jueves, 2 de abril de 2009

Del teatro al mundo, y viceversa

Tras el teatro, cruzamos Recoletos justo al lado del pequeño monumento que homenajea al libro.

El monumento, al menos la imagen principal que es la de la fotografía, evoca (entiendo) el hecho de que un libro (su lectura, por mejor decir) une a las personas. Lo cual está bien, como idea, a pesar de que haya libros escritos precisamente con la intención de separar (pero esta historia ahora no toca).

También evoca, al menos en el momento en que lo vimos, la ya reconocida crisis, aunque de un modo discreto, como para no molestar: puede observarse que, del monumento, todavía queda una letra por pagar.

O eso, o simplemente se trata de una muestra más de desidia.

Finalmente, tras cenar y regresando al hotel, esperando para cruzar la Gran Vía, un coche de bomberos nos devolvió al teatro.

Quien conozca la obra, lo entenderá; quien no, que aprecie lo primero (que ya es hora), y resolverá lo segundo.

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