internet puede leerse que "nuestra visión, cuyo fundamento es el Evangelio y la Doctrina social de la Iglesia, es que cada persona, hombre y mujer, en virtud de su dignidad e igualdad fundamental, sea capaz de ser, por sí mismo, agente responsable de su mejora material, de su progreso moral y de su desarrollo espiritual, y goce de una vida digna."
Realmente es toda una provocación en estos tiempos hablar de que los agentes de mejora y progreso no son los pueblos, los grupos, los colectivos, los gobiernos, las asociaciones, los partidos y sindicatos políticos; no, los agentes responsables son las personas, todas y cada una, y en tanto que tales, es decir, individuos.
Esta anotación es un recuerdo, y recordatorio, que publico, con toda la intención, precisamente, a la hora de comer, con un enlace para quien quiera saber más, e incluso colaborar, con Manos Unidas.
Que aproveche.
Bueno, pues seamos total y absolutamente incorrectos, y recordemos que estos días se está celebrando la cincuagésima Campaña contra el Hambre promovida por Manos Unidas.
En 1960 se celebró la primera campaña, auspiciada en España por un grupo de mujeres de Acción Católica (según mi apreciación y experiencia personal, esta presencia abrumadora de mujeres en los grupos de empuje de Manos Unidas es una seña casi identificativa, previa a toda excusa paritaria, de la organización). Entonces no se llamaba todavía así (el nombre y carácter propiamente asociativo es de 1978), y tampoco necesitaba publicitarse como ONG (que es lo que vende ahora).
En su sitio de Internet puede leerse que "nuestra visión, cuyo fundamento es el Evangelio y la Doctrina social de la Iglesia, es que cada persona, hombre y mujer, en virtud de su dignidad e igualdad fundamental, sea capaz de ser, por sí mismo, agente responsable de su mejora material, de su progreso moral y de su desarrollo espiritual, y goce de una vida digna."
Realmente es toda una provocación en estos tiempos hablar de que los agentes de mejora y progreso no son los pueblos, los grupos, los colectivos, los gobiernos, las asociaciones, los partidos y sindicatos políticos; no, los agentes responsables son las personas, todas y cada una, y en tanto que tales, es decir, individuos.
Esta anotación es un recuerdo, y recordatorio, que publico, con toda la intención, precisamente, a la hora de comer, con un enlace para quien quiera saber más, e incluso colaborar, con Manos Unidas.
Que aproveche.
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