Hace sus cuarenta años, apareció en España, una colección de libros “singular en el mundo por su lanzamiento y su tirada, [que] constituye una aportación decisiva para difundir la cultura y para promover el libro en España.”
“Estos libros, resultado de la culminación de múltiples esfuerzos, constituyen una auténtica y asequible biblioteca básica de alta calidad. A esto se debe el especial apoyo que reciben por parte de Radio Nacional de España y de Televisión Española que autorizan, por ello, el uso de sus iniciales al frente de la colección.”
La colección fue resultado de un concurso convocado por el entonces Ministerio de Información y Turismo, y adjudicado a la “propuesta conjunta de Salvat Editores S.A. y de Alianza Editorial S.A.”, recibiendo el nombre de Biblioteca Básica Salvat de Libros RTV.
Muchas de mis primeras lecturas ‘básicas’ fueron hechas de libros de esta colección, que, creo que semanalmente, salían a la venta en los kioscos, al precio de 25 pesetas (y si lo recuerdo mal, ya me corregirá mi padre que fue quien, uno a uno, compró los cien volúmenes de la colección).
A partir de ahí, poco después, uno empezó, con ilusión pero poco a poco, a constituir una biblioteca propia. Naturalmente, dadas las circunstancias económicas tanto del momento como personales, los libros conseguidos lo eran en la presentación “barata”, es decir, en rústica.
De esta manera, lo que se iba viendo en la estantería de mi habitación era libros de, principalmente, cuatro o cinco colecciones punteras y casi de referencia en ese momento, tanto en lo relativo a la rústica como en el segmento del libro de bolsillo.
Lógicamente, una de las colecciones era El libro de bolsillo, precisamente de una de las editoriales ganadoras del concurso, Alianza Editorial, (colección que en ese momento ya existía) en la cual, de vez en cuando, se ‘incrustaba’ alguna obra editada en colaboración con la editorial bonaerense Emecé.
Otra editorial muy implicada en este segmento era Plaza&Janés. Ya por los años 40-50 del pasado siglo, cuando cada librero iba por separado, existía en una colección llamada Libros Plaza, de estas mismas características, que conozco, claro está, por formar parte, numerosos volúmenes de ella, también de la biblioteca de mi padre. Por tanto, al menos por la rama de los Plaza, no les resultaba extraño este formato de libro.
Yo tengo libros, así a bote pronto, de tres colecciones distintas de Plaza&Janés (o gestionadas por ellos), aunque no sabría decir qué caracterizaba a cada una de ellas, o por decirlo de otro modo, qué las diferenciaba entre sí, pues con sus títulos visitábamos casi todas las temáticas sin distinción.
Por un lado teníamos una colección con un título afortunado El Arca de Papel, y por otro, una colección con un título más del gremio: Rotativa.
Fijándome ahora, tal vez la diferencia entre una colección y otra sea, simplemente, la extensión de la obra. El formato de Rotativa era, en cuanto a su espesor, muy similar, con una longitud de unas doscientas páginas, mientras que El Arca de Papel ya ‘podía’ con obras de más de 600 páginas. Por cierto, en ocasiones, Rotativa editaba en tapa dura, pero que no se me pregunte el porqué.
Otra colección de Plaza&Janés, aunque en este caso, con este sello, era como se distribuía, pues formalmente era de Ediciones G.P., era Reno.
Debemos recordar también a la extinta Editorial Bruguera que, siendo tan famosa en la primera etapa de nuestra vida gracias a los tebeos, continuó acompañándonos después, haciéndolo fácil con colecciones de este formato.
Con un abanico muy extenso se encontraba Libro Amigo, colección que en mi caso particular descubrí gracias a la edición de la trilogía de la Fundación de Isaac Asimov.
Pero también la editorial cuidaba el mundo literario clásico a través de su colección Libro Clásico, en cuya contraportada se explicaba el propósito de la misma, poner “al alcance de todo lector de lengua castellana las grandes obras de la literatura universal, los autores eternos, los modelos que no han perdido ni perderán vigencia”.
Debemos acabar con la gran colección histórica en lengua española en este formato: Austral. Colección en una editorial, Espasa-Calpe, también resultado de la unión de dos libreros, que no puede negar, a través de su nombre, su carácter hispanoargentino. Con una presentación única, hay que consultar el interior para saber si el libro que uno tiene en sus manos fue editado en Buenos Aires o en Madrid. Ahora han lanzado una nueva Austral; la calidad de las obras seguro que es muy buena, pero los volúmenes de esta colección Austral… ya nunca volverá a oler igual.
