Esta pasada primavera Telepizza lanzó, al menos en Valencia, una promoción, junto con Coca-Cola, claro, supongo, recordando la botella “tipo Hutchinson, réplica del primer tipo de botella que se utilizó para embotellar Coca-Cola” según se dice en la caja que la alberga.
La gracia consistía en que, con ciertas condiciones del pedido o comanda en el establecimiento, por 2 euros más tenías una de las botellas en cuestión, disponible en tres colores. En su momento, me hice con dos botellas, la roja y la verde, dejando “pendiente” la azul.
Esta botella fue “utilizada entre 1899 y 1902”. También se dice en la caja que “las botellas Hutchinson originales son muy valiosas y buscadas por los coleccionistas.”
Durante un tiempo, permanecieron en sus respectivas cajas, al no tener claro qué uso les podía dar. Finalmente decidí lo lógico: alojarían en su interior el agua para beber en casa, del grifo, y en la nevera, fresquita, incluso en invierno.
Prudentemente, procedí a una primera limpieza en el lavavajillas. Imprudentemente, no leí la letra pequeña de la caja, en la cual, puedo leer ahora, se dice que el envase es “apto para microondas y lavavajillas”. ¡Uf!
Ahora tengo las dos botellas, en pleno uso, producción y rendimiento en su función asignada. Podemos verlas en la foto adjunta, junto a sus embalajes originales.
Ya, yo también me dí cuenta al sacarlas del lavavajillas. El color no es del vidrio sino del celofán que las recubría, en pretérito. Pero todo tiene sus ventajas. Así se aprecia mejor qué botella es la que está medio llena, y cuál la que está medio vacía. (no, no vale decir que en realidad hay una que está llena, que es la de la izquierda, pero que la de la derecha, aviesa y pérfidamente, le ha quitado parte lo que tenía, pues a ésta no le correspondía tener nada).
En resumen, a pesar del color, la botella es bonita, sirve para lo que la estoy usando,… y sí, tenéis razón, no la usaré en el microondas.
La gracia consistía en que, con ciertas condiciones del pedido o comanda en el establecimiento, por 2 euros más tenías una de las botellas en cuestión, disponible en tres colores. En su momento, me hice con dos botellas, la roja y la verde, dejando “pendiente” la azul.
Esta botella fue “utilizada entre 1899 y 1902”. También se dice en la caja que “las botellas Hutchinson originales son muy valiosas y buscadas por los coleccionistas.”
Durante un tiempo, permanecieron en sus respectivas cajas, al no tener claro qué uso les podía dar. Finalmente decidí lo lógico: alojarían en su interior el agua para beber en casa, del grifo, y en la nevera, fresquita, incluso en invierno.
Prudentemente, procedí a una primera limpieza en el lavavajillas. Imprudentemente, no leí la letra pequeña de la caja, en la cual, puedo leer ahora, se dice que el envase es “apto para microondas y lavavajillas”. ¡Uf!
Ahora tengo las dos botellas, en pleno uso, producción y rendimiento en su función asignada. Podemos verlas en la foto adjunta, junto a sus embalajes originales.
Ya, yo también me dí cuenta al sacarlas del lavavajillas. El color no es del vidrio sino del celofán que las recubría, en pretérito. Pero todo tiene sus ventajas. Así se aprecia mejor qué botella es la que está medio llena, y cuál la que está medio vacía. (no, no vale decir que en realidad hay una que está llena, que es la de la izquierda, pero que la de la derecha, aviesa y pérfidamente, le ha quitado parte lo que tenía, pues a ésta no le correspondía tener nada).
En resumen, a pesar del color, la botella es bonita, sirve para lo que la estoy usando,… y sí, tenéis razón, no la usaré en el microondas.
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