miércoles, 26 de mayo de 2010

«¿No sufrimos en invierno y en verano el mismo frío y el mismo calor que los cristianos?»

Un 26 de mayo de 1948, a su llegada a Nueva York para, como casi cinco meses antes, pedir la colaboración económica de la comunidad judía estadounidense, aunque esta vez para soportar la posición del recién constituido Estado de Israel, defendiendo su propia existencia tras la agresión árabe, más (des)conocida como la primera guerra árabe-israelí; a su llegada, digo, saludaba a la prensa, así de resignada, Golda Meir.

Es muy posible que Golda Meir tuviera plena confianza en un satisfactorio resultado de dicho conflicto; no creo que tuviera tanta confianza en que 22 años después, con tres guerras (victoriosas) en total, estuviera hablando ante el Parlamento israelí, en calidad de Primer Ministro.

Hace pues, cuarenta años de ese discurso, en el cual además de otras cuestiones que ya tendrán oportunidad de llegar a estas páginas, también habló, nuevamente, de economía:
Nuestras victorias en las tres guerras, nuestra sólida postura militar durante los tres periodos intermedios que, en comparación, ha sido de tranquilidad, así como en estos días presentes de dificultades, nunca se hubieran alcanzado sin una economía de bases firmes, un soldado y un ciudadano civil con un alto nivel cultural, un trabajador con un alto nivel tecnológico en cada una de las ramas de actividad. Eso se lo debemos a un rápido desarrollo económico sin precedentes y a una expansión que ha hecho que el Producto Interior Bruto del pequeño Israel sea casi igual al de Egipto, que tiene una población diez veces mayor que la nuestra o más. Debemos, por medio de todas las medidas que sean necesarias, manrtener esa ventaja (…).
Debemos, por tanto, en aras del interés nacional, esforzarnos al máximo y estar dispuestos a hacer todos los sacrificios exigibles para solucionar el problema del déficit comercial. Lo que significa que debemos restringir también el crecimiento de las importaciones, sobre todo de aquéllas destinadas al consumo privado y público que no tengan que ver con la seguridad. El nivel de vida ha aumentado en los últimos 13 años en más del 25%: en este periodo de emergencia, nuestros esfuerzos por economizar deben estar reflejados en congelar un nivel de vida que puede que haya subido de forma demasiado vertiginosa.
Una de las reducciones inevitables es recortar el presupuesto del Estado y gravar a la población con impuestos, cargas y créditos obligatorios en una escala no pequeña. Esta medida se tomó tan sólo en las últimas semanas y confiamos en que surtirá el efecto deseado y suficiente. Si no es así, si resulta que las importaciones que no se han frenado lo bastante o las exportaciones no han aumentado lo suficiente, si resulta que el consumo sigue aumentando y el déficit sigue hinchándose, no rehuiremos tomas otras medidas (…).
Nuestros objetivos económicos distan mucho de ser fáciles de alcanzar. El actual desarrollo de la economía, la absorción de los recién llegados y el enorme gasto en defensa suponen un desafío mayor del que podríamos afrontar solos. Nos sentimos profundamente agradecidos, por tanto, por la incondicional cooperación que hemos recibido del mundo judío y la ayuda prestada por las naciones amigas. Creo que podemos seguir confiando en esa ayuda, pero, por razones tanto prácticas como de índole moral, no podemos pedir a otros si antes nosotros no cumplimos con nuestra parte. Por tanto debemos ajustar nuestro estilo de vida a lo que dicta el objetivo nacional primordial: en todo aquello que tiene que ver con salarios, ingresos, consumo, ahorros, productividad, esfuerzo personal y desembolso, cada uno de nosotros debe desempeñar el papel que le corresponde



Créditos:
Fotografías y transcripción del texto según traducción de Ricardo Simpson, del discurso “La consecución de la paz” pronunciado en Jerusalén el 26 de mayo de 1970 ante el Parlamento israelí, tomados de Golda Meir, editado en 2008 en la colección Las voces de la democracia. Así hablan los grandes políticos, de la Biblioteca El Mundo.

2 comentarios:

  1. Una personalidad apasionante. No te imaginas cuánto me trae a la mente a Bibian Aído...por oposición, claro está.

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  2. ¿"Naciones amigas"? No creo que tengan muchas..., visto lo que se dice de ellos en todas las teles y periódicos del planeta. Eso sí, parece importarles un pito, lo cual me parece muy bien.

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