lunes, 30 de agosto de 2010

Comentarios ilustrados de ayer y hoy: Julio 2010 (II)

Seguimos intentando dar respuesta, atrasada, eso sí, a varios de los comentarios, que, como dije en su momento, “diversos lectores de este diario han tenido a bien realizar”.

1- Comentarios vertidos en la anotación sobre Elvis Presley:
a) Sobre el comentario de Bate en relación con la edad “Posodo ya tiene una edad”:
Error, buen hombre. En realidad, ya casi tengo dos.
Pero como el título de una canción de este mozo incluida en este mismo álbum, he olvidado recordar olvidar (bueno, salvo muy contadas excepciones).





b) Sobre el comentario de S.Cid en relación con la procedencia de ciertas informaciones recogidas en este diario:
Como ya he comentado, el pasado viernes aproveché el “calor de hogar” para acercarme a mi librería de cabecera, París-Valencia. Allí pude ver, en el primer escaparate de la calle del Olivo, precisamente… El libro gordo de Petete. Dato que aquí queda expuesto para todos aquellos que tengan que hacer algún trabajo en el colegio, instituto, e incluso universidad, tal y como está el patio.

Pero… no. La información de ciertas cosas no viene de este libro.

Algunas de estas anotaciones históricas las obtengo de dos libros que ya he sacado a relucir por aquí, el primero de ellos, con una anotación específica para él. Se trata de The Christian Almanac, de George Grant y Gregory Wilbur, y de Great Stories from the History for Every Day of the Year, de W.H. Marsh y Bruce Carrick.

La anotación sobre la grabación de Elvis tiene su origen en el apunte existente en el libro The Christian Almanac.

Lógicamente, otras todavía me las sé (si bien, en varias ocasiones estos libros me las han recordado), aunque, sobre todo si son españolas y están reflejadas en estos libros, además de decirlo, los incluyo como etiquetas para una más pública constancia, como por ejemplo, en la anotación correspondiente al inicio por parte de Colón, del viaje del Descubrimiento.

2- Comentarios vertidos en la anotación sobre el triunfo de la Selección Española en el Campeonato Mundial de Fútbol:
a) Sobre el comentario de S.Cid en relación con la comparación azul/roja del fútbol:
La verdad es que no sé si se lo oí a alguien en la radio (que, en tal caso, sería algo muy fugaz porque desde luego no generó ningún comentario del resto de presentes), o lo he medio soñado. Pero la cuestión es que aquí esta, blanco sobre negro, que se dice.

b) Sobre los comentarios de Bate y S.Cid sobre doña Leire Pajín:
Ojo con los signos de exclamación, creo que no habrá bastantes: tengamos un poco de miramiento con esta probable Excelentísima Señora. Por ejemplo, como el que tuvo el gran don Antonio Mingote el pasado 9 de julio.
Aunque si este fuera nuestro des(a)tino, ¿cuánto habría que abrirlos? ¿Algo así?
Por cierto, cuidado con el mira y miento: el Word, no sé por qué, al escribir Pajín sale Patín.

Créditos:
Portada del álbum recopilatorio Elvis 2nd to None.
Fotografía de El libro gordo de Petete, expuesto en el escaparate de la librería París-Valencia, del Parterre, en Valencia, de agosto de 2010, del autor.
Dibujo de Antonio Mingote publicado en el ABC del 9 de julio de 2010.
Fotografía de Leire Pajín tomada de internet.

domingo, 29 de agosto de 2010

Puntos, líneas, superficies, espacios… de lectura

Hace casi medio año publiqué una anotación sobre los libros que se habían leído de una sentada. Una ventaja que presenta este tipo de libros es que, logísticamente, no precisan de memoria u otro tipo de sistema, para marcar el lugar en el que la lectura ha debido ser interrumpida para continuarla más tarde. Sin embargo, la mayoría de los libros sí necesitan del uso de un punto de lectura.

Prescindiendo de la estricta memoria del lector, el sistema de marcar la separación entre la correspondiente página par y la impar, indicando que en algún párrafo ahí visible se ha producido la fijación del tiempo, el tic sin el tac del reloj, “la detención del aire”,… ; el sistema, es diverso, variopinto, misceláneo, azaroso,… Obviemos el incorporado en el libro, sea la clásica tirilla de tela en ediciones que se lo pueden permitir, o el uso sobrevenido y forzado a la solapa de la cubierta. El mismo tique de compra del libro, un folleto de propaganda, un mordisco apresurado a una esquina del periódico, un billete del transporte público,… hay numerosos recursos al alcance de la mano para esta función, muchos de los cuales, si permanecen en el libro, supervivientes a la utilidad del momento, sonriendo, al cabo del tiempo, nos devuelven precisamente a un instante concreto, detenido para siempre en nuestros recuerdos, como esos billetes de autobús a los que nunca se les prestaba mayor atención, y ahora, a través de ellos, reviven aquellos viejos cacharros y los viajes que en ellos hacíamos.

Pero también hay sistemas más ‘profesionales’, como los propios puntos de lectura.

Su sino triste es que, a pesar de lo emotivo de su función (‘Lo siento, tengo que dejarte. Hasta luego’, ‘¡Qué alegría! ¡He vuelto!’), no es algo que nos preocupemos de conseguir.

Y es que nos lo ponen fácil, al menos a los habituales de las librerías.

En numerosos casos, los libreros actúan de cauce de distribución de las editoriales, quienes producen puntos de lectura como promoción de libros concretos (como se puede ver, hay un caso anterior a cuando las dos [novelas] fueron tres), o de nuevas colecciones.

En otros casos, lógicamente, es el propio librero quien utiliza el punto de lectura como tarjeta de visita.


Y, más lógicamente aún, no podía faltar el punto de lectura de mi librería de cabecera.

