Esta mañana me he tenido que acercar al centro de Valencia para una reunión de trabajo. Debidamente resuelta, de regreso al aparcamiento para recoger el coche, pasábamos por delante de la iglesia de San Martín, por lo que aproveché para acercarme a la misma, una de las sedes de la exposición La Gloria del Barroco, y comprar, por fin, el catálogo de la exposición (pues el peso del mismo aconseja disponer de coche, y cercano).
Se da la circunstancia de que, aunque en su día sí anoté el inicio de la exposición, aún no había publicado ninguna anotación sobre la misma, a pesar de haber quedado toda la familia para visitarla allá por el ya lejano 30 de diciembre de 2009.
La exposición La Gloria del Barroco está promovida por la Fundación La Luz de las Imágenes, y regresa a Valencia tras varias ediciones, con temáticas diversas, en distintas poblaciones de la Comunidad Valenciana. Como en estas otras ediciones, no hay una sede única, sino tres, o tres y media: empieza el itinerario teórico en El Almudín, que actúa como centro de visitantes, con su entradas y audiovisuales varios, así como una exposición específica con motivo de los diez años de La Luz de las Imágenes; y con un recorrido reflejado en el suelo, podemos visitar la Iglesia de San Esteban, la de San Martín y la de San Juan de la Cruz (antes, de San Andrés).
Además, lo que no es poco, de poder apreciar la restauración intensa de las iglesias donde se asienta la exposición, se muestran los objetos típicos que cabe esperar: cuadros, escultura e imaginería diversa, orfebrería y otros útiles y vestimentas para el culto.
Como es costumbre, no dejaban tomar fotos, por lo que nos tendremos que remitir al catálogo cuando, por el motivo que sea, se tercie recurrir a alguna de las obras del catálogo. En esta anotación me referiré a dos obras curiosas y que nos llamaron la atención.
Ahora ya no todos, pero sí todavía muchos, sabemos que el Buen Ladrón que fue crucificado a la derecha de Jesús, se convirtió, siendo conocido como San Dimas. De quien fue crucificado a la izquierda, sólo sabíamos que era “el mal ladrón”… hasta ahora, en que nos enteramos de que su nombre era Gestas.
Naturalmente, aunque representado en numerosas ocasiones (lógicamente, formaba parte de cualquier conjunto completo del Calvario), hasta esta ocasión no se convirtió en protagonista absoluto, a pesar de la intención del autor, posiblemente un tal Juan Muñoz, contemporáneo de los artistas valencianos Ribalta (es decir, a caballo entre los siglos XVI y XVII).
La escultura formaba parte del Calvario, conjunto que se encontraba en la Catedral de Valencia, hasta 1936, en que fue pasto de las llamas y de las hordas de la “memoria histórica”, con el resultado curioso de que sólo se salvó, aunque algo damnificada, la escultura de Gestas. Como dice Ana Mª Buchón Cuevas en su reseña para el catálogo, “el rostro de esta figura de Gestas, de recuerdo laocontesco, con boca y ojos muy abiertos, es el del desesperado que va a ser condenado por su vida pecadora”.
La otra obra que nos llamó la atención es un óleo sobre lienzo atribuido a José Antonio Zapata Nadal, pintor valenciano entre el XVIII y el XIX. Víctor Marco García nos dice, en su comentario a la obra en cuestión, que “las fuentes literarias del Dios pintor, ausentes en las Sagradas Escrituras, fueron tomando forma a lo largo del siglo XVII, una época en que comenzaron a aparecer este tipo de representaciones en las que encontramos al Padre Eterno pintando a la Inmaculada Concepción”, como la perfecta creación de Dios. Y así tenemos este El Padre Eterno pintando la Inmaculada Concepción.
Naturalmente, mucho antes de la proclamación oficial del dogma. Estábamos en España.
Por cierto, me dijeron que el plazo de la exposición se había ampliado hasta el 12 de octubre, por lo que tenéis, todavía, más tiempo para verla.
Créditos:
Fotografía de la greca que marca en el pavimento de la calle el recorrido entre las distintas sedes de la exposición La Gloria del Barroco, de diciembre de 2009, del autor.
Portada de la caja del catálogo de la exposición La Gloria del Barroco, e imágenes de Gestas (ficha nº 86) y de El Padre Eterno pintando la Inmaculada Concepción (ficha nº 180), tomadas del catálogo.
