miércoles, 24 de junio de 2009

Un arquitecto nombrado pero sin plaza

El arquitecto en cuestión tiene apellido de ilustre pintor, y nombre marcadamente madrileño.

Nacido en 1765, con doce años empieza a estudiar en la Academia de San Fernando, y con catorce, entra en el estudio del arquitecto Juan de Villanueva, aunque en el folleto no se especifica si como aprendiz o como becario. Tras cinco años pensionado del rey en Roma, al regresar lo hace como “ayudante del arquitecto mayor de Palacio, a la sazón el mismo Villanueva.

Aunque confirmado por José I, se traslada a Mallorca hasta el final de la guerra, y al regresar, “en consideración a sus méritos, servicios y buena conducta política, Fernando VII lo nombra arquitecto mayor el 27 de julio de 1814, con ejercicio en los reales palacios, sitios y casas de campo.

Entre su obra, destaca como más conocida, sobre todo por los de fuera de Madrid, el monumento conmemorativo a los héroes del Dos de Mayo, y por extensión, “a los que dieron su vida por España”. Obra celebrada en su día, ahora claramente desfasada y políticamente incorrecta, con sus referencias a la Lealtad, al Honor, y a España.



Otra obra suya, bastante más desconocida tanto por los propios madrileños como por los que no lo son, es la Plaza de Oriente, más que nada porque en un determinado momento de la historia tan propio de esta tierra, cayó tan en desgracia que la totalidad de la obra realizada hasta entonces en la Plaza, fue demolida hasta los cimientos.

El arquitecto en cuestión es Isidro Velázquez.

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