Siguiendo con la crónica del viaje a Madrid, tras no dar crédito a lo que acabábamos de ver, y como teníamos por delante tres horas y media hasta la siguiente actividad programada, iniciamos el camino hacia donde iba a tener lugar ésta. No es cuestión de ir con prisas y agobios como unos turistas cualesquiera.
De esta forma, iniciamos el recorrido por el Paseo de Recoletos, acera de los impares, y al cabo de un buen tramo (un cuarto de hora o por ahí), nos acercábamos ya al número 23, pudiendo ver las preceptivas banderolas anunciadoras de una exposición.
El caso es que ahí está la sede de la Fundación MAPFRE, y en ella tenía lugar la exposición Une semaine de bonté. Los collages originales, de Max Ernst.
De la técnica del collage, dice el autor, según se refleja en la página de la exposición: «Es la explotación sistemática de la coincidencia casual, o artificialmente provocada, de dos o más realidades de diferente naturaleza sobre un plano en apariencia inapropiado (…) y el chispazo de la poesía, que salta al producirse el acercamiento de esas realidades”. Y yo que creía que era pegar unas cosas sobre otras…
El folleto de la exposición lo tenemos aquí mismo, a través de las imágenes del anverso y del reverso.
En el anverso, podemos leer “Estos collages, elaborados poco después del acceso de Hitler al poder, son la respuesta de Max Ernst al avance del totalitarismo. Sus pesadillas y fantasías conforman un universo en el que nos muestra su temor ante la situación que vivía Europa”.
No diré que de la exposición salí igual que entré, porque lo hice sobre una hora más tarde y eso se tiene que notar de alguna manera.
Sí diré que el edificio, con fachada al Paseo de Recoletos, tiene su entrada no sobre esta fachada, sino sobre la que recae a un pequeño patio al cual sí se accede desde el Paseo. El edificio, al menos desde este patio, no se puede fotografiar, según nos indicó el guardia de seguridad. La imagen que se acompaña, por tanto, no puede ser sino un collage de píxeles confeccionado mediante los recuerdos que aún me quedan.
Lo que sí puedo hacer es ilustrar con fotos de unas obras que ahí mismo (quiero decir, en ese tramo del Paseo de Recoletos), hacía el Canal de Isabel II.
Como en el famoso microrrelato, al salir de la exposición, las obras seguían ahí; y nosotros seguimos… nuestro camino.
De esta forma, iniciamos el recorrido por el Paseo de Recoletos, acera de los impares, y al cabo de un buen tramo (un cuarto de hora o por ahí), nos acercábamos ya al número 23, pudiendo ver las preceptivas banderolas anunciadoras de una exposición.
El caso es que ahí está la sede de la Fundación MAPFRE, y en ella tenía lugar la exposición Une semaine de bonté. Los collages originales, de Max Ernst.
De la técnica del collage, dice el autor, según se refleja en la página de la exposición: «Es la explotación sistemática de la coincidencia casual, o artificialmente provocada, de dos o más realidades de diferente naturaleza sobre un plano en apariencia inapropiado (…) y el chispazo de la poesía, que salta al producirse el acercamiento de esas realidades”. Y yo que creía que era pegar unas cosas sobre otras…
El folleto de la exposición lo tenemos aquí mismo, a través de las imágenes del anverso y del reverso.
En el anverso, podemos leer “Estos collages, elaborados poco después del acceso de Hitler al poder, son la respuesta de Max Ernst al avance del totalitarismo. Sus pesadillas y fantasías conforman un universo en el que nos muestra su temor ante la situación que vivía Europa”.
No diré que de la exposición salí igual que entré, porque lo hice sobre una hora más tarde y eso se tiene que notar de alguna manera.
Sí diré que el edificio, con fachada al Paseo de Recoletos, tiene su entrada no sobre esta fachada, sino sobre la que recae a un pequeño patio al cual sí se accede desde el Paseo. El edificio, al menos desde este patio, no se puede fotografiar, según nos indicó el guardia de seguridad. La imagen que se acompaña, por tanto, no puede ser sino un collage de píxeles confeccionado mediante los recuerdos que aún me quedan.
Lo que sí puedo hacer es ilustrar con fotos de unas obras que ahí mismo (quiero decir, en ese tramo del Paseo de Recoletos), hacía el Canal de Isabel II.
Como en el famoso microrrelato, al salir de la exposición, las obras seguían ahí; y nosotros seguimos… nuestro camino.
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