El pasado martes me encontré en una situación similar a la que ya he contado aquí del martes anterior, sólo que en esta ocasión la reunión fue fallida y en otro lugar, pero acabé apareciendo por el mismo que entonces. Esta vez, en cambio, dirigí mis pasos a una librería de viejo cercana y por la que hacía tiempo no pasaba.
Curioseé lo expuesto en los escaparates, con el resultado de que, conforme avanzaba de expositor en expositor, en cada uno había un libro que llamaba mi atención, diciéndome “¡Quiero escapar de aquí! ¡Ayúdame!”.
Cuando me percaté de que los últimos cantos de sirena amable procedían de una obra en tres volúmenes, me dije que ya estaba bien, di media vuelta… y entré en la librería.
Nota 1: Aunque los cantos procedían de una edición en rústica, por el mismo precio me facilitaron la edición en tapa dura. Gracias.
Nota 2: Compré una tercera obra (que en realidad fue la primera que vi). Pero ésta tiene su propia historia.
Curioseé lo expuesto en los escaparates, con el resultado de que, conforme avanzaba de expositor en expositor, en cada uno había un libro que llamaba mi atención, diciéndome “¡Quiero escapar de aquí! ¡Ayúdame!”.
Cuando me percaté de que los últimos cantos de sirena amable procedían de una obra en tres volúmenes, me dije que ya estaba bien, di media vuelta… y entré en la librería.
Nota 1: Aunque los cantos procedían de una edición en rústica, por el mismo precio me facilitaron la edición en tapa dura. Gracias.
Nota 2: Compré una tercera obra (que en realidad fue la primera que vi). Pero ésta tiene su propia historia.
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