miércoles, 1 de abril de 2009

La excusa la pintan...

La excusa esta vez para realizar el viaje a Madrid era acercarse al Museo del Prado para visitar la exposición sobre Francis Bacon.

La exposición conmemora el centenario del nacimiento del artista, y es una colaboración con la Tate Britain de Londres y el Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

La visita no presentó mayores problemas que los habituales con los que nos encontramos: abre a las 9:00 y poco antes es cuando se empieza a organizar las cintas para las colas, se arrancan ordenadores, y toda esta moderna escenografía que supone no poder entrar nunca a las 9:00, ni aunque seas el primero de la fila, sino que tardas más minutos de los razonables en conseguir adquirir la entrada.

Hay otros, mejor conocedores del arte, e incluso expertos en ello, que podrán opinar sobre las obras expuestas y el artista en general (de hecho, hace tiempo, cuando no era tan conocido, ya organizó el IVAM una exposición sobre él aquí en Valencia – la cual no visité, claro, pero ellos sí). Sobre este particular, pues, yo hago un discreto mutis por el foro.

Sí quiero comentar una «cosilla» sobre el folleto de mano.

Tras empezar diciendo lo que he trasladado más arriba (en concreto, habla de “esta gran retrospectiva”, y que su nacimiento fue “en octubre de 1909”), dicen:
En el Prado, se quiere recordar asimismo su muerte en Madrid, el 28 de abril de 1992, y sus visitas al Museo al final de su vida.

Y claro, uno se queda pensando: ¡qué necrófila es esta gente!

Con lo fácil y, si no elegante, al menos más discreto, que hubiera sido decir:
En el Prado, se quiere recordar asimismo sus visitas al Museo, objeto de una estancia en Madrid durante la que falleció por enfermedad.”, o algo parecido, o mejor.

Las fechas del nacimiento, que no se dice, y del fallecimiento podrían haberse puesto entre paréntesis al hablar del centenario del nacimiento.

Por cierto, el folleto empieza diciendo “La exposición Francis Bacon en el Museo del Prado…”, es decir, a la antigua: ¡ni siquiera ellos mismos dicen la cursilada de Museo Nacional del Prado!

No es de extrañar que el Papa Inocencio X haya acabado así.

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