En marzo de 1981 se hizo famoso un número: 2.300. Dicho número se correspondía con el número de firmantes, en el momento de su envío a la prensa, de un manifiesto conocido, precisamente, así, “Manifiesto de los 2.300”, aunque su nombre ‘oficial’, más largo, claro, era “Manifiesto para la igualdad de los derechos lingüísticos en Cataluña”.
Lo expuesto en dicho manifiesto fue objeto del tradicional análisis por estas tierras de Dios. Como decía en un artículo el primer firmante “[se] han olvidado de «reportar» sobre los hechos que en él se denuncian. En su lugar han seguido la técnica de la «perezosa adulación»: demandar la opinión de conocidas personalidades en posición políticamente preeminentes, las cuales, por lo general nos han cubierto de improperios”.
El manifiesto en cuestión, según expresaba al final de su primer párrafo: “no busca otro fin que el de restaurar un ambiente de libertad, tolerancia y respeto entre todos los ciudadanos de Catauña, evitando la actual tendencia hacia la intransigencia y el enfrentamiento entre comunidades, lo que, de no corregirse, puede originar un proceso en el que la democracia y la paz social se sean amenazadas”.
Igualmente, denunciaba unos hechos que sucedían, tal y como finalizaba el segundo párrafo, “sin que el Gobierno central hasta ahora, ni los partidos políticos, parezcan dar importancia a este hecho gravísimamente antidemocrático, por provenir precisamente de instituciones que no tienen otra finalidad que la de salvaguardar los derechos de todos los ciudadanos.”
En ese mismo artículo mencionado, al principio, se decía: “Los principales autores lo éramos porque las represalias laborales podían ser menores en nuestro caso”. Sin embargo, en noticia publicada el día 19 de ese mes, se titulaba “Ante posibles represalias, Amando de Miguel deja Cataluña y se marcha a USA”. Y es que Amando de Miguel era el primer firmante del manifiesto de marras.
Dos meses después, pasó a ser ampliamente conocido en toda España, el tercer firmante del manifiesto: un profesor de Instituto. Y lo fue, no por irse a Estados Unidos, sino, casi, por irse del todo y no poder contarlo: la noche del 20 de mayo de 1981 fue secuestrado, atado a un árbol, herido por un disparo de pistola, y abandonado en mitad del monte. No acabó asesinado porque la persona que le acompañaba, que también había sido secuestrada y atada, consiguió soltarse, y, tras practicarle un torniquete, consiguió localizar la ayuda de la policía. El atentado terrorista fue reivindicado por Terra Lliure. La víctima era Federico Jiménez Losantos.
Dejó la enseñanza y Cataluña, y llegó al periodismo (político) y a Madrid.
“No es fácil dar marcha atrás en procesos complejos, como la práctica liquidación de la independencia judicial, que se han desarrollado durante años y en los que el Gobierno de Felipe González ha contado con la colaboración entusiasta o el consentimiento resignado de estamentos muy amplios de la sociedad española. (…) Del Régimen felipista no planteo sólo la denuncia, a veces fácil, sino la dificultad de desmontarlos, que equivale a la de reconstruir el sistema de libertades que creíamos asegurado en la constitución de 1978. (…) La libertad de información y la sacrosanta libertad de opinión, sin la cual la información no tiene sentido, es el aire que necesita respirar una sociedad libre, esto es, consciente de lo que le pasa y, por eso mismo, con posibilidades de mejorar. (…) No se abordan aquí problemas reducibles a la responsabilidad de una persona –llámese González, Pujol, Arzalluz o Polanco–, sino que concierne a la responsabilidad de todos. En última instancia, sin el ejercicio cívico de la responsabilidad, es imposible la libertad. (…) La democracia precisa, antes que cualquier otra cosa, libertad de pensamiento y de palabra, libertad para no atarse a ideas fijas y para discutirlas todas en la plaza pública. (…) La dictadura silenciosa a que se refiere el título (…) no se manifiesta sólo en la coerción exterior, sino también en la falta de libertad interior. Contra esa falta de libertad escribo.” [De 'Contra la falta de libertad', prólogo a La dictadura silenciosa. Mecanismos totalitarios en nuestra democracia, editado por Temas de Hoy en su colección Grandes temas, en mayo de 1993]
En diciembre de 1993, cuando el libro anterior ponía en los estantes la duodécima edición, también Temas de Hoy y en la misma colección, lanzaba Contra el felipismo. Crónicas de una década, recopilación de artículos publicados en prensa, pudiéndose leer en el párrafo final de la Introducción: “No se trata de reunir críticas a los sucesivos gobiernos de Felipe González, sino de hacer una crítica del régimen felipista, en sus comportamientos y actitudes, en sus costumbres y en sus manías, en lo que tiene de nuevo y en lo que tiene de viejo. Y en el felipismo cabe desde la oposición domesticada o impotente hasta los personajes marginales y pintorescos que renuevan la escena nacional.”