Toda esta anotación, en realidad, me actúa como un recordatorio de las numerosas lecturas que… aún no han pasado por aquí.

Tras el gran éxito de crítica y público que está suponiendo la serie Y ahora, ¿dónde los pongo?, tengo que retomar las reseñas de los diversos libros que voy leyendo. En numerosos casos, esos libros no van a dejar de estar presentes por un motivo u otro, pero no se trata de transcribir fragmentos que resulten oportunos al tema de la anotación, sino de trasladar mi opinión sobre ellos.

Así pues, inauguraremos en breve una nueva serie, que podríamos titular Alit lectio, tomándolo de una frase de las Epístolas a Lucilio, de Séneca: «Alit lectio ingenium et studio fatigatum reficit», es decir, «La lectura alimenta el espíritu y le sirve de reposo cuando está cansado del estudio», según recoge Víctor-José Herrero Llorente en su Diccionario de expresiones y frases latinas, editado por Gredos, y que no es la primera vez que traemos a estas páginas.

E intentaremos aprovechar ese otro adagio latino que dice «Qui scribit bis legit», es decir, «Quien escribe, dos veces lee», lo que me ayudará a recordar mejor las lecturas atrasadas.

Créditos:
Puntos de lectura diversos, propiedad o a disposición más bien, del autor.

sábado, 28 de agosto de 2010

Y ahora, ¿dónde los pongo?: En cambio, estas prensas ya están frías

Aprovechando la comodidad de la tarde, me acerqué, como cabía esperar, por mi librería de cabecera, París-Valencia. Sin embargo, por lo que se pudo apreciar, la gente en general no consideró que la tarde tuviera una cierta comodidad, estando las calles poco ocupadas, y menos aún, la librería. Según parecía, hacía calor.

Quienes en cambio estaban ya frías eran las prensas en que se imprimieron numerosos libros de las mesas de ofertas. Curioseando entre ellos, me encontré un ejemplar de noviembre de 1998, cosa razonable de esperar, pero también otros dos de abril y octubre de 2007, ejemplo nuevamente de la breve vida de la producción editorial, en la que rauda y veloz llega la aplicación drástica de la draconiana política de saldos de las editoriales (por no hablar de la guillotina, aunque sea para el papel).

Los libros rescatados de tan cruel destino fueron, respectivamente, los que a continuación se muestran.



Nota: el último, por ejemplo, a 2,95 euros cuando tiene marcado en la contraportada 18 euros.

viernes, 27 de agosto de 2010

Calor de hogar

Cuando leí la anotación de bate en su diario, recordándonos la necesidad de las cadenas para los coches, me vino a la memoria el cartel que vimos en una de las puertas del Ministerio de Agricultura (le llamen como le llamen, siempre será para mí el Ministerio de Agricultura), en el lado de la Cuesta de Moyano, a principios de este mes de agosto, camino de la cita con Guido.

Esta vez, bate no pudo estar, pero seguro que se hubiera jartao a reí al leerlo, en la fecha de que se trataba, claro. El problema de la compañía ya quedó claro telefónicamente (amable, dispuesto, agradable, con el correspondiente punto de exageración como buen sevillano de pro), quedó claro, digo, que sería subsanado en breve (aunque aún no le logrado encontrar este sitio en los mapas). Lo de reí, ahora hay oportunidad con la foto.

Este viernes, en Valencia, teníamos decretada la alerta roja por temperaturas máximas. Como se puede ver en el cuadro del antiguo Instituto Nacional de Meteorología, la alerta se iniciaba a las dos de la tarde. Por tanto, hasta entonces me tuve que esperar, y pasaba un minuto de la hora en punto, cuando en casa me tiré a la piscina (que tenía agua, eso sí). No éramos muchos vecinos, bueno, sólo tres adultos (más no sé cuántos niños, que estaban a lo suyo), pero conseguimos reunirnos el cien por cien de los adultos presentes haciendo la tertulia vecinal dentro del agua, donde estuvimos casi una hora de reloj.

Por la tarde, mi hija había quedado con unas amigas para ir al cine. Como tampoco era tan exagerado el calor, nos fuimos la familia a dar un paseo por el centro de Valencia, casi, casi, para nosotros solos, no sé por qué. Como indicaba caragüevo en un comentario a la anotación de bate, la suerte del lunes, y de este día, fue que soplaba poniente, es decir un aire caliente, caliente, pero seco, seco. Conclusión: ha sido el día del verano que menos me ha molestado el calor, sin sudar molestamente. Eso sí, lo que marcaba el relojito en la Plaza del Ayuntamiento era para nota.

En resumen, que menos mal que estaba sobre aviso gracias al ex-INM que si no, hubiera pensado igual que Miguelito hace años.

Créditos:
Fotografía del cartel en el Ministerio de Agricultura (puerta hacia Cuesta de Moyano-Alfonso XII), en Madrid, de agosto de 2010, del autor.
Tabla de riesgos de la AEMET para el 27 de agosto de 2010, para Valencia, tomada de su página de internet.
Fotografía del reloj/termómetro en la Plaza del Ayuntamiento (frente c/ Barcas), en Valencia, del 27 de agosto de 2010, del autor.
Tira de Mafalda, de Quino, tomada de Todo Mafalda, editado por Lumen.

jueves, 26 de agosto de 2010

((esDesagradable sorpresa


¿Necesita la Humanidad distinguir, claramente, distinguir entre el bien y el mal? Sobre todo, los poderosos, sobre todo, los que utilizan el poder, sobre todo, los que gobiernan las naciones.

¿Qué sucede cuando esas naciones las gobiernan los fanáticos, los que creen que el mismo Dios está con ellos, aprobando… su injusticia?


