La calle Caballeros de Valencia toma su nombre del hecho de que, más o menos, en ella se establecieron los caballeros que acompañaban al Rey Jaime I en su campaña para la conquista de Valencia. Consecuencia de ello es la existencia de numerosos palacetes, aunque un poco más tardíos.
En mayo de 2007, en dos de esos palacetes góticos, se inauguró un curioso museo, tanto por la temática, como por tratarse de un museo privado. Se trata de L’Iber-Museo de los soldaditos de plomo.
El hecho fue recogido en diversas ocasiones por varios de los periódicos editados o con edición en Valencia, como, por ejemplo, hizo ABC el domingo 12 de mayo, noticia de la que traigo algunos datos.
Los fondos del Museo se nutren del millón de soldaditos atesorados por Álvaro Noguera Giménez durante más de sesenta años, aunque en su inicio el Museo “sólo” dispuso de unas 600.000 piezas, entre las que también se incluían otros tipos de muñequitos, como por ejemplo, los que permiten mostrar escenas cotidianas europeas de principios del siglo XX.
El diorama «estrella» es el correspondiente a la Batalla de Almansa, momento decisivo durante la Guerra de Sucesión, en la que “intervienen” unas diez mil figuritas.
Como bien se dice en el artículo, “en un momento en el que los conocimientos de humanidades parecen declinar en el ámbito escolar, este tipo de recreaciones son un buen método didáctico para conocer el pasado. Sin embargo, para recomponer estos fragmentos de la historia es necesaria una intensa labor de investigación previa, no exenta de polémica en tanto las interpretaciones en este campo son en ocasiones no sólo distintas, sino contradictorias.”
El Museo no dispone de la clásica tienda; en realidad, se trata de una librería con todas las de la ley (incluso con una zona para descansar y tomar un cafelito), con una temática lógicamente especializada en historia en general y militar en particular, así como en novela histórica. Incluye también secciones dedicadas a maquetas, modalismo y manualidades. Por supuesto, hice efectiva mi visita.
Es además sede del Instituto Valenciano de Estudios Clásicos y Orientales.
Como bien recordarán muchos lectores, el famoso cuento de Andersen finalizaba con los corazones, juntos, del soldadito de plomo y de la bailarina. Ahora, es con el corazón de Álvaro Noguera Giménez como su familia ha empezado este nuevo cuento de hadas.
Un mes después de su inauguración lo visité con hijos, aunque no he vuelto al Museo hasta esta noche.
Créditos:
Folleto y tarjeta de L’Iber-Museo de los soldaditos de plomo.
Imagen con foto y titular, datos y transcripción parcial, de la noticia de Marta Moreira, con fotos de Mikel Ponce, publicada en ABC el 12 de mayo de 2007.
Portada de Cinco miradas sobre la novela histórica.
Fotografías del arranque de la escalera (junio de 2007) y general del patio (noviembre de 2010), del Palacete sede de L’Iber, del autor.
En mayo de 2007, en dos de esos palacetes góticos, se inauguró un curioso museo, tanto por la temática, como por tratarse de un museo privado. Se trata de L’Iber-Museo de los soldaditos de plomo.
El hecho fue recogido en diversas ocasiones por varios de los periódicos editados o con edición en Valencia, como, por ejemplo, hizo ABC el domingo 12 de mayo, noticia de la que traigo algunos datos.
Los fondos del Museo se nutren del millón de soldaditos atesorados por Álvaro Noguera Giménez durante más de sesenta años, aunque en su inicio el Museo “sólo” dispuso de unas 600.000 piezas, entre las que también se incluían otros tipos de muñequitos, como por ejemplo, los que permiten mostrar escenas cotidianas europeas de principios del siglo XX.
El diorama «estrella» es el correspondiente a la Batalla de Almansa, momento decisivo durante la Guerra de Sucesión, en la que “intervienen” unas diez mil figuritas.
Como bien se dice en el artículo, “en un momento en el que los conocimientos de humanidades parecen declinar en el ámbito escolar, este tipo de recreaciones son un buen método didáctico para conocer el pasado. Sin embargo, para recomponer estos fragmentos de la historia es necesaria una intensa labor de investigación previa, no exenta de polémica en tanto las interpretaciones en este campo son en ocasiones no sólo distintas, sino contradictorias.”
El Museo no dispone de la clásica tienda; en realidad, se trata de una librería con todas las de la ley (incluso con una zona para descansar y tomar un cafelito), con una temática lógicamente especializada en historia en general y militar en particular, así como en novela histórica. Incluye también secciones dedicadas a maquetas, modalismo y manualidades. Por supuesto, hice efectiva mi visita.
Es además sede del Instituto Valenciano de Estudios Clásicos y Orientales.
Como bien recordarán muchos lectores, el famoso cuento de Andersen finalizaba con los corazones, juntos, del soldadito de plomo y de la bailarina. Ahora, es con el corazón de Álvaro Noguera Giménez como su familia ha empezado este nuevo cuento de hadas.
Un mes después de su inauguración lo visité con hijos, aunque no he vuelto al Museo hasta esta noche.
Créditos:
Folleto y tarjeta de L’Iber-Museo de los soldaditos de plomo.
Imagen con foto y titular, datos y transcripción parcial, de la noticia de Marta Moreira, con fotos de Mikel Ponce, publicada en ABC el 12 de mayo de 2007.
Portada de Cinco miradas sobre la novela histórica.
Fotografías del arranque de la escalera (junio de 2007) y general del patio (noviembre de 2010), del Palacete sede de L’Iber, del autor.
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