sábado, 14 de agosto de 2010

Llamada a cobro revertido

Se había quedado sin batería en el móvil, pero tuvo suerte, justo en la siguiente esquina había una cabina telefónica. No le hacía mucha gracia pues había bastante tráfico y no podría, en caso de mucho ruido, cobijarse en algún portal o alejarse por otras calles.

Se acercó, descolgó, echó unas monedas, escuchó el tono para marcar, y comenzó a hacerlo. 9…
“Bienvenido a SITEF, Sistema Informativo Telefónico Especializado Freddy” – se quedó de una pieza al escuchar esta frase, interrumpiéndole la marcación.

“Este sistema le auxiliará en un uso co-rrec-to de la tecnología telefónica.” – miró alrededor suyo buscando la ubicación de una posible cámara oculta.

“Esta conversación será grabada para ‘su’ seguridad. Para asegurársela al máximo posible, quedará documentada, será analizada en profundidad y archivada… para los restos.
Por favor, teclee 1 si es español y 2 si no lo es” – intrigado, hizo caso y marcó 1 – “Teclee el número de su Documento Nacional de Identidad, incluyendo la letra, haciendo uso del teclado” – tecleó un número al tuntún – “Disculpe, pero el número tecleado es incorrecto. Repítalo, por favor” – no le extrañó, pues al inventárselo no se le ocurrió pensar en comprabar la letra, por lo que tecleó un número que se sabía de memoria pues era el que usaba para la comprobación de la integridad alfanumérica en las aplicaciones informáticas que desarrollaba en su empresa – “Disculpe, pero ese número no se encuentra en vigor actualmente. Teclee de nuevo, por favor” – tuvo que recurrir a otro número que también se sabía y que utilizaba cuando tenía que enlazar con otras bases de datos – “Disculpe, pero el titular de ese documento falleció hace más de diez años. Teclee de nuevo, por favor” – «Vaya, me han pillado», pensó. Un poco cansado, decidió introducir, finalmente, su número. En ese momento, se dio cuenta de que el tráfico había descendido bastante, alcanzando a ver sólo cómo se alejaba despacio un coche patrulla de la policía – “Por ‘su’ seguridad, introduzca su fecha de nacimiento, en el siguiente orden : día, mes y año, completando con cero en caso necesario y el año, con las cuatro cifras” – lo hizo – “Disculpe, pero la fecha no es correcta. Teclee de nuevo, por favor.” - «Pues tiene razón, lo he tecleado al revés» y corrigió – “Por ‘su’ seguridad, introduzca las cinco cifras del código postal del domicilio donde está empadronado” – lo hizo – “Introduzca la matrícula del vehículo más antiguo que se encuentre declarado a su nombre. En caso contrario, tecleecinco veces el 1” – lo hizo, satisfecho de haber acertado por fin a la primera – “Bienvenido a SITEF, don Recaredo Antonio González Pérez” – casi se le cae el aparato – “A continuación vamos a proceder a ayudarle en su conversación telefónica. No obstante, en nuestra vocación de auxilio al ciudadano, previamente le informamos de que tiene pendientes dos multas de la ORA y otra por circular a 51 km/h en zona urbana limitada a 50 km/h, las tres con fecha del pasado 10 de agosto, en la localidad de Orejilla del Sordete.” – Mientras parpadeaba varias veces, vio cómo, en sentido contrario, también despacio, regresaba el coche patrulla de antes (o eso suponía), seguido de cerca, por un coche de la Guardia Civil – “Le informamos de que dispone aún de cinco días, dieciséis horas y cuarenta y siete minutos, para hacer efectivo el importe de las multas, con un descuento por pago voluntario del 50%” - «Voluntariamente te daría yo» pensó – “Una vez le hemos ayudado en sus obligaciones, le vamos a asistir en su conversación telefónica. Por favor, teclee el número con el que quiere contactar” - «¡Por fin», y tecleó – “Estamos estableciendo la comunicación. Le rogamos, por favor, que introduzca más monedas, pues el crédito existente está a punto de finalizar” – «¡Joder! Todo este rollo encima me ha costado dinero», pero lo hizo.
“¿Sí?” – escuchó, ¡aleluya!, al otro lado de la línea.
“Manolo, mariconazo, soy yo” – no pudo evitar explayarse.
“Disculpe, ha utilizado expresiones desacordes con lo prevenido en la legislación sobre discriminación por índole sexual. Si quiere que le sea leída la ley en cuestión, marque 1, si quiere retirar la expresión, marque 2. Dispone de tres segundos para hacerlo o de lo contrario, la comunicación quedará interrumpida definitivamente” – se pudo escuchar nítidamente, tapando la ingenua pregunta de Manolo «Oye, ¿pero quién está hablando a la vez?». Decidió pulsar el 2, e ir abreviando.
“¡Hostia, no me hables!”
“¿Pero qué era esa voz?”
“Un hijo puta que me lleva mártir”
“Disculpe, ha utilizado expresiones desacordes con lo prevenido en la legislación sobre discriminación por índole profesional y/o familiar. Si quiere que le sea leída la ley en cuestión, marque 1, si quiere retirar la expresión, marque 2. Dispone de tres segundos para hacerlo o de lo contrario, la comunicación quedará interrumpida definitivamente” – se pudo escuchar, otra vez, nítidamente. Pulsó, aún no sabe cómo resistió el teclado, varias veces el 2. « Aquí tienes unos cuantos anticipos», pensó – “Gracias. Con una sola vez es suficiente. En nuestra voluntad de ayudar al ciudadano, le informamos de que estamos en crisis. Puede proseguir la conversación”.
“Manolo, presta atención.