En la madrugada del sábado al domingo pasado, me desperté un momento, y como la hora aún lo permitía, puse la radio de la mesilla de noche para escuchar el final de Regreso al Camino del sur, el programa musical del fin de semana de César Vidal.

El programa acabó y yo seguía sin enganchar de nuevo el sueño, por lo que seguía en condiciones de enterarme de la programación de ((esRadio. Con el fondo musical de Scherazade, de Rimsky-Korsakov, empezaba En un lugar de la noche, con Miguel Hernán. Al oírle decir la introducción, con la que he abierto esta anotación, la voz me sonó familiar, de oírle en su momento en la COPE, lo que se me confirmó cuando oí la más que cuña del centro no-sé-qué en General Pardiñas, tras la que empezó a sonar, muy brevemente, la banda sonora de Éxodo.




Tras unas frases sobre la sabiduría, la bondad y la maldad, pasa a comentar la diferencia entre el bien y el mal, ilustrándola comparando a un pastor y un lobo: el mal del pastor es el lobo, y el mal del lobo, el pastor. Con esta introducción, equiparando ética y moralmente un ser humano con un animal (!), pasa a decir:
Lo que van a escuchar a continuación… no lo quise emitir hace unas semanas, que hubiera sido a lo mejor más oportuno, pero había demasiado lío con todo esto, demasiado alterada estaba la situación y la sociedad; hoy, con más sosiego, ¡qué importante es el sosiego!, sí lo vamos a hacer.

El bien y el mal dependen de la fe que… ¿que practiques, pregunto? Cuando se lucha por lo que se ha conquistado, se lucha con fe. (…) Pero cuando se lucha por defender o conquistar lo que crees que Dios te ha dado, se lucha con fanatismo.
El pueblo judío, así llamado desde los tiempos en que… los eligió Jehová, pueblo escogido, esto cree, y todavía hoy porque… según ellos, así está manifestado en las Escrituras, sí, sí, en la propia Biblia: conquistan y defienden lo que Dios les dio. Jehová sigue siendo su Dios, su guía y su gobernante. Me adentraré en una muy pequeña parte de su… hermética fe, para que… ustedes puedan comprobarlo y yo intentar demostrarlo.
Lo que les voy a decir,… lo creen ellos, ateniéndose a la Biblia. Como les he dicho, ahí está Dios para protegerles y darles un territorio… que ¿quíén se lo va a quitar?, si Dios se lo concedió. Así interpretan las Escrituras los judíos en este aspecto. Creen en las promesas proféticas que les hizo hace miles de años el propio Dios.


Y pasa a leer diversos párrafos de las Escrituras. “«Toda la tierra de Canaán en heredad perpetua, y seré el Dios de ellos». Si se lo ha dado Dios no se lo van a quitar otros. Y así vemos cómo ciertas profecías que están en las Escrituras se han ido, extrañamente, cumpliendo con el pueblo judío: fueron dispersados por toda la tierra. (…) ¿Se cumplió?, pues sí, pero Dios les promete protección… y la nueva ocupación de Israel, ¡esto se lo promete y esto sucedió!, por lo tanto esto creen. (…) Y en Jeremías, por ejemplo, en el capítulo 16, y verso 15: «(…) Y los volveré a su tierra, la cual dí a sus padres». Pero… algo asombroso, porque nos vamos a nuestro tiempo, lo que se escribió hace 3.000 años, 2.000 años, 4.000 años,… a nuestro tiempo. 15 de mayo de 1948: se forma el estado de Israel. Según muchos… israelíes, creen que se cumplió esta profecía el 15 de mayo de 1948, esta profecía, escuchen, Ezequiel, capítulo 11, verso 17: «Así ha dicho Jehová: ‘Os recogeré de los pueblos y os congregaré en las tierras en las que estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel’». Se cumplió según ellos, pues, en esa fecha, ¿cómo no van a defender su tierra? Y… desde la Guerra de los Seis Días, en 1967, hasta la terrible situación actual también siguen creyendo esto, porque lo combinan con la profecía, Zacarías, capítulo 12, versos 1-2 y 4-9: «(…) En aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusalén». Para ellos, esto se cumplió con la Guerra de los Seis Días. Y lo creen, lo creen,… a pies juntillas. (…) Y en Éxodo, capítulo 23, y verso 31, algo… que realmente nos tiene que llamar mucho la atención. Ellos creen esto. Estoy hablando de creencias muy herméticas de… de los judíos, ¿eh?, pero ellos creen esto. Fijaos lo que dice Éxodo: «Fijaré tus límites desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y del desierto hasta el Éufrates». Fijaos bien, desde el Mar Rojo, no hasta el Nilo, hasta el Nilo no, ¡desde el Mar Rojo, que es muy diferente! Isaías, capítulo 27, y verso 12:«(…) desde el río Éufrates hasta el torrente de Egipto y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno a uno». ¿Torrente de Egipto? ¿Pero esto que es? (…) ¿Torrente de Egipto no es el río? Pues no. Isaías capítulo 19, versículo 5, dice lo siguiente: «Se agotará y se secará la corriente del foso» ¿Qué está viendo el profeta cuando dice esto? Está viendo el Canal de Suez. Y si vemos, cogemos un mapa del antiguo territorio de Israel, y lo comparamos al de hoy, veremos que ¡justo! hasta ese lugar, hasta el Canal de Suez y hasta el Mar Rojo, son los límites del pueblo judío. Claro, ellos leen esto, y dicen ‘¡Je! Jehová sigue siendo nuestro Dios, nuestro gobernante y nuestro protector.¿Quién contra nosotros?’ Y se atreven a tantas cosas.
Así que cuando se habla de fanatismo, fanatismo religioso, de unos y de otros, tenemos que tener en cuenta el fanatismo de los posiblemente más inteligentes, que es el peor de todos. Si esto creen los judíos, ¿cómo no van a defender su territorio cometiendo injusticias? Si nosotros abrimos el Deutoronomio, libro de la Biblia, por donde quiera que lo abramos nos salpica de sangre, porque ahí está Jehová ordenando, precisamente al pueblo de Israel, que estrellen a los niños contra los muros y abran el vientre a las embarazadas, que dejen lugar al pueblo judío, que para eso están ahí. Por eso, amigos, ante esta situación, que nunca se ha tenido en cuenta, la… fe fanática muchas veces de ese pueblo judío, esto tendría que haberse tenido en cuenta, bueno, pues ante esto podremos encontrar otra clase de explicaciones, que ahí, por supuesto ahí está. (…) Y ojalá se sosiegue también el pueblo judío, como le gusta que le llamen.


