A punto de finalizar el periodo de la exposición, consigo acercarme con mis hijos al Palacio de la Exposición (en su momento, es decir, durante la Exposición Regional de 1909, Palacio del Ayuntamiento) para ver la exposición conmemorativa organizada al efecto.
El edificio no suele estar accesible al público ya que en su interior se realizan recepciones y actos oficiales y también servicios de restauración, oficiales pero también privados. Así que dedicaremos esta anotación al edificio, y en particular a lo que hay detrás de estas vidrieras de la fachada más o menos meridional: el Salón Noble.
En uno de los folletos, el texto de introducción, con la firma de Rita Barberá Nolla, o sea, la Alcaldesa, podemos leer sobre este Salón que fue “inaugurado hace ahora cien años, con sus vidrieras, artesonados, suelos, muebles y lámparas; todos originales de la época y prueba inequívoca del exquisito cuidado del Ayuntamiento de Valencia en la recuperación y conservación de su patrimonio histórico.”
Al Salón se accede por una escalera estando cubierto el hueco de ésta por una cúpula de cristal.
El Salón es amplio y espacioso, y escueto en sus formas y decoración: el lateral a fachada, se encuentra cubierto por unas amplias vidrieras que hacen muy luminoso el recinto, mientras que el otro lateral es una simple pared, con algunos huecos para iluminación y otros accesos, que ni siquiera está cubierta por azulejos en toda su altura.
El suelo presenta un gran dibujo central a modo de mosaico mediante baldosas así pintadas.
Mientras, en el techo podemos ver un artesonado que, elegante en su sencillez, cumple la función que le encomendó el arquitecto.
Y así, a por otros cien años más.
El edificio no suele estar accesible al público ya que en su interior se realizan recepciones y actos oficiales y también servicios de restauración, oficiales pero también privados. Así que dedicaremos esta anotación al edificio, y en particular a lo que hay detrás de estas vidrieras de la fachada más o menos meridional: el Salón Noble.
En uno de los folletos, el texto de introducción, con la firma de Rita Barberá Nolla, o sea, la Alcaldesa, podemos leer sobre este Salón que fue “inaugurado hace ahora cien años, con sus vidrieras, artesonados, suelos, muebles y lámparas; todos originales de la época y prueba inequívoca del exquisito cuidado del Ayuntamiento de Valencia en la recuperación y conservación de su patrimonio histórico.”
Al Salón se accede por una escalera estando cubierto el hueco de ésta por una cúpula de cristal.
El Salón es amplio y espacioso, y escueto en sus formas y decoración: el lateral a fachada, se encuentra cubierto por unas amplias vidrieras que hacen muy luminoso el recinto, mientras que el otro lateral es una simple pared, con algunos huecos para iluminación y otros accesos, que ni siquiera está cubierta por azulejos en toda su altura.
El suelo presenta un gran dibujo central a modo de mosaico mediante baldosas así pintadas.
Mientras, en el techo podemos ver un artesonado que, elegante en su sencillez, cumple la función que le encomendó el arquitecto.
Y así, a por otros cien años más.
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