De una de las obras de Víctor Hugo, la profesora Teresa Suero Roca dice, en una edición preparado por ella en 1972:
“Hugo asume la defensa del réprobo, del desterrado, del rebelde, contra aquellos que le oprimen; según él, las proscripciones más injustas son las que provienen del nacimiento o de la deformidad.”
y también:
“En este drama se plantea también el tema del honor, pero sólo hay un personaje a quien éste preocupe: Saint-Vallier; todos los demás son indiferentes (…) todos se venden con tal de conseguir favores.”
La trayectoria en escena de la obra en cuestión fue un completo éxito: se estrenó el 22 de noviembre de 1832, el día 23 se suspendió la representación, y el día 24, directamente, fue prohibida. Volvió al escenario, también en el Teatro Francés, justo a los cincuenta años del estreno. También estaba presente Víctor Hugo. También estaban las palabras de Saint-Vallier, al final del primer acto:
“¡Vuestro insulto no cuenta! Pero vos, señor, escuchadme como debéis, ya que sois rey. (…) Habéis obrado mal, señor: este anciano, aunque respetable, merecía el castigo por pertenecer al bando del condestable; pero capturar a la hija en lugar del anciano es un acto impío del que se os pedirán cuentas. Podíais disponer del padre pero no de la hija. (…) Pero me he propuesto entorpecer cada una de vuestras fiestas (…) apareceré en todos vuestros banquetes, para deciros: «¡Habéis obrado mal; habéis obrado mal, señor!» Y deberéis escucharme, aun a pesar vuestro. Bien quisierais entregarme al verdugo; pero no lo haréis, por temor a que no fuera mi propio espectro quien os hablara con la cabeza en la mano.”
El texto está transcrito según la traducción de Mª Juana Ribas, de la primera edición de diciembre de 1972, realizada por la Editorial Bruguera, como número 109 en su colección Libro Clásico.
La obra en cuestión es Le roi s’amuse (El rey se divierte), y aunque Bruguera ya no exista, la obra, prohibida un día 24, sigue viva otro día 24, miércoles, no jueves.
“Hugo asume la defensa del réprobo, del desterrado, del rebelde, contra aquellos que le oprimen; según él, las proscripciones más injustas son las que provienen del nacimiento o de la deformidad.”
y también:
“En este drama se plantea también el tema del honor, pero sólo hay un personaje a quien éste preocupe: Saint-Vallier; todos los demás son indiferentes (…) todos se venden con tal de conseguir favores.”
La trayectoria en escena de la obra en cuestión fue un completo éxito: se estrenó el 22 de noviembre de 1832, el día 23 se suspendió la representación, y el día 24, directamente, fue prohibida. Volvió al escenario, también en el Teatro Francés, justo a los cincuenta años del estreno. También estaba presente Víctor Hugo. También estaban las palabras de Saint-Vallier, al final del primer acto:
“¡Vuestro insulto no cuenta! Pero vos, señor, escuchadme como debéis, ya que sois rey. (…) Habéis obrado mal, señor: este anciano, aunque respetable, merecía el castigo por pertenecer al bando del condestable; pero capturar a la hija en lugar del anciano es un acto impío del que se os pedirán cuentas. Podíais disponer del padre pero no de la hija. (…) Pero me he propuesto entorpecer cada una de vuestras fiestas (…) apareceré en todos vuestros banquetes, para deciros: «¡Habéis obrado mal; habéis obrado mal, señor!» Y deberéis escucharme, aun a pesar vuestro. Bien quisierais entregarme al verdugo; pero no lo haréis, por temor a que no fuera mi propio espectro quien os hablara con la cabeza en la mano.”
El texto está transcrito según la traducción de Mª Juana Ribas, de la primera edición de diciembre de 1972, realizada por la Editorial Bruguera, como número 109 en su colección Libro Clásico.
La obra en cuestión es Le roi s’amuse (El rey se divierte), y aunque Bruguera ya no exista, la obra, prohibida un día 24, sigue viva otro día 24, miércoles, no jueves.
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