El sueño siguió sin aparecer, ahuyentado por el ruido de los cristales al ser rotos, y su puesto lo ocupó la pesadilla de oír lo recién transcrito, en lo que, lógicamente, no he podido reflejar los diversos enfoques en la entonación (pero creo que se pueden suponer).

Y lo peor de todo, es que era en ((esRadio.

Tu quoque fili mei?

En el enlace al audio del programa, todo esto, incluyendo la cuña inicial dura hasta el minuto 21 aproximadamente. Luego viene más, pero, si tengo ganas, ya lo comentaré en otro momento.

De momento, ya sé cuándo no debo encender la radio… aunque no pueda dormirme.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Los largos sollozos de los violines de otoño

Renaud recuerda la hora (doce y diez para él) porque en ese momento oyó una persistente y premiosa llamada en la puerta de la calle.
(…) Se dio cuenta de lo que pasaba antes de llegar a la puerta. Por las ventanas de su tienda se distinguía el brillo que despedía el incendio. Al otro lado de la plaza, bordeada de castaños y con su gran iglesia normanda, se estaba quemando la casa del señor Hairon.






Renaud abrió la puerta. Delante de él se encontró al jefe de bomberos, resplandeciente con su pulido y largo casco.
- Me parece que la ha alcanzado una bomba incendiaria de uno de los aviones – dijo sin preámbulos señalando la casa en llamas – El fuego se está propagando deprisa. ¿Puede pedirle al comandante que levante el toque de queda? Necesitamos toda la ayuda que sea posible.
El alcalde corrió hacia el próximo cuartel general alemán. Explicó rápidamente la situación al sargento de guardia, quien concedió la autorización. (…) empezó a tañer la campana, aparecieron los vecinos, algunos en pijama, otros a medio vestir, y pronto se formaron dos largas filas, con un total de más de cien hombres y mujeres, que se pasaban pozales de agua de mano en mano. (…)
Ahora las llamas eran más altas. Las chispas habían saltado a los edificios contiguos que ya comenzaban a arder. Para Renaud la escena tenía caracteres de pesadilla. (…) Y encima de la plaza la campana seguía tocando, añadiendo su tañido al estrépito. Fue en ese momento cuando oyeron el zumbido de los aviones.
(…) En la plaza de St.-Mère-l’Église todos dirigieron la mirada hacia lo alto, olvidándose de la casa en llamas. Los cañones del pueblo comenzaron a disparar y los aviones pasaron por encima, casi tocándose las alas, a través de una entrelazada barrera de fuego antiaéreo. (…)
El teniente Charles Cantarsiero, que pertenecía al 506 Regimiento de la 101 División, estaba de pie en la puerta de su avión mientras pasaba por St.-Mère-l’Église. «Volábamos a ciento cincuenta metros de altura, y veía un gran incendio (…)»”

Inmediatamente, el Comandante Supremo fue informado de ello en el cuartel general aliado, en Southwick House, en las afueras de Porsmouth.
“Mi general, nos informan de daños colaterales en la población de St.-Mère-l’Église”
“¿De qué naturaleza, capitán?” – preguntó, mientras su alta figura, con los hombros ligeramente encorvados y las manos metidas en los bolsillos de su impecable uniforme verde-oscuro de combate, se giraba suavemente hacia él.
“Está propagándose un importante incendio en las viviendas de los civiles. Empezó en la plaza de la iglesia.” – respondió el capitán.
“¿Se sabe si hay víctimas civiles?” – inquirió de nuevo, con la preocupación dibujada en su rostro.
“No disponemos aún de informes al respecto, pero la intensidad del fuego lo hace muy probable.”
Se hizo un largo silencio. Pasaron los minutos; unos dicen que dos, otros, cinco. Con la cara contraída, levantó la mirada y anunció su decisión. Lentamente dijo:
Estoy completamente seguro de que debemos dar la orden… No me gusta, pero es así… No creo que se pueda hacer otra cosa” – dijo Ike Eisenhower – “La flota y los aviones deben regresar. No podemos… no debemos generar daños colaterales entre la población civil. Ya buscaremos otro momento para desembarcar en Normandía.”

Eisenhower y sus comandantes abandonaron la sala deprisa y corriendo para poner en movimiento el gran repliegue. Tras ellos, en la silenciosa biblioteca, quedaron flotando sobre la mesa de conferencias nubecillas de humo azul, el fuego se reflejaba en el pulido suelo, y en la repisa de la chimenea las manecillas del reloj señalaban las dos y cuarto.

En Berchtesgaden, tras ser informado de estos movimientos cuando estaba a punto de retirarse a dormir a su hora habitual, sobre las cuatro de la mañana, Adolf Hitler gritó extasiado:
“¡Ja! ¡Nunca se atreverán a causar bajas civiles! ¡Ni siquiera soportarán las de sus propios soldados!”
Se tomó el somnífero de rigor, y, ya totalmente seguro de su triunfo, se durmió.

Créditos:
Fotogramas de la película El día más largo.

