Hace unos días, en un comentario en este diario, Guido Finzi echaba de menos a Golda Meir. En el prólogo a Golda Meir. Salvando a Israel salvaremos al pueblo judío y otros discursos, Enrique Múgica Herzog finaliza diciendo:
“Ciertamente esta abuela de Israel pensaba siempre en la paz en libertad y en la vida de las personas, de todas las personas como hemos dicho antes. (…) Siempre se sintió madre, abuela y mujer. Sin duda, una mujer para un pueblo, aunque nunca se viera menoscabada por ser la única en un Gobierno de hombres, y cuando le preguntaron cómo se sentía por ello, respondió: «No lo sé. Nunca intenté ser un hombre»”.
Esta capacidad de decisión la trasladó al gobierno de Israel, y quedó demostrada hace justo 34 años, ante el hecho de que, una semana antes, el 26 de junio, fuera secuestrado un avión de Air France, y en Entebbe se mantuvieran como rehenes a algo más de un centenar de pasajeros del mismo (todos israelíes, una vez liberados los que no lo eran), junto con la tripulación del avión. Los secuestradores, naturalmente, eran terroristas pro-palestinos (digo lo de ‘pro-‘ porque había dos alemanes entre ellos).
Confirmada la situación, se establecieron las correspondientes negociaciones, intermediando al principio ese ejemplo de buen gobierno que fue Idi Amin Dadá, entonces ejerciendo como Presidente de Uganda, y luego el embajador de Somalia (otro ejemplo de país dechado de virtudes democráticas).
Se negociaba la liberación de numerosos terroristas a cambio de la vida de los rehenes, finalizando el plazo al mediodía del domingo. En una de sus visitas al aeropuerto de Entebbe, Idi Amín dijo a los rehenes que “los terroristas no tienen nada contra vosotros, sino contra el Gobierno de Israel. Si no responde a las exigencias de los guerrileros palestinos, ello supondrá que no les importará vuestra suerte”. Poco después se demostró que siguiendo las preocupaciones de Golda Meir por la vida de las personas, al Gobierno de Israel sí ‘le importó la suerte’ de los rehenes.
Ese domingo 4 de julio de 1976, que sólo tenía previsto desde hacía tiempo ver las celebraciones del bicentenario de los Estados Unidos de América, se encontró, pues, que tenía una inquietud muy distinta, pero también relacionada con la libertad: los rehenes de los terroristas pro-palestinos.
Sin embargo, el amanecer del domingo 4 de julio de 1976, en el hemisferio occidental, se encontró con una noticia muy distinta, increíble y audaz: paracaidistas del Ejército israelí (Tsahal) habían liberado a los rehenes (salvo tres que fallecieron en la acción) y acabado con los terroristas.
En España la noticia no tuvo el impacto que cabía esperar, pues por aquí teníamos otras preocupaciones: acabábamos de cambiar de Presidente de Gobierno pues el Rey había nombrado a un tal ‘Adolfo Suárez González’.
El caso es que también en Israel había habido un cambio en la dirección del Gobierno, tras la dimisión de Golda Meir en la Semana Santa de 1974 como consecuencia de los reveses sufridos al inicio de la Guerra del Yom Kippur.
Pero esa preocupación por su gente se mantuvo, como hemos visto. Por cierto, la operación se inició por órdenes directas del Ministro de Defensa, incluso antes de ser aprobada en Consejo de Ministros, pues no había tiempo que perder; si no lo era, se daría la orden de que los aviones regresaran. El Ministro de Defensa era Simón Peres, actual Presidente de Israel, y miembro, como Golda Meir, del Partido Laborista (cosa que digo por si alguien piensa criticar actitudes tan ‘derechistas’ como las descritas).
Lo triste del rescate fue que murieran tres de los rehenes y el segundo jefe de las fuerzas liberadoras; también es una pena que fallecieran los terroristas, aunque las condiciones de la acción casi obligaran a ello, si se quería salvar a los rehenes. Y lo lamentable, lo siempre lamentable, fue la reacción de Occidente, tan cómodo en su casa mientras Israel vigila la “frontera”.
En la hemeroteca de ABC se encuentra la noticia del rescate, publicada el día 6 de julio (el 5 era lunes, y entonces no se publicaban los periódicos diarios). La noticia se desarrolló en tres páginas: mientras en la primera se da la noticia del rescate, y se habla de los terroristas, en la segunda se comentan las posibles reacciones, en un ejercicio de anti-isrealismo (por lo menos) por parte de Alfonso Barra, corresponsal de ABC en Londres, pues no otra cosa puede decirse de ese planteamiento de que 'si ahora se enfadan, será culpa de Israel por haberles llevado la contraria', y ya no se habla de terroristas sino de guerrilleros; y en la tercera, Francia (recordemos a Giscard d’Estaing) meando fuera de tiesto, y dispuesta a condenar a Israel lo que haga falta (eso sí, “sobre un texto moderado”).
