Es conocida la escena de la película “Misterioso asesinato en Manhattan” en la que salen Diane Keaton y Woody Allen del Metropolitan Opera House de Nueva York, claro, diciendo éste:
“– No puedo escuchar tanto Wagner, ¿sabes?
– ¿Por qué?
– Me dan ganas de invadir Polonia.”
Este 24 de agosto se cumplen 70 años de la firma (aunque con fecha del día 23) del Tratado de No Agresión entre el gobierno alemán de Hitler y el gobierno soviético de Stalin. Comúnmente, este Pacto es conocido por el nombre de los ministros de Asuntos Exteriores que lo firmaron, respectivamente, von Ribbentrop y Molotov.
Dicho Tratado/Pacto contenía unas cláusulas secretas en las que se determinaban las esferas de influencia de ambos países en la Europa del Este, y en particular, las condiciones de reparto de Polonia entre ambos.
Reparto que pasaba necesariamente, como así fue, por la correspondiente invasión por parte de Alemania, el día 1 de septiembre,… y por parte de la Unión Soviética el día 17, lo que además supuso la violación de otro Tratado de No Agresión, esta vez, Soviético-Polaco.
La confraternización entre los totalitarismos nazi y comunista se mostró con las acciones descritas, y, de una manera taimada, con el barniz “humano” de las relaciones personales entre soldados de ambos ejércitos.
La madrugada del primero de septiembre marcó el principio de la Segunda Guerra Mundial, la cual, en Europa Oriental, fue olvidada por occidente casi inmediatamente,… hasta el inicio del verano de 1941.
Ese olvido es el que explica, pero no justifica, el olvido de Woody Allen respecto a los invasores de Polonia: es fácil hacer referencias a Wagner, pero nadie entendería que se dijera lo mismo de un patriota ruso como Tchaikovski y su “Obertura 1812”, por ejemplo, ni de un Musorgski y su “Borís Godunov” en el que se recogen acciones de guerra entre Rusia y Polonia, precisamente.
En este diario se pueden encontrar referencias a la música de Wagner, y también a música rusa. Falta música polaca: a ver si puedo acercarme al Palau de la Música en noviembre.
“– No puedo escuchar tanto Wagner, ¿sabes?
– ¿Por qué?
– Me dan ganas de invadir Polonia.”
Este 24 de agosto se cumplen 70 años de la firma (aunque con fecha del día 23) del Tratado de No Agresión entre el gobierno alemán de Hitler y el gobierno soviético de Stalin. Comúnmente, este Pacto es conocido por el nombre de los ministros de Asuntos Exteriores que lo firmaron, respectivamente, von Ribbentrop y Molotov.
Dicho Tratado/Pacto contenía unas cláusulas secretas en las que se determinaban las esferas de influencia de ambos países en la Europa del Este, y en particular, las condiciones de reparto de Polonia entre ambos.
Reparto que pasaba necesariamente, como así fue, por la correspondiente invasión por parte de Alemania, el día 1 de septiembre,… y por parte de la Unión Soviética el día 17, lo que además supuso la violación de otro Tratado de No Agresión, esta vez, Soviético-Polaco.
La confraternización entre los totalitarismos nazi y comunista se mostró con las acciones descritas, y, de una manera taimada, con el barniz “humano” de las relaciones personales entre soldados de ambos ejércitos.
La madrugada del primero de septiembre marcó el principio de la Segunda Guerra Mundial, la cual, en Europa Oriental, fue olvidada por occidente casi inmediatamente,… hasta el inicio del verano de 1941.
Ese olvido es el que explica, pero no justifica, el olvido de Woody Allen respecto a los invasores de Polonia: es fácil hacer referencias a Wagner, pero nadie entendería que se dijera lo mismo de un patriota ruso como Tchaikovski y su “Obertura 1812”, por ejemplo, ni de un Musorgski y su “Borís Godunov” en el que se recogen acciones de guerra entre Rusia y Polonia, precisamente.
En este diario se pueden encontrar referencias a la música de Wagner, y también a música rusa. Falta música polaca: a ver si puedo acercarme al Palau de la Música en noviembre.
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