Se da la circunstancia de que, aunque en su día sí anoté el inicio de la exposición, aún no había publicado ninguna anotación sobre la misma, a pesar de haber quedado toda la familia para visitarla allá por el ya lejano 30 de diciembre de 2009.
La exposición La Gloria del Barroco está promovida por la Fundación La Luz de las Imágenes, y regresa a Valencia tras varias ediciones, con temáticas diversas, en distintas poblaciones de la Comunidad Valenciana. Como en estas otras ediciones, no hay una sede única, sino tres, o tres y media: empieza el itinerario teórico en El Almudín, que actúa como centro de visitantes, con su entradas y audiovisuales varios, así como una exposición específica con motivo de los diez años de La Luz de las Imágenes; y con un recorrido reflejado en el suelo, podemos visitar la Iglesia de San Esteban, la de San Martín y la de San Juan de la Cruz (antes, de San Andrés).
Además, lo que no es poco, de poder apreciar la restauración intensa de las iglesias donde se asienta la exposición, se muestran los objetos típicos que cabe esperar: cuadros, escultura e imaginería diversa, orfebrería y otros útiles y vestimentas para el culto.
Como es costumbre, no dejaban tomar fotos, por lo que nos tendremos que remitir al catálogo cuando, por el motivo que sea, se tercie recurrir a alguna de las obras del catálogo. En esta anotación me referiré a dos obras curiosas y que nos llamaron la atención.
Ahora ya no todos, pero sí todavía muchos, sabemos que el Buen Ladrón que fue crucificado a la derecha de Jesús, se convirtió, siendo conocido como San Dimas. De quien fue crucificado a la izquierda, sólo sabíamos que era “el mal ladrón”… hasta ahora, en que nos enteramos de que su nombre era Gestas.
Naturalmente, aunque representado en numerosas ocasiones (lógicamente, formaba parte de cualquier conjunto completo del Calvario), hasta esta ocasión no se convirtió en protagonista absoluto, a pesar de la intención del autor, posiblemente un tal Juan Muñoz, contemporáneo de los artistas valencianos Ribalta (es decir, a caballo entre los siglos XVI y XVII).
La escultura formaba parte del Calvario, conjunto que se encontraba en la Catedral de Valencia, hasta 1936, en que fue pasto de las llamas y de las hordas de la “memoria histórica”, con el resultado curioso de que sólo se salvó, aunque algo damnificada, la escultura de Gestas. Como dice Ana Mª Buchón Cuevas en su reseña para el catálogo, “el rostro de esta figura de Gestas, de recuerdo laocontesco, con boca y ojos muy abiertos, es el del desesperado que va a ser condenado por su vida pecadora”.
La otra obra que nos llamó la atención es un óleo sobre lienzo atribuido a José Antonio Zapata Nadal, pintor valenciano entre el XVIII y el XIX. Víctor Marco García nos dice, en su comentario a la obra en cuestión, que “las fuentes literarias del Dios pintor, ausentes en las Sagradas Escrituras, fueron tomando forma a lo largo del siglo XVII, una época en que comenzaron a aparecer este tipo de representaciones en las que encontramos al Padre Eterno pintando a la Inmaculada Concepción”, como la perfecta creación de Dios. Y así tenemos este El Padre Eterno pintando la Inmaculada Concepción.
Naturalmente, mucho antes de la proclamación oficial del dogma. Estábamos en España.
Por cierto, me dijeron que el plazo de la exposición se había ampliado hasta el 12 de octubre, por lo que tenéis, todavía, más tiempo para verla.
Créditos:
Fotografía de la greca que marca en el pavimento de la calle el recorrido entre las distintas sedes de la exposición La Gloria del Barroco, de diciembre de 2009, del autor.
Portada de la caja del catálogo de la exposición La Gloria del Barroco, e imágenes de Gestas (ficha nº 86) y de El Padre Eterno pintando la Inmaculada Concepción (ficha nº 180), tomadas del catálogo.
Lo de ver al Padre Eterno pintando fue toda una sorpresa.
ResponderEliminarLa siguiente edición toca otra vez en Játiva/Xátiva, creo.
Pues ya ves, según el catálogo, era algo habitual en aquel entonces. Por lo visto, las obras en cuestión están poco difundidas.
ResponderEliminar¿Regresan a Játiva de nuevo? Pues entonces habrá que ir fuera del verano, y no como hicimos en su día.
Pero creo que habría más sitios para organizar la exposición antes que repetir sede.