“Los lugares no identificados e inidentificables, es decir los que no están en ‘ningún sitio’ o ‘en ninguno susceptible de ser nombrado’, fueron una constante en la obra de Muñoz desde sus inicios a mediados de los ochenta. (…) Dado que esos ámbitos reales son enseguida sacados de su contexto literal, el desplazamiento, el nomadismo y la alienación se convirtieron en temas centrales del arte de Muñoz. Anthony Vidler acuñó la contundente expresión «entornos vagabundos» para aludir a lugares que «rechazan los tópicos de la chimenea y el hogar con el fin de expresar las incertidumbres de la tierrra de nadie». Para él, esos extraños espacioes arquitectónicos son los «equivalentes más directos de la otredad que anida en el fondo del yo moderno». En consecuencia, los espacios residuales y de transición, entre ellos los balcones y las escaleras, se convierten en refugios de todas las figuras, reales e imaginarias, de Muñoz.”
Este texto (tomado del folleto) es de Lynne Cooke, quien (en el MNCARS) junto con Sheena Wagstaff (en la Tate Modern), son las personas encargadas del comisariado de la exposición.
Hace unos días, caragüevo publicó una anotación sobre la retrospectiva de Juan Muñoz en el Centro de Arte Reina Sofía. En ella, comentaba que “si se te olvida en la entrada coger el programa de la exposición date por jodido. Te volverás loco y no encontrarás ninguna indicación realmente útil para encontrar alguno de los espacios expositivos”. Y si lo coges, y lo lees, también te vuelves loco.
Menos mal que en su anotación hacía el enlace a un reportaje de TeleMadrid sobre la exposición, que cumple perfectamente con una frase del folleto: “Como pone de manifiesto este folleto, el lenguaje escrito, aun acompañado de ilustraciones, también es un medio muy imperfecto cuando se trata de evocar algo tan fundamentalmente escurridizo como una ilusión óptica. Es decir, ni la grabación ni el texto pueden eficazmente engendrar la imagen, que donde mejor se plasma es en la imaginación visual.”
En la presentación del reportaje se dice, en relación con las diversas salas y lugares del Museo en que se ubica la exposición, que “sus instalaciones necesitan mucho espacio”. Efectivamente uno se queda pensando que este tipo de obras son, desde su propia concepción, “institucionales”, orientadas directamente a Museos y Fundaciones, porque a ver quién va a tener en su casa un salón capaz de albergar una performance como la de los ‘orientales’.
En el texto de Lynne Cooke se dice de la obra de Muñoz que produce “un efecto extrañamente perturbador”, que “desorientaba al espectador”, que “descolocan al espectador”, que “su contexto no deja de ser críptico”: “Aquí, al igual que en toda su obra, el marco del relato se presenta sin ninguna indicación clara sobre cómo pueda desarrollarse.”
Desde luego, y no hace falta que lo jure, quien no puede dar “ninguna indicación clara” sobre la obra de Juan Muñoz, soy yo.
Este texto (tomado del folleto) es de Lynne Cooke, quien (en el MNCARS) junto con Sheena Wagstaff (en la Tate Modern), son las personas encargadas del comisariado de la exposición.
Hace unos días, caragüevo publicó una anotación sobre la retrospectiva de Juan Muñoz en el Centro de Arte Reina Sofía. En ella, comentaba que “si se te olvida en la entrada coger el programa de la exposición date por jodido. Te volverás loco y no encontrarás ninguna indicación realmente útil para encontrar alguno de los espacios expositivos”. Y si lo coges, y lo lees, también te vuelves loco.
Menos mal que en su anotación hacía el enlace a un reportaje de TeleMadrid sobre la exposición, que cumple perfectamente con una frase del folleto: “Como pone de manifiesto este folleto, el lenguaje escrito, aun acompañado de ilustraciones, también es un medio muy imperfecto cuando se trata de evocar algo tan fundamentalmente escurridizo como una ilusión óptica. Es decir, ni la grabación ni el texto pueden eficazmente engendrar la imagen, que donde mejor se plasma es en la imaginación visual.”
En la presentación del reportaje se dice, en relación con las diversas salas y lugares del Museo en que se ubica la exposición, que “sus instalaciones necesitan mucho espacio”. Efectivamente uno se queda pensando que este tipo de obras son, desde su propia concepción, “institucionales”, orientadas directamente a Museos y Fundaciones, porque a ver quién va a tener en su casa un salón capaz de albergar una performance como la de los ‘orientales’.
En el texto de Lynne Cooke se dice de la obra de Muñoz que produce “un efecto extrañamente perturbador”, que “desorientaba al espectador”, que “descolocan al espectador”, que “su contexto no deja de ser críptico”: “Aquí, al igual que en toda su obra, el marco del relato se presenta sin ninguna indicación clara sobre cómo pueda desarrollarse.”
Desde luego, y no hace falta que lo jure, quien no puede dar “ninguna indicación clara” sobre la obra de Juan Muñoz, soy yo.
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