En el suplemento dominical de ABC se publicó un reportaje en dos partes los días 30 de enero y 6 de febrero de 1977, ilustrado con imágenes de varias de las películas rodadas en ese corto espacio de tiempo, y que recrearon la operación de rescate. Hay algunos fallos en las fechas, pero se puede leer.
Créditos:
Transcripción del final del prólogo de Enrique Múgica Herzog, y fotografía de Golda Meir pasando revista en 1970, siendo Primer Ministro de Israel, tomada de Golda Meir, editado en 2008 en la colección Las voces de la democracia. Así hablan los grandes políticos, de la Biblioteca El Mundo.
Extractos o páginas completas del ABC de diversas fechas, y transcripción de textos de ellas, tomadas de su hemeroteca de Internet.
“Ciertamente esta abuela de Israel pensaba siempre en la paz en libertad y en la vida de las personas, de todas las personas como hemos dicho antes. (…) Siempre se sintió madre, abuela y mujer. Sin duda, una mujer para un pueblo, aunque nunca se viera menoscabada por ser la única en un Gobierno de hombres, y cuando le preguntaron cómo se sentía por ello, respondió: «No lo sé. Nunca intenté ser un hombre»”.
Esta capacidad de decisión la trasladó al gobierno de Israel, y quedó demostrada hace justo 34 años, ante el hecho de que, una semana antes, el 26 de junio, fuera secuestrado un avión de Air France, y en Entebbe se mantuvieran como rehenes a algo más de un centenar de pasajeros del mismo (todos israelíes, una vez liberados los que no lo eran), junto con la tripulación del avión. Los secuestradores, naturalmente, eran terroristas pro-palestinos (digo lo de ‘pro-‘ porque había dos alemanes entre ellos).
Confirmada la situación, se establecieron las correspondientes negociaciones, intermediando al principio ese ejemplo de buen gobierno que fue Idi Amin Dadá, entonces ejerciendo como Presidente de Uganda, y luego el embajador de Somalia (otro ejemplo de país dechado de virtudes democráticas).
Se negociaba la liberación de numerosos terroristas a cambio de la vida de los rehenes, finalizando el plazo al mediodía del domingo. En una de sus visitas al aeropuerto de Entebbe, Idi Amín dijo a los rehenes que “los terroristas no tienen nada contra vosotros, sino contra el Gobierno de Israel. Si no responde a las exigencias de los guerrileros palestinos, ello supondrá que no les importará vuestra suerte”. Poco después se demostró que siguiendo las preocupaciones de Golda Meir por la vida de las personas, al Gobierno de Israel sí ‘le importó la suerte’ de los rehenes.
Ese domingo 4 de julio de 1976, que sólo tenía previsto desde hacía tiempo ver las celebraciones del bicentenario de los Estados Unidos de América, se encontró, pues, que tenía una inquietud muy distinta, pero también relacionada con la libertad: los rehenes de los terroristas pro-palestinos.
Sin embargo, el amanecer del domingo 4 de julio de 1976, en el hemisferio occidental, se encontró con una noticia muy distinta, increíble y audaz: paracaidistas del Ejército israelí (Tsahal) habían liberado a los rehenes (salvo tres que fallecieron en la acción) y acabado con los terroristas.
En España la noticia no tuvo el impacto que cabía esperar, pues por aquí teníamos otras preocupaciones: acabábamos de cambiar de Presidente de Gobierno pues el Rey había nombrado a un tal ‘Adolfo Suárez González’.
El caso es que también en Israel había habido un cambio en la dirección del Gobierno, tras la dimisión de Golda Meir en la Semana Santa de 1974 como consecuencia de los reveses sufridos al inicio de la Guerra del Yom Kippur.
Pero esa preocupación por su gente se mantuvo, como hemos visto. Por cierto, la operación se inició por órdenes directas del Ministro de Defensa, incluso antes de ser aprobada en Consejo de Ministros, pues no había tiempo que perder; si no lo era, se daría la orden de que los aviones regresaran. El Ministro de Defensa era Simón Peres, actual Presidente de Israel, y miembro, como Golda Meir, del Partido Laborista (cosa que digo por si alguien piensa criticar actitudes tan ‘derechistas’ como las descritas).
Lo triste del rescate fue que murieran tres de los rehenes y el segundo jefe de las fuerzas liberadoras; también es una pena que fallecieran los terroristas, aunque las condiciones de la acción casi obligaran a ello, si se quería salvar a los rehenes. Y lo lamentable, lo siempre lamentable, fue la reacción de Occidente, tan cómodo en su casa mientras Israel vigila la “frontera”.
