domingo, 13 de noviembre de 2011

Gira y gira… hasta que se para

Uno de los artilugios más antiguos que se conocen es la noria.

Gracias a ella, se ha obtenido de una manera suficientemente sencilla, agua de los ríos, de modo que, impulsada por la propia corriente de éste, la rueda giraba y giraba, llenándose de agua los cangilones mientras estaban dentro de la corriente del río, y la vertían a un canal cuando estaban fuera.

Este artilugio ha inspirado, trasladándolo al plano filosófico-moral, el concepto de la rueda de la fortuna: en unos momentos una persona (un cangilón) está arriba, en lo alto de la fama y del poder; y en otro momento, está abajo; y al revés, o cíclicamente (en algún caso que otro, que también los hay).

No sé cuál sería el motivo de titular como tal artilugio hidráulico el programa de televisión tan famoso antes, y, gracias a la iniciativa de Pablo Herreros en su blog, especialmente ahora. Son días en los que ha mudado cual rueda de la fortuna, y el cangilón correspondiente parece que está ya en medio de la corriente del río.

Esperemos que el mecanismo de la rueda se atore, y el cangilón se quede bajo al agua. Cosa que parece suceder.

Por cierto, en algunos casos, el funcionamiento de la noria, ante la escasa corriente de agua (como en una acequia, por ejemplo), se conseguía merced a bestias de carga.

Créditos:
Fotografía de una noria del siglo XVIII para recoger agua de acequias, recuperada por el Ayuntamiento de Alboraya (Valencia), instalada en un paseo del pueblo, el 19 de octubre de 2011, del autor.

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