La prueba del 9. Prefacio: la idea

Hace una semana entretuve una espera por la tarde visitando la exposición que ha organizado el Ateneo Mercantil de Valencia, en su sede de la Plaza del Ayuntamiento.

El motivo de la exposición, naturalmente, era el 9, es decir, la Exposición Regional de 1909, promovida por el Ateneo Mercantil, “empujado” por su presidente, Tomás Trenor Palavicino.



Conforme a un uso establecido, existe una “tienda de la exposición” junto a la entrada, donde se pueden comprar cositas y libros. Como no era cuestión de ir cargado de peso (me refiero a los libros) los he dejado para otro momento.

La exposición es curiosa, y se centra mayoritariamente, dado el local en el que se realiza, en folletos, catálogos, revistas, planos, albaranes y otros documentos propios de la Exposición Regional (y de cómo se organizó), así como objetos de la época, tanto de la Exposición como fabricados por empresas que expusieron en ella.

De hecho, de las empresas que entonces expusieron (empresas en el sentido de la época, es decir, industrias principalmente), todavía existen 35 (creo recordar), lo que no deja de tener su mérito, sobre todo en una región que, paradójicamente, no arrastra fama de industrial, en una tradicional falsificación de la Historia sobre cuyos motivos no voy a hacer comentarios (y ya he hecho uno).



No sé cuánto éxito de público tendrá esta exposición, pero aunque sólo sea por este motivo, vale la pena los dos euros de donativo.

Aprovecho esta circunstancia para comentar una curiosidad de la que me di cuenta hace escasamente un mes.

Habrá quien recuerde una anotación en la que hablaba sobre la estatua del Rey don Jaime I, en el Parterre. Tal vez, incluso, haya quien recuerde que dicha estatua fue fundida en los talleres de una empresa llamada “La Maquinista Valenciana”.

Pues bien, muy cerca del Ateneo Mercantil, descubrí una tapa de alcantarillado, fundida por dicha empresa. Con la pista que he dado (y la foto), quien conozca la zona podrá encontrar el sitio exacto, y si, de paso, es capaz de decir en qué calle estaba la fundición, y cómo se llama ahora, tendrá sus cinco minutos de fama como premio.