Transcripción parcial del capítulo 4 de la segunda parte La noche de El día más largo, de Cornelius Ryan, según traducción de Ramón Gil Novales, editado en la Colección Reno por Ediciones G.P. (pp. 116-117)

Descripciones y otros datos tomados de la misma obra (los literales, en cursiva).

El resto, entonces, hubiera sido ficción; ahora, no estoy tan seguro.

martes, 24 de agosto de 2010

Hay tipos… y tipos

El otro día traje a estas páginas una anotación sobre la primera impresión de un libro realizada en España, en concreto, en Valencia.

En el referido libro de Serrano Morales sobre las imprentas valencianas, se comenta:
La generalidad de los bibliógrafos, hasta fecha muy reciente, han supuesto que dichos libros se estamparon en las prensas de aquel tipógrafo y de Lamberto Palmart, no faltaban algunos que pusieran en tela de juicio esta hipótesis, fundados principalmente en la diferencia que se observaba entre los caracteres redondos ó venecianos con que aparecen impresas aquellas obras, y los góticos que se usaron en las que se conocían estampadas á nombre de cada uno de dichos maestros. Hoy consideramos ya completamente resuelta esta cuestión (…) La comparación de los tipos con que se estampó este libro, indubitado de Palmart, con los de los otros tres, anónimos de impresor, acusa la más exacta identidad, y demuestra, á nuestro juicio de modo evidente, que á Lamberto corresponde el honor de haber sido el primero que ejerció en España el arte tipográfico.
Pero ¿de dónde procedía y cuál fué la causa de su venida á Valencia? Con sinceridad hemos de confesar que nos faltan datos completos y seguros para responder categóricamente á esta pregunta; si bien por el hecho de traer tipos iguales ó muy semejantes á los que á la sazón se usaban en Italia, nos inclinamos á creer que desde allí vino á establecerse en esta ciudad, cuya importancia mercantil y cuyo florecimiento literario en aquella época no hemos de detenernos á examinar, seguros, sin embargo, de que bajo tales conceptos, nada tenía que envidiar á ninguna otra de las poblaciones de España.


El segundo impulso para el enriquecimiento de la puntuación vino en el Renacimiento italiano, cuando los humanistas instauraron un sistema de escritura manuscrita fácilmente legible. Sus aportaciones fueron asimiladas y multiplicadas por una invención coetánea que fue el auténtico factor de extensión y uniformización de los escritos: la imprenta. El italiano Aldo Manuzio (1450-1515), el mejor de los impresores de la época –equivalentes casi a los editores actuales–, fue el instaurador de un modelo de libro que de hecho es el que se ha mantenido hasta nuestros días. Debemos al taller veneciano de Manuzio la aparición de la letra cursiva, más fácilmente legible que la gótica que se venía usando en imprenta (y que se basó en la letra humanista manuscrita). Pero también aportó una puesta en página equilibrada, con un sabio uso de los espacios en blanco en los márgenes, e incluso un formato nuevo: el libro de bolsillo. Su emblema fue el ancla y el delfín –luego utilizado repetidamente– y el lema festina lente: ‘apresúrate despacio’, auténtica clave del trabajo editorial (y de muchos otros).

La verdad es que resulta más fácil, o nos hemos acostumbrado mucho más, leer la letra con tipos redondos que con tipos góticos, aunque a éstos también haya quien se acostumbrara, pues si no, no se entiende la pervivencia de ellos hasta bien entrado el siglo XX, al menos en Alemania.

Todo esto no viene sino a cuento de que tal día como hoy, pero de 1456, se completaba por parte de Gutenberg, en Maguncia, la primera impresión ‘moderna’ de la Biblia.

En marzo de 1478 se completaba, también en Valencia, la primera impresión de la Biblia en España, traducida al valenciano por Fr. Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente Ferrer. Sin embargo, no me consta que tal hecho esté celebrado en las calles de Valencia.

Supongo que, para compensar, es por lo que hay no menos de tres placas en Venecia recordando al impresor Manuzio.

Créditos:
Transcripción parcial de la entrada correspondiente a Lamerto Palmart, de Reseña histórica… de las imprentas… en Valencia, de José Enrique Serrano Morales, obra re-editada por el Ayuntamiento de Valencia en 2000.

Imagen del principio de la primera obra impresa en España, Les Trobes en lahors de la Verge, tomada de la referida obra Reseña histórica… de las imprentas… en Valencia, de José Enrique Serrano Morales.

Portada en letra gótica de una edición de las obras de Heine, en Berlín, c.1933.

Transcripción parcial del final del capítulo I La carta asesina, de Perdón, imposible, de José Antonio Millán, en edición de RBA Bolsillo, primera, de septiembre de 2006 (pág. 23)

Fotografías de las placas en recuerdo de Aldo Manuzio y familia y su labor como impresores, en Venecia, de septiembre de 2009, por el autor.

lunes, 23 de agosto de 2010

Mi caaasaaa…

[Nota previa: esta anotación no se ajusta al borrador inicial gracias a una afortunada coincidencia, como se verá]

Esta madrugada ha publicado caragüevo una anotación sobre una película de la gloriosa época en que el cine era cine: Los Blandings ya tienen casa. Simpática comedia aunque no por eso deja de mostrar algunos aspectos, al menos inconvenientes, de la sociedad, entonces americana, ahora diríamos que occidental.

Se da la circunstancia, afortunada, de que precisamente hoy se cumplen diez años de la mudanza que nos permitió vivir en nuestro nuevo hogar. Las aventuras o desventuras no han sido iguales, pero tampoco han faltado. Y aquí estamos.

No tengo a mano ninguna foto en detalle de la casa, pero he aprovechado una escapadita veraniega para hacerle una foto de conjunto, que es la que pongo aquí en común.

