miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un hombre, un voto

Es conocida la expresión del título de esta anotación, a efectos del desarrollo de la democracia y todo eso.

Un sitio clásico que nos suelen restregar por la cara como paradigma de la democracia es, claro está, Estados Unidos. Aunque no nos cuelen contar todo.

Por ejemplo, si no estoy mal informado, allí no es que se tenga derecho a votar per se; si no te apuntas al colegio electoral, y de no sé qué manera, olvídate, que no votas. Y ya puedes pagar todos los impuestos que quieras, que te quedas con tu papeleta en la mano. Pero no voy a hablar aquí de eso.

Son las elecciones presidenciales las más conocidas de las de allí. La verdad es que tampoco sé exactamente qué es lo que votan en cada estado, pero el resultado es que lo que sale de las elecciones no es realmente el presidente, sino lo que llaman el “Colegio Electoral”. ¿Y cómo se forma éste?

Pues muy sencillo: cada estado, conforme a su población, tiene una determinada representación en el Colegio Electoral, y esta representación es el resultado de las, ahora sí, famosas elecciones. ¿Cómo se determina la representación? Lo más sencillo del mundo: todo para el ganador.



De este modo, si un estado tiene 15 votos electorales, por ejemplo, la opción política que gane en el estado, se lleva los 15 votos en disputa. Eso explica durante sus campañas, la pelea que se llevan en ciertos estados con suficiente población, pues ahí sí, un voto que se pierda, puede suponer un descalabro muy importante.

En definitiva, un hombre, un voto

Y ahora, viene la pregunta: ¿Qué resultado hubiera supuesto para España este procedimiento tan democrático, en pasadas elecciones?

Pues si nos vamos a las históricas de 1996, en las que José María Aznar ganó por escasos 300.000, y necesitó de acuerdos de legislatura para gobernar, el resultado, según elaboración propia a partir de los datos del Ministerio del Interior, hubiera sido el de la tabla siguiente:

Es decir, mayoría absoluta del Partido Popular, con la presencia testimonial de los partidos nacionalistas “pata negra”, ya que consiguieron ganar en alguna provincia.

Si alguien quiera sacar alguna conclusión, sólo diré que el mismo criterio aplicado en 2008 hubiera supuesto un Congreso muy divertido: un mano a mano PSOE-PP con 179-171 diputados respectivamente, es decir, también mayoría absoluta del aún Presidente de Gobierno, y, aunque dependiendo mucho de alguna que otra epidemia de gripe, a saber lo que hubiera sido capaz de “gobernar” en esas condiciones.

En conclusión, que no hay nada como eso de “un hombre, un voto”.

2 comentarios:

  1. Decía Borges que, la democracia, es el abuso de la estadística

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  2. Guido: tal vez, pero lo que sí está claro es que, como se puede ver, hay muchas formas de hacer estadística con los mismos votos, y los resultados son muy diferentes.
    Pero eso sí, el pueblo ha hablado en las urnas, ¿verdad?
    Un saludo.

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