El pasado viernes, el famoso once del once del once, dediqué la mañana a hacer un recorrido por diversas obras en curso en Valencia.
Todo fue bien hasta que en una de ellas, en el Jardín del Turia, nos encontramos unos enigmáticos restos, como muestra la fotografía.
Tal vez la obra en cuestión fuera de Serie B, y le resulte de aplicación el comentario de Guido Finzi a la anotación de hoy de Caragüevo sobre la película La mujer y el monstruo.
O tal vez sea resultado del contenido de la lata vecina.
Tal vez.
Quizás.
(Casi prefiero la primera opción, ¿no?)
Créditos:
Fotografía de un zapato en medio de la tierra (y una lata de Coca-Cola), en el Jardín del Turia, en lugar que no especificaré (de momento, je, je), del 11 de noviembre de 2011, del autor.
Todo fue bien hasta que en una de ellas, en el Jardín del Turia, nos encontramos unos enigmáticos restos, como muestra la fotografía.
Tal vez la obra en cuestión fuera de Serie B, y le resulte de aplicación el comentario de Guido Finzi a la anotación de hoy de Caragüevo sobre la película La mujer y el monstruo.
O tal vez sea resultado del contenido de la lata vecina.
Tal vez.
Quizás.
(Casi prefiero la primera opción, ¿no?)
Créditos:
Fotografía de un zapato en medio de la tierra (y una lata de Coca-Cola), en el Jardín del Turia, en lugar que no especificaré (de momento, je, je), del 11 de noviembre de 2011, del autor.
Uno nunca sabe dónde puede perder pie...
ResponderEliminarPerdemos un zapato, perdemos a Zapatero.
ResponderEliminarEstá claro que hemos tenido noviembres mejores.