Aunque he dicho que la presentación era única, no es del todo cierto. El diseño era, efectivamente, único, es decir, la portada no cambiaba según el libro, salvo el título y el autor, obviamente; sin embargo, el color del fondo distinguía unas series de otras (por ejemplo, el rojo, bastante escaso, por cierto, se correspondía con “novelas policiacas, de aventuras y femeninas”).
Este uso de un diseño único de portada diferenciando por un color de referencia la serie o temática del libro, fue “heredado” por la colección Biblioteca Básica Salvat de Libros RTV. Con lo que hemos regresado al principio de esta anotación, y por tanto, ya podemos hablar del motivo que me la ha inspirado:
Si hace 40 años que se lanzó Libros RTV, hace 75 años (y dos días, porque fue el pasado 30 de julio), se lanzó la edición en rústica (o sea, paperback) de Penguin Books.
Sí, de éstos también tengo, pero muchos menos, claro… y más recientes, of course.
Créditos:
Transcripción parcial de la explicación de figura en los ejemplares de la colección Biblioteca Básica Salvat de Libros RTV, y portada del volumen nº 85 de la misma, Poema de Mío Cid.
Logotipos de las colecciones o editoriales, y una contraportada mencionados en la anotación.
“Estos libros, resultado de la culminación de múltiples esfuerzos, constituyen una auténtica y asequible biblioteca básica de alta calidad. A esto se debe el especial apoyo que reciben por parte de Radio Nacional de España y de Televisión Española que autorizan, por ello, el uso de sus iniciales al frente de la colección.”
La colección fue resultado de un concurso convocado por el entonces Ministerio de Información y Turismo, y adjudicado a la “propuesta conjunta de Salvat Editores S.A. y de Alianza Editorial S.A.”, recibiendo el nombre de Biblioteca Básica Salvat de Libros RTV.
Muchas de mis primeras lecturas ‘básicas’ fueron hechas de libros de esta colección, que, creo que semanalmente, salían a la venta en los kioscos, al precio de 25 pesetas (y si lo recuerdo mal, ya me corregirá mi padre que fue quien, uno a uno, compró los cien volúmenes de la colección).
A partir de ahí, poco después, uno empezó, con ilusión pero poco a poco, a constituir una biblioteca propia. Naturalmente, dadas las circunstancias económicas tanto del momento como personales, los libros conseguidos lo eran en la presentación “barata”, es decir, en rústica.
De esta manera, lo que se iba viendo en la estantería de mi habitación era libros de, principalmente, cuatro o cinco colecciones punteras y casi de referencia en ese momento, tanto en lo relativo a la rústica como en el segmento del libro de bolsillo.
Lógicamente, una de las colecciones era El libro de bolsillo, precisamente de una de las editoriales ganadoras del concurso, Alianza Editorial, (colección que en ese momento ya existía) en la cual, de vez en cuando, se ‘incrustaba’ alguna obra editada en colaboración con la editorial bonaerense Emecé.
Otra editorial muy implicada en este segmento era Plaza&Janés. Ya por los años 40-50 del pasado siglo, cuando cada librero iba por separado, existía en una colección llamada Libros Plaza, de estas mismas características, que conozco, claro está, por formar parte, numerosos volúmenes de ella, también de la biblioteca de mi padre. Por tanto, al menos por la rama de los Plaza, no les resultaba extraño este formato de libro.
Yo tengo libros, así a bote pronto, de tres colecciones distintas de Plaza&Janés (o gestionadas por ellos), aunque no sabría decir qué caracterizaba a cada una de ellas, o por decirlo de otro modo, qué las diferenciaba entre sí, pues con sus títulos visitábamos casi todas las temáticas sin distinción.
Por un lado teníamos una colección con un título afortunado El Arca de Papel, y por otro, una colección con un título más del gremio: Rotativa.
Fijándome ahora, tal vez la diferencia entre una colección y otra sea, simplemente, la extensión de la obra. El formato de Rotativa era, en cuanto a su espesor, muy similar, con una longitud de unas doscientas páginas, mientras que El Arca de Papel ya ‘podía’ con obras de más de 600 páginas. Por cierto, en ocasiones, Rotativa editaba en tapa dura, pero que no se me pregunte el porqué.