Está bien, ¿no?

Créditos:
Fotograma de Los Blandings ya tienen casa.

Pantalla de inicio de Google Earth.

Cocina históricamente tradicional

Cuando el pasado enero visitamos el Jüdisches Museum de Berlín, dedicamos nuestra atención a la exposición permanente, dejando a un lado las temporales, que suelen versar sobre historia cultural, exhibiciones de arte y, en general, un amplio abanico de temas con los que el museo complementa la exposición permanente. Como por ejemplo, la que en esos momentos tenía lugar, sobre la gastronomía judía.

Una pena no haberla visitado, porque esta mañana, mientras hacía tiempo para una reunión de trabajo en obra, aquí en Valencia, me he llevado la sorpresa de encontrarme con un local de comida judía.

Según me han explicado, antes estaban en el centro de El Corte Inglés de la Avenida de Francia, integrados en el Supermercado (aunque yo no me hubiera dado cuenta nunca de ello), lo que les suponía diversos problemas en relación con el horario comercial.

Ahora se han independizado, y esos problemas han desaparecido. Aunque por prudencia, tampoco daré más indicaciones sobre dónde están.

Lo que no sé es qué comprar. Empezaremos, a falta de otras recomendaciones, por los pastelitos, que sí las he probado.

Créditos:
Folleto de la exposición Koscher&Co. en el Jüdisches Museum de Berlín, del otoño-invierno de 2009-10.

Fotografía del cartel del local de comida judía, de agosto de 2010, del autor.

domingo, 22 de agosto de 2010

De la Gloria del Olivo

Dicese que en el año 1350, uno de los Alfonsos, familia antigua de Ruzafa, se encontraba de soldado en Jerusalen, tal vez procedente de Trípoli ó de Tolemaida, último asilo de los cristianos y cuyas fortalezas habían sido demolidas por Galisa, rey de Egipto. El soldado Alfonso cayó prisionero de los moros; y hallándose cautivo en la Palestina, resolvió fugarse por huir del mal trato que recibia. Para llevar á cabo su resolucion se retiró una tarde hácia el monte; preocupado por las dificultades que se le ofrecian en un pais enemigo y además desconocido, sintió amenguarse su valor y empezó á invocar la proteccion de la Santísima Virgen Maria. En medio de su aflixion y de sus ruegos, se le apareció la imágen de Nuestra Señora sobre un olivo, y lleno de fé subió al árbol y se encomendó de nuevo á la Reina de los Angeles. Concluida su plegaria, trató de llevarse la imagen; pero observando que era una pintura sobre tabla, y ésta pesada, que no le seria fácil trasportar sin ser apercibido, desistió del propósito y la dejó en el árbol. Habia dado apenas algunos pasos cuando oyó una voz que le decia: «¿Tan poca fé tienes?» Avergonzado el cautivo retrocedió, subió de nuevo al árbol y bajó la pintura, y sentándose un momento al pié de aquel se quedó dormido.
Despertóle un ruido de caballerias, y abrió los ojos dispuesto á huir, cuando, al esclarecer el dia, observó con terror que no se hallaba en el mismo sitio donde se habia quedado dormido. Examinó, observó y dudó, hasta que por fin vió venir alguna gente de conocido traje; dudando todavia preguntó á los transeuntes dónde se hallaba y contestáronle que en la huerta de Ruzafa. Alfonso al oir el nombre de su pais natal, lleno de asombro, de entusiasmo y de gratitud se postró de rodillas dando gracias á Dios y á la Santísima Virgen por su infinita proteccion.
Esparcióse luego en Ruzafa la noticia de esta aparicion, y las autoridades, clero y millares de personas dispusieron la traslacion de la imagen al pueblo, en cuya iglesia parroquial, por ocho dias consecutivos, se festejó y obsequió á la Virgen con la invocacion de Monte Olivete. Pasado este tiempo, añade la tradicion que la Santa Imágen volvióse á buscar su nicho en el olivo, por donde convinieron todos en que alli en el mismo punto del hallazgo era donde debia venerarse. En breve con las dádivas de los devotos, levantóse un casilicio, en cuya construccion se señalaron piadosamente todos los vecinos, y con especialidad los pescadores del Palmar.
(…)
Frecuentada esta capilla perennemente por un numeroso concurso que recibia por mediacion de la Virgen lo que pedia en su fervor, originó el empezarse hacia 1767 la obra de la iglesia que hoy existe y que se terminó en Diciembre de 1771, celebrándose solemnes fiestas en su bendicion: dicha iglesia es de una nave con tres capillas á cada lado, crucero y cúpula, sin linterna, pero en todo muy simétrica.
(…)
La fachada de la iglesia nada ofrece de notable: sobre la puerta hay una imágen de la Virgen, pintada sobre azulejos, caracterizándola un tanto las dos torrecillas de los lados con que termina y su centro en forma triangular.
(…)
El altar mayor es de órden corintio y consta de dos cuerpos. (…)
En el nicho del primero, blanco y fileteado de oro, se eleva un pequeño olivo imitado al natural y su tronco sirve como de peana al relicario que contiene la imágen de Nuestra Señora, pintada sobre tabla, de unos tres palmos, con su guarnición. El rostro de la Virgen y el del Niño, son de un color moreno, casi igual al que tienen otras pinturas antiguas: la piedad ha sobrepuesto corona de plata a la Virgen, y al Niño Jesús las potencias y el mundo, del mismo mental.



El portentoso olivo de la aparicion conservábase frente al pozo, como a veinte palmos de la actual iglesia en el ángulo que describia, con el óvalo frente á esta. Créese que por estar muy inmediata una balsa, para apagar la cal, que se abrió durante la obra, se secó el árbol. Su tronco se repartió como reliquia y uno de sus renuevos se plantó á diez y ocho palmos á la derecha de la puerta de la iglesia, donde todavía existe y produce algunas olivas. Son de tamaño regular, mas su ovalado tuerce mucho en ellas hácia la punta, y habiendo tenido especial cuidado de cotejarlas el P. Vicente Palau, se halló que difieren siempre de todas las variedades y castas que se cultivan en el pais.


