miércoles, 10 de junio de 2009

Pareja de dos... y pico

En noviembre de 2005 compré las películas “La extraña pareja” y “La extraña pareja, otra vez”, tras haber asistido a una puesta en escena aquí en Valencia, de la obra de Neil Simon.

Como bien recordarán los que hayan visto la película, los protagonistas son Jack Lemmon y Walter Matthau, y se trata de una de las diversas películas que rodaron juntos (de otra también muy famosa, tengo en mente hablar un día). Para los que la hayan visto, estos bustos de los protagonistas les recordará la escena en que Félix (Lemmon) padece porque se le han taponado los oídos; y a los que no, aquí dejo un enlace a una escena de la película (sí, son los títulos finales - se siente, haber llegado a tiempo).



Preparando este pasado viaje a Madrid, me encontré en Atrápalo con la referencia a representación de la obra de teatro en cuestión… en versión femenina. Una vez confirmados los horarios del viaje, hice la reserva, y la noche del pasado viernes, junto con unas cincuenta personas más, pudimos disfrutar de la obra.

La palabra es ésa: disfrutar, de la representación, y de la obra. Cabe señalar especialmente este matiz (la obra), ya que al tratarse de una versión femenina, hubo que hacer una importante adaptación del desarrollo y de las escenas (y además, en el entorno actual español), que casi podría decirse que se trata de una obra nueva. Muy bien, pues, el trabajo de Martes Teatro.



Tengo que reconocer que al principio me predispuse un poco al notar cierta afectación en la forma de hablar y vocalizar de un par de las actrices que representaban a las amigas de las protagonistas. Por fortuna (o por la suficiente profesionalidad de ellas), esto duró hasta las siguientes frases que pronunciaron.

En algún momento, la representación tuvo que frenarse un poco, a la espera de que escamparan las risas de un espectador de la primera fila. Los demás, intentamos ser algo más discretos.

La dirección, de Manuel Galiana, viejo conocido nuestro.








Como conclusión, sobre las actrices protagonistas, no se echa de menos ni a Matthau, ni mucho menos a Lemmon. Creo que no puede decirse nada parecido en muchos otros casos, de mayor auto-ringorrango.

Todavía llegáis a tiempo.

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