martes, 13 de marzo de 2012

Martes y Trece. I: Agujeros grises

Fue allí, detrás de uno de los grandes peñascos, donde Dalgliesh encontró lo que esperaba encontrar, un hábito marrón de tela fina. Había sido enrollado hasta formar un rodillo e introducido en una grieta que se abría entre dos piedras más pequeñas. (…)
El hecho de que el hábito hubiera sido abandonado, y en aquel lugar, parecía indicar que el que lo vestía había decidido huir por el acantilado en lugar de por la carretera, si no, ¿por qué no seguir utilizando el camufalje? A no ser, naturalmente, que el que lo llevara fuera mujer y una mujer que no vistiera normalmente aquella indumentaria. En ese caso, ser vista por casualidad en el promontorio poco después del incendio sería decisivo. Pero nadie, ni hombre ni mujer, querría llevarlo puesto por el camino del acantilado. Era la ruta más rápida pero más difícil, y el hábito hubiera sido una prenda peligrosa. Sin duda conservaria rastros delatores de tierra arenosa o manchas verdes de las rocas cubiertas de algas de ese difícil trayecto hacia la playa. Pero quizás eso era lo que querían hacerle creer. ¿Habrían dejado allí el hábito, como el anónimo del padre Baddeley, tan pulcra y exacatamente colocado en el preciso lugar en que esperaba encontrarlo, para que lo descubriera él? ¿Qué necesidad había de abandonarlo?

El sábado 21 de enero, La Gaceta publicaba la localización de uno de los vagones que habían sufrido los efectos de las explosiones terroristas en la estación de Téllez. Sin embargo, salvo un par o tres de noticias y declaraciones publicadas en ese mismo medio durante los días inmediantamente posteriores, el hallazgo no tuvo mayor repercusión mediática (en el Grupo Libertad Digital, en lo que aprecié, apenas le hicieron mayor caso, y desde luego, no vi que lo publicaran), ni judicial.

En cambio, algo más de un mes después, lo que se encontró no fue el vagón, sino restos del vagón en que estalló la bomba de Santa Eugenia. El hallazgo lo publicó en esta ocasión Libertad Digital, y, por el contrario, sí fue reseñado por el Grupo Intereconomía inmediatamente.

A los pocos días de darse a conocer las actuaciones, ahora sí, emprendidas por el Fiscal Genral del Estado sobre el particular, se publica por La Gaceta un extraño sucedido una semana antes en el lugar donde se encontraba el vagón de Santa Eugenia, de lo que sí se hace eco Libertad Digital.

Por desgracia, no se trata de una novela policíaca, aunque se esté pareciendo mucho estas últimas semanas. Tampoco entiendo mucho hasta dónde estos medios de comunicación son complemento agente u objeto pasivo en las frases que, da la sensación, alguien está dictando.

Espero que finalmente se aporte algo de luz, y, de momento, se conviertan en grises lo famosos ‘agujeros negros’ del 11-M, en expresión afortunada que acuñó Fernando Múgica hace casi ocho años, periodista que… ¿alguien sabe dónde para?

Créditos:
Extracto del capítulo 3 de la Quinta Parte Acto de malicia, de La torre negra, de P.D. James, según traducción de Mª José Rodellar, publicada por Ediciones B en octubre de 2011, en Edición Zeta Limitada (pp. 232-233).

3 comentarios:

  1. Bueno..., pero..., entonces... ¿tú qué crees de tanto tren últimamente encontrado?

    ¿Y de la actuación del maravilloso (para Luis Herrero sigue siéndolo, pero hay que ver cómo lo puso Federico el otro día) Torres Dulce?

    Y ya puesta a hacer preguntas: ¿sabes si ha anulado Luis Herrero la parte de tertulia política en su programa? Ayer me fastidió que no la hubiera (aunque disfruté de la info que nos dio José Luis del Corral sobre el descubrimiento de un nuevo fresco de Leonardo), hoy ya no me ha importado tanto, porque también ha estado curioso lo que han contado.

    Son preguntas retóricas, no te preocupes por la respuesta.

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  2. S.Cid: empiezo por el final. La tertulia vespertina ha pasado a ser a las seis en vez de a las cinco. al menos, ayer lo fue.
    Ya sigo en otro momento ;-)
    Un saludo.

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  3. S.Cid: Continúo por el principio.
    Lo de los trenes suena a cartas que alguien tenía guardadas y ha esperado a que el viento, en principio, sople a favor, para mostrarlas. Lo que ya no entiendo es el desprecio que hizo Libertad Digital al descubrimiento de La Gaceta, cuando, con todas las diferencias que se quiera, en un caso son restos de un vagón (es decir, clara y muy altamente manipulado), y en el otro es el vagón entero (con el beneficio de la duda, si se quiere). Y más aún cuando quien firmó la noticia fue Rodrigo Gavilán, que en su tiempo, siempre era entrevistado por el Grupo Libertad Digital (ahora, se ve que ya no toca).

    Sobre los comentarios de Federico, últimamente le noto que todo aquel que no va al ritmo que él marca (antes criticaba al PSOE, ahora marca al PP), no es de confianza, además, dando por supuesto el comportamiento que tendrá en el futuro. Y sus criterios de aplicación de la ley, me parece que tampoco se ajustan mucho a lo legislado (lo que me parece muy bien, pero entonces, primero, hay que criticar la ley, no su aplicación).

    Por lo demás, no sé si coincido en estas apreciaciones con alguien o no, pero seguro que estoy equivocado... o no.

    Un saludo... o sí.

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