Hoy he leído esta noticia que publica
Libertad Digital sobre IKEA. Bueno, en realidad, he visto el titular de la
portada, luego he leido los comentarios (últimamente, lo mejor de la casa), y
luego, por un despiste mío, he acabado leyendo la noticia. Vaya por delante que
yo nunca he comprado en IKEA, y no es excusa decir que en Valencia no tienen
centro abierto, pues los de Murcia bien que saben cuándo son fiestas locales
aquí para hacer su gran venta ‘valenciana’.
Tres cosillas se me ocurren sobre la entrevista,
digamos, bizcochable, por usar un término de la casa.
- En el último año fiscal suyo, han
crecido un 2,2%, por lo que les felicito. En un enlace que hay en la noticia se
informa sobre la apertura del centro de Valladolid, pero fue en diciembre. No sé,
por tanto, si en ese periodo de tiempo fiscal abrieron algún otro centro. Si así
fuera, al menos uno, hubieran pasado de 12 a 13, es decir, un 8,33% más de puntos de venta, aunque no
necesariamente durante todo el año, claro (en cambio, del resto del sector sólo
se dice que ha caído, bueno, ‘acumula’, un 40%, aunque no se especifica si se
refiere a todo, a fabricantes, a comercios, ni sé cuántos de todos ellos han
cerrado las puertas). Además, comentan que han tenido un 5,6% más de clientes, lo
que es coherente con el solitario 2,2% de incremento de la facturación, ya que “alguna
de las claves de su éxito ha sido bajar cada año los precios para ser más
competitivos”.
- No termino de entender cómo van a crear
18.000 puestos de trabajo si en Valladolid, “la segunda más grande de las
existentes en España”, se han creado 250 directos y 75 indirectos, es decir,
325 puestos de trabajo. Con este mismo diseño, las nuevas 13 tiendas supondrían
4.225 puestos de trabajo. O me faltan casi 14.000, o me faltan entendederas, o
a alguien le falta capacidad de expresión.
- “Cuando llegamos a España, hace casi 16
años, nuestro concepto y mentalidad del hágaselo
usted mismo no existía” (el destacado, en el original). Deduzco de ello que
desde hace algo más de treinta años, yo vivo en el extranjero. Cuando nos
vinimos a vivir a Valencia, el mobiliario de la casa se compró en Muebles El
Cubano (en la esquina de la Avenida del Puerto con Eduardo Boscá, aunque hace
tiempo que cambió de nombre), parte de cuyo catálogo sí respondía a eso de ‘hágaselo
usted mismo’, y otra parte, era mejor que lo montara personal de la empresa,
para evitarte problemas (por ejemplo, unas camas escamoteables, con su
contrapeso y todo, no es fácil de montar si no tienes práctica y herramientas adecuadas). Y hace sus
veinte años, en Valencia ya se encontraba establecida Conforama, cadena
francesa, eso sí, de muebles y decoración, con muebles (por ejemplo, las famosas
estanterías) de, mejor o peor manera, llevar y montar por el propio cliente.
En resumen, que a mí ni me va ni me viene
IKEA, que me parece muy bien que haya una oferta más a disposición de los consumidores,
que en su momento pensé que una salida a los fabricantes valencianos podía ser
el convertirse en proveedores de IKEA,… pero lo que ya no sé es si, en marzo, esta
noticia es información libre e independiente, o qué…
¡Ah!
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