En la hemeroteca de ABC se encuentra la noticia del rescate, publicada el día 6 de julio (el 5 era lunes, y entonces no se publicaban los periódicos diarios). La noticia se desarrolló en tres páginas: mientras en la primera se da la noticia del rescate, y se habla de los terroristas, en la segunda se comentan las posibles reacciones, en un ejercicio de anti-isrealismo (por lo menos) por parte de Alfonso Barra, corresponsal de ABC en Londres, pues no otra cosa puede decirse de ese planteamiento de que 'si ahora se enfadan, será culpa de Israel por haberles llevado la contraria', y ya no se habla de terroristas sino de guerrilleros; y en la tercera, Francia (recordemos a Giscard d’Estaing) meando fuera de tiesto, y dispuesta a condenar a Israel lo que haga falta (eso sí, “sobre un texto moderado”).
En el suplemento dominical de ABC se publicó un reportaje en dos partes los días 30 de enero y 6 de febrero de 1977, ilustrado con imágenes de varias de las películas rodadas en ese corto espacio de tiempo, y que recrearon la operación de rescate. Hay algunos fallos en las fechas, pero se puede leer.
Créditos:
Transcripción del final del prólogo de Enrique Múgica Herzog, y fotografía de Golda Meir pasando revista en 1970, siendo Primer Ministro de Israel, tomada de Golda Meir, editado en 2008 en la colección Las voces de la democracia. Así hablan los grandes políticos, de la Biblioteca El Mundo.
Extractos o páginas completas del ABC de diversas fechas, y transcripción de textos de ellas, tomadas de su hemeroteca de Internet.
Excelente trabajo Posodo. Enhorabuena.
ResponderEliminarSi Guido echa de menos a Golda Meier (grandísima mujer, con los ovarios en su sitio y la cabeza siempre fría), yo comienzo a impacientarme con la lentitud con la que actúan los lideres israelitas.
Esas centrales nucleares iraníes, esas amenazas latentes para la civilización, la única, esa vergüenza atómica, debían estar destruidas hace por lo menos un par de años.
Ya están tardando en recibir el país que lapida a las mujeres un par de pepinazos que los baje a la tierra, y los haga recapacitar. Esta basura islámica no entiende otro lenguaje.
Confío que mi Israel no se demore mucho en la tarea.
Percibo la mano mulata de bObama en tal tardanza. De este mequetrefe no se puede esperar nada, nada bueno. Muerto el perro, se acabó la rabia.
La futura condena de la hipócrita comunidad internacional está pesando en las autoridades hebreas más de lo que en realidad valen. Israel no se puede permitir el lujo de complacer a la opinión pública occidental. Las cosas han cambiado en occidente, la socialdemocracia ya no es lo que era -ni casi la derecha-, ahora se ha vuelto un bastión de todo lo que vaya contra los valores judeocristianos, contra nuestras raices.
Y no podemos olvidar que los medios, transversalmente, están ocupados por progres, de diferentes grados, pero progres al fin. El último ejemplo lo encontramos en la burda manipulación que hicieron del ataque a la “Flotilla de la Libertada”, empezando por el insípido ABC, y acabando por la rotativa de Pedro J calvorota.
Y eso sólo en nuestro país.
Yo también echo de menos a Golda Meier, la verdad.
Saludos
Corrijo:
ResponderEliminar"Muerto el perro, se acabó la rabia.", sobre la destrucción de las centrales nucleares de los persas. No de bObama, sorry.
Aunque no me den ideas....je jeje.
¡Qué buena anotación!
ResponderEliminarMe llaman la atención varias cositas:
1º. Todo sigue igual: Israel malo, malo; terroristas palestinos..., hay que comprenderlos, caramba. Es que sois...
2ª Hoy tenemos en la prensa a "Jose Luis Rodríguez Zapatero", "Mariano Rajoy", "Esperanza Aguirre"... Antes les escribían el "don": "Don Adolfo Suárez". Ahora se lo colocan sólo al Rey. ¿Qué pasará con (don) ??? Felipe VI dentro de 35 años?
3ª. ¿¿¿No había periódicos los lunes???
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ResponderEliminarComo yo también empiezo a gastar una edad respetable, recuerdo vagamente, que para leer la crónica del ABC de Sevilla sobre mi equipo, el Sevilla FC., tenía que esperar al martes.
ResponderEliminarEl periódico de casa era el ABC. Vamos, creo yo que viví eso, y no lo estoy soñando.
¿Sabes tú, Posodo, cuándo la prensa comenzó a publicar los lunes?
El fallecido en la operación de Entebe, fue Jonatan Netanyahu, hermano del actual primer ministro.
ResponderEliminarEn Israel, yo echo la falta de nombres legendarios de la política y héroes nacionales, como Moshé Dayan, la citada Golda Meir, David Ben Gurion, Yithzak Rabin o Yithzak Shamir. Sólo queda Simón Peres (nacido Persky). Como parece evidente en todo el mundo, los políticos actuales parecen todos más mediocres que los de antes. A mí, me gustaba más Tzipi Livni que Netanyahu. No sólo porque está buena, sino porque me da buenas vibraciones: aparente ser inteligente y andar sobrada de temple.
Un saludo, y gracias por la alusión.