lunes, 20 de abril de 2009

Ni fresca ni sin escrúpulos: decente

Hoy se cumplen 15.200 días del estreno en el teatro Infanta Isabel de Madrid, de la obra “La decente”, de Miguel Mihura.

Nosotros, sin saber eso, fuimos a verla ayer, pero en el Teatro Olympia, de Valencia. Y casi nos faltan días.



En el folleto que facilitaron, aparte de algunos errores en la redacción, encontramos lo siguiente:
Sería una redundancia, de una comedia de Miguel Mihura, decir que es divertida, ingeniosa, brillante y sorprendente
siendo la frase publicitaria de la obra,
Una comedia divertidísima, con un desenlace absolutamente inesperado”.

En el cartel casi no se ve que también Gustavo Pérez Puig codirige la obra, y sólo mediante el folleto, sabemos que la escenografía es de Gil Parrondo, y la selección musical de José Ramón Pardo.

Esto último no lo sé, pero en el estreno el 8 de septiembre de 1967 de “La decente. Comedia policíaca en dos actos, el primero dividido en dos cuadros”, el decorado fue de Vicente Viudes, la dirección, del autor de la obra, es decir, Miguel Mihura, y los actores fueron:

Mari Carmen Duque (Paloma, “una señorita muy amable que, sin conocerme de nada, se empeñó en llevarme a su casa a eso que se llama tomar una copa”)
Ángel Cabeza (Pepe, quien el otro día quería ir a Alicante, y luego no tenía ningún interés)
Elena María Tejeiro (Nuria, la decente, “una chica muy mona, muy atractiva y sobre todo muy moderna…”, “Atractiva. Bien vestida. Con una fuerte personalidad”)

y los que yo, al menos, ya conozco,

Fernando Delgado (Comisario Miranda, “Mediana edad. Mirada penetrante”)
Manolo Gómez Bur (Roberto, “de unos cincuenta años, muy bien llevados”)

y finalmente, María, el ama de llaves “señora de setenta y tantos años”, quien sola con Roberto, el señor de la casa, se aburre y su ilusión “es que en esta casa haya una señora” porque “como se pasa bien es discutiendo con una señora”. Naturalmente, la actriz que hizo el papel de María fue… Rafaela Aparicio.

Hace 15.200 días no estaba yo para asistir a muchos estrenos de teatro, y no puedo opinar, pero quienes estuvieron ayer hicieron honor a tan magníficos predecesores.

Y al salir del teatro, algo había cambiado. No sé qué, por lo que tendremos que usar de la “mirada penetrante” del comisario Miranda.

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