Ya hemos hecho referencia a Instapundit en estas páginas, en relación con los impuestos.
Hace justo un mes, Glenn Reynolds hacía una reseña a una firma de libros protagonizada por Mark R. Levin. La acompañaba con un vídeo donde se apreciaba lo que califica como “a truly amazing line” de toda la gente esperando fuera del local donde tenía lugar la firma de libros, a la intemperie, un día gris, frío y con ligera llovizna.
Reynolds acaba la anotación con su propia opinión al respecto:
“I think it has more to do with a transition out of apathy, and a desire to show up and be counted, much like the Tea Party protests. With all respect to Levin, who has a lot of fans, I think this is bigger than him — and I suspect he’d say the same thing.”
En su momento, el libro Liberty and Tyranny era el más vendido tanto en Amazon (ya lo reseña Reynolds) como en Barnes&Noble (como muestra este pantallazo).
El libro consta de 10 capítulos (y un epílogo), el primero de los cuales se titula, casi, como el libro “On Liberty and Tyranny”.
En él, Levin hace una aclaración terminológica que conviene no sólo allí, sino, especialmente aquí en Europa, y es el distinto concepto asociado a la palabra “liberal” (curiosamente, aportación española al inglés):
«As the word “liberal” is, in its classical meaning, the opposite of authoritarian, it is more accurate, therefore, to characterize the Modern Liberal as a Statist.»
(y es que en Estados Unidos, la palabra liberal ha acabado degenerando, siendo casi un sinónimo de socialista; la traducción del liberal europeo, “its classical meaning”, sería, más o menos, libertarian)
Tras esta aclaración, entre otras cosas, podemos leer:
«The Statist veils his pursuits in moral indignation, intoning in high dudgeon the injustices and inequities of liberty and life itself, for which only he can provide justice and bring a righteous resolution. And when the resolution proves elusive, as it undoubtedly does – whether the Marxist promise of “the workers’ paradise” or the Great Society’s “war on poverty” – the Statist demands ever more authority to wring out the imperfections of mankind’s existence. Unconstrained by constitutional prohibitions, what is left to limit the Statist’s ambitions but his own moral compass, which has already led him astray? He is never circumspect about his own shortcomings., Failure is not the product of his beliefs but merely want of power and resources. Thus are born endless rationalizations for seizing ever more governmental authority.»
A pesar de todo lo leído, creo que Levin no está hablando de España.
Hace justo un mes, Glenn Reynolds hacía una reseña a una firma de libros protagonizada por Mark R. Levin. La acompañaba con un vídeo donde se apreciaba lo que califica como “a truly amazing line” de toda la gente esperando fuera del local donde tenía lugar la firma de libros, a la intemperie, un día gris, frío y con ligera llovizna.
Reynolds acaba la anotación con su propia opinión al respecto:
“I think it has more to do with a transition out of apathy, and a desire to show up and be counted, much like the Tea Party protests. With all respect to Levin, who has a lot of fans, I think this is bigger than him — and I suspect he’d say the same thing.”
En su momento, el libro Liberty and Tyranny era el más vendido tanto en Amazon (ya lo reseña Reynolds) como en Barnes&Noble (como muestra este pantallazo).
El libro consta de 10 capítulos (y un epílogo), el primero de los cuales se titula, casi, como el libro “On Liberty and Tyranny”.
En él, Levin hace una aclaración terminológica que conviene no sólo allí, sino, especialmente aquí en Europa, y es el distinto concepto asociado a la palabra “liberal” (curiosamente, aportación española al inglés):
«As the word “liberal” is, in its classical meaning, the opposite of authoritarian, it is more accurate, therefore, to characterize the Modern Liberal as a Statist.»
(y es que en Estados Unidos, la palabra liberal ha acabado degenerando, siendo casi un sinónimo de socialista; la traducción del liberal europeo, “its classical meaning”, sería, más o menos, libertarian)
Tras esta aclaración, entre otras cosas, podemos leer:
«The Statist veils his pursuits in moral indignation, intoning in high dudgeon the injustices and inequities of liberty and life itself, for which only he can provide justice and bring a righteous resolution. And when the resolution proves elusive, as it undoubtedly does – whether the Marxist promise of “the workers’ paradise” or the Great Society’s “war on poverty” – the Statist demands ever more authority to wring out the imperfections of mankind’s existence. Unconstrained by constitutional prohibitions, what is left to limit the Statist’s ambitions but his own moral compass, which has already led him astray? He is never circumspect about his own shortcomings., Failure is not the product of his beliefs but merely want of power and resources. Thus are born endless rationalizations for seizing ever more governmental authority.»
A pesar de todo lo leído, creo que Levin no está hablando de España.
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