Esta mañana me he acercado a esta iglesia de Monteolivete para oír misa con mis hijos, para que, además, conocieran la historia que la tradición nos ha hecho llegar.

Como bien dice el Marqués de Cruilles, el exterior de la iglesia”nada ofrece de notable”, por lo que más de uno se extrañará de que aún siga en pie, y precisamente en una zona de Valencia tan evolucionada, desarrollada y moderna como es la que justo empieza a continuación de la iglesia: la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

Y es que la iglesia ya es, en su historia, superviviente: “Arrancaba precisamente de este santuario la decantada linea de circunvalacion, en la guerra de la Independencia, (…) y es de admirar que al demolerla los franceses durante la ocupacion de la ciudad, respetasen y no demoliesen esta iglesia.

Créditos:
Transcripción parcial, respetando la ortografía de la época, del apartado dedicado a la iglesia de Monte Olivete por el Marqués de Cruilles, en su obra Guia urbana de Valencia, antigua y moderna, impresa en Valencia, en 1876, en la Imprenta de José Rius (pp. 288-291).

Fotografía de Féliz Bonfils, Ruta de Belén, desde la Puerta de Jaffa, en Jerusalén, década de 1870, tomada del catálogo de la exposición Jardines de arena.

Fotografías del exterior e interior de la iglesia de Monteolivete, en Valencia, de agosto de 2010, del autor.

Imagen de Nuestra Señora de Monteolivete, tomada del catálogo de la exposición La Gloria del Barroco.

sábado, 21 de agosto de 2010

¿Mucho grano? En el desierto no.

Interesado por la anotación de caragüevo, el pasado día 18, aprovechando que estaba casi al lado, me acerqué con mis hijos al MuVIM, Museo Valenciano de la Ilustración y de la Modernidad, a ver la exposición Jardines de Arena. Fotografía comercial en Oriente Próximo 1859-1905. Gracias a él ya estaba sobre aviso, por lo que me hice con los dos folletos disponibles, en valenciano y español, y en inglés. Como la exposición no está en el edificio principal, que es por donde me acerqué, para cuando la vimos, ya llevaba conmigo, además, el catálogo de la exposición.

Efectivamente, el folleto en inglés incluye más información que el otro, ya que, además de disponer de un 33% más de espacio (es un cuatríptico, y no un tríptico), la presentación de la exposición sólo la hace en inglés, y eso que se ahorra. Completa la información con la relación de los 16 fotógrafos, junto con un breve comentario sobre cada uno de ellos.

Las fotografías que se recogen en la portada y contraportada del catálogo son La esfinge tras su excavación (Johannes Sebah – década de 1890) y Derviches turcos (Abdullah Frères – 1865). Y sirven de apoyo a lo expuesto por Issam Nassar en La atracción de Oriente: las primeras fotografías de Oriente Próximo, artículo con el que se abre propiamente el catálogo:

En términos generales, la fotografía del siglo XIX en Oriente Próximo era de carácter orientalista. Sus temas, selección de motivos y escenarios, pies de foto y formas de aplicar eran más un reflejo del imaginario histórico europeo sobre Oriente. (…) Se diría que, en contra del carácter «objetivo» de la fotografía para captar un motivo en un espacio y tiempo determinados, los fotógrafos de la región no fueron capaces de ver lo que tenían a la vista. Por el contrario, preferían ofrecer a sus clientes imágenes de un Oriente Próximo predecible que no cuestionara la imagen de la región en el imaginario europeo. (…)
[Las fotografías] son fascinantes gracias a la mezcla de talento que demuestran y los temas que representan: embarcan al espectador en un viaje por un mundo que es a la vez misterioso y exótico. Un mundo que sólo podía verse por el ojo de la cámara, filtrado por el imaginario histórico sobre Oriente. Gran parte de estas fotografías se centran en temas arqueológicos, históricos y arquitectónicos (…) No obstante, (…) muestran también figuras humanas en diversos escenarios. (…) Por lo general, los retratos de estudio están compuestos conforme a la imagen de Oriente en el arte, la literatura y la cultura popular europeos.

En 1853, un joven comerciante inglés llamado Francis Frith empezó a interesarse por un proceso fotográfico nuevo y revolucionario, publicado dos años antes en la revista The Chemist. Mediante este proceso, inventado por Frederick Scout Archer, se obtenía un negativo sobre una placa de vidrio preparada, que a su vez podía producir también una imagen positiva. Conocido en el siglo XIX como «el proceso fotográfico del colodión húmedo», no cabe duda de que el proceso de Archer revolucionó la fotografía ya que al hacerla prácticamente omnipresente, la transformó en un nuevo arte y una nueva ciencia.

