Como ya he comentado, uno de los primeros libros que compré a través del sistema de listas, fue Los reinos de la casualidad, de Carlos Marzal. En esa anotación decía que aprovechando que se cumplían tres años de su compra, ya tocaba leerlo. Efectivamente, lo empecé ayer.
Por tanto, difícilmente pude decirle al autor cuánto me había gustado el libro cuando lo vi en la Feria del Libro en Madrid. Es más, le dije precisamente que todavía no había podido leerlo (y no, no es excusa que la novela tenga 773 páginas, de las que dos tercios son el último capítulo – y no, tampoco es que la foto recoja el momento en el que se lo dije).
Carlos Marzal es más poeta que novelista, por lo que me decidí por su último poemario, Ánima mía, de cuyos poemas en la solapa de la cubierta se dice que portan “timbre grave y profundo (…) pero con un lenguaje que es ahora una fuente inagotable de prodigios, para expresar la celebración de la existencia y el sentimiento de desamparo, la gravedad de la muerte y la exaltación de la vida a través de las diferentes magias que constituyen la realidad.”
Aún no lo he leído, pero como avance, y tratándose de un escritor, la primera estrofa de un poema con título el del primer verso:
“Si sé lo que escribir,
Por tanto, difícilmente pude decirle al autor cuánto me había gustado el libro cuando lo vi en la Feria del Libro en Madrid. Es más, le dije precisamente que todavía no había podido leerlo (y no, no es excusa que la novela tenga 773 páginas, de las que dos tercios son el último capítulo – y no, tampoco es que la foto recoja el momento en el que se lo dije).
Carlos Marzal es más poeta que novelista, por lo que me decidí por su último poemario, Ánima mía, de cuyos poemas en la solapa de la cubierta se dice que portan “timbre grave y profundo (…) pero con un lenguaje que es ahora una fuente inagotable de prodigios, para expresar la celebración de la existencia y el sentimiento de desamparo, la gravedad de la muerte y la exaltación de la vida a través de las diferentes magias que constituyen la realidad.”
Aún no lo he leído, pero como avance, y tratándose de un escritor, la primera estrofa de un poema con título el del primer verso:
“Si sé lo que escribir,
jamás escribo.
Si escribo es por saber lo que sabré,
aquello que aparece
aquello que aparece
al descubierto,
mientras uno lo escribe,
y se desnuda
sólo para nosotros,
y no aparece más en lo desnudo.”
y se desnuda
sólo para nosotros,
y no aparece más en lo desnudo.”
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