Antes se vivía mal.
Bastante mal, francamente mal.
Ahora, en cambio, se vive realmente peor.
Jajajaja. ¿Te acuerdas del chiste de hace más de treinta años?
Originalmente era de todos esos chistes de cuando la Transición.
¡Zopencos!
Para chistes, los de ahora.

¿Lo has entendido? ¿To-do, to-do?”

En ese momento se cortó la comunicación, mientras la esquina quedaba atestada de coches, que no había visto llegar por ningún lado. Sí, también estaban los coches patrulla de la Policía Nacional y de la Guardia Civil.

Desde un coche azul marino, el conductor, tras unas gafas de sol, a pesar de ser de noche, le dedicaba una sonrisa.

- - -

Relato todavía ficticio inspirado por un comentario de Luis del Pino esta mañana en su programa Sin complejos, en ((esRadio, al hilo de una noticia de La Gaceta.

Créditos:
Fotografía de unos nubarrones (originalmente, un atardecer) sobre unas antenas de telecomunicaciones, en Valencia, en febrero de 2009, del autor.

4 comentarios:

  1. Por un momento, Posodo, pensé que estaba leyendo a Orwell.

    ResponderEliminar
  2. 1984 es el título de una novela política de ficción distópica, escrita por George Orwell entre 1947 y 1948 y publicada el 8 de junio de 1949. La novela introdujo los conceptos del omnipresente y vigilante Gran Hermano, de la notoria habitación 101, de la ubicua policía del pensamiento y de la neolengua, adaptación del inglés en la que se reduce y se transforma el léxico con fines represivos, basándose en el principio de que lo que no está en la lengua, no puede ser pensado.

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno.
    Ahora sólo falta que llamen al timbre a las 6 de la mañana y no sea el lechero. Ni los hijoputas del botellón, claro.
    A mí eso no me pasaría porque desde que vi lo que le pasó a José Luis Vázquez no entro en una cabina.

    ResponderEliminar
  4. ¡Qué miedo dan a veces tus anotaciones..., Posodo!

    La próxima, cuenta un cuento infantil, que me dejas temblando, caray.

    PD: por cierto, a mí, como a Caragüevo, eso tampoco me pasa: si me quedo sin móvil, me voy a un McDonald's y me conecto a internet ;-) jejeje

    ResponderEliminar