De esta forma, inicia Clark Worswick, comisario de la exposición, su artículo denominado al igual que aquélla. Y tras hablarnos del proceso técnico que hizo posible la revolución, nos comenta el proceso personal afortunado que hizo posible la aplicación de la técnica: “En 1854, a la edad de treinta y dos años, Frith invadió el mercado inglés de uvas pasas griegas. Tras hacer fortuna con este negocio, decidió dedicar el resto de su vida al ocio y la fotografía. (…)
Cuando
[en septiembre de 1856] el fotógrafo emergente llegó a Egipto, (…) su intención era convertirse en el mayor fotógrafo (y estereógrafo) que jamás hubiera documentado los edificios, las ruinas y la topografía de Oriente Próximo. (…) Su idea, mientras avanzaba lentamente por los desiertos de la Antigüedad, era crear el primer catálogo de «fotografías comerciales de Oriente Próximo». Sería un catálogo total y absolutamente completo.
(…)
Resulta imposible, en pleno siglo XXI, imaginar las dificultades que acosaban al por entonces emergente proceso fotográfico y el enorme trabajo que suponía revelar una sóla imagen (…) los problemas de la química y la técnica eran una tortura, por no hablar del trabajo de campo. La incomodidad de estas operaciones fotográficas estaba dictada por la dificultad de cubrir placas de vidrio con colodión sensibilizado con sales de plata en una tienda de campaña oscura. La tienda se montaba cerca del lugar donde estaba emplazada la cámara. El fotógrafo exponía la placa e inmediatamente después debía volver a la tienda y producir una nueva imagen. Y todo esto antes de que se secara la placa húmeda.

No deja de resultar curioso que todo este proceso técnico tuviera una eclosión en sitios tan contrarios al mantenimiento de la humedad requerida como los de Oriente Próximo. Lo que tal vez demuestre, una vez más, que es el genio del hombre quien no sólo concreta la técnica, sino que la hace funcionar donde no cabe esperarlo.

Frith realizó tres viajes a Egipto en época invernal, claro, en 1856-57, 1857 y 1858. El volumen de su trabajo permitió la edición de no menos de siete libros de fotografías, con gran éxito tanto artística como comercialmente.

Sobre el catálogo cabe decir, entre otras, dos cosas:
Echo en falta la fotografía que sí se expone, en la que se aprecia la Esfinge antes de ser desenterrada.
Hay un problema en la edición de las fotografías de mayor formato, que es el habitual derivado de capacidad de la página, teniendo que disponerse la fotografía en dos páginas, lo que dificulta la apreciación de la misma.

Por ejemplo, la fotografía de Félix Bonfils La gran pirámide de Keops, fechable c. 1860, adolece de ese defecto, aunque en este caso tal vez no sea demasiado grave. Sirve también para mostrar dos cosas más: una, la Esfinge, casi enterrada, sólo asoma la cabecita; la otra, que en varias ocasiones, el paisaje tenía tanta personalidad que se le imponía al fotógrafo, no permitiéndole hacer otro encuadre distinto: salvo los grupos de personas, es exactamente la misma fotografía que la que tomaron George y Constantine Zangaki unos veinte años después, Pirámide, camellos y carreta del fotógrafo, que se puede ver en la anotación enlazada de caragüevo.

Por cierto, que en la referida anotación, junto con la antedicha fotografía, también está El Nilo con ruinas en Philae con la dahabieh del fotógrafo, de Frank Mason Good, del invierno de 1868-69. en ambas fotografías podemos apreciar los medias con que se movían los fotógrafos: carromatos por el desierto, y botes más o menos complejos por el Nilo.

En resumen, una exposición curiosa (“fotos del desierto”, en palabras de mis hijos), y que vale la pena visitar. Aunque suene la alarma, que lo hizo, pero sólo una vez; eso sí, la disparó mi hijo (y como gracias a caragüevo ya estaba al tanto, no pude dejar de sonreírme, por lo bajini, mientras la oía).

Créditos:
Portada y contraportada del catálogo de la exposición Jardines de arena: fotografía comercial en Oriente Próximo 1859-1905.
Fotografías tomadas del catálogo:
Las que se mencionan en el texto, y además,
Francis Frith. La tienda oscura de Francis Frith, cumbre del Gebel Musa. Sinaí, 1857.
E. Lauro. Mujer con vasija para agua. Egipto, década de 1890.
E. Lauro. Mujer con velo. Egipto, década de 1890.

viernes, 20 de agosto de 2010

To so few

Mientras paseábamos por Exmouth para conocer el pueblo y haciendo tiempo a que mi hija regresara de una excursión de ese sábado, nos encontramos, junto a la puerta lateral de un edificio, en una calle peatonal, unas mesas dispuestas a lo largo, junto a la pared, haciendo la función de expositor, sobre las que había numerosos objetos de lo más variopinto. Me llamó la atención un pequeño grupo de ellos, de los que acabé comprando dos. El edificio en cuestión era la sede en el pueblo de la Royal Air Forces Association, y lo que compré fue una insignia representando un bombardero Lancaster, y unas alas conmemorativas del septuagésimo aniversario de la Batalla de Inglaterra.



Y es que, efectivamente, ese mismo día, el 17 de julio, se cumplían 70 años y 7 días del inicio del conjunto de acciones militares aéreas denominado como Batalla de Inglaterra, batalla que tiene un sencillo monumento conmemorativo, dedicado a “all those men and women of the Royal Air Force and Allied Air Forces and who gave their lives”, cerca del paseo marítimo de Exmouth (en concreto, en Alexandra Terrace).

Como no puede ser de otra manera, en un lateral del monumento se encuentra, grabada en una placa metálica, se encuentra la frase que un 20 de agosto pronunció en los Comunes un tal Winston S. Churchill, y que ya recordamos aquí con motivo del momento en que se le encomendó la dirección, y decisión, del gobierno del Reino Unido y del Imperio Británico, y de la guerra.



«Never in the field of the human conflict was so much owed by so many to so few»

Cuando los principios están claros, definidos y asumidos, aunque se sean pocos, aunque se dé la vida, no se desaparece, no sólo son recordados, sino que siguen viviendo entre nosotros.

Por ellos. Un 20 de agosto como hoy. Un Churchill como… no, hoy no hay.

Créditos:
Fotografías de conjunto y de detalle del monumento a la Batalla de Inglaterra, en Exmouth (Devon-Inglaterra), de julio de 2010, del autor.
Imágenes de las insignias del Lancaster y de las alas conmemorativas de la Batalla.