sábado, 4 de abril de 2009

Treinta... y tantos más

Ayer fue 3 de abril. Este día tiene el honor, en Valencia, al igual que otros días, de figurar en el callejero. Sólo que en este caso, lo hace acompañado del año en cuestión: “3 de abril de 1979”. O sea, treinta años ya.

El recuerdo, en concreto, es a las “primeras elecciones municipales de la democracia”, sea esto leído con el adecuado tono y solemnidad.

La calle se encuentra en un barrio de reciente desarrollo, como es el de la Avenida de Francia. Aunque hace poco más de catorce años que se inició la urbanización, y unos diez que se finalizaron, en realidad, hasta que no llegó El Corte Inglés, hace cinco años, apenas existía.

Lo que sí dejará de existir, por el contrario, es justo lo que hay delante de dicha calle, y me estoy refiriendo a las antiguas naves de madera (mobila) de la Cros, pues la de cemento, Dios mediante, llegará a ser Parroquia de los Mártires Valencianos (el edificio de la sede todavía aguanta en pleno centro de la ciudad).



Hoy, en el periódico Las Provincias, se ha publicado en portada una foto con su pie de foto correspondiente. Figuran los cuatro alcaldes que desde entonces han sido, tres socialistas y una popular.

El primero, Fernando Martínez Castellanos fue alcalde como Tierno Galván en Madrid, es decir, no siendo el ganador de las elecciones (ganó en ambos casos UCD), pero teniendo más concejales a favor (inclúyase en estas cuentas, como en Madrid, a los comunistas, que entonces no eran izquierdas, sino, comunistas puros y duros). Al cabo de un tiempo, dejó de serlo, no porque perdiera unas elecciones, sino porque perdió el puesto, encontrándoselo Ricardo Pérez Casado. A éste también le pasó algo parecido (eso de que fuera poco después de aprobarse el Plan General de Ordenación Urbana parece que fue una coincidencia), pasando a manos de Clementina Ródenas. Quien, en 1991 se refugió en la Diputación Provincial por tener que dejar paso como alcaldesa a Rita Barberá.

Como el PSOE, también el Partido Popular consiguió la alcaldía por primera vez gracias a los votos de un partido que gobernó en coalición. En los siguientes gobiernos, ya no necesitaron, ni unos ni otros, los votos de nadie más.

Esto de las elecciones democráticas es algo muy bueno. Por ejemplo, sirvió hace algo menos de treinta años, para conocer que en grandes ciudades como Madrid, la basura se recoge de las calles y se deja en otros sitios. El que nos ilustró sobre esto fue Alonso Puerta, quien, al salir de clase, dejó también de ser concejal con el viejo profesor (se ve que había aprendido ya lo suficiente, o mejor dicho, demasiado).

Y así, cada curso académico, aprendemos cosas nuevas: cómo negociar un préstamo; cómo, incluso, no pagarlo; áticos con vista al mar; viajes marítimos gratis total; trajes a medida; la diferencia entre la caza mayor y la menor; los cafelitos;…

En fin, la famosa obra de misericordia de “enseñar al que no sabe” aplicada a fondo.

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