Otra colección de Plaza&Janés, aunque en este caso, con este sello, era como se distribuía, pues formalmente era de Ediciones G.P., era Reno.
Debemos recordar también a la extinta Editorial Bruguera que, siendo tan famosa en la primera etapa de nuestra vida gracias a los tebeos, continuó acompañándonos después, haciéndolo fácil con colecciones de este formato.
Con un abanico muy extenso se encontraba Libro Amigo, colección que en mi caso particular descubrí gracias a la edición de la trilogía de la Fundación de Isaac Asimov.
Pero también la editorial cuidaba el mundo literario clásico a través de su colección Libro Clásico, en cuya contraportada se explicaba el propósito de la misma, poner “al alcance de todo lector de lengua castellana las grandes obras de la literatura universal, los autores eternos, los modelos que no han perdido ni perderán vigencia”.
Debemos acabar con la gran colección histórica en lengua española en este formato: Austral. Colección en una editorial, Espasa-Calpe, también resultado de la unión de dos libreros, que no puede negar, a través de su nombre, su carácter hispanoargentino. Con una presentación única, hay que consultar el interior para saber si el libro que uno tiene en sus manos fue editado en Buenos Aires o en Madrid. Ahora han lanzado una nueva Austral; la calidad de las obras seguro que es muy buena, pero los volúmenes de esta colección Austral… ya nunca volverá a oler igual.
Aunque he dicho que la presentación era única, no es del todo cierto. El diseño era, efectivamente, único, es decir, la portada no cambiaba según el libro, salvo el título y el autor, obviamente; sin embargo, el color del fondo distinguía unas series de otras (por ejemplo, el rojo, bastante escaso, por cierto, se correspondía con “novelas policiacas, de aventuras y femeninas”).
Este uso de un diseño único de portada diferenciando por un color de referencia la serie o temática del libro, fue “heredado” por la colección Biblioteca Básica Salvat de Libros RTV. Con lo que hemos regresado al principio de esta anotación, y por tanto, ya podemos hablar del motivo que me la ha inspirado:
Si hace 40 años que se lanzó Libros RTV, hace 75 años (y dos días, porque fue el pasado 30 de julio), se lanzó la edición en rústica (o sea, paperback) de Penguin Books.
Sí, de éstos también tengo, pero muchos menos, claro… y más recientes, of course.
Créditos:
Transcripción parcial de la explicación de figura en los ejemplares de la colección Biblioteca Básica Salvat de Libros RTV, y portada del volumen nº 85 de la misma, Poema de Mío Cid.
Logotipos de las colecciones o editoriales, y una contraportada mencionados en la anotación.
(por ejemplo, el rojo, bastante escaso, por cierto, se correspondía con “novelas policiacas, de aventuras y femeninas”).
ResponderEliminarHoy -gracias a Bibi Aido- esa colección estaría abocada al fracaso.
Mira que decir femenina en vez de feminista..., y ya el colmo de los colmos: ¿arrejuntar en la misma sección a policias, aventureros y féminas?
Bibi: "-¡Machistas, que son ustedes unos reaccionarios machistas!".
Cómo cambian los tiempos....para peor.
En casa también he visto todas estas colecciones desde que puedo recordar. De hecho, yo tengo algunos ejemplares de ellas. La mayoría de ellos no comprados por mí (que los que yo he comprado ha sido ya talludita y los encontraba en ferias y librerías de segunda mano), sino regalados por mi madre o mi tía.
ResponderEliminar¡Qué tiempos!
No hace falta que venga la Bibi.
ResponderEliminarEsta mañana casi me desmayo, como una folclórica cualquiera, al ver en la FNAC -¡ojo! sólo he ido a tomar nota de libros porque en mi librería la verdad es que el espacio les impide exponer bien los libros- que en la sección infantil/juvenil está todas las estanterías invadidas por crepúsculos varios y mangas japos. Sólo había una estantería con libros de El Barco de vapor y algún clásico despistado.
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¿Biblioteca? Ese juego ¿es para la wii o la PS3?
Interesante anotación acerca del curioso, anecdótico, pero, ahora, evidente, origen de Penguin se puede leer en el bló de caraguevo.
ResponderEliminarMuchas gracias por el enlace.
ResponderEliminarUn saludo
De nada. A mandar.
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