Hace unos meses hice una anotación sobre los 10.000 días de un anuncio en prensa. El protagonista de ese anuncio, y otros posteriores, era el grupo Antena 3. Ese primer anuncio era del 15 de noviembre de 1981. Algo más de diez años y medio después, el 19 de junio de 1992, se publicaba en ABC, uno de los periódicos promotores del grupo, una columna de Federico Jiménez Losantos que finalizaba así:
“Todos los días hay unos pocos periodistas que se ponen delante de la cámara o detrás del micrófono en Antena 3, y hay un sector importante y significativo de la sociedad española que confía diariamente en ellos. Si dentro de una semana, o de tres meses, no están donde estaban, huelgan explicaciones. Todo estará demasiado claro, empezando por las responsabilidades. Las inolvidables responsabilidades.”
Faltaban cinco días para los tres meses pronosticados cuando muchos de esos profesionales, en concreto, de la radio, ya no estaban detrás de los micrófonos de Antena 3. Empezaba un primer milagro en la COPE. Luego llegó otro.
Ahora, Dios dirá, pero ya ha habido salpicados, por muy modestos que puedan parecer. El cinco de abril, comentando los rumores y el estado de las noticias entonces, sobre la salida de Federico Jiménez Losantos de la COPE, en este diario decía: “aunque en la COPE siguen sin decir ni escribir nada, entro en su página justo cuando en la ventana de su agregador de blogs se “anuncia” la anotación de elentir al respecto”. El 21 de abril, sólo dieciséis días después, elentir publicaba una nueva anotación titulada “Suprimido de los blogs de COPE”.
Como se puede observar por todo lo expuesto, no termina de ser cierto por completo eso que dicen los científicos de que el tiempo sólo fluye hacia delante: en España, recircula y se estanca.
¡Ah, por cierto! El 18 de julio se celebra la festividad de San Federico, quien, en tanto que canonizado, sí tiene acreditado que haya intercedido para la consecución de milagros. Los otros, los comentados más arriba, son una forma de hablar. Cosas de periodistas.
Lo expuesto en dicho manifiesto fue objeto del tradicional análisis por estas tierras de Dios. Como decía en un artículo el primer firmante “[se] han olvidado de «reportar» sobre los hechos que en él se denuncian. En su lugar han seguido la técnica de la «perezosa adulación»: demandar la opinión de conocidas personalidades en posición políticamente preeminentes, las cuales, por lo general nos han cubierto de improperios”.
El manifiesto en cuestión, según expresaba al final de su primer párrafo: “no busca otro fin que el de restaurar un ambiente de libertad, tolerancia y respeto entre todos los ciudadanos de Catauña, evitando la actual tendencia hacia la intransigencia y el enfrentamiento entre comunidades, lo que, de no corregirse, puede originar un proceso en el que la democracia y la paz social se sean amenazadas”.
Igualmente, denunciaba unos hechos que sucedían, tal y como finalizaba el segundo párrafo, “sin que el Gobierno central hasta ahora, ni los partidos políticos, parezcan dar importancia a este hecho gravísimamente antidemocrático, por provenir precisamente de instituciones que no tienen otra finalidad que la de salvaguardar los derechos de todos los ciudadanos.”
En ese mismo artículo mencionado, al principio, se decía: “Los principales autores lo éramos porque las represalias laborales podían ser menores en nuestro caso”. Sin embargo, en noticia publicada el día 19 de ese mes, se titulaba “Ante posibles represalias, Amando de Miguel deja Cataluña y se marcha a USA”. Y es que Amando de Miguel era el primer firmante del manifiesto de marras.
Dos meses después, pasó a ser ampliamente conocido en toda España, el tercer firmante del manifiesto: un profesor de Instituto. Y lo fue, no por irse a Estados Unidos, sino, casi, por irse del todo y no poder contarlo: la noche del 20 de mayo de 1981 fue secuestrado, atado a un árbol, herido por un disparo de pistola, y abandonado en mitad del monte. No acabó asesinado porque la persona que le acompañaba, que también había sido secuestrada y atada, consiguió soltarse, y, tras practicarle un torniquete, consiguió localizar la ayuda de la policía. El atentado terrorista fue reivindicado por Terra Lliure. La víctima era Federico Jiménez Losantos.
Dejó la enseñanza y Cataluña, y llegó al periodismo (político) y a Madrid.
“No es fácil dar marcha atrás en procesos complejos, como la práctica liquidación de la independencia judicial, que se han desarrollado durante años y en los que el Gobierno de Felipe González ha contado con la colaboración entusiasta o el consentimiento resignado de estamentos muy amplios de la sociedad española. (…) Del Régimen felipista no planteo sólo la denuncia, a veces fácil, sino la dificultad de desmontarlos, que equivale a la de reconstruir el sistema de libertades que creíamos asegurado en la constitución de 1978. (…) La libertad de información y la sacrosanta libertad de opinión, sin la cual la información no tiene sentido, es el aire que necesita respirar una sociedad libre, esto es, consciente de lo que le pasa y, por eso mismo, con posibilidades de mejorar. (…) No se abordan aquí problemas reducibles a la responsabilidad de una persona –llámese González, Pujol, Arzalluz o Polanco–, sino que concierne a la responsabilidad de todos. En última instancia, sin el ejercicio cívico de la responsabilidad, es imposible la libertad. (…) La democracia precisa, antes que cualquier otra cosa, libertad de pensamiento y de palabra, libertad para no atarse a ideas fijas y para discutirlas todas en la plaza pública. (…) La dictadura silenciosa a que se refiere el título (…) no se manifiesta sólo en la coerción exterior, sino también en la falta de libertad interior. Contra esa falta de libertad escribo.” [De 'Contra la falta de libertad', prólogo a La dictadura silenciosa. Mecanismos totalitarios en nuestra democracia, editado por Temas de Hoy en su colección Grandes temas, en mayo de 1993]
En diciembre de 1993, cuando el libro anterior ponía en los estantes la duodécima edición, también Temas de Hoy y en la misma colección, lanzaba Contra el felipismo. Crónicas de una década, recopilación de artículos publicados en prensa, pudiéndose leer en el párrafo final de la Introducción: “No se trata de reunir críticas a los sucesivos gobiernos de Felipe González, sino de hacer una crítica del régimen felipista, en sus comportamientos y actitudes, en sus costumbres y en sus manías, en lo que tiene de nuevo y en lo que tiene de viejo. Y en el felipismo cabe desde la oposición domesticada o impotente hasta los personajes marginales y pintorescos que renuevan la escena nacional.”
Hace unos meses hice una anotación sobre los 10.000 días de un anuncio en prensa. El protagonista de ese anuncio, y otros posteriores, era el grupo Antena 3. Ese primer anuncio era del 15 de noviembre de 1981. Algo más de diez años y medio después, el 19 de junio de 1992, se publicaba en ABC, uno de los periódicos promotores del grupo, una columna de Federico Jiménez Losantos que finalizaba así:
“Todos los días hay unos pocos periodistas que se ponen delante de la cámara o detrás del micrófono en Antena 3, y hay un sector importante y significativo de la sociedad española que confía diariamente en ellos. Si dentro de una semana, o de tres meses, no están donde estaban, huelgan explicaciones. Todo estará demasiado claro, empezando por las responsabilidades. Las inolvidables responsabilidades.”
Faltaban cinco días para los tres meses pronosticados cuando muchos de esos profesionales, en concreto, de la radio, ya no estaban detrás de los micrófonos de Antena 3. Empezaba un primer milagro en la COPE. Luego llegó otro.
Ahora, Dios dirá, pero ya ha habido salpicados, por muy modestos que puedan parecer. El cinco de abril, comentando los rumores y el estado de las noticias entonces, sobre la salida de Federico Jiménez Losantos de la COPE, en este diario decía: “aunque en la COPE siguen sin decir ni escribir nada, entro en su página justo cuando en la ventana de su agregador de blogs se “anuncia” la anotación de elentir al respecto”. El 21 de abril, sólo dieciséis días después, elentir publicaba una nueva anotación titulada “Suprimido de los blogs de COPE”.
Como se puede observar por todo lo expuesto, no termina de ser cierto por completo eso que dicen los científicos de que el tiempo sólo fluye hacia delante: en España, recircula y se estanca.
¡Ah, por cierto! El 18 de julio se celebra la festividad de San Federico, quien, en tanto que canonizado, sí tiene acreditado que haya intercedido para la consecución de milagros. Los otros, los comentados más arriba, son una forma de hablar. Cosas de periodistas.
Muy buen artículo. Me ha gustado muchísimo y también me ha ilustrado. El asunto JFL y la Cope está dando mucho de qué hablar. Yo ya publiqué un artículito en mi blog de título "99.1" y mañana tengo programado otro que también habla de él.
ResponderEliminarJiménez Losantos es un ejemplo claro de cómo se quita de encima el poder (y no incluyo aquí sólo al PSOE) a todo aquel que molesta. Sin embargo, me da que con Federico han dado en hueso... Es demasiado Federico, o al menos en ello confío.
Tengo la suerte de vivir en Madrid, así que podré seguir sintonizándolo cada mañana. Desde luego..., a mí Nacho Villa que no me espere en su nueva Cope.
Saludos y felicidades de nuevo por